Profesor de Hisoria e Inspector Educativo
Este escrito forma parte de la serie titulada y que comienza en
ALGUNAS CURIOSIDADES GENEALÓGICAS EN TORNO AUNA PROBADA ASCENDENCIA CANARIA DE CINCO SIGLOS (picar aquí)
Existe una gran confusión en las crónicas
acerca del gran Aymedeyacoán. Las certezas se sitúan en que este personaje
indígena era hermano del rey Bentagao de Telde y primo del rey Egonayga de
Gáldar tal y como se reconoce en la información de nobleza de Luisa de Betancor
y sus hijos. Se señala igualmente como certidumbre que tiene por hijos, con una
esposa nativa cuyo nombre desconocemos, a la hermosa Tenesoya,
a quien dedicaremos un capítulo aparte, y al guayre Autindana.
Faycán de Telde. Dibujo: Luis Arencibia |
Reconociendo que no contamos con suficiente
documentación de apoyo, nos atrevemos a dibujar un cuadro biográfico algo más
amplio de este importante personaje de la familia real indígena canaria.
Ya hemos adelantado que a la muerte de su
hermano (parece que de modorra, es decir una simple gripe que sin embargo causó
estragos entre la población indígena) Aymedeyacoán pasó de ser el faycán a ser
el guadarteme de Telde, probablemente después de desposar a su cuñada por ser
ella, la reina, quien debía legitimar su posición. Actuando como tal guadarteme
y abrumado por las penurias de su pueblo (la epidemia citada y las hambrunas
derivadas de las tácticas de tierra quemada de los invasores: destrucción de
cosechas, asalto a los silos colectivos, tala de higueras y palmas, etc.)
Aymedeyacoán se vio obligado a entablar paces con el capitán castellano Pedro
de Vera quien, en la primavera de 1481, lo envía a la península, en compañía de
seis guayres, a rendir pleitesía a los reyes que más tarde serán llamados
Católicos.
Así describo en el Canto VII del Romance
de las guayarminas (Cantos de Mestizaje, Ed. Cam-Pds) las
circunstancias del viaje que culminaron en el Pacto de Calatayud de 1481 cuya
autoría ha sido indebidamente atribuida a Tenesor Semidán, por entonces Rey de
Gáldar, coincidiendo con Rumeu de Armas en que con toda probabilidad es
Aymedeyacoán el guadarteme que comparece en dicha ciudad aragonesa.
Llegan nuevas sorprendentes
del oriente de la isla:
el Guadarteme de Telde
embarca en nave enemiga
y con su corte de guayres
cruza la estepa infinita
al concierto de las paces
con los Reyes de Castilla.
Denunciando la violencia
de las razias de conquista
libertades y franquezas
de su pueblo reivindica.
Fue Aymediacoán, el padre
de Tenesoya Vidina,
quien sella con sus iguales
tan honorable salida.
La Corte bilbilitana
a los canarios cautiva;
lo cierto es que esa embajada
nunca regresa a las islas.
Brindaremos por quien halle
la respuesta de ese enigma
en las cédulas reales
de Aragón o de Castilla;
pues creemos que en el pacto
que en Calatayud se firma
honrosos fueros canarios
dos Monarcas ratifican.
Mas antes de su proclama,
y a su regreso a la isla
la legación grancanaria
se hunde en el mar de la insidia.
El viaje a Calatayud tuvo lugar
efectivamente en mayo de 1481 y sobradas noticias del mismo nos aportan Las
Cuentas de la conquista que publicó en A.E.A. el profesor Miguel Ángel
Ladero Quesada. Para documentar dicho recorrido, ofrecemos un resumen del
epígrafe 1.3.5.7 de dicho artículo titulado Gastos ocasionados por el viaje
de Guadarteme cuando vino a prestar obediencia a los Reyes en Calatayud:
Busto de Guanarteme. Calatayud |
Se reseñan en la ida gastos de mantenimiento
durante nueve días de viaje y otras cantidades en compra de indumentaria y
armas (capuchas, borceguíes, zapatos, azagayas) para los siete viajeros.
M.A. Ladero en determinada partida transcribe
de este modo el documento: “Que gastó en el mantenimiento del dicho Guadalterme
e su compañera…”; sin embargo, Celso Martínez de Guzmán corregirá más tarde a
mi viejo profesor de la Universidad de La Laguna precisando que donde Ladero
lee “su compañera” debe leerse “su compaña”. Coincidimos con Celso, cuya
memoria honramos, pues todo el tiempo se cita en las Cuentas a un guadarteme y
a seis caballeros canarios y para nada se citan los gastos propios de una mujer
acompañante.
También se reseñan gastos en una albarda y
en forraje para las bestias que llevaban, además de ropas y mantenimiento para
algunos esclavos que el contino Miguel de Mujica enviaba como presente para los
Reyes en la misma expedición de los canarios, entre ellos una mujer en la que se
invierte cierta cantidad de maravedíes para comprarle un albanega, una especie
de cofia.
Se cita también en el viaje de ida el pago
“a un solano del dicho Michel que fue con los dichos canarios para su costa”.
Miguel Santiago piensa que el término solano puede referirse a un cargo de
confianza de Miguel de Mujica que acompaña a la legación canaria desde su
partida. Nosotros pensamos que el término puede estar referido no al cargo sino
al apellido de dicho guía.
En el viaje de vuelta se reseñan gastos de
mantenimiento para doce días y otros gastos de alojamiento en posadas y
alimentos para el camino, como bizcocho, vinagre, aceite y un cuarto de vaca.
Termina el documento reseñando el flete de un barco en que los expedicionarios
fueron llevados hasta Santa María del Puerto, se sobreentiende que desde
Sevilla.
Somos de la opinión de que el guadarteme
teldense, por orden del infame gobernador Pedro de Vera, fue apresado en el
puerto de Santa María cuando se aprestaba junto con los seis guayres del reino
a volver a su tierra en una nave y, conducido hasta Arcos, va a permanecer allí
largo tiempo en cautiverio. Nos apoyamos para hacer esta aseveración en Miguel
Santiago en su artículo tantas veces citado sobre Los viajes del Guanarteme…en
el que este autor señala que pudiera tener relación con los hechos comentados
un documento fechado en Córdoba el 5 de julio de 1483 por el que los Reyes
decretan la inmediata libertad del canario Juan de Tenri en razón de que ─dice literalmente la cédula─ “puede aver tres años poco más o menos, que
vos de vuestra voluntad os tornastes chistiano e que me venistes en estos mys
reinos, por lo qual soys horro de toda captividad; e que del dicho tiempo a
esta parte Pedro de Vera, vecino de la villa de Arcos, vos ha tenido por fuerça
por esclavo”.
Pedro de Vera. Dibujo anónimo 1956 |
Creemos que Miguel Santiago no andaba errado
y que el tal Juan de Tenri puede ser el mismo guadarteme que estuvo en la Corte
de Calatayud al frente de la delegación del reino de Telde. Presumimos que
Pedro de Vera, o alguno de sus hijos, ordenó su apresamiento antes de que
partieran de vuelta a las islas cuando son informados del pacto alcanzado en la
Corte de Calatayud por el cual, entre otros acuerdos que aún no han sido
divulgados, los canarios de paces obtuvieron la libertad de tránsito y la garantía
de no ser esclavizados. Durante tres años, precisamente hasta mediados de 1483
en que finaliza la guerra de conquista, el que fuera rey de Telde va a
permanecer encerrado en una casona que es propiedad de los Vera por no convenir
su libertad a los intereses del gobernador. Muy probablemente porque este
precisa mantener la venta de esclavos indígenas para sanear su maltrecha
hacienda debido a la duración y tropiezos de la guerra.
El tal Juan de Tenri, a su vuelta, se
integra al parecer en Gáldar en la nueva urbe colonial donde es identificado
por Rumeu de Armas como el rey Pedro que se paseaba por ella en 1501.
Disentimos en esta ocasión del ilustre historiador pues creemos que confunde a
este personaje con el autodenominado Pedro el rey que como sabemos es el
conquistador leonés Pedro de Vega, esposo en esas fechas de Catalina Hernández,
la hija de don Fernando Guadarteme que se ufana de su matrimonio con una
princesa real canaria haciéndose llamar de ese modo tan ridículo.
En nuestra opinión, Aymedeyacoán es el Juan
de Tenri que cita la cédula real ya comentada y es también, posiblemente, el
conquistador de Tenerife denominado Juan Dome a Dios que Viana cita en el canto
XI como soldado de la compañía comandada por Pedro Maninidra, compañía de la que
forman parte asimismo su hijo Autindana y su nieto Juan Dana, los primeros que
aparecen en dicha relación poética.
Doyme a Dios, el apellido que ostenta dicho
guerrero, quien como Fernando de Guadarteme debía tener por entonces, en 1496,
una edad avanzada, es la traducción del nombre indígena del mismo personaje que
unas veces aparece en los textos como Iamine Yacoán, otras como Yacocondo,
otras como Aime de Acoana y otras como Aymedeyacoán, que es como preferimos escribirlo. Juan Álvarez Delgado en su obra los Antropónimos de Canarias,
utilizando una variante más, señala: “Ameneyacoran es un teónimo indudable,
compuesto sobre una frase indígena con claro sentido conservada por Escudero
bajo la falsa grafía “Válgame Dios” que nos permite explicar el antropónimo por
“el valido de Dios”, exactamente traducido en el Juan Dome a Dios de la lista
de Viana”.
Es su hijo, el gallardo Autindana, quien
fuera, según Álvarez Delgado, guayre de Agüimes (¿Acaso eres tú Autindana?
preguntaban con sorna y orgullo los canarios cuando alguien se ufanaba
impropiamente de su valentía), fallecido en Gáldar en 1521, el que sigue la
línea manteniendo su nombre indígena y trasmitiéndolo a algunos de sus hijos,
como el ya citado Juan Dana o Dara conquistador y repoblador de Tenerife.
Una hermana del susodicho es quien continúa
la línea grancanaria que llega hasta nosotros. Su nombre es Catalina Hernández
Guadarteme (no confundirla con la hija de Tenesor) quien va a
enlazar matrimonialmente con el conquistador soriano Francisco de Cabrejas.
El historiador más preclaro para hablar de
la descendencia de Francisco de Cabrejas y su esposa la indígena canaria
Catalina Hernández es sin duda José Antonio Cebrián Latasa quien en su obra Diccionario
de conquistadores… resuelve los graves errores en que había incurrido la
genealogía tradicional al respecto de este linaje.
Cinco son los hijos de esta pareja: Diego,
Ana, Pedro, Francisca y Francisco, los tres primeros nacidos en el norte y los
dos últimos en Las Palmas. Nuestra línea sigue por
Francisca de Cabrejas quien, como documenta Cebrián Latasa, casó con el
escribano Alonso de San Clemente, hijo del salmantino Juan de San Juan
conquistador de la isla y de su esposa, que fallecieron tempranamente, quizá
con la gran epidemia de 1524, motivo por el cual Alonso asumió el apellido de
su tutor o curador, el también escribano Diego de San Clemente.
UNA DE LAS LÍNEAS DE DESCENDENCIA DE
AYMEDEYACOÁN
SOBRE LA ASCENDENCIA DE LEONOR
VILLAR DE HERRERA
A continuación el cuadro genealógico
incorpora el linaje Guzmán que provienen de Arminda Masequera del que ya hemos
hablado en el artículo anterior (pinchar aquí) y cuyo escudo heráldico, obra en relieve de
Borges Linares, se adjunta como ilustración.
Escudo heráldico Guzmán. Borges Linares. Foto del autor |
Deseamos volver, no obstante, en la base del
cuadro, (que cortamos en el siglo XVII porque su prolongación hasta nuestros
días es la misma que en el cuadro del artículo anterior), al matrimonio formado
por Pedro de Guzmán y Leonor de Villar, dado que contamos con nueva
documentación que creemos que puede interesar por su singularidad a los
lectores.
Le planteamos hace unos pocos días a Juan Ramón García
Torres, nuestro apreciado genealogista, las dudas que teníamos acerca de la
paternidad de Leonor, solicitándole ayuda documental para resolver el enigma.
Con la presteza de siempre, García Torres nos aporta la transcripción de dos
documentos vitales que ha podido localizar en el Archivo Histórico Provincial.
Son el testamento de Leonor Villar de Herrera y una carta de promesa dotal para
casarla con Pedro Benítez de Guzmán del supuesto tío de la novia, documentos
que paso a comentar en los aspectos que pueden ayudar al esclarecimiento del
caso.
Vean cómo empieza la disposición
testamentaria de Leonor dictada en Gáldar a 31 de diciembre de 1699, tan solo
mes y medio antes de su fallecimiento:
“En el nombre de Dios nuestro Señor, Amén,
sepan cuantos esta carta de testamento vieren cómo yo Doña Leonor Villar de
Herrera, vecina de esta villa de Gáldar, mujer legítima de Don Pedro de Gúzman,
hija legitima, digo, hija de la Iglesia, estando como estoy enferma del cuerpo
y sana de la voluntad…”
A punto pareció estar doña Leonor de
declarar quiénes eran sus padres verdaderos pero parece que fue reconvenida por
alguno de los testigos de modo que cambia su declaración para decir que es: “hija
de la Iglesia”.
El escribano ante el que se dicta el
testamento es
Cristóbal Suárez de Medina (Legajo 2384 Folio 372 Vto.) y los
testigos presentes son varios vecinos de la villa. Leonor no
sabe escribir, por lo que tiene que firmar en su nombre un testigo: Ventura
Villegas. Dos de las personas que están presentes y que también ejercen de
testigos son Rodrigo y Leonardo Ruiz, cuyo apellido coincide curiosamente con
el del presunto padre de Leonor. Lo cierto es que esta señora señala en su
testamento que ha tenido cinco hijos legítimos con su marido, Pedro de Guzmán,
y que todos viven en el momento en que dicta sus últimas voluntades, excepto su
hijo Gaspar Ruiz, nuestro ascendiente, fallecido en Gáldar en 1694, cinco años
antes que su madre. En el testamento hay una cláusula curiosa relacionada con
él que nos habla al parecer de una novia agraviada:
“Yten declaro que cuando trajo el pleito
Rufina de Alemán con don Gaspar Ruiz, mi hijo, para sacarlo de la cárcel y
pagar la condenación y costas que la justicia le echó y mandó dar a la dicha Rufina de
Alemán impusimos un tributo de mil reales de principal sobre todos mis bienes
que es el del señor inquisidor Lugo.”
Recordemos, enlazando con el artículo
anterior, que según el cronista de Guía, Pedro González Sosa,
el padre de la infrascrita es un sacerdote llamado Francisco Sánchez Tovar,
tal y como parece que ha podido leer en la partida de matrimonio de Leonor. La
transcripción que hicimos de dicha partida solo habla de “padres no conocidos”.
¿De dónde saca pues el cronista dicho dato? ¿Quizá de la partida original, no
de la copia que hoy podemos consultar? Aunque así fuese, seguiríamos planteando
fundadas reservas a dicha asignación de paternidad.
El bachiller Francisco Sánchez Tovar
es efectivamente un sacerdote que ejerce a finales del siglo XVII y a
principios del XVIII en la Iglesia de Santiago Apóstol de Gáldar, fechas sobre
las que viene a fallecer nuestra protagonista siendo este sacerdote,
precisamente, quien registra tal evento en el libro de sepultura:
Iglesia de Santiago Apostol de Gáldar, libro
2 - Folio 72 vto. Año 1700. "En la Villa de Gáldar en 19 de febrero de
1700 años murió Doña Leonor de Herrera muger de D. Pedro Gusman otorgo su
testamento ante Xptoval Suares de Medina escribano destas villas debajo de cuia
disposission murió; enterrose en la parroquia en sepultura de la iglesia; dijo
el padre fray Alonso Yanes oficio cantado de cuerpo presente por la dicha con
misa, vigilia y responso y lo firmamos. Bachiller Francisco Sanches de Tobar
Fray Alonso Yanes".
Quizá por aquí pueda venir la confusión pues
nosotros estimamos que el que ejerce de Vicario en Gáldar en la fecha en que
debió nacer doña Leonor (no aparece su partida de nacimiento pero presumimos
que nació en torno al año 20) es el mismo que oficia en 1648 su matrimonio, es
decir, creemos a pie juntillas que el padre de Leonor de Villar es el
Licenciado Gaspar Ruiz de Villar y no el Bachiller Francisco Sánchez Tovar
quien debía ser un niño cuando ella nació pues hemos comprobado que firma la
partida de defunción de su hijo Gaspar en 1694 y también la de Leonor en 1700.
La dote que a continuación comentamos
creemos que termina de resolver las dudas. Así empieza el documento:
“En el nombre de Dios todopoderoso sepan
cuantos esta carta de promesa dotal vieren cómo yo el Licenciado Gaspar Ruiz
Villar, Vicario y beneficiado de la parroquial de Santiago de esta Villa de
Gáldar, racionero de la
Iglesia Catedral de Arequipa en Indias de Su Majestad, otorgo
y conozco por esta presenta carta…que haya de casar y case en haz de la Santa Madre Iglesia
Don Pedro Benítez de Guzmán… con doña Leonor Villar de Herrera, mi sobrina, y
para ayuda de las cargas de matrimonio y que sea su dote y caudal conocido les
prometo y mando 600 ducados de a once reales cada uno en las cosas siguientes:
Unas casas bajas que yo tengo en la Ciudad
de Canaria que van del pilar de Triana al convento de san Francisco…y lo demás,
en cumplimiento de los dichos 600 ducados, en oro y perlas y plata labrada,
vestidos y ajuar de casa…todo lo cual me obligo de entregarle luego que se haya
celebrado el dicho matrimonio con la dicha mi sobrina.
Parece que no fue suficiente lo antedicho
para las expectativas del novio y su familia en este declarado matrimonio de
conveniencia por lo que el Licenciado se ve impelido después de un receso a
ampliar la oferta:
“Además de los 600 ducados le prometo y
mando para dicha dote unas casas altas principales que yo tengo por mi vivienda
en la villa de Gáldar, con el sitio que le pertenece, que linda por una parte
con la ermita de Santa Lucía y por otra con la calle que dicen de San Pedro y
por detrás, casas de Francisco
Saavedra, y por delante la plaza de detrás de la Iglesia del
Señor Santiago,… las cuales casas he de gozar los días de mi vida… a las cuales
señalo el precio de 300 ducados. Así mismo me obligo a que dentro de un año,
primero siguiente de haber contraído matrimonio entre los susodichos, a darle
una esclava o 100 ducados para el dicho efecto”
Un punto y aparte en el documento parece
querer señalar que hay un nuevo receso en la negociación y nuevas demandas de
la familia del novio que no terminan de quedar contentos con lo ofertado por lo
que Gaspar Ruiz de Villar se verá obligado a hacer un nuevo añadido:
“En el cual año les he de dar casa en esta
villa o en la mía si quieren asistir a ella y sustentarles la comida ordinaria,
médico y botica si se ofreciere…que esta partida se la señalo por aumento de la
dicha dote en 100 ducados, (con lo) que estas tres partidas, con la de 600
ducados precedente, importan 1100 ducados”
Por fin, y no sin mediar alguna promesa de
aumento de la dote por parte del Licenciado que al presente no puede satisfacer
por estar “impedido su caudal”, y ya sin más saltos de párrafo, el novio se
aviene a aceptar la carta dotal en la villa de Gáldar a 26 de mayo de 1648 ante
el escribano público y de cabildo Joan Báez Golfos en presencia de varios
testigos entre ellos Roque Merino Riberol, quien firma la aceptación de la dote
a ruego de don Pedro Benítez de Guzmán porque este dijo no saber.
Después de tan arduas negociaciones el
matrimonio se va a celebrar tan solo siete días después de sellado el pacto
cuando el pretendiente aún no ha cumplido los 20 años. Las prisas parece que se
imponen no sabemos si con motivo de un embarazo anticipado (no hemos encontrado
la partida de nacimiento de su hijo Gaspar para comprobarlo) o de las ansias
recaudatorias de la familia Guzmán. Presumimos que la desposada (como
ya adelantamos) era de una edad superior a la de su contrayente pues fallece,
habiendo tenido tan solo cinco hijos, antes que su marido, pues es a este a
quien nombra como albacea en su testamento.
Después de estas pesquisas a nosotros no nos
cabe duda alguna acerca de quién fue el padre de doña Leonor, dejando para otro
momento las averiguaciones sobre quién pudo ser su madre aunque, desde ya,
estamos interesados por saber si el Licenciado Gaspar Ruiz de Villar convivía con
alguna aya en su morada como tan frecuentemente se daba entre los clérigos de
aquellos tiempos. En nuestro drago de familia ya hemos podido documentar hasta
tres ascendientes que son hijos de un obispo, un canónigo y ahora un
beneficiado, pero este podría ser, más adelante, un buen centro de interés para
otro artículo de estas Curiosidades Genealógicas.