Al
debutar por primera vez en este blog, lo hice con un artículo al que titulaba Morales, un eslabón majorero, el cual lo
finalizaba diciendo: “Otro de los hijos de don Juan Matheo y doña
María Eva fue, don Diego de
Cabrera Matheo, mi antepasado por esta línea, pero hablar de éste es otra
historia”. Pues, he aquí la historia.
Cuando
años atrás indagaba sobre mi ascendencia genealógica, además de “picotear” en
diversos archivos de las islas Canarias en periodos muy pausados y cortos, por
la distancia que de ellos me separaba, tuve que documentarme con artículos y
publicaciones a los que podía acceder por internet y, también, por diversos
libros, alguno de ellos, en versiones más tarde comentadas por otros escritores,
o bien ediciones revisadas por cualificados historiadores.
Ocurrió que cuando alcancé a llegar al
ascendiente que más arriba menciono, Diego
de Cabrera Matheo, mi corta experiencia me hizo pensar que me había
equivocado en las indagaciones, pues una y otra vez tuve que volver al principio
para comprobar donde estaba mi error, dado que, según se decía en los libros y
documentos a que pude tener acceso, este personaje, aunque había casado tres
veces, con ninguna de sus esposas alcanzó a tener posteridad. Sin embargo, yo
estaba aquí.
Todo era inútil; al final siempre
llegaba al mismo sitio y… vuelta a empezar.