Ponencia
presentada en el I Encuentro de Genealogía Gran Canaria,
celebrado
en la Real Sociedad Económica de Amigos del País
de
Gran Canaria, el 21 de noviembre de 2014.
Publicada en Ponencias del I Encuentro de Genealogía Gran Canaria, nº 1 (2015), p 115-122. Edit. RSEAPGC y Genealogías Canarias.
Depósito Legal: GC 368-2015.
Publicada en Ponencias del I Encuentro de Genealogía Gran Canaria, nº 1 (2015), p 115-122. Edit. RSEAPGC y Genealogías Canarias.
Depósito Legal: GC 368-2015.
Es
conocida como la Virgen del Pino, nombre que ha llegado a ser tan
popular en la isla de tal manera que muchas jóvenes llevan este
apelativo cristiano.
ELIZABETH
MURRAY. Recuerdos
de Gran Canaria y Tenerife
(1859).
Apareció
sobre la copa de un pino en un día de bendición para esta comarca.
Proviene de ahí su segundo nombre, que llevan muchas mujeres
canarias, y que fuera del país no tiene significado. Nuestras
innumerables Pinos testifican la extendida devoción a la patrona de
Gran Canaria
FRANCISCO
GONZÁLEZ DÍAZ. Teror
(1918).
INTRODUCCIÓN
Una
de las formas más usuales de poner de manifiesto el afecto por una
determinada
imagen o devoción, ha sido la de añadir al nombre del
vástago, el del santo o santa, advocación de María o de Jesús,
objeto de veneración. Así, apelativos como el de «de Candelaria»
o «del Cristo» en la isla de Tenerife, el de «los Reyes» en el
Hierro o de «Guadalupe» en la Gomera, se han unido desde tiempo
inmemorial al nombre de infinidad de niños y niñas. En Gran
Canaria, y particularmente en Teror, el sobrenombre «del Pino»
también llegó a popularizarse hasta cotas importantes, siendo
incontables los párvulos cristianados de esta manera, manifestando
con ello, el especial fervor que sus progenitores profesaron a su
Patrona. Conocer los orígenes de este apelativo, así como la forma
y el contexto histórico en que se produjo su mayor difusión, será
el objetivo de nuestra ponencia.
Como
ya indicó en su momento el profesor Vicente Suárez Grimón,
refiriéndose a la advocación de Ntra. Sra. del Pino de Teror,
generalmente, la historia de esta devoción se ha analizado o
considerado desde un punto de vista teleológico, es decir,
contemplando su pasado en función de lo que ha sucedido después,
dando lugar a considerar que «como la devoción y culto a la imagen
del Pino es el que es, lo lógico es pensar que siempre ha sido
así»1.
Efectivamente, los acontecimientos nos han ido mostrando lo
equivocado de esta última afirmación, pues el progresivo aumento
del culto y posterior conversión en Patrona de la Diócesis
Canariense de la imagen de la Virgen del Pino ―al igual que ha
sucedido con cualquier otra devoción o patrona insular― ha sido
fruto, en este caso, de un proceso iniciado en las primeras décadas
del siglo XVI, momento en que se gesta el relato sobre su aparición
milagrosa. Y prosigue en el siglo XVII, durante el cual la imagen
adquiere el estatus de patrona insular, hasta alcanzar mayores cotas
de popularidad y magnificencia en la decimoctava centuria.
Lo
dicho hasta el momento es de aplicación a la costumbre aún vigente
de añadir al primer nombre de los niños y niñas bautizados, o
anotados en el Registro Civil de Teror, el apelativo «del Pino»
como signo de homenaje y consideración a la Patrona de la Diócesis
de Canarias. La postura tradicional nos llevaría a concluir que se
trata de un hábito que siempre ha permanecido presente entre los
terorenses, e incluso, podríamos pensar que en otros tiempos pudo
haber estado mucho más extendido que en la actualidad. Sin embargo,
a pesar de lo popular y frecuente que resulta ―o resultaba hasta
hace poco tiempo― el empleo de este apelativo cristiano, su
existencia siglos atrás no fue, ni de lejos, lo generalizada y añeja
que cabría esperar.