lunes, 4 de marzo de 2013

ANCESTROS SEMIDÁN: AYMEDEYACOÁN, FAYCÁN Y GUADARTEME DE TELDE

FANEQUE HERNÁNDEZ BAUTISTA
Profesor de Hisoria e Inspector Educativo

Este escrito forma parte de la serie titulada y que comienza en
ALGUNAS CURIOSIDADES GENEALÓGICAS EN TORNO AUNA PROBADA ASCENDENCIA CANARIA DE CINCO SIGLOS (picar aquí) 

Existe una gran confusión en las crónicas acerca del gran Aymedeyacoán. Las certezas se sitúan en que este personaje indígena era hermano del rey Bentagao de Telde y primo del rey Egonayga de Gáldar tal y como se reconoce en la información de nobleza de Luisa de Betancor y sus hijos. Se señala igualmente como certidumbre que tiene por hijos, con una esposa nativa cuyo nombre desconocemos, a la hermosa Tenesoya, a quien dedicaremos un capítulo aparte, y al guayre Autindana.
Faycán de Telde. Dibujo: Luis Arencibia
Reconociendo que no contamos con suficiente documentación de apoyo, nos atrevemos a dibujar un cuadro biográfico algo más amplio de este importante personaje de la familia real indígena canaria.
Ya hemos adelantado que a la muerte de su hermano (parece que de modorra, es decir una simple gripe que sin embargo causó estragos entre la población indígena) Aymedeyacoán pasó de ser el faycán a ser el guadarteme de Telde, probablemente después de desposar a su cuñada por ser ella, la reina, quien debía legitimar su posición. Actuando como tal guadarteme y abrumado por las penurias de su pueblo (la epidemia citada y las hambrunas derivadas de las tácticas de tierra quemada de los invasores: destrucción de cosechas, asalto a los silos colectivos, tala de higueras y palmas, etc.) Aymedeyacoán se vio obligado a entablar paces con el capitán castellano Pedro de Vera quien, en la primavera de 1481, lo envía a la península, en compañía de seis guayres, a rendir pleitesía a los reyes que más tarde serán llamados Católicos.

Así describo en el Canto VII del Romance de las guayarminas (Cantos de Mestizaje, Ed. Cam-Pds) las circunstancias del viaje que culminaron en el Pacto de Calatayud de 1481 cuya autoría ha sido indebidamente atribuida a Tenesor Semidán, por entonces Rey de Gáldar, coincidiendo con Rumeu de Armas en que con toda probabilidad es Aymedeyacoán el guadarteme que comparece en dicha ciudad aragonesa.

Llegan nuevas sorprendentes

del oriente de la isla:

el Guadarteme de Telde

embarca en nave enemiga

y con su corte de guayres

cruza la estepa infinita

al concierto de las paces

con los Reyes de Castilla.

Denunciando la violencia

de las razias de conquista

libertades y franquezas

de su pueblo reivindica.

Fue Aymediacoán, el padre

de Tenesoya Vidina,

quien sella con sus iguales

tan honorable salida.

La Corte bilbilitana

a los canarios cautiva;

lo cierto es que esa embajada

nunca regresa a las islas.

Brindaremos por quien halle

la respuesta de ese enigma

en las cédulas reales

de Aragón o de Castilla;

pues creemos que en el pacto

que en Calatayud se firma

honrosos fueros canarios

dos Monarcas ratifican.

Mas antes de su proclama,

y a su regreso a la isla

la legación grancanaria

se hunde en el mar de la insidia.

El viaje a Calatayud tuvo lugar efectivamente en mayo de 1481 y sobradas noticias del mismo nos aportan Las Cuentas de la conquista que publicó en A.E.A. el profesor Miguel Ángel Ladero Quesada. Para documentar dicho recorrido, ofrecemos un resumen del epígrafe 1.3.5.7 de dicho artículo titulado Gastos ocasionados por el viaje de Guadarteme cuando vino a prestar obediencia a los Reyes en Calatayud:
Busto de Guanarteme. Calatayud
Se reseñan en la ida gastos de mantenimiento durante nueve días de viaje y otras cantidades en compra de indumentaria y armas (capuchas, borceguíes, zapatos, azagayas) para los siete viajeros.
M.A. Ladero en determinada partida transcribe de este modo el documento: “Que gastó en el mantenimiento del dicho Guadalterme e su compañera…”; sin embargo, Celso Martínez de Guzmán corregirá más tarde a mi viejo profesor de la Universidad de La Laguna precisando que donde Ladero lee “su compañera” debe leerse “su compaña”. Coincidimos con Celso, cuya memoria honramos, pues todo el tiempo se cita en las Cuentas a un guadarteme y a seis caballeros canarios y para nada se citan los gastos propios de una mujer acompañante.
También se reseñan gastos en una albarda y en forraje para las bestias que llevaban, además de ropas y mantenimiento para algunos esclavos que el contino Miguel de Mujica enviaba como presente para los Reyes en la misma expedición de los canarios, entre ellos una mujer en la que se invierte cierta cantidad de maravedíes para comprarle un albanega, una especie de cofia.
Se cita también en el viaje de ida el pago “a un solano del dicho Michel que fue con los dichos canarios para su costa”. Miguel Santiago piensa que el término solano puede referirse a un cargo de confianza de Miguel de Mujica que acompaña a la legación canaria desde su partida. Nosotros pensamos que el término puede estar referido no al cargo sino al apellido de dicho guía.
En el viaje de vuelta se reseñan gastos de mantenimiento para doce días y otros gastos de alojamiento en posadas y alimentos para el camino, como bizcocho, vinagre, aceite y un cuarto de vaca. Termina el documento reseñando el flete de un barco en que los expedicionarios fueron llevados hasta Santa María del Puerto, se sobreentiende que desde Sevilla.
Somos de la opinión de que el guadarteme teldense, por orden del infame gobernador Pedro de Vera, fue apresado en el puerto de Santa María cuando se aprestaba junto con los seis guayres del reino a volver a su tierra en una nave y, conducido hasta Arcos, va a permanecer allí largo tiempo en cautiverio. Nos apoyamos para hacer esta aseveración en Miguel Santiago en su artículo tantas veces citado sobre Los viajes del Guanarteme…en el que este autor señala que pudiera tener relación con los hechos comentados un documento fechado en Córdoba el 5 de julio de 1483 por el que los Reyes decretan la inmediata libertad del canario Juan de Tenri en razón de que dice literalmente la cédulapuede aver tres años poco más o menos, que vos de vuestra voluntad os tornastes chistiano e que me venistes en estos mys reinos, por lo qual soys horro de toda captividad; e que del dicho tiempo a esta parte Pedro de Vera, vecino de la villa de Arcos, vos ha tenido por fuerça por esclavo”.
Pedro de Vera. Dibujo anónimo 1956
Creemos que Miguel Santiago no andaba errado y que el tal Juan de Tenri puede ser el mismo guadarteme que estuvo en la Corte de Calatayud al frente de la delegación del reino de Telde. Presumimos que Pedro de Vera, o alguno de sus hijos, ordenó su apresamiento antes de que partieran de vuelta a las islas cuando son informados del pacto alcanzado en la Corte de Calatayud por el cual, entre otros acuerdos que aún no han sido divulgados, los canarios de paces obtuvieron la libertad de tránsito y la garantía de no ser esclavizados. Durante tres años, precisamente hasta mediados de 1483 en que finaliza la guerra de conquista, el que fuera rey de Telde va a permanecer encerrado en una casona que es propiedad de los Vera por no convenir su libertad a los intereses del gobernador. Muy probablemente porque este precisa mantener la venta de esclavos indígenas para sanear su maltrecha hacienda debido a la duración y tropiezos de la guerra.
El tal Juan de Tenri, a su vuelta, se integra al parecer en Gáldar en la nueva urbe colonial donde es identificado por Rumeu de Armas como el rey Pedro que se paseaba por ella en 1501. Disentimos en esta ocasión del ilustre historiador pues creemos que confunde a este personaje con el autodenominado Pedro el rey que como sabemos es el conquistador leonés Pedro de Vega, esposo en esas fechas de Catalina Hernández, la hija de don Fernando Guadarteme que se ufana de su matrimonio con una princesa real canaria haciéndose llamar de ese modo tan ridículo.
En nuestra opinión, Aymedeyacoán es el Juan de Tenri que cita la cédula real ya comentada y es también, posiblemente, el conquistador de Tenerife denominado Juan Dome a Dios que Viana cita en el canto XI como soldado de la compañía comandada por Pedro Maninidra, compañía de la que forman parte asimismo su hijo Autindana y su nieto Juan Dana, los primeros que aparecen en dicha relación poética.
Doyme a Dios, el apellido que ostenta dicho guerrero, quien como Fernando de Guadarteme debía tener por entonces, en 1496, una edad avanzada, es la traducción del nombre indígena del mismo personaje que unas veces aparece en los textos como Iamine Yacoán, otras como Yacocondo, otras como Aime de Acoana y otras como Aymedeyacoán, que es como preferimos escribirlo. Juan Álvarez Delgado en su obra los Antropónimos de Canarias, utilizando una variante más, señala: “Ameneyacoran es un teónimo indudable, compuesto sobre una frase indígena con claro sentido conservada por Escudero bajo la falsa grafía “Válgame Dios” que nos permite explicar el antropónimo por “el valido de Dios”, exactamente traducido en el Juan Dome a Dios de la lista de Viana”.
Es su hijo, el gallardo Autindana, quien fuera, según Álvarez Delgado, guayre de Agüimes (¿Acaso eres tú Autindana? preguntaban con sorna y orgullo los canarios cuando alguien se ufanaba impropiamente de su valentía), fallecido en Gáldar en 1521, el que sigue la línea manteniendo su nombre indígena y trasmitiéndolo a algunos de sus hijos, como el ya citado Juan Dana o Dara conquistador y repoblador de Tenerife.
Una hermana del susodicho es quien continúa la línea grancanaria que llega hasta nosotros. Su nombre es Catalina Hernández Guadarteme (no confundirla con la hija de Tenesor) quien va a enlazar matrimonialmente con el conquistador soriano Francisco de Cabrejas.
El historiador más preclaro para hablar de la descendencia de Francisco de Cabrejas y su esposa la indígena canaria Catalina Hernández es sin duda José Antonio Cebrián Latasa quien en su obra Diccionario de conquistadores… resuelve los graves errores en que había incurrido la genealogía tradicional al respecto de este linaje.
Cinco son los hijos de esta pareja: Diego, Ana, Pedro, Francisca y Francisco, los tres primeros nacidos en el norte y los dos últimos en Las Palmas. Nuestra línea sigue por Francisca de Cabrejas quien, como documenta Cebrián Latasa, casó con el escribano Alonso de San Clemente, hijo del salmantino Juan de San Juan conquistador de la isla y de su esposa, que fallecieron tempranamente, quizá con la gran epidemia de 1524, motivo por el cual Alonso asumió el apellido de su tutor o curador, el también escribano Diego de San Clemente.

UNA DE LAS LÍNEAS DE DESCENDENCIA DE AYMEDEYACOÁN



SOBRE LA ASCENDENCIA DE LEONOR VILLAR DE HERRERA
A continuación el cuadro genealógico incorpora el linaje Guzmán que provienen de Arminda Masequera del que ya hemos hablado en el artículo anterior (pinchar aquí) y cuyo escudo heráldico, obra en relieve de Borges Linares, se adjunta como ilustración.
Escudo heráldico Guzmán. Borges Linares. Foto del autor
Deseamos volver, no obstante, en la base del cuadro, (que cortamos en el siglo XVII porque su prolongación hasta nuestros días es la misma que en el cuadro del artículo anterior), al matrimonio formado por Pedro de Guzmán y Leonor de Villar, dado que contamos con nueva documentación que creemos que puede interesar por su singularidad a los lectores.
Le planteamos hace unos pocos días a Juan Ramón García Torres, nuestro apreciado genealogista, las dudas que teníamos acerca de la paternidad de Leonor, solicitándole ayuda documental para resolver el enigma. Con la presteza de siempre, García Torres nos aporta la transcripción de dos documentos vitales que ha podido localizar en el Archivo Histórico Provincial. Son el testamento de Leonor Villar de Herrera y una carta de promesa dotal para casarla con Pedro Benítez de Guzmán del supuesto tío de la novia, documentos que paso a comentar en los aspectos que pueden ayudar al esclarecimiento del caso.
Vean cómo empieza la disposición testamentaria de Leonor dictada en Gáldar a 31 de diciembre de 1699, tan solo mes y medio antes de su fallecimiento:
“En el nombre de Dios nuestro Señor, Amén, sepan cuantos esta carta de testamento vieren cómo yo Doña Leonor Villar de Herrera, vecina de esta villa de Gáldar, mujer legítima de Don Pedro de Gúzman, hija legitima, digo, hija de la Iglesia, estando como estoy enferma del cuerpo y sana de la voluntad…”
A punto pareció estar doña Leonor de declarar quiénes eran sus padres verdaderos pero parece que fue reconvenida por alguno de los testigos de modo que cambia su declaración para decir que es: “hija de la Iglesia”.
El escribano ante el que se dicta el testamento es Cristóbal Suárez de Medina (Legajo 2384 Folio 372 Vto.) y los testigos presentes son varios vecinos de la villa. Leonor no sabe escribir, por lo que tiene que firmar en su nombre un testigo: Ventura Villegas. Dos de las personas que están presentes y que también ejercen de testigos son Rodrigo y Leonardo Ruiz, cuyo apellido coincide curiosamente con el del presunto padre de Leonor. Lo cierto es que esta señora señala en su testamento que ha tenido cinco hijos legítimos con su marido, Pedro de Guzmán, y que todos viven en el momento en que dicta sus últimas voluntades, excepto su hijo Gaspar Ruiz, nuestro ascendiente, fallecido en Gáldar en 1694, cinco años antes que su madre. En el testamento hay una cláusula curiosa relacionada con él que nos habla al parecer de una novia agraviada:
“Yten declaro que cuando trajo el pleito Rufina de Alemán con don Gaspar Ruiz, mi hijo, para sacarlo de la cárcel y pagar la condenación y costas que la justicia le echó y mandó dar a la dicha Rufina de Alemán impusimos un tributo de mil reales de principal sobre todos mis bienes que es el del señor inquisidor Lugo.”
Recordemos, enlazando con el artículo anterior, que según el cronista de Guía, Pedro González Sosa, el padre de la infrascrita es un sacerdote llamado Francisco Sánchez Tovar, tal y como parece que ha podido leer en la partida de matrimonio de Leonor. La transcripción que hicimos de dicha partida solo habla de “padres no conocidos”. ¿De dónde saca pues el cronista dicho dato? ¿Quizá de la partida original, no de la copia que hoy podemos consultar? Aunque así fuese, seguiríamos planteando fundadas reservas a dicha asignación de paternidad.
El bachiller Francisco Sánchez Tovar es efectivamente un sacerdote que ejerce a finales del siglo XVII y a principios del XVIII en la Iglesia de Santiago Apóstol de Gáldar, fechas sobre las que viene a fallecer nuestra protagonista siendo este sacerdote, precisamente, quien registra tal evento en el libro de sepultura:
Iglesia de Santiago Apostol de Gáldar, libro 2 - Folio 72 vto. Año 1700. "En la Villa de Gáldar en 19 de febrero de 1700 años murió Doña Leonor de Herrera muger de D. Pedro Gusman otorgo su testamento ante Xptoval Suares de Medina escribano destas villas debajo de cuia disposission murió; enterrose en la parroquia en sepultura de la iglesia; dijo el padre fray Alonso Yanes oficio cantado de cuerpo presente por la dicha con misa, vigilia y responso y lo firmamos. Bachiller Francisco Sanches de Tobar Fray Alonso Yanes".
Quizá por aquí pueda venir la confusión pues nosotros estimamos que el que ejerce de Vicario en Gáldar en la fecha en que debió nacer doña Leonor (no aparece su partida de nacimiento pero presumimos que nació en torno al año 20) es el mismo que oficia en 1648 su matrimonio, es decir, creemos a pie juntillas que el padre de Leonor de Villar es el Licenciado Gaspar Ruiz de Villar y no el Bachiller Francisco Sánchez Tovar quien debía ser un niño cuando ella nació pues hemos comprobado que firma la partida de defunción de su hijo Gaspar en 1694 y también la de Leonor en 1700.
La dote que a continuación comentamos creemos que termina de resolver las dudas. Así empieza el documento:
“En el nombre de Dios todopoderoso sepan cuantos esta carta de promesa dotal vieren cómo yo el Licenciado Gaspar Ruiz Villar, Vicario y beneficiado de la parroquial de Santiago de esta Villa de Gáldar, racionero de la Iglesia Catedral de Arequipa en Indias de Su Majestad, otorgo y conozco por esta presenta carta…que haya de casar y case en haz de la Santa Madre Iglesia Don Pedro Benítez de Guzmán… con doña Leonor Villar de Herrera, mi sobrina, y para ayuda de las cargas de matrimonio y que sea su dote y caudal conocido les prometo y mando 600 ducados de a once reales cada uno en las cosas siguientes:
Unas casas bajas que yo tengo en la Ciudad de Canaria que van del pilar de Triana al convento de san Francisco…y lo demás, en cumplimiento de los dichos 600 ducados, en oro y perlas y plata labrada, vestidos y ajuar de casa…todo lo cual me obligo de entregarle luego que se haya celebrado el dicho matrimonio con la dicha mi sobrina.
Parece que no fue suficiente lo antedicho para las expectativas del novio y su familia en este declarado matrimonio de conveniencia por lo que el Licenciado se ve impelido después de un receso a ampliar la oferta:
Además de los 600 ducados le prometo y mando para dicha dote unas casas altas principales que yo tengo por mi vivienda en la villa de Gáldar, con el sitio que le pertenece, que linda por una parte con la ermita de Santa Lucía y por otra con la calle que dicen de San Pedro y por detrás, casas de Francisco Saavedra, y por delante la plaza de detrás de la Iglesia del Señor Santiago,… las cuales casas he de gozar los días de mi vida… a las cuales señalo el precio de 300 ducados. Así mismo me obligo a que dentro de un año, primero siguiente de haber contraído matrimonio entre los susodichos, a darle una esclava o 100 ducados para el dicho efecto
Un punto y aparte en el documento parece querer señalar que hay un nuevo receso en la negociación y nuevas demandas de la familia del novio que no terminan de quedar contentos con lo ofertado por lo que Gaspar Ruiz de Villar se verá obligado a hacer un nuevo añadido:
“En el cual año les he de dar casa en esta villa o en la mía si quieren asistir a ella y sustentarles la comida ordinaria, médico y botica si se ofreciere…que esta partida se la señalo por aumento de la dicha dote en 100 ducados, (con lo) que estas tres partidas, con la de 600 ducados precedente, importan 1100 ducados”
Por fin, y no sin mediar alguna promesa de aumento de la dote por parte del Licenciado que al presente no puede satisfacer por estar “impedido su caudal”, y ya sin más saltos de párrafo, el novio se aviene a aceptar la carta dotal en la villa de Gáldar a 26 de mayo de 1648 ante el escribano público y de cabildo Joan Báez Golfos en presencia de varios testigos entre ellos Roque Merino Riberol, quien firma la aceptación de la dote a ruego de don Pedro Benítez de Guzmán porque este dijo no saber.
Después de tan arduas negociaciones el matrimonio se va a celebrar tan solo siete días después de sellado el pacto cuando el pretendiente aún no ha cumplido los 20 años. Las prisas parece que se imponen no sabemos si con motivo de un embarazo anticipado (no hemos encontrado la partida de nacimiento de su hijo Gaspar para comprobarlo) o de las ansias recaudatorias de la familia Guzmán. Presumimos que la desposada (como ya adelantamos) era de una edad superior a la de su contrayente pues fallece, habiendo tenido tan solo cinco hijos, antes que su marido, pues es a este a quien nombra como albacea en su testamento.
Después de estas pesquisas a nosotros no nos cabe duda alguna acerca de quién fue el padre de doña Leonor, dejando para otro momento las averiguaciones sobre quién pudo ser su madre aunque, desde ya, estamos interesados por saber si el Licenciado Gaspar Ruiz de Villar convivía con alguna aya en su morada como tan frecuentemente se daba entre los clérigos de aquellos tiempos. En nuestro drago de familia ya hemos podido documentar hasta tres ascendientes que son hijos de un obispo, un canónigo y ahora un beneficiado, pero este podría ser, más adelante, un buen centro de interés para otro artículo de estas Curiosidades Genealógicas.