JUAN RAMÓN GARCÍA TORRES
A.
EL TESTAMENTO DE CATALINA MICHEL
Yo el infrascrito escribano
público de esta villa y lugares de sus distritos certifico y hago fe a los
Señores y demás que la presente vieren como según parece ante Alonso de San
Clemente escribano, uno de mis antecesores, en el día siete de octubre del año
pasado de 1524 Cathalina Michel natural de esta Ysla de Canaria otorgó su
testamento abierto y por una de sus cláusulas declara y manda que su cuerpo
fuere sepultado en la Iglesia del Señor Santiago de Gáldar en la sepultura que
la otorgante y Juan Benítez su primero marido tenían a los pies de San
Cristoval en el medio poyo que estaba junto a la capilla de Mación de Betancor;
y por otra cláusula establece por sus albaceas testamentarios a Francisco de
Mayorga, su segundo marido, y a Juana Benítez y Luisa Benítez, sus hijas
legítimas, y del dicho Juan Benítez, su primero marido. Como todo más
largamente consta y parece del citado testamento que queda en mi oficio al
folio quinientos sesenta y uno del protocolo de testamentos antiguos número
trece a que me remito; y de pedimento del capitán don Agustín de Pineda en
virtud de mandato judicial doy el presente que firmo en esta Villa de Guía a nueve
de septiembre de 1784
Pedro Tomás Ariñez Escribano
Público
La
información de nobleza del capitán de granaderos don Agustín de Pineda de fines
del siglo XVIII sigue dando sus frutos. De los papeles de dicho expediente, que
nos aporta Juan Ramón
García Torres, ya pudimos rescatar en el artículo anterior, Ascendencia indígena y normanda: Tenesoya y los Betancor de Canarias, un extracto
del testamento de doña Luisa de Betancor (la guayarmina Tenesso).
Ahora nuestro benefactor recaba y obtiene por mandato judicial el testamento de
otro de sus vernáculos ancestros, Catalina Michel, quien ruega en sus últimas
voluntades que sus restos sean sepultados en la Iglesia del Señor Santiago
junto a la Capilla de Santa Ana que es propiedad de Maciot de Betancor.
Catalina
Michel muere al año siguiente de haber testado, en 1525, como consta en el
libro primero de sepulturas de Gáldar:
“Ytem
dieron los albaceas de Cathalina Michel sincuenta maravedís por la abertura de
la sepultura en que fue enterrada”
Dedujimos
por ello, inicialmente, que debía ser una mujer de edad cuando falleció, es
decir, que habría nacido antes de la conquista de la isla. En el testamento se
puede leer literalmente que Catalina es “natural de esta isla de Canaria” y que
está casada en segundas nupcias, lo que parece confirmar dicha hipótesis, si
bien es verdad que el año 24 es el año de la epidemia de peste que asuela la
isla causando una gran mortandad. Por este motivo pensamos que Catalina Michel
pudo haber fallecido no en su vejez sino en su edad madura como consecuencia de
dicha epidemia. El hecho de contar con tan solo dos hijas en el momento en que
dicta sus últimas voluntades parece que avala esta idea, por lo que se podría
conjeturar que nació a fines del siglo anterior. Recordemos al respecto que
Catalina Hernández Guadarteme, nacida en Córdoba en 1482, que muere en Agüimes
en 1526 a
los 43 años, también herida de la peste, tenía siete hijos e hijas vivos cuando
otorga poder a Blas
Rodríguez, su tercer marido, para dictar su testamento.
Acerca
de Francisco Mayorga, el segundo marido de Catalina Michel, hemos de decir,
siguiendo a Cebrián Latasa, que es el primogénito del matrimonio formado por
Juan de Mayorga, quien fuera primer Alcalde mayor de la Villa Real de Las
Palmas y Juana Bolaños, padrinos de bautismo, junto a Rodrigo de Vera, de la reina-niña Catalina
Guadarteme (Arminda Masequera).
Acerca
de su primer marido, Juan Benítez, quien centra la atención genealógica de este
artículo, hemos encontrado algunas referencias en documentos de la época. Son noticias
que, sorprendentemente, lo relacionan con el más que probable padre de Catalina
Michel de quien hereda su apellido, Michel de Gran Canaria. Ambos personajes
son de indudable filiación indígena como así se acredita en el texto siguiente obtenido
del artículo publicado en AEA nº 23 de 1977, firmado por Celso Martín de Guzmán:
B.
EL DESLINDE DE GUAYEDRA (1512)
“Yo Lope de Sossa Gobernador é
Justicia mayor de esta Isla de la Gran Canaria por la Reyna nuestra Señora fago
saber a voz Michel de Gran Canaria é Salbador Canario, é Juan Benito
naturales de esta Isla é vecinos de Aguaete que ante mi pareció Miguel de
Trexo vecino de esta Isla é presentó una carta de reformación por la cual
parece que el Gobernador Pedro de Vera fue dado á Fernando de Gáldar, Guadateme
que fue de esta Ysla, el Valle de Guajayeda con su termino redondo é asimismo
parece por la dicha reformación que por el Licenciado Zarate reformador que fue
de estas Islas que fueron señalados ciertos limites por moxones del dicho Valle
segun más largo por la dicha reformación parece; é agora el dicho Miguel de
Trexo dijo que el dicho Valle le pertenecía como yerno del dicho Fernando de
Gáldar é que le han entrado é entran en el dicho Valle algunas personas vecinos
de esta isla a locomer con sus ganados sin su licencia é mandado é que ha
dexado é deja de los penar é defender la entrada de dicho Valle por lo no tener
amoxonado pidiéndome que le fuese amoxonado el dicho Valle por donde tenía sus
límites, é se llamaba Guajayeda é por vista dicha reformación é titulo que de
ella tiene le mandé dar é di este mandamiento por el cual voz mando á voz los
susodichos que vais al dicho Valle de Guajayeda é lo señaleis é amojoneis é
deslindeis conforme á lo cual hagais por ante Alonso de Herrera Escribano
público de la Villa de Gáldar para que lo asiente é lo de en Pública forma á el
dicho Miguel de Trexo para guarda de su derecho, é facer lo susodicho bien é
fielmente habiendo respecto é consideración á que de vosotros recebí juramento
en forma de derecho que bien y fielmente lo hariades por que el dicho Miguel de
Trexo voz pagara é yo mandare que voz sea pagado vuestro justo é debido salario
que por ello debais haber, fecha en la Villa de Gáldar á veinte é ocho de
Septiembre de mil é quinientos doce años = Lope de Sossa = Juan de Ariñez.
Valle de Guayedra, Agaete |
Como
han podido leer, se encomienda la labor de señalar los mojones del deslinde de
Guayedra a tres naturales de las islas: Michel de Gran Canaria, Salvador canario
y Juan Benito, vecinos de Agaete. La orden del gobernador permite que Miguel de
Trejo se apropie en exclusiva del feudo de su suegro don Fernando Guadarteme en
el que hasta entonces había permitido que pastaran con sus ganados algunas
personas “vecinas de esta isla” en referencia probablemente a sus deudos
políticos de la familia real Semidán. Entre los litigantes estuvo al parecer
Alonso de Córdoba,
más conocido por Adargoma. Lo
cierto es que en aquellas fechas aún vivía su cuñada, Catalina Hernández,
casada con su segundo marido Adán de Acedo el mozo quien debía disponer de una
situación económica ventajosa, como así está documentado, puesto que no litiga
por la propiedad de aquellas tierras. Será más tarde, en los años 20, cuando
Catalina, estando necesitada, casada ahora con Blas Rodríguez, aspira a
posesionarse de la parte que le corresponde de la herencia de su padre, lo cual
va a ser obstaculizado por las artimañas judiciales de Miguel de Trejo que
culminaron en la
Información Guadartémica.
-Convenido
el salario de los amojonadores y en presencia de dos testigos Sebastián de
Carvajal, indubitado familiar de Miguel de Trejo, y Pedro Domínguez,
probable familiar de su esposa Margarita, se procederá tan solo un mes después
del auto citado, el 11 de octubre de 1512, a amojonar y deslindar el término de Guayedra,
“estando presentes los dichos Michel e Juan Benitez e Salbador”.
En dos ocasiones en el texto transcrito se
emplea el apellido Benito para uno
de los tres naturales que colaboran en el deslinde, pero en esta ocasión se
transcribe dicho apellido como Benítez por lo que creemos que podemos estar
ante el primer marido de Catalina Michel que es, a la vez, el yerno de Michel
de Gran Canaria.
Restos del poblado indígena en Guayedra |
-Como
curiosidad filológica los citados amojonadores indican al escribano público que
los acompaña, Alonso de Herrera, al tiempo que erigen o realzan los mojones,
los nombres en lengua canaria de determinados lugares por los que pasan, además
de referirse con el término de Guajayeda al conjunto. Así, comienzan el
recorrido poniendo un mojón en un lomo que tiene por nombre Antigafo (actual
Roque de las Nieves); otro en un lomo que sale hacia Tamadaba; otro en un
albarrada; otro junto a unas cuevas grandes de ganado; otro encima de un peña
gorda donde está un lentisco nacido; otro junto a unos caserones antiguos de canarios
y una cueva grande; más adelante, otro en un lomo “que se llama Magaderre, que
es nombre de los de Gran Canaria, que va a dar en un camino que va a Tatirma
que ha nombre en lengua de los Canarios Etaxanicavidagua que en lengua
castellana es País del Palo, según los dichos amojonadores dijeron…”.
-De
los topónimos guanches señalados, destacamos dos que no han llegado a nuestros
días: Magaderre y Etajanic abidagua. Con respecto al segundo, del que consta la
traducción, nos preguntamos si, subdividido de este modo, puede ser el topónimo
buscado y no hallado hasta el momento que identifica al lugar de Bentidagua que
da nombre a la familia
Sánchez de Bentidagua, uno de cuyos miembros llegó a ser
alcalde de Agaete en este mismo siglo XVI. En ese caso tendríamos
definitivamente que retractarnos de nuestra creencia del origen indígena gomero
o lanzaroteño de dichos personajes para confirmar enteramente sus raíces
vernáculas grancanarias.
C)
EL APELLIDO BENÍTEZ Y EL CURIOSO NOMBRE DE MICHEL
Concluimos
pues esta digresión filológica con la idea de que el apellido Benítez en esta
isla es muy probablemente de filiación indígena. El marido de Catalina Michel,
Juan Benito o Benítez, debió ser así bautizado en honor de alguno de los
conquistadores que habría ejercido de padrino suyo en un bautismo forzado por
las circunstancias, como le ocurrió a la mayor parte de la población indígena
de la isla, que de la noche a la mañana, tras la ceremonia colectiva celebrada
en Gáldar por el Obispo Juan de Frías, se vio obligada a utilizar un nombre y
apellido extraños. Esta es la forma en que en la obra de Marín de Cubas de
describe dicha ceremonia:
“A
primero de mayo (de 1483) jueves se cantó en Galdar en la cassa canaria onde se
decía misa en hazimiento de gracias el Te Deum Laudamus por el Obispo Juan de
frías, a quien luego invio Pedro de Vera el aviso, y allanada la fuerza de los
rebeldes ia montados canarios pasó a Galdar y hizo que volvieran a pobrar el
lugar como de antes vivio Fernando Guadharteme con su mujer e hijos…”.
La
Lacunense es algo más explícita en aquello que centra nuestro interés:
“y
en hacimiento de gracias otro día siguiente se celebro una fiesta y missa con
la mayor solemnidad y devoción que se pudo y luego fueron todos los canarios
baptizados y fueron christianos y los principales conquistadores fueron sus
padrinos…”.
Al
respecto de quiénes pudieron ser los padrinos cristianos de los amojonadores,
tenemos constancia de que un tal Juan Benítez forma parte de la nómina de
conquistadores de la isla que Manuel Lobo incluye en su reciente publicación: La Conquista de Gran Canaria, Ed. Cabido de Gran Canaria, 2012. En dicho listado aparece asimismo un conquistador con el curioso
nombre familiar de Michelico, que quizá pueda explicar el que se impuso al
padre de Catalina. Del tal Michelico, nos dice Cebrián Latasa, que fue
conquistador de Gran Canaria de los enrolados por Mujica y que aparece en
Córdoba en 1484 en una relación de acreedores de salarios por sus servicios
como espingardero, por lo que deducimos que no se estableció en la isla pues
prefirió soldada a repartimiento (cobró la cantidad de 2385 maravedíes y tres
fanegas y media de trigo). Debió salir a toda prisa de Gran Canaria consciente
de haber sido uno de los pocos supervivientes de la matanza de Ajódar. Si seguimos
a La Lacunense ambos conquistadores, Juan Benítez y Michelico tuvieron que ser
de los principales para poder apadrinar a los nobles indígenas.
No
nos parece coherente, sin embargo, que un simple peón espingardero y al parecer
muy joven, dado su apelativo, haya sido el padrino de este notorio personaje
indígena cuyos descendientes se relacionarán matrimonialmente más adelante,
como veremos, con lo más granado de la Ciudad de las guayarminas incluyendo a
los Rojas, Guzmán y Quintana. Por estas razones creemos que el nombre de Michel
de Gran Canaria debió serle impuesto en honor de Michel de Moxica (Miguel de
Mujica) el contino del rey y temerario capitán que falleció en el hospital de
Gáldar, a donde fue llevado agonizante a principios de 1483, después de que en
el asalto al Ajódar una piedra rodante de molino impactara sobre su cuerpo.
En
relación con los Benítez hay que citar asimismo que en la compañía de a caballo
formada por hombres de las islas que conquista Tenerife capitaneada por Gonzalo
del Castillo, aparecen, según el Poema de Viana, dos personajes con tal
apellido, Pedro Benítez y Juan Benítez, al parecer relacionados familiarmente
entre sí y también con el Adelantado Alonso Fernández de Lugo por lo que
gozaron de algunos privilegios, siendo ambos de los primeros regidores de
aquella isla.
De
Pedro Benítez nos dice Fernández de Bethencourt que era hijo del jerezano Juan
Benítez Pereyra y de doña Inés de Lugo, la hermana del Adelantado, y que casó
con su prima, Ana de Lugo. Hijo de este matrimonio fue, entre otros, Juan
Benítez Pereyra quien, en su testamento, dictado en la Orotava en 1545, señala
que fue casado y tuvo descendencia.
De
Juan Benítez, que es el mismo que antes citamos como conquistador de Gran
Canaria, nos dice María Rosa Alonso, en distintas notas de su Estudio del Poema
de Viana, lo siguiente: figura entre la gente de armas y a caballo en la lista
de Espinosa; Núñez afirma que fue pariente de don Alonso Fdez. de Lugo,
alguacil y regidor de la isla; casado en Cádiz con doña María de las Cuevas,
murió en La Orotava por el año 1520.
Uno
de los testigos del Juicio de Residencia del Adelantado, de apellido Alcaraz,
de quien sabemos que compartió calamidades con su señor en el fuerte de Agaete,
nos dice que Juan Benítez “no ha traído a su mujer y ha ido y venido de
Castilla algunas veces”. El propio Juan Benítez en dicho juicio declara que en
el desbarato de los guanches (la matanza de Acentejo) fue muy herido “e quedó
muerto dos días entre los otros muertos”, es decir, que fingió estar muerto
para poder de ese modo salvar su vida.
Todos
estos datos tan minuciosamente obtenidos y organizados por María Rosa Alonso
nos permiten confirmar que los Benítez de Tenerife tienen ascendencia
castellana, mientras que los Benítez de Gran Canaria, planteamos nosotros,
provienen del matrimonio formado por los indígenas canarios Juan Benítez y
Catalina Míchel y sus hijas, Luisa y Juana Benítez.
Una
partida de bautismo en el libro primero de Gáldar datada en 1509 viene sin
embargo a complicarnos las cosas, lo cual nos resulta un acicate:
“Sabado
nueve días de marzo de quinientos nueve años bateó Francisco de Mayorga, una
gija legitima de Catalina, su mujer, por nombre Juana, fueron sus padrinos
Francisco del Castyllo e Maria de Betancor”
Si
la esposa de Mayorga de la que se habla en esta partida fuese nuestra Catalina
Míchel, su primer marido, Juan Benítez, no podría haber sido el citado
amojonador de Guayedra puesto que habría fallecido algunos años antes. Resulta
también enigmático que la madrina de bautizo de la niña sea la esposa del
regidor Jerónimo de Pineda. Podemos pensar de todo esto que una lectura
incorrecta del testamento pudo dar lugar a confusiones o más sencillamente que
la Catalina aquí reseñada no se corresponde con Catalina Michel sino con una
esposa anterior de Francisco de Mayorga. Catalina fue sin duda un nombre de
éxito en la Gáldar colonial por lo que mantenemos consistentemente nuestro
planteamiento inicial.
D. LA DESCENDENCIA DE CATALINA
MICHEL
De
Luisa Benítez, por quien sigue la línea,
conservamos gracias también a los delirios de grandeza de don Agustín de Pineda
un extracto de su testamento realizado por un escribano del siglo XVIII que nos
da cumplida noticia de su descendencia:
Yo el escribano público de
estas villas y lugares certifico y hago fe a los que la presente vieren como en
un Protocolo de Testamentos Antiguos compuestos de diversos legajos …que se
halla en mi oficio con el numero trece al folio quatrocientos ochenta y tres da
principio un testamento abierto según parece otorgado por Luisa Benítez, vecina
de la Villa de Gáldar su fecha en el día quatro de septiembre del año pasado de
mil quinientas sinquenta y quatro y por una de sus clausulas deja y nombra por
su legitimo y universal heredero en todo el remaniente de sus bienes a Juan
Benites su hijo legitimo y de su primero marido, Cristóbal Sánchez; Como todo
más largamente consta y parece del citado documento a que me remito y de
pedimento del capitán don Agustín de Pineda en virtud de mandamiento judicial
doy el presente que firmo en esta Villa de Guía a 9 de septiembre de 1784.
Pedro Tomás Ariñez, Escribano Público
El
padre de este Juan Benítez 2 y primer marido de Luisa es, según nos señala el
testamento, Cristóbal Sánchez. Identificar a este personaje es tarea difícil
pero no imposible. Sus descendientes llevan, junto al apellido Benítez, el de
Rojas por lo que puede señalarse a este personaje galdense como un descendiente
de los Rojas, conquistadores de Gran Canaria y también de Tenerife según
Cairasco y Viana. Ambos literatos emplean el término en plural; por ejemplo,
Viana nos dice cuando enumera a los últimos caballeros de la compañía de
Gonzalo del Castillo: “los Castros, Salazares, Pimenteles, los Rojas,
Bobadillas y Loaysas”. Por esta razón nosotros interpretamos que pueden ser
varios los componentes de la
familia Rojas que participaron en los hechos de guerra de la
toma de ambas islas.
En
Gran Canaria tenemos noticias de un conquistador llamado Diego de Rojas que
aparece citado en varios documentos. El escribano Alonso de San Clemente
registra en 1523 este protocolo: “Pedro de Jaén, vecino de Gáldar, vende una
esclava negra, llamada Juana, a Diego de Rojas”.
Al
parecer, según la genealogía tradicional, este Diego de Rojas es natural de
Sevilla y allí habría casado con Isabel Fernández. Un hijo de ambos, Alonso
Gutiérrez de Rojas, nacido en 1476 en dicha ciudad andaluza, será quien case en
Gáldar con Luisa de Guzmán y Guadarteme, la hija de Arminda Masequera. Fruto de
dicho matrimonio fue Diego Ramiro de Guzmán y Rojas, nacido en Gáldar en 1520,
una de cuyas nietas, Isabel de Guzmán y Jáimez de Sotomayor casaría en 1620 con
Juan Benítez de Quintana, nieto a su vez de Cristóbal Sánchez de Rojas, el
primer marido de Luisa Benítez Michel.
Toda
este bucle nos permite confirmar la estrecha relación familiar entre Rojas y
Guzmanes que, entre otras personas, confluirá tiempo después en Cecilia de
Guzmán y Rojas, bisabuela paterna de don Agustín de Pineda y Betancurt el
personaje que encarga y paga la Información de nobleza y limpieza de sangre que
nos ha permitido rescatar documentos perdidos como los referidos testamentos de
Catalina Michel y de su hija Luisa.
Efectivamente,
como puede verse en el anexo final en el que hemos transcrito las preguntas de
dicha información, el padre del proponente es Diego de Pineda, los abuelos
paternos son Miguel
Alfonso y Úrsula de Pineda y los ascendientes de esta Úrsula
son otro Diego de Pineda y la
citada Cecilia de Guzmán y Rojas, hija a su vez de Francisco
de Pineda y de Magdalena de Guzmán y Rojas, quien creemos que puede ser hermana
o sobrina de Diego Ramiro, el nieto de Arminda.
Volviendo
ahora al primer Diego de Rojas, con el que iniciamos la saga canaria de este
apellido, hemos de decir que en 1526 este personaje, que debía tener por
entonces una edad avanzada, es uno de los firmantes del pleito contra los
vecinos de Guía que quieren emanciparse de Gáldar. Obviamente, no puede
aparecer en dicho listado Cristóbal Sánchez de Rojas
puesto que falleció antes que su esposa y ella fallece como ya señalamos en
1525 (Sí forma parte del mismo el segundo marido Francisco de Mayorga).
Cristóbal podría ser, no obstante, por las fechas y lazos familiares, es solo
una conjetura, un hijo de Diego de Rojas habido con una mujer canaria de
apellido Sánchez, es decir, un hermanastro de Alonso Gutiérrez de Rojas, el
yerno de Arminda.
Su
hijo, Juan Benítez de Rojas, por quien prosigue
el linaje estudiado, casa en 1571 con Inés de Quintana, hija de Gonzalo de
Quintana y Catalina de Cabrera, nieta por tanto de Juan de Soria y María González, por
línea paterna, y de Blas
Martín de Zurita y Mencía de Cabrera Bethencourt, por línea
materna. Así consta en la carta de dote cuyo extracto les mostramos:
Yo
el infrascrito escribano público de esta villa … certifico y hago fe …como
según parece ante Diego Flores de San Juan escribano, uno de mis antecesores,
en el día primero de septiembre del año pasado de mil quinientos setenta y uno,
Gonzalo de Quintana, vecino de la villa de Gáldar, en atención que para
servicio de Dios Nuestro señor, estaba aventando casamiento para hacerse y
celebrarse según Orden de la Santa Madre Yglesia entre Juan Benítez de la
propia vecindad e Inés de Quintana hija legítima del dicho Gonzalo y de
Cathalina de Cabrera su legitima mujer; por tanto otorgo escritura de dote a
favor de la referida su hija y para ayuda de sustentar las cargas de dicho
matrimonio mandándole diferentes bienes raíces.
Conocemos
como hijos de este ilustre matrimonio, gracias a los “papeles” de Agustín de
Pineda, a Ignacia de Quintana, casada con un Jerónimo de Pineda, y también a Juan Benítez de Rojas y Quintana nacido en Gáldar en
1592 por quien sigue la
línea. Este Juan Benítez 3 es el mismo que casa, como ya
habíamos adelantado, con Isabel de Guzmán, descendiente de Arminda en cuarta
generación (tataranieta como decimos los canarios).
A
propósito de esta relación, y como curiosidad, reseñamos que en La relación
genealógica de Fray Juan Suárez de Quintana escrita en el siglo XVIII,
cuya transcripción comentada publicara en 2006 el cronista de Guía, Pedro González Sosa,
se resalta por parte del fraile el interés de estos personajes con una curiosa
nota al margen:
“Ascendientes
de mi primo el Coronel Don Christóval Benítez: de Goayathen Semidan, canario,
quedo una niña que llamaron Mastegena siendo gentil y después cathólica Doña
Cathalina que casó con el conquistador Fernando de Guzmán, natural de Toledo…”.
El
casamiento de Juan Benítez 3 e Isabel de Guzmán tuvo lugar en Gáldar en 1620.
En la lectura de la partida correspondiente no debemos pasar por alto la nómina
de ilustres deudos que ejercen de testigos:
Partida
de Matrimonio Iglesia de Santiago Apóstol de Gáldar, Libro 1 - Folio 13 Vto -
Año 1620, "En diez y ocho de Noviembre de seiscientos y veinte casse
infacie eclesie a Juan Benites y a Doña Ysabel de Guzman, fueron testigos
Antonio de Roxas y Ramiro de Guzman y Gonzalo de Quintana y Alonso de Medina y
lo firme”. El Licenciado Francisco Roldan.
De
dicho matrimonio tenemos constancia de que tuvo al menos cuatro hijos: Antonio
de Rojas, casado con Isabel de Quintana Valderrama, Juan Carlos de Guzmán,
casado con Isabel Báez de Mendaña; Inés de Quintana, casada con Juan Antonio de
Riverol; y Pedro Benítez de Guzmán, casado con
Leonor Villar de Herrera, por quien sigue la línea.
De
Leonor Villar de Herrera, la esposa de Pedro Benítez, a quien ya hemos dedicado
algunas acotaciones en anteriores capítulos debido a su clerical ascendencia,
conservamos su testamento, dictado en Gáldar en 1699, gracias al cual tenemos
certezas de los hijos habidos en dicho matrimonio: María de Guzmán, casada con
Melchor de Quintana; Gaspar Ruiz, por quien sigue la línea; Juan Benítez de
Quintana; María Rojas, casada con el alférez Juan de Quintana Alemán; y Diego
de Guzmán.
Gaspar Ruiz, fallecido
tempranamente en 1694, había casado en 1688 con la joven María José
Domínguez, descendiente en aproximadamente cinco generaciones de Hernán
Domínguez y Bastiana Mayor, hija de doña Catalina Hernández Guadarteme. Nicolás Ruiz de Guzmán, hijo de Gaspar y Mª José,
proseguirá el linaje tras su matrimonio en 1711 con Inés de Saavedra.
E. BIFURCACIÓN GENEALÓGICA
A
partir de aquí se abren dos líneas que conducirán, muchas generaciones después,
hasta mi hijo Aitami Hernández
Santana que es en esta ocasión la base de la escala
genealógica por la que hemos descendido desde el 1500 hasta nuestros días.
Si
seguimos la línea que abre Francisco de Guzmán Saavedra, hijo de Nicolás Ruiz
de Guzmán e Inés de Saavedra (peldaño VIII) llegaremos hasta Aitami a través de
la ascendencia de su padre, Faneque Hernández, el autor de estas líneas, cuya
añorada madre, Pura Bautista, descendiente de Catalina de Guzmán y de Catalina
Michel había nacido en Gáldar en 1932. A su muerte, en 2008, le compuse este
sentido epitafio:
Descansa
serena, Pura.
es
cálida sepultura.
Siente
el rumor de las olas
que
se acercan y te arrullan:
es
el amor que convocas,
cubriendo
con blanca espuma
la
línea azul de la costa.
Y
si es fragor lo que escuchas,
el
mar batiendo en las rocas,
no
creas que es amargura
de
los tuyos que te lloran,
sino
fraterna conjura
de
tus hijos que te invocan
para
decirte en la tumba:
“Fue
tu mano laboriosa
la
que hilvanó las hechuras
de
siete bellas personas
que
te deben su fortuna”.
Si
seguimos la línea de María José de Guzmán Saavedra,
que es la representada en el cuadro genealógico inicial, llegaremos igualmente
hasta Aitami a través de la ascendencia de su madre, Carmen Mª Santana, cuya
bisabuela, Mª José Pérez, había nacido también en Gáldar, la ciudad de las
guayarminas, allá por 1883.
Es
decir, que los padres de Aitami Hdez somos primos en décima generación lo cual
no es nada sorprendente pues hemos comprobado en nuestros respectivos linajes,
tanto paternos como maternos, que este hecho se repite con frecuencia en más o
menos generaciones, y que asimismo estos parentescos son frecuente en la
generalidad de la población insular dada la endogamia de siglos, solo rota por
la arribada masiva de nuevos pobladores durante el siglo XVI y a finales del siglo
XX.
Para
culminar el trabajo, en honor de Aitami, por quien tengo paternal adoración,
les recito los versos de su retrato pictórico en clave surrealista:
Construyendo
tu verdad
las
fuerzas del subconsciente
te
llevan contracorriente
sin
temor del qué dirán.
Oníricas
enseñanzas
que
describen tu carácter
con
maestra pincelada:
De
Dalí, la evanescencia
de
los tiempos fugitivos,
de
un reloj que, derretido,
glorifica
tu paciencia.
Óscar
Domínguez genera
ondas
electro-sexuales
que
te hacen vulnerable
a
los cantos de sirena.
De
Chagall es el trasunto
de
unos gallos volanderos
que
describen por los cielos
trayectorias
de futuro.
Como
las locomotoras
de
Magritte o de Ismael
atraviesas
la pared
antes
que variar derrota.
Daliniano
ingeniero
de
la electro-medicina,
eres
la imagen altiva
del
triunfo de los Sueños.
ANEXO:
LAS SEIS PREGUNTAS DE LA INFORMACIÓN DE NOBLEZA
Canaria,
Agosto veinte y siete de mil setecientos ochenta y tres
Don
Agustín de Pineda y Betancurt Capitán de Granaderos y vecino de la Villa de
Gáldar ante Vuesa Merced en la mejor forma que haya lugar de derecho y sin
perjuicio de poder usar qual quiera otro que me competa Digo que para que en lo
sucesivo se mantenga en mi casa y no obscurezca el antiguo blasón y fuero de la
nobleza e hidalguía que han conservado mis antecesores presento se me reciva la
competente certificación de perpetuam rei memoriam por el tenor de los
Capitulos siguientes:
Primeramente
como es cierto y verdad que yo soy hijo legitimo de legitimo matrimonio del
teniente Capitán Don Diego de Pineda Alfonso y Betancurt y de Gabriela Grimón
Naturales y vecinos de dicha Villa quienes en la propia conformidad lo fueron
el uno de Don Miguel
Alfonso y Doña Ursula de Pineda naturales de esta Ciudad y la
otra de Don Sebastián Grimon de Herrera y Doña Melchora Ramos vecinos de dicha
Villa declarando con toda individualidad si lo saben los testigos por
conocimiento propio vista y oídas a sus mayores.
Ytem:
que los referidos Don Miguel
Alfonso y Doña Ursula de Pineda mis abuelos paternos fueron
asimismo hijos legitimos de legitimo y carnal matrimonio, el Don Miguel de Don
Fernando Muñoz y doña Michaela de León, naturales y vecinos de dicha Ciudad, y la Doña Ursula de Don
Diego de Pineda y Doña Cecilia de Roxas, vecinos de la citada Villa de
Gáldar; digan por qué lo saben o remítanse para mayor claridad a los documentos
que haya en este particular.
Ytem:
como asimismo es verdad que los mencionados Don Sebastián Grimón de Herrera y
Doña Melchora Ramos mis avuelos maternos fueron igualmente hijos legitimos de
legitimo matrimonio, el uno de Don Diego Grimón y Doña Gabriela de Herrera, y
la otra de Bartholomé Martín y de Felipa García vecinos de dicha Villa;
remítanse a los documentos que haya sobre el particular o declaren si lo saben
por propio conocimiento o de oídas a sus mayores.
Ytem:
digan como es verdad sin cosa en contrario que el dicho Don Diego de Pineda mi
visavuelo paterno fue hijo legitimo de legitimo matrimonio de Don Ángel de
Betancurt y de doña María de Herrera y Tapia la que en la propia conformidad lo
fue del Capitán Simón Gonzales Cansines y de Catalina de Balderrama y Tapia en
quienes se halló radicado el fuero de la nobleza e hidalguía como descendiente
legitimo que era el Simón de Albar Sánchez de Mexía, caballero hijo dalgo
notorio que le ganó en contraditorio Juicio contra los Pecheros de Salvatierra
por carta de executoria despachada por el rey Don Juan su fecha en la ciudad de
Palencia a treinta de Marzo del año de 1423 en la cual siempre han sido amparados
sus descendientes legitimos por la Real Justicia de esta Ysla; digan la razón por
que lo saben o remítanse a la Executoria y Documentos que lo acrediten.
Ytem:
Declaren del mismo modo que la dicha Doña Cecilia de Roxas mi visavuela paterna,
mujer legitima del citado don Diego de Pineda, fue hija legitima de legitimo
matrimonio de Doña Magdalena de Guzmán y de Don Francisco de Pineda quien en la
propia conformidad lo fue de Doña Ursula de Pineda y de Don Bartholomé Suarez
Carreño Titular y calificado del Santo Oficio de la Ynquisición de esas yslas
en que también se halló refundido el fuero de la nobleza e hidalguía como
descendiente legitimo de Alonso Suárez Carreño y de Isabel Martín su
legitima mujer, caballero notorio e hijo dalgo de casas y solares conocidos en
que han sido amparados y tenidos por la Real Justicia sin
cosa en contrario, digan si lo saben por pública voz oída a sus mayores o
remítanse a los documentos que haya sobre ello.
Ytem
como todos los antedichos y demás mis ascendientes siempre han estado y están
en la reputación de limpios de toda mala nota y rasa de moros y judíos, mulatos
y de los nuevamente convertidos a la religión católica, penitensiados por el
santo Oficio de la Ynquisicion ni por otro tribunal ni Justicia alguna como asi
mismo que no han cometido crimen ni delito alguno de lesa Magestad Divina o
humana ni exercido oficios de vileza ni otros actos que a sus descendientes les
sirva de obstáculo para dejar de obtener qualquier empleo de honor y distinción
en la republica; antes por el contrario siempre han gozado y están gozando de
los honores y preeminencias de los Caballeros hijos dalgo notorios empleados en
todo tiempo en los empleos de mayor carácter y distinción de esta Ysla por
hallarse entroncados con las primeras personas della y Titulares y calificados
por el Santo Tribunal de la
Ynquisicion. Y por tanto
A
Vuesa Merced pido y suplico se sirva mandar que con citación del Sindico
Personero general de esta Ysla se me reciva dicha Información por el tenor de
los capítulos insertos dando por ello Comicion a la persona del agrado de Vuesa
Merced y evacuada se me entregue original para usar de mi Derecho de la manera
y forma que mayormente mas me convenga en justicia que le pido y juro.
Otrosí
digo que en mi poder se hallan varios papeles antiguos que se han conservado en
mi casa en que consta la nobleza e hidalguia del referido Alonso Suarez Carreño
por tanto asi mismo suplico que por el escribano de aquellas villas se sirva
mandárseme den los testimonios y certificación que les pidiere; autorizados en
publica forma y manera que hagan fe en que reciviré mandato en justicia ut
supra.
Otrosi
Digo que del mismo modo necesito sacar algunos testimonios y certificación del
oficio publico de dichas Villas en razón de dicha Justificación Suplico a Vuesa
Merced se sirva que por dicho Escribano se me dé de la forma que se los pidiere
que así es justicia que pido ut supra.
Agustín
Antonio de Pineda Betancurt Pedro Domingo Báez