Ponencia
presentada en el V Encuentro de Genealogía Gran Canaria,
organizado
por Genealogías Canarias, celebrado en la Real Sociedad Económica de
Amigos del País de Gran Canaria, el 14 de noviembre de 2018.
Le pregunté a la librera si conocía
su procedencia. Lo
único que pudo decirme es que había venido en una caja anónima junto a
otros libros. Tras examinarlo descubrí que lo que tenía ante mí era un viejo copiador de
cartas que se desahacía con solo
mirarlo. Lo abrí con mucho cuidado y la que en
otro tiempo había sido una preciosa caligrafía, se había tornado con el paso de
los años en un grueso trazo aparentemente ilegible, debido a la oxidación de la
tinta. Aún así
pude leer algunas palabras sueltas, fechas, y una firma, la de un hombre
llamado Roque Hidalgo. Un completo desconocido para mí en ese momento. No voy a
contarles cuánto pedían
por el cuaderno, pero el precio era desorbitado y lo dejé donde estaba.
Hace años, curioseando en los estantes de una de esas librerías
donde terminan los libros que ya nadie quiere, encontré un antiguo cuaderno
manuscrito que presentaba la siguiente anotación en la cubierta:
“Islas. Empezó en Febrero 16 1888.
Terminó en Abril de 1890”.
Roque Hidalgo López |
Paso el tiempo, y unos meses después volví a aquella
librería. Mientras echaba un vistazo a la sección de libros antiguos, recordé aquel cuaderno
manuscrito y decidí buscarlo en los estantes. Apareció debajo de una montaña de
revistas viejas y libretas escolares, más deshecho que antes, debido
seguramente a la cantidad de manos que lo habrían manipulado sin cuidado alguno
durante todo ese tiempo. Pasé un rato ojeándolo y me pregunté si valía cada céntimo de lo que pedían. Sin duda era
un interesantísimo documento, ¿pero
cuánta información podía recuperarse? Recuerdo que me acerqué a la librera y le
hice una oferta razonable. En un principio se negó, pero la convencí alegando
que estaba muy deteriorado y que si seguían pasando manos por él acabarían de
destrozarlo y entonces ya nadie lo querría. Salí de la librería con la
cartera vacía y el cuaderno bajo el brazo. Acababa de rescatar, sin saberlo, un
pedazo de historia, escrita de puño y letra por uno de
los comerciantes más importantes de Las Palmas en la segunda mitad del siglo
XIX.
El cuaderno estaba en muy mal estado. Recuerdo
que de camino a casa me senté en un banco y lo abrí, con tan mala suerte que se
levantó una ráfaga de viento y vi como volaban algunos pedazos. Intrigado por
saber qué decían aquellas cartas y quién era el que las firmaba, decidí fotografiar
las 500 hojas del cuaderno para poder trabajar con ellas en la pantalla de un
ordenador, y guardar el delicado original en un caja de archivo. Con el
original digitalizado dediqué meses a su transcripción, consiguiendo desvelar
el contenido de más de 400 cartas. Cuando terminé de transcribir comencé a
buscar al comerciante en archivos y hemerotecas. A continuación,
el fruto de mi investigación. Acompañaremos a Roque
Hidalgo de la cuna hasta la tumba.
D. Roque
Hidalgo López nace en Las Palmas
el 26 de diciembre de 1851. Su madre se llama Catalina S. López Morales, y su
padre Juan Antonio Hidalgo Rodriguez. Ambos proceden de Agüimes y fijan su
domicilio en el número 18 de la calle de San Roque, luego Granados, hoy Ramón y
Cajal. En junio de ese año, cuando Catalina cuenta con apenas tres meses de
embarazo, se declara la epidema de cólera morbo que causará miles de muertos.
Catalina y Juan Antonio escapan al contagio y el niño nace sano y salvo. Es
bautizado el 1 de enero de 1852 en la parroquia matriz de
San Agustín. Le llaman Roque en honor del Santo porque nace muy cerca de una
ermita erigida en honor del santo peregrino.
Ermita de San Roque.FEDAC. Autor: Ulises Parada |
En 1852, cuando Roque tiene poco más
de un año, es promulgada la Ley de Puertos Francos de Canarias por el ministro
Juan Bravo Murillo. Esta Ley se componía de un conjunto de medidas económicas
que supuso la liberalización de la entrada y salida de mercancías del archipiélago
canario, provocando un enorme crecimiento de la economía de las islas. El
puerto aprovechará su situación como punto de escala obligada en la navegación
de barcos europeos hacia las colonias africanas y hacia los mercados latinoamericanos,
generándose al amparo del puerto numerosos negocios y actividades económicas
que dan lugar a la formación de grandes fortunas. Su padre, Juan Antonio
Hidalgo, es uno de los que aprovechará estas circunstancias para montar una
tienda de ultramarinos en la calle de Remedios núm. 2, esquina con San Pedro.
En 1862, Roque tiene 10 años y ya no
corretea entre la mercancía de la tienda de su padre. Lleva toda su vida viéndolo
despachar tras el mostrador, y ahora le ayuda por las tardes después del
colegio, haciendo recados y atiendiendo a la clientela. Es un niño espabilado y
aprende rápidamente los entresijos del negocio familiar, mientras observa a su
padre anotar asientos en los libros de contabilidad.
Pasan los años, y en 1868 España entra
en guerra con Cuba. El 15 de julio de 1873, Roque es llamado para el servicio
militar. Sus padres están preocupados. Saben que si su hijo es enviado a la
guerra no volverá, o volverá lisiado. La tienda de ultramarinos no ha dejado de
dar beneficios y gozan de una buena posición económica. Juan Antonio está dispuesto
a hacer lo que sea para que su hijo no vaya a la guerra. Si es necesario pagará
los 6.000 reales que por aquel entonces solucionaban el problema.
Su expediente militar se conserva en
el Archivo Histórico Provincial Joaquín Blanco. Roque Hidalgo alega padecer
fuertes jaquecas que le producen vómitos. Asegura que le impiden estar mucho
tiempo a la intemperie y le obligan a guardar cama con mucha frecuencia, por lo
que no puede dedicarse a ninguna clase de ocupación ni oficio. El cura de la
Parroquia de San Agustín, Juan Guerra Herrera, da fe de ello. Varios testigos
firman que Roque padece este mal desde pequeño. El doctor Pedro Suárez Pestana
lo certifica, y añade que su enfermedad no está sujeta a ningún tratamiento,
considerando el mal incurable a la espera de que la edad modifique la
intensidad y frecuencia de los ataques. El 4 de diciembre de ese año es
excluido.
El censo de 1874 revela que sigue
soltero, continúa viviendo con sus padres y trabaja de depentiente. Llama la
atención que un año antes se evadiera el servicio militar alegando que por su
enfermedad no valía para ningún trabajo. Es probable que trabajara en el almacén
de Francisco Bethencourt López, situado en el número 70 de la calle Triana.
Bethencourt fue uno de los mayores impulsores del comercio en la segunda mitad
del siglo XIX. Sus tiendas de Teror y de Las Palmas fueron una auténtica
escuela por donde pasaron algunos de los que luego fueron importantes
comerciantes.
En algún momento entre 1874 y 1877
pasa de ser un simple dependiente a ejercer la profesión de comerciante. Su
padre abre un nuevo negocio en la calle Triana y Roque se queda con la tienda
de ultramarinos de la calle Remedios. Ya forma parte de la burguesía local, y
comienza a comportarse como tal haciendo donativos para distintas causas. Uno
de 15,50 rvn para la continuación del camino de Firgas hasta las aguas
medicinales de Azuaje. Otro de 15 rvn para le reforma de la plaza del teatro.El 22 de marzo de 1877 casa con Juana
Navarro Correa. Él tiene 25 años y ella 22. La ceremonia se celebra en la parroquia matriz de San Agustin, en el barrio de Vegueta. Les casa el párroco Juan Guerra Herrera, el mismo que
dio fe de su enfermedad cuando lo llamaron para el servicio militar. Juana y
Roque comienzan a vivir en una elegante casa de tres plantas situada en el número
15 de la calle Castillo. La casa hace esquina con el callejón Bedmar, y sus
estancias son amplias y luminosas. En 1878 nace su primogénito, y se llama
Juan. El segundo vendrá al año siguiente, y se llamará como su padre: Roque. En
este año de 1879 se crea el Círculo Mercantil y Roque formará parte de él.
También se inaugura El Museo Canario, y Roque se hace socio. Comienza la década
de 1880 y la tienda de ultramarinos va viento en popa. Roque decide ampliar
horizontes y a principios de 1881 viaja a Cuba a hacer contactos. Regresa el 17
de abril de ese mismo año en el vapor correo español Antonio López, que parte
de la Habana rumbo a La Coruña y Santander, con escala en Gran Canaria. Al año siguiente,
en mayo de 1882, nace su tercer hijo. Es una niña y se llama Dolores. El 7 de
septiembre, El Comercio. Diario de noticias comercial y
marítimo publica una lista de “Establecimientos públicos de Las
Palmas”. La tienda de Roque figura en ella como tienda de “granos y comestibles”,
en Remedios, 2. El fruto de su viaje a Cuba lo vemos reflejado el 14 de
septiembre en el manifiesto de carga del vapor Alfonso XII. Roque Hidalgo carga
para la Habana 123 sacos de frijoles y 18 barriles de almendras. El mismo día
recibe por la fragata Trinita un cargamento de azúcar y aguardiente.
El
26 de Febrero de 1883 se coloca la primera piedra del Puerto de Refugio de La
Luz. Un acontecimiento muy importante para el futuro de la isla de Gran
Canaria, y para celebrarlo la casa contratista celebra un acto de gran
solemnidad.Están invitados todas las autoridades, cuerpo consular, presidentes
de las corporaciones y sociedades, prensa periódica, y muchas más
personas distinguidas. Durante la mañana, multitud de coches de caballos han
ido llegando al al edificio construido por el Comercio para Lazareto de
observación. En Santa Catalina, en el lugar donde se iniciaron los trabajos,
multitud de banderas ondean. Unas sobre una elegante caseta de madera levantada
por la empresa constructora. Otras, sobre los lugares donde se emplazarían
los cimientos del muelle transversal y los raíles
de los vagones que habran de servir para transportar el material.Bajo estas
banderas es donde se celebrará la ceremonia de inauguración. Todos los
invitados se agrupan junto a la carretera y en la playa. El Excmo. Sr. Obispo
D. José Pozuelo
y Herrero, rodeado de varios
eclesiásticos y de todos los invitados, se colocó junto
a los obreros en actitud de dar comienzo a la obra. En aquel momento el Obispo,
visiblemente emocionado, dirige a los presentes un emocionante discurso que
causa una gran impresión entre todos los presentes. El fotógrafo
Luis Ojeda Pérez
es
el encargado de inmortalizar el momento. Entre los asistentes se encuentra
nuestro comerciante. Lo encontramos a la derecha en la magnífica fotografía que
disparó Ojeda, luciendo bombín y un generoso bigote. En este momento tiene 31 años,
y pertenece a la Junta de Comercio.
FEDAC. Autor Luis Ojeda Pérez |
En este mismo año de 1883, llegan a
Las Palmas los vapores Dacia e Internacional con el cable telegráfico. El 16 de
diciembre circula el primer telegrama procedente de Las Palmas, y en 1884 entra
en funcionamiento. La dirección telegráfica de Roque será: “Hidalgo”. El 20
de julio de
1884, Roque recibe una carta de El Museo Canario en la que le informan que
debido al bajo número de socios es necesario subir la cuota mensual, a lo que
Roque contesta: “No estoy conforme con el aumento y me doy de baja”. El 11 de
octubre se produce el hundimiento del Villé de Pará
en la Baja de Gando. El telégrafo supone un impulso en las relaciones del
comerciante con América y Europa, como puede apreciarse en los datos extraídos
de la sección Noticias Marítimas, de El Noticieron de Canarias.
artísticos. Se realizan concursos en los que se premia lo mejor de cada sector
y Roque participa como jurado en el concurso de cestería. El fotógrafo Luis
Ojeda Pérez es el encargado de inmortalizar el evento y Roque aparece en tres
de esas imágenes luciendo traje de gala de autoridad civil. Mientras Ojeda va de un lado para otro con su cámara
fotografiando los pabellones que hay por toda la ciudad, el fotógrafo palmero
Miguel Brito Rodríguez se dedica a captar con su cámara los interiores y
exteriores de los comercios de Triana.
El gran almacén de Roque Hidalgo es uno
de los que pasará a la historia, y gracias a Brito hoy podemos recorrer su recorrer su comercio y su escritorio.
En el terreno personal, nace su cuarto
hijo, un varón llamado José. El 13 de febrero de 1885 se produce otro naufragio
en Gando, el del vapor Alfonso XII. Este año Roque es nombrado tesorero
contador del Círculo Mercantil. En 1886, Roque deja Remedios, 2 y traslada su
negocio a un local más amplio y mejor situado, en Remedios núm. 6, esquina con
la calle Peregrina. A su vez abre una sucursal en Remedios 16, pero será algo
temporal.
En
julio de 1887 abandona Remedios 16 y abre en Triana 70. Curiosamente en el
almacén donde estuvo el comercio de Francisco Bethencourt López, y donde
sospecho que trabajó como dependiente. El local de 400m2 pertenece a N.P.
Nathans Sons, y el contrato de alquiler se firma por 7 años con una cuota
mensual de 131,25 ptas. En octubre de 1887 será pade de nuevo. Nacerá Lorenzo,
su quinto hijo.
En 1888,año en el que empieza el cuaderno
copiador de cartas, Roque Hidalgo es nombrado Vice-Presidente del
Círculo Mercantil. El 2 de junio de 1888 pide a su agente de seguros que
modifique la póliza contraincendios de Triana 70-72 elevándola
a 125.000 ptas. El 13 de septiembre ocurre un suceso trágico en
la entrada del puerto grancanario. El vapor italiano “Sud-América” es abordado
por el buque galo de mayor envergadura y tonelaje “La France”. Se ahogan 80
italianos. El 18 de septiembre pasa por Las Palmas, en su regreso de América,
el tenor italiano Roberto Stagno. Al conocer la tragedia se ofrece a dar un
concierto benéfico a favor de las familias de sus compatriotas fallecidos. El
concierto se celebra en el Gran Teatro. Lleva veinte años en obras y aún no está
acabado. Roque Hidalgo es uno de los
accionistas, imagino que acudió al concierto en compañía de su esposa. El 12 de febrero de 1889 abandona Remedios núm.
6 y se establece definitivamente en Triana 70. En 1890 nace su quinto y último
hijo: María. Los 400m2 de Triana no son suficientes y tiene alquilado un almacén
en la gallera, en la calle Santa Bárbara. La póliza de seguros de este local
asciende a 15.000 ptas. En abril de 1890 escribe la última
carta en el cuaderno. Es el año en el que comienza a circular en Las
Palmas el primer tranvía y a funcionar el servicio telefónico local con cien
usuarios. En 1891, se crea el Real Club de Golf y se construye el mercado del
Puerto. Comienza 1892 y nuestro comerciante acaba de
cumplir 40 años. Entre el 28 de abril y el 8 de mayo se celebra en Las Palmas
la Fiesta de las Flores. Una fiesta cuyo fin es mostrar las virtudes de cada
municipio: plantas, frutos, animales, aves, productos agrícolas, industriales y
FEDAC. Autor: Luis Ojeda Pérez |
Merece
la pena detenerse para analizar la magnífica fotografía de su escritorio. Roque
aparece sentado en el centro de la imagen.
A sus pies hay un perro. Es posible
que sea el que le envió José Mª Rocha, comerciante de Lanzarote, en noviembre
de 1888. A su derecha encontramos a su hermano Juan Hidalgo López, y a su
izquierda está su ahijado en el comercio Manuel Corbacho Quintana, de 21 años.
Corbacho usará los conocimientos adquiridos en Triana 70-72 para montar, en un
futuro próximo, su propio comercio de ultramarinos en la calle Peregrina número
12. Con el tiempo acabará siendo cónsul de Cuba. El cuarto hombre, de pie,
puede que sea uno de sus criados.
FEDAC. Autor: Miguel Brito Rodríguez. 1890-95 |
La fiesta se acaba y vuelve la rutina
a la ciudad de Las Palmas. Mayo se va pasado por agua y junio trae días más
azules. Es un lunes por la mañana, y Roque Hidalgo sale de su casa de la calle
Castillo en dirección a su comercio de Triana. El fin de semana lo ha pasado en
familia, en la casa solariega que posee en Marzagán. Le acompaña su perro, al
que le encanta dormir a sus pies mientras su dueño hace dinero sentado en su
escritorio de caoba. Roque llega al puente de piedra y nota que le falta el
aire. Últimamente le sucede con mucha frecuencia. Se detiene bajo una de las
cuatro estatuas y su perro le mira mientras tuerce la cabeza. Consulta su reloj
de bolsillo y le tiembla la mano. Luego seca el sudor frío de su frente con un
pañuelo de seda. El tiempo se le acaba. Desde que el médico le dijo lo que
padece ha tenido días buenos y días peores. Sabe que la tuberculosis no
distingue entre ricos y pobres. Junio se acaba y Roque tiene cada vez peor
cara. Juana está preocupada y los niños se asustan cuando ven que su padre no
puede levantarse de la cama. Su hermano Juan toma las riendas del comercio y le
dice que no se preocupe por nada.
Llega el mes de Julio y el médico
visita la casa día sí y día también. Juana, desesperada, le ofrece una bolsa
repleta de monedas de oro para que busque un medicamento que salve a su esposo.
El doctor le responde que no es una cuestión de dinero, no hay remedio para lo
que está llevándose a su marido. Por las noches la criada les lee cuentos a los
niños y les canta nanas hasta que se quedan dormidos. Todo para que no oigan a
su padre toser al otro lado de la casa. La noche del 22 de julio la salud de
Roque empeora y Juana envía a una de las sirvientas en busca del médico. Los niños
son despertados de madrugada y enviados a casa de unos vecinos.
El médico lleva un rato dentro de la
alcoba. Fuera, Juana espera con el alma en vilo acompañada de la familia más
cercana. Juan y Pedro, hermanos de Roque, tratan de mantener la compostura y
tranquilizan a la esposa y a su madre que también está presente. El médico sale
de la habitación con gesto serio. Juana se desmaya cuando afirma que ya no se
puede hacer nada y que es hora de llamar al cura. El párroco Juan Guerra
Herrera, el mismo que les casó, visita al moribundo y le administra el Santo Óleo.
Los perros del vecindario aullan. Parecen presagiar la muerte. El desenlace se
produce a las nueve y cuarenta y cinco minutos de la mañana. Matías Vega
Padilla, procurador y amigo de personal de Roque, firma el certificado de
defunción. No deja testamento. Las puertas de la calle se entornan para
anunciar la desgracia y se detienen los relojes. Los espejos son cubiertos con
paños y se retiran adornos y alfombras. El velatorio será breve. Lo enterrarán
esta misma noche en el cementerio de Vegueta, en la cuartelada norte al
naciente, parte alta, nicho 91.
El 28 de julio, el Diario de Avisos de Las Palmas publica una columna
dedicada a Roque
Hidalgo López, que dice así: “Con verdadero sentimiento damos cuenta hoy de la prematura muerte del que fue muy querido amigo nuestro, D. Roque Hidalgo y López, ocurrida en la mañana del día 23 del corriente, a la edad de 40 años.
Hidalgo López, que dice así: “Con verdadero sentimiento damos cuenta hoy de la prematura muerte del que fue muy querido amigo nuestro, D. Roque Hidalgo y López, ocurrida en la mañana del día 23 del corriente, a la edad de 40 años.
Hijo del pueblo, supo con su
natural talento, su actividad y su honradez, conquistarse una posición
desahogada y un puesto distinguido entre el comercio de esta plaza, del que forma
parte y en él gozaba de gran crédito y general estimación.
De carácter batallador, dejaba
entrever en el fondo de todos sus actos el espíritu de justicia que siempre le
animaba y sus sentimientos de generosidad sobre todo tratándose de su familia a
la que atendía con paternal solicitud y dentro de la cual fue dechado digno de
imitación. Por eso todos sus deudos le lloran con ese dolor solo sentido por
quienes en aquellas diversas circunstancias apreciaron tan de cerca sus
excelentes cualidades.
La conducción del cadáver, desde
la casa mortuoria, Castillo 15, al Cementerio de esta Ciudad, tuvo lugar en la
noche del mencionado día 23 con un escogido y numeroso séquito. El lujoso féretro
lo cubrían seis hermosas coronas en cuyas cintas se leían estas dedicatorias:
Recuerdo de su esposa e hijos / Recuerdo de sus padres y hermanos / Recuerdo de
amistad de sus compañeros del comercio / A mi querido primo. Juan Hidalgo
Romero /A mi padrino. Manuel Corbacho Quintana / Recuerdo de sus amigos.
Una corona faltó, a nuestro
juicio, entre las enumeradas, que habría sido como el símbolo del recuerdo de
las Hermanas de la Caridad y de la gratitud de los pobres asilados a quienes el
finado socorría siempre que aquellas virtuosas señoras acudían a él con tan
humanitario objeto. Y no seguramente porque esta deficiencia hallara eco en sus
bellos corazones, sino acaso por algún olvido disculpable o por otras razones
independientes de su deseo y voluntad.
Reciba la atribulada familia del infortunado amigo el testimonio de nuestro sentimiento, muy especialmente sus hermanos, nuestros queridos amigos D. Pedro y D.Juan Hidalgo y López. D.E.P.”
Muere el comerciante pero los grandes almacenes de Triana continuarán abiertos. Al frente de su escritorio quedará el que siempre fue su mano derecha, su hermano Juan, que había renunciado en 1883 a su cargo como maestro de la escuela pública de San José para ayudar a su hermano con los negocios. Hasta que Juan fallece en 1917, y los grandes almacenes cierran para siempre
Reciba la atribulada familia del infortunado amigo el testimonio de nuestro sentimiento, muy especialmente sus hermanos, nuestros queridos amigos D. Pedro y D.Juan Hidalgo y López. D.E.P.”
Muere el comerciante pero los grandes almacenes de Triana continuarán abiertos. Al frente de su escritorio quedará el que siempre fue su mano derecha, su hermano Juan, que había renunciado en 1883 a su cargo como maestro de la escuela pública de San José para ayudar a su hermano con los negocios. Hasta que Juan fallece en 1917, y los grandes almacenes cierran para siempre