JUAN MANUEL RODRIGUEZ RODRÍGUEZ
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Casa Pierres, finales del siglo XIX
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La nómina de
flamencos y neerlandeses (holandeses) establecidos en Canarias es exhaustiva y
cada día los historiógrafos de las islas añaden nuevas aportaciones en las
investigaciones que revelan su importancia en el Archipiélago (Egea Molina,
2012)1. Esta comunidad que como se ha reseñado en múltiples trabajos,
tuvieron en los espacios hispanos plena derecho como ciudadanos del Imperio a
partir de Carlos I, e indudables ventajas en su establecimiento, y que fueron
garantizadas (y exigidas como luego veremos) mientras fueran buenos
practicantes católicos en sus dominios; en cualquier caso habría que localizar
la verdadera procedencia de muchos de estos allegados que genéricamente eran
nominados como flamenco u holandés (como alguna vez se le denomina a los
Pierres), y que no hacen distinción entre valones francófonos y propiamente
flamencos dentro de las características regionales del actual reino de Bélgica,
atengámonos sobre tal cuestión a lo planteado por un historiador muy
acertadamente: … “El primer problema que se nos plantea, es cómo agruparlos,
qué se entiende por origen flamenco en la época a estudiar y cómo ellos se consideraban. Para ilustrar estas cuestiones podemos ver el caso de Nicolás
Mustelier, originario de Valenciennes, en la región valona, que pasa a dominio
francés en 1668, cuando Mustelier ya llevaba años en la isla. Entonces, ¿cómo
tenemos que considerar a Nicolás Mustelier, flamenco o francés?, parece más
razonable que el agrupamiento lo hagamos por razón de procedencia geográfica y
de relaciones familiares e intereses comerciales, donde la condición de
franco-parlantes o el dominio de varias lenguas, tendría que ser un factor
determinante a la hora de abordar los negocios que tenían una dimensión
internacional (sic.)” -añadiríamos otros
muchos apellidos de marcado fonema y grafía francesa como Arnould (Artiles?),
Dubois, Dujardin, Gesquier, Jaques, Lefevbre (Febles), Massieu, etc.- Además “…buscarán a través de las alianzas
matrimoniales escalar puestos en la sociedad tinerfeña, sin embargo, harán gala
de su condición de flamencos, recurriendo a memoriales y solicitando que se les
apliquen los privilegios otorgados a los flamencos en otras partes del reino,
seguramente insistiendo en ser extranjeros ya que en este caso resulta
beneficioso para sus intereses (sic)” (Gómez y Gómez, 2004)2; historiadores
canarios y flamencos (Everaert, 1999) 3 han vindicado a estos pioneros de nuestro
comercio que antecedieron a los franceses e ingleses que, en algunos casos, arribaron simultanea o posteriormente. Una de
estas familias procedentes de Flandes fueron los Pierres, establecidos en la
Orotava, y es sorprendente que esta
familia con recurrente iconografía heráldica en la isla de Tenerife tenga tan
escasa referencia genealógica.