jueves, 11 de mayo de 2023

INFORMACIÓN GENEALÓGICA DE RODRÍGUEZ Y ORTEGA EN GRAN CANARIA

JUAN MANUEL RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ

INTRODUCCIÓN

Del latín “urtica”, ortiga. Nombre femenino en la Edad Media y de una localidad burgalesa que en la actualidad se nombra como San Juan de Ortega, en los Montes de Oca. En Gran Canaria, Pedro Hernández de Rosiana y Francisca Gutiérrez, de los primeros repobladores de Telde, sus hijos llevaron y transmitieron el apellido Ortega. Dos de sus nietos, hijos de Esteban Hernández de Ortega, se asentaron en Teror: Bartolomé de Ortega que fue Alcaldereal de la villa, y Leonor de Ortega, casados con dos hermanos: Inés y Diego Pérez de Villanueva, respectivamente. A su vez, hijos de Juan Pérez de Villanueva fundador del núcleo terorense y patrono de su Iglesia (Egea Molina, 2013. López-Trejo Díaz, C. 2013).   

S. Juan de Ortega, Burgos. Wikipedia.

Los ejemplos de sucesión genealógica teniendo en cuenta la transmisión de un apellido y troncos comunes con frecuencia se tienen en cuenta como orígenes de una línea, como bien saben los genealogistas, una ingente investigación para desentrañar una maraña poblacional de apellidos inscritos y  heredados por línea materno o paternofilial hasta el siglo XIX, antes de que se sistematizara como preferente el apellido del padre, establecido de forma discrecional y sistemática a partir  del 1878, creemos que por decreto ley de la Monarquía en la Restauración (había que esconder múltiples vergüenzas de entonces). Con anterioridad se correspondían la transmisión en múltiples casos con reminiscencias matriarcales, intereses que suponían  privilegios o ciertamente adquiridos con posibilidades de primogenitura con antecedentes de abuelos, tíos o primos, con  derechos de herencias  siempre al socaire de los escribanos, antesala de  la  notaría, que daba fe de tales circunstancias, y que hasta el siglo XX se recuperan derechos a haciendas por trabajos de genealogista que intervienen en litigios  sobre derechos que no fueron legitimados (Rodríguez y Rodríguez-Matos, R. 2000) . Superada estas contradicciones que era privilegio de aquellos que podían pleitear, la difícil situación del aborigen canario (así invariablemente identificado en los legajos y documentos después de la incorporación de la Isla a la Corona de Castilla), fue tortuoso para los antiguos canarios acceder a sus propiedades consuetudinarias, y sus derechos serían en parte satisfechos hasta bastante después de completada la Conquista, y en ciertas instancias se respetó algunas concesiones que comprendían  “arrifes”, “malpaís”, etc., valga como ejemplo el feudo a un rey de Gran Canaria como fue acordado en los prolegómenos de la misma a Fernando de Guanarteme, señor de Guayedra, lugar entonces inhóspito y de difícil roturación, territorio que fue excluido por él mismo a la anexión de la isla a Castilla, según algunos autores, y se dejó como resto del estado indígena hasta 1512 cuando fueron molestados y expulsados por el conquistador Miguel Trejo de Carvajal (Moreno Santana, 2014. Egea Molina, 2021); los escalafones en la felonía referente a la tierra en primer lugar contaban los conquistadores con el corpus de la terratenencias, en segundo pobladores y gente del común, y en tercer lugar los indígenas.  Se completó la ciudadanía de Gran Canaria con aquel puñado de habitantes establecidos de una u otra forma señaladas, y que accederían a sus tierras en tales circunstancias; aquellos aborígenes supervivientes de una guerra con intenciones de limpieza y con el aval de la Iglesia, que de paso usurpaban sus derechos, respetados en la medida que se extendía el mestizaje, y que tuvieron como vértice las formas de repartimiento sobre cualquier otra consideración que terminaron por estratificar una población compuestas de distintos orígenes de los reinos peninsulares y de los canarios (Aznar Vallejo, 1992).

BASES ECONÓMICAS Y SOCIALES EN LA EMIGRACIÓN HACIA MOYA

La descripción del Lugar de Moya, a las que podrían añadirse las realizadas por otros autores como los obispos Cámara y Murga y Dávila y Cárdenas en sus Sinodales, Viera y Clavijo en su Historia General de las Islas Canarias, etc., hay que añadir las que se hacen de la Montaña de Doramas, lo que nos permite llegar a la conclusión que la Historia de Moya no se explica ni se entiende sin la Montaña de Doramas. De aquí el que en el presente trabajo se hayan tratado de desarrollar buena parte de los aspectos recogidos en las descripciones de los autores citados. Aunque situado en el litoral isleño, Moya se nos presenta en la Historia de Canarias con una tradición histórica amplia como consecuencia de su conversión en un importante núcleo agrícola y ganadero de la comarca del norte.

                                           Villa de Moya. La Provincia-DLP

Es de todos conocidos que aquellos grupos sociales, fundamentalmente agricultores, trataron en vano durante largos periodos de tiempo zafarse de la explotación a que fueron sometidos por terratenientes y medianos propietarios que surgieron bajo los auspicios de la conquista con los consabidos privilegios que suponían las datas o reparto de tierras, más o menos extensos, según la jerárquica contribución de estos personajes. En la sociedad agraria del Antiguo Régimen, la propiedad de la tierra no roturada (entendemos no adjudicada después de la conquista), se hallaba integrada por los bienes de propios los baldíos realengos, o sea todas las tierras eran propiedad de los municipios y de la Corona respectivamente …  en 1799, los vecinos del pago de Caideros, a la salida de misa, deciden proceder al repartimiento de las tierras ya deslindadas, la intervención de la Real Audiencia y la consiguiente represión detiene el proceso. Pero es significativo el testimonio de uno de los encartados, al declarar que había dicho el dirigente “Juan Moreno, (ascendiente de los Morenos que posteriormente trataremos y cuya genealogía posponemos para otro trabajo similar) salido de misa, que asi como el Alcalde que había salido (saliente) había cogido terrenos en la Montaña y lo mismo el actual y por su cuñado el párroco don Luis Suárez, ellos también habían de cogellos… (Bethencourt y Macías, 1977). Cuando se producían ocasiones de acceder a trabajar sus propias fincas o huertos, por lo general a partir de tierras comunales que bien los propios municipios, de la corona o de incluso instituciones eclesiásticas las liberaban por alguna u otra razón, hablamos antes de la desamortización, eran inmediatamente ocupadas por los  asalariados itinerantes de la región hasta poder  acceder a las adecuadas para su  explotación,  en otros casos se recurría a ocupaciones forzosas como consecuencia de motines y otros medios que satisfacían la accesibilidad a las mismas a los “sin tierras”.  Poco tiempo después de transcurrida la conquista, finales del siglo XV, comienza a gestarse Moya como núcleo poblacional en la falda de la famosa y mítica Montaña de Doramas, el bosque de laurisilva representativo de Gran Canaria en el contexto de la Macaronesia, hoy relicto de su espléndida extensión y profusión. Los límites actuales del municipio se han mantenido casi inalterables desde su fundación, si bien en el siglo XIX el lugar de Fontanales pretendió la segregación no consensuada ni llevada a término. Moya, se constituyó en municipio, dada la afluencia y la concentración de agricultores y ganaderos, que como todas las poblaciones de nuestra geografía se produjeron con la agregación, con objetivos comunitarios y defensa de unos mismos intereses frente a los grandes haciendas y propietarios que subsistían como ínsulas aisladas con rentas inamovibles de sus arrendamientos a medianeros, etc., nada nuevo en los aspectos sociológicos de la creación de nuestras aldeas. Con el tiempo se fue constituyendo después roturaciones en huertos y fincas con distribuciones de riegos y explotaciones en algunos casos asociadas, en principio explotaciones familiares y de disponibilidades de faenas agrarias en torno a los parientes próximos. Se trata de uno de los antecedentes de la explosión demográfica que es consecuencia de tales circunstancias, no obstante subsistía el flujo de emigración a las colonias americanas por lo limitado de nuestros recursos, esencialmente disponibilidades de tierras caracterizada, además, por cultivos de papa y millo. Se especula que los primeros pobladores se asentaron igual que los aborígenes en zonas de la costa las cercanías de la costa de Lairaga, entre los barrancos de Moya y Azuaje, donde a partir de del siglo XVI se  establecieron los ingenios de azúcar que como en varios puntos de la isla y el archipiélago constituyeron verdaderos emporios económicos que constituyó un florecimiento económico sustitutivo de la orchilla dentro de nuestros ciclos de monocultivo  y una absorción de mano de obra que era de los excedentes de aquellos labradores sin tierra. Con la caída de la economía azucarera, progresivamente se va poblando el interior, produciéndose una paulatina usurpación de tierras en el monte de Doramas por aquellos que vagaron y no emigraron por estas pedanías, y reforzaron la producción agraria que contrariamente a lo que señalan algunos historiadores no eran entonces desdeñable, y constituía una aproximación a la trashumancia de mercados de frutas, legumbres y hortalizas, de “kilómetro cero” en las distintas localidades de la isla, que abrió rutas de caminos reales para el traslado allí donde se demandara y existiera el trueque. La explotación maderera dio cobertura también, a esta riqueza de la Villa y al enriquecimiento de vecinos y a la diversidad de ocupaciones, entre taladores, arrastraderas, carpinteros, carboneros, etc. etc.  Consecuentemente a índices insospechados de población en época del Antiguo Régimen en el municipio, 1.123 vecinos censados en 1788 (Quintana Andrés y Suárez Grimón, 2008). No obstante el siglo XVIII, estuvo marcado por acontecimientos negativos en el crecimiento como fueron las importantes  sequías, plagas de langostas que determinaron  las hambrunas y consecuentemente epidemias por el abandono de la secular higiene que caracterizaban a estas poblaciones dada la  escases de medios, que desembocaron en altas tasas de mortalidad; sin duda causas del estancamiento demográfico, y por ende la productividad fue en descenso dado la falta de jornaleros para atender las distintas actividades productivas agrícolas y ganadera tanto estabular como de pastoreo. A todo ello se agravaba la depresión archipielágica por la caída de las ventas vitícolas, si bien no atañía a la zona que nos compete donde no existía sino testimonialmente esta producción que se situaba fundamentalmente en Bandama y Monte Lentiscal. Contrariamente a mitad del siglo XVIII, debido a un incremento de la roturación de zonas cercanas a la Montaña de Doramas y la proliferación de cultivos hortícolas de primor, huertas y en definitiva demanda de cercanía mejoraba sensiblemente las perspectivas de riqueza (Quintana Andrés y Suarez Grimón, 2008). Acuciada la población por el déficit de disponibilidad de tierras, ya considerados más arriba, en 1823 se origina un significativo motín historiado en Gran Canaria como choque frontal derivado de tales carencias entre campesinos y jornaleros, por un lado, con las clases de los grandes propietarios y terrateniente, por otro, vinculados invariablemente a la aristocracia y a los privilegios de capellanías y curatos de la Iglesia. El más significativo llegó a concentrar en distintos puntos de la isla sobre 4.000 personas, con la participación de diferentes demarcaciones que comprendían municipios como Guía, Firgas, Arucas, Moya, Telde, Tirajana, Agüimes, Ingenio, Carrizal y San Lorenzo. La intervención del ejército cuyos altos mandos pertenecían propiamente a las clases altas lo aborta y refuerza y deja inalterable el anterior estatus de los terratenientes sin concesiones de ningún tipo a los amotinados. La montaña y bosque de Doramas tenían los días contados después e esta colonización desde los aledaños de Moya, Teror, Guía y Firgas. Amén de la presión por la roturación tenemos la concesión de una data al general Francisco Tomás Morales, último capitán general de Venezuela, y posteriormente con el mismo mando en el archipiélago, de alrededor de 900 fanegadas, solicitada en la Selva  de Doramas  como recompensa de sus haberes por sus servicios en la campaña de Venezuela (Millares Torres, A. 1978) y nosotros añadiremos por su fatal gestión de las mismas, y la concesión, por otra parte,  de 488 fanegadas a su yerno el brigadier Ruperto Delgado, gobernador militar de la isla, que suponemos que por influencias de su suegro, en zonas enclavadas o circundantes a la Montaña como vulgarmente se denominaba que crearían nuevas tensiones con los agricultores de la zona que ya habían dispuesto roturar algunos enclaves dentro de las sesiones (San Fernando, Lomo del Peñón y Santa Cristina).  Además de los repartos y dada la intensa explotación a que fue sometido el resto del bosque motivó un profundo cambio en el paisaje. El bosque denso desapareció o fue relegado a los barrancos en donde debió subsistir en relativo buen estado de conservación. Uno de estos lugares, Los Tilos de Moya, con una extensión de seis fanegadas, destaca por su conservación debido al celo que tanto el ayuntamiento de Moya como María Ana Morales, hija del mariscal, pusieron en ello (sic.) (Santana Santana, 2010: Suárez Rodríguez, 2010).











Los Tilos, Moya. E.Egea

UNA GENEALOGÍA PARTICULAR DE ORTEGA

Comenzamos la genealogía del apellido Ortega alternando la sucesión materno y paternofilial, que tiene en cuenta ambas vías para la transmisión del apellido, no porque sea nuestra voluntad sino por lo que se desprende de las partidas bautismales y matrimoniales en donde se eligen por los distintos vástagos de manera aleatoria la de padres, madres e incluso abuelos. Existe un largo recorrido en donde el apellido Ortega nutre y se nutre de distintas líneas de conquistadores, pobladores y habitantes en los municipios que conformaron parte de nuestra geografía isleña con carácter general y que, de forma particular, se circunscribe a determinados municipios si tenemos en cuenta las primeras partidas o reseñas históricas de los distintos hitos de su radicación primigenia:  

Primero. Sancho de Ortega, gobernador de Lanzarote, y su mujer Ana Pérez, ambos naturales del Condado de Niebla, tuvieron a Juan de Ortega al que se da como conquistador de Tenerife donde obtuvo tierras, casado con María Perdomo, hija del conquistador de Tenerife y La Palma, Juan Perdomo y Catalina Cabrera Dumpiérrez, de los fundadores de Taganana (Cebrián Latasa, 2003). 

Segundo. En Gran Canaria, consideramos de nuevo a Pedro Hernández de Rosiana y Francisca Gutiérrez, de los primeros pobladores de Telde, sus hijos llevaron y transmitieron el apellido Ortega, como hemos señalados en los antecedentes, aquí tenemos que considerar como bien señala el genealogista Eugenio Egea la “convergencia de linajes” como el caso de Melián Ortega (Egea Molina, 2014) y otras líneas donde el apellido antecede remotamente a otras que prevalecen por intereses que como acontece, y  que como sucede en otros ejemplos de familias canarias establecidas desde la remota conquista y poblamientos, se considera en algunos casos vestigios del matriarcado o sucesión “femelineal”, como ejemplos que a todas luces contemplamos en genealogías documentadas del apellido Doreste (Rodríguez Díaz de Quintana,  2008) o como la adopción de  Manrique por Amoretos y Gesquier después de una generación que se perdía por vía paternofilial; o González del Castillo, García del Castillo e Inglés del Castillo por simplemente del Castillo, ejemplos paradigmáticos y de distinta naturaleza al de Doreste (tenemos el ejemplo en Moya de Juana de Oreste Betancor, natural de Telde hija de Gaspar González y María Medina casa en esta villa en 1641 con Antonio Benítez Trujillo: ejemplo de la conservación del apellido Oreste, D’Oreste o Doreste, posteriormente (Santiago Casañas, C. 2020), y que, al contrario de este último, se contempla ya avanzada su estancia en Gran Canaria y quizás por el prurito de su cuna  castellana y conquistadores procedentes de Andalucía en algunos casos, amén de otra línea en el caso de Manrique establecida  en la Gomera con semejante hidalguía igualmente relacionadas en el Nobiliario de Canarias (Fernández Bethencourt, 1952 y 1954). 

Tercero. Consideramos que dado sus enlaces en los albores del poblamiento esta  familia ubicada  en  Teror entronca con todas las ramas de aquellas que posteriormente fueron consideradas desde la perspectivas del Nobiliario de Canarias como cuna de los apellidos señeros, dentro de la aristocracia grancanaria, como Pérez de Villanueva, Díaz del Rio, Quintana, Falcón, del Toro (Rodríguez Díaz de Quintana, M. 2016), y otras que se extendieron por nuestra geografía en los distintos municipios y que siguieron enlazando con otras que adquirieron importancia en el Antiguo Régimen, una clase destacada que poseyó además de grandes propiedades accedería a cargos, en todos los ordenes preeminentes, dentro de distintos estamentos como la iglesia, milicia, magistratura y que a costa de tales privilegios fueron ennoblecidas.

Cuarto. Dada el área de influencia de la comarca que comprenden Teror, Moya, Firgas  y Guía es asumible que estas parroquias, sobre todo Moya y Guía fueran indistintamente pilas bautismales de la familia Ortega extendida en una comarca si se quiere exigua; un ejemplo lo tenemos en el entronque de los Suárez con Ortega en Guía a través de Doña Antonia de Godoy, hija Antonia Suárez y el alférez Manuel Álvarez de Godoy, con D. José de Ortega castellano del Castillo de Santa Catalina, padres entre otros del presbítero Blas de Ortega y de Don Antonio Ortega que casó en Telde con la hija de Don Gonzalo de la Fuente, de quienes existe sucesión y parentesco con quienes nos ocupa. Se amplía la triangulación que comprende la capital de los Faycanes como confirmaremos en claves sucesorias del apellido (Fray Juan Suárez de Quintana, edic. 2006).  

Quinto. La primera estancia de los Ortegas en Gran Canaria viene avalada por datos históricos que a continuación recogeremos, relacionadas en estudios y trabajos que pueden consultarse en distintos archivos y plataformas como Genealogías Canarias y bibliografías anotadas por diferentes especialistas. Después de años, en la modernidad, permítasenos fecharlas y documentarlas para que nos asegure y constate de manera fiable la continuidad de una sucesión genealógica después de haber empezado con las reseñas históricas precedentes que se mencionarán y, por este motivo, se acude a dichas reseñas recientes en lo que atañe a bautizos, matrimonios y otras anotaciones que contribuyen para venideros genealogistas tenerlas a mano sin que tener que acudir   a archivos dispersos.



1) Pedro Hernández de Rosiana casado con Francisca Gutiérrez:  Pedro Hernández Rosiana hijo de Francisco Gutiérrez y María de Ortega fue de los primeros repobladores de Telde, donde obtuvo tierras en Telde, Valsequillo, Ingenio y Tirajana, como consta en los repartimientos (Rivero Suárez, 1997). En Sta. Lucía de Tirajana pervive el topónimo de Rosiana, por ser tierras de su propiedad. Acerca de su naturaleza, la mayoría de los genealogistas la vinculan con la localidad onubense de Rociana, actual Rociana del Condado, otros, como Cioranescu, del Algarve portugués como sitio de nacimiento. Su esposa, Francisca Gutiérrez, hija de Hernán Sánchez de la Fuente y de Inés Gutiérrez, descendiente de hidalgos extremeños y alcaides de Feria (Sánchez de Feria/Sánchez de la Fuente). Pedro Hernández de Rociana, otorgó testamento ante el escribano de Telde, Hernando Gutiérrez en 1544; con posterioridad, lo hizo Francisca Gutiérrez, ante el escribano Francisco Zambrana, su hermano, en el año 1556. En ambos protocolos, declararon como hijos a Alonso Hernández o de Ortega, Esteban Hernández de Ortega, que continuamos la descendencia del apellido Ortega, Bartolomé de Ortega, Leonor de Ortega (fallecida 1544), Luisa de Troya desposada con Francisco Ortíz, Nicolás de Ortega y el presbítero Andrés de Ortega (López-Trejo Díaz; Egea Molina y Alemán González, 2019).

Documento genealógico de la capellanía fundada por el presbítero Andrés Ortega. A. Acialcázar.

2) Esteban Hernández de Ortega o de Rociana, aparece bautizado en San Juan Bautista de Telde, año 1515, y contrajo esponsales con Isabel de Aday, bautizada en la misma parroquia en el mismo año, sus padres Hernán Gómez y Francisca de Aday (Isabel de Aday era descendiente de los primeros conquistadores normandos Arriete Perdomo y Maciot de Bethencourt, este último casado con la indígena (princesa) Teguise de Lanzarote [María Bracamonte]; así como de la noble casa Morales de Córdoba, los Aday fueron beneficiarios de datas a raíz de la conquista en Telde (Rivero Suárez, 1997). Isabel de Aday, en su testamento ante Rodrigo de Cubas, escribano público de Telde, nombró su sucesión con Esteban Hernández a Timotea de Aday que casó con el escribano Tomé Solís, Francisca Ramos con Luis Mendoza, Leonor de Ortega (transmite el apellido Ortega), María Gutiérrez y Juana Ramos. También matrimonió con Catalina Pérez, cuyos padres fueron Juan Lorenzo y Juana Mirabal, vecinos del lugar (López-Trejo, Egea y Alemán, 2019).



3) Leonor de Ortega, hija de Esteban Hernández Ortega e Isabel de Aday, natural de Telde y vecina de Teror, casó en esta villa, a mediados del siglo XVI, con el Capitán Diego Pérez de Villanueva Sánchez, hijo de Juan Pérez de Villanueva, persona destacada: labrador y fundador del núcleo de la Villa de Teror y de María Sánchez de Ortega Zambrana, sobrina de Francisca Gutiérrez mas arriba mencionada. Leonor de Ortega testo ante Alonso Fernández en 1592, su marido Diego Pérez de Villanueva, lo hizo en 1611 ante Juan Quintana (Trujillo Yánez G.A., 2012). José García Ortega (1936) señala a Bartolomé como fundador de la familia Pérez de Villanueva, aunque aporta algunos datos novedosos. Así, sitúa como lugar de procedencia del conquistador, la isla de Fuerteventura, mientras que aumenta en uno el número de vástagos de los que fue progenitor, pues además de Diego Pérez de Villanueva, hace referencia a un tal Juan, quien al parecer embarcó rumbo a América, donde participó en la expedición de Jerónimo de Hortal. Sobre Diego Pérez de Villanueva señala un primer matrimonio con Juana de Campos, con la que al parecer no tuvo descendencia. Por lo tanto, Juan Pérez de Villanueva sería el fruto de su segundo matrimonio con una «señora» cuya identidad se omite, perteneciente a la familia Marín de Cubas y procedente de la localidad grancanaria de Telde. Todo esto se desprende ―tal como anota el propio García Ortega― de una información de hidalguía mandada a instruir en 1693, por Bartolomé Sánchez de Ortega, descendiente de los Pérez de Villanueva. Sin embargo, un detenido examen de dicho documento basta para comprobar que dichas afirmaciones tampoco se sustentan, ya que en dicha información no existe la más mínima referencia a la existencia de los referidos personajes (García Ortega, 1936 en Trujillo Yánez, 2012); sigue la línea que nos ocupa su hijo

4) Alcalde Andrés Ortega Pérez de Villanueva que casó con Ana Arencibia Alarcón, a su vez el Alcalde D. Andrés era hijo del capitán Diego Pérez de Villanueva Sánchez y de Leonor de Ortega. Ana Arencibía de Alarcón era hija del capitán Baltasar Arencibía Ibáñez y María de Alarcón Colombo (Egea Molina, 2020). Colombo de origen genovés, a partir de Ambrosio Colombo vecino de  Gran  Canaria, 1519 (Rosa Olivera de la, 1972).

5) Ana Ortega Arencibía, casó con el capitán Pedro Rodríguez Travieso, natural de Arucas, casaron en la Villa el 17 Agosto de 1643: el capitán Pedro Rodríguez Travieso era hijo de Pedro Rodríguez Travieso y de Beatriz Gómez, naturales de Arucas, según el trabajo de Juan R. García y Feneque Hernández de 2016, aparece en la genealogía  de los Traviesos un Juan Rodríguez, labrador, y Beatriz Gómez, hija de  Rufina Travieso n. 1550, hermana de Juan Bautista Travieso, no sabemos si se trata de las mismas personas) y, su esposa, Ana Ortega hija del alcalde de la villa Andrés Ortega Pérez de Villanueva y de Ana Arencibía Alarcón.

(6) El alférez Juan Rodríguez de Ortega, hijo del capitán Pedro Rodríguez Travieso y Ana Ortega Arencibia, casó con María Domínguez, no sabemos mucho del alférez Juan Rodríguez, y menos podemos escudriñar algo en documentos y noticias familiares nos imaginamos que seguramente estuvo a caballo entre Teror y Arucas, ciudad origen de su padre y presuponemos que sería una persona influyente en las milicias provinciales dado su grado, fue padre de:

(7) Francisco de Ortega Domínguez, que casó en Teror el 2 de febrero de 1722 con Isabel de Quintana, esta hija de Blas de Cárdenas y María de Quintana. Don Francisco Ortega e Isabel de Quintana fueron padres de:

(8) Blas de Ortega Quintana casado en Teror el 28 de diciembre de 1763 con Melchora de la Quintana, hija de Teodoro Moreno e Isabel de la Quintana (como anécdota referir que una quinta se refiere a una casa. Quintana, por tanto, expresa decir toda una manzana edificada. Solo en Canarias se dice Quintana en la península se suele decir fulanito de la Quintana (Rodríguez Díaz de Quintana, 2016). Sigue la descendencia:

(9) José Ortega de la Quintana casado con Antonia Suárez, hija de Juan Suárez Pulido y Francisca Lima, de Teror (García de Campo Ucedo, 2023). Este matrimonio se estableció en Moya seguramente llamados a la roturación de nuevas tierras a raíz de la deforestación perpetrada al Bosque de Doramas, por una parte, y por otra suponemos del escaso patrimonio de esta generación de Ortega descendientes de los ricohomes que representaron los Pérez de Villanueva en la Villa de Teror después de las sucesivas particiones durante dos siglos de transmisiones. 

Tuvieron a Manuel y Francisca que nació 1820 (Santiago Casañas, 2020), continua el varón:

(10) Manuel Ortega Suárez, hijo de José Ortega y Antonia Suárez como quedó dicho, nacido el 21 abril de 1815, bautizado el 23 del mismo mes (Santiago Casañas, C. 2018). Casa con María Moreno Galindo, natural de Gáldar, en 1834 (Santiago Casañas, C. 2020). Tuvieron a José, nacido en 1835, que sería el primogénito de estos Ortegas, pero desconocemos a ciencia cierta su paradero pues no aparece más datos registrados de él en la Villa de Moya, según datos familiares murió en su más tierna infancia; Cipriana nacida 1837, (se desconoce su descendencia si la tuvo), y a Manuel que sigue la línea en Gran Canaria: 

(11) Manuel Ortega Moreno nacido 1840, casa en la villa de Moya con Francisca Moreno Martín en 1861, Santiago Casañas, C. 2018 y 2020). Estos Morenos se entroncan con Fernando Moreno, conquistador de Gran Canaria, que recibe repartimientos de tierras y agua en Agaete [1485]. El alférez Diego Moreno, vecino de Guía y Moya, hijo de Antón Moreno Castellano e Isabel Lorenzo, casó cuatro veces: Jacinta Díaz de la Peña, [1636], Francisca Domínguez [1650], Ana de los Reyes [1651] y Antonia de Almeida [1668]. De su sucesión, parten los apellidos Moreno y Castellano en la villa de Moya. El alférez falleció en Moya en 1686 (Lobo Cabrera, 2012). Manuel Ortega Moreno y su mujer Francisca Moreno fueron agricultores en la Villa de Moya, según datos recogido de sus descendientes, fueron personas instruidas que sabían leer y escribir y ya en sus anaqueles existían obras clásicas de la novela y teatro español (Rodríguez Ortega, F. 1978). Tuvieron como hijos, que conozcamos censados en Moya a Francisco nacido en 1862, primogénito, María Dolores n. 1869 ?,  Mª del Pino nacida en 1872 fallecida en 1968 a los 96 años (querida abuela paterna del autor), Rafaela, Candelaria, Rosa “la inglesa” (apelativo dado sus rasgos anglos al igual que su padre conocido) (García Ortega, 2023).

Matrimonio de estos hijos y descendencia conocida:

   a) Francisco Ortega Moreno nacido en 1862 en Moya, casó en Guía con Pino Domínguez natural de esa villa, y tuvieron como descendencia a: Carmen casada con Luis García Gómez con descendencia: Carmen Delia y Luis García Ortega; Gloria casada con Segismundo Bertrana Perera con descendencia: Segismundo, Leopoldo, y Francisco Bertrana Ortega;  Estrella casada con Antonio Cuyás Díaz con descendencia: Ester Gladys, Elsa Nory, Violeta Estrella y Antonio Cuyás Ortega; Francisco (médico) vivió en Santiago de Compostela casó en articulo mortis con Carmina Fernández Álvarez sin descendencia, y:

- Leopoldo Ortega Domínguez, que sigue la línea agnada, nacido el 2 de mayo de 1911. Casó con Mª de los Ángeles Bello Hernández, el 19 de marzo de 1936 en los Salesianos parroquia de Las Palmas de Gran Canaria; hijos: Mª de los Ángeles, Francisco, Leopoldo, Mª del Pino, Alicia y Marcelino Ortega Bello. Leopoldo fue un hombre bien situado y con propiedades en Las Palmas de Gran Canaria al igual que su padre.

   b) Candelaria Ortega Moreno, casada en Moya en 1889 con Gregorio Batista natural de Arucas, hijo Manuel Batista y Antonia Pérez (SANTIAGO CASAÑAS, 2020). Hijo que conozcamos Manuel Batista Ortega, padre de los Batista Valdivieso. Fernando Batista Valdivieso, ingeniero jefe de vías y obras del Cabildo Insular de Gran Canaria.

   c) María del Pino Ortega Moreno nacida 1872 en la villa de Moya. Casa en Moya con Rafael Rodríguez Pérez (n. 1870) en 1892 (Santiago Casañas, 2020), propietario, natural de Arucas: hijo de D. José Rodríguez Navarro (nacido en Betancuria, Fuerteventura) y Mª Asunción Pérez Hernández, natural de Arucas. Tuvieron como hijos a: Celso (emigró a Cuba, pianista de nights clubs en la Habana), Pedro Manuel (padre del autor) casado con Carmen Rodríguez Doreste, Pino, casada con Juan Cabrera Gutiérrez, Leovigildo soltero, Rafael casado con Adelina Santana Rodríguez, Enrique casado con Dolores Argüello Bermúdez y Francisco Rodríguez Ortega, soltero.

Pedro Manuel Rodríguez Ortega, 1910. Propiedad del autor de este trabajo.

   d) Dolores Ortega Moreno, casada con el Sr. Toledo, rico propietario de la zona de Marzagán, sin descendencia. Heredaron sus propiedades Francisco Rodríguez Ortega (tío Paco) y su prima Adelaida Batista Ortega.

   e) Rafaela Ortega Moreno, casada con el Sr. Martín, de Ingenio, con descendencia: Gloria y Olga Martín Ortega.

   f) Rosa Ortega Moreno, “la inglesa”, casada con el señor Montenegro empresario de efectos navales y provisión de buques en el Puerto de la Luz de Las Palmas de Gran Canaria, con descendencia.

 

ACTIVIDADES UBICACIONES FAMILIARES E HIDALGUÍA EN TORNO A LOS ORTEGA

Con cierta aproximación hemos facilitados el modus vivendis de los Ortegas en la línea que nos ocupa que nosotros hemos elegido como descendencia directa que, desde luego, no se trataría de la agnada o prevalente en Gran Canaria, posiblemente, pero que hemos desarrollado al no encontrar alternativas, y que no descartamos  en otros trabajos genealógicos de este apellido, y así de esta manera hemos salvado líneas paternofilial que hemos tratado de solventar con otras que  eligieron apellidos que, en cualquier  caso, responde a lo que hemos expuesto con ciertos hitos la preponderancia a la línea materno filial o “femelineal” acuñada por nuestro genealogista Egea Molina (2016) y que responde a las filiaciones elegidas por aquellos miembros o vástagos de distinto sexo que así lo convenían por mor de circunstancias que hemos desarrollados con notables ejemplos. No hay duda que la agricultura fue su principal fuente de subsistencia aunque existan individuos destacados en las Milicias Provinciales, “Modelo militar consolidado mediante la recluta de una oficialidad también gratuita y no profesional, y la extensión de patentes reales entre los más destacados del grupo de los poderosos. Entre los muchos privilegios que obtuvieron destaca, dada la consideración y méritos acumulados, con su grado militar en caso de incorporarse a las tuerzas reales (Bethencourt Massieu, A. 1999), pero que como sabemos en otros casos eran cargos compatibles y que se ejercían en casos de invasiones o levas hacia la península, colonias o provincias europeas en estado de guerra. Mientras tanto atendían sus labores agrícolas bien como administradores que contaban con servidumbre, libertos o braceros, o ellos mismos como integrantes de núcleos de explotaciones familiares, desde su más remota  filiación en la rama Ortega terorense consta sobre los terrenos de la fábrica parroquial de la Iglesia de Teror en los prolegómenos de la construcción de la actual basílica, radicada según distintos autores en la conocida como “Huerta de la Virgen” que no pertenecía en su totalidad a terrenos destinada a la misma sino que existían partes a “concurso” o “secuestro” de los bienes del alférez Juan Pérez (Villanueva) Jiménez? (se trata de donación después de muerte por misas, rogatorias etc. para si y su esposa (Hernández Jiménez, 2002) y su mujer Leonor de Ortega, vecinos de Teror. Pérez Jiménez fue propietario de entre fines del XVI y principios del XVII de una huerta de árboles frutales con tres casas en su interior, que lindaba en 1682 por uno de sus lados “con la parroquia y el pino de Nuestra Señora del Pino” (Suárez Grimón, 2010). Es importante aunque sea sucintamente abarcar el capítulo de la viviendas, en estos siglos una herencia consustancial con lo que después de algunas décadas se constituirán en un prototipo original y ecléctico que convertiríamos como tradicional canario pero que en esencia su construcción dependía de dos importantes factores donde confluirían el modelo peninsular de las tierras de procedencia de los conquistadores y pobladores, castellano-gallego-portugués y, en segundo, la limitación en cierto grado ya que se traían materiales de península, de los recursos naturales del entorno, que definirían de manera definitiva una versión autóctona de “casa de campo  de  labranza, almacén y artesanal” en los albores de los poblamientos de Teror. Podemos estudiar uno de estos ejemplares para en cierto modo recrearla, varios prototipos que pueden considerarse como un modelo icónico extensible al territorio insular que comprenden aquellas tierras de explotación agrícola de medianías como es la descrita por el erudito  G.F. Martín Rodríguez (1978) como es la casa de Hoya de Pineda, que queda como ejemplo bibliográfico para los que sienten curiosidad para obtener una descripción veraz y documentada, si bien en este caso no se escatima amplitud ni generosidad de elementos quizás más humildes a de los labriegos recién establecidos. Sin embargo, en la Villa Mariana, como en Moya y Firgas existen aún prototipos, algunos modificados, que responden a esta arquitectura de los pobladores extendida en Canarias, y como ejemplos tenemos aquellas localizadas en las faldas terrazadas con huertos en los montes que cierran el valle que conduce a la Fuente Agria, después de salir del Puente del Molino, todavía existentes en los años setenta del pasado siglo (fotografía en el Programa Fiestas del Pino, 1967).  La residencia de los Ortegas como vecinos de  Moya fue el núcleo de asentamiento en la Villa que, rodeaba entre varias esquinas, la antigua ermita y donde hoy se sitúa la actual y monumental iglesia parroquial, que corresponde  a un conjunto de viviendas, algunas transformadas al estilo modernista que delimitan un  perímetro en dicho  este entorno frente al santuario con advocación a la Virgen de Candelaria, existe una espectacular ladera cuasi vertical como vertiente sursureste al barranco de Moya.  Al transcurrir los años y una vez concluido el decimonónico, con la apertura de las islas al comercio, primero interinsular y luego con el destino  americano y europeo, surgieron oportunidades de desarrollar nuevas actividades que trascendían a las puramente a las agropecuarias, y las que no fueron ajenos miembros de la familia Ortega que historiamos, así aterrizarían la mayoría de sus miembros con otras perspectivas vivenciales, al final del XIX a Las Palmas de Gran Canaria, y las familias de Don Francisco y su hermana Doña Pino Ortega Moreno, muy relacionadas por su estrecho parentesco,  adquirieron viviendas  en la calle de Constantino con esquina en Triana, casas que todavía en pleno siglo XXI lucen casi intocables con sus originales fachadas. 

Teror, casas de labranza.

¿Existe alguna relación de esta familia con la devoción a San Juan de Ortega venerado conventualmente en Firgas? Según los datos que tenemos no existe relación directa con la excepción de uno de los orígenes atribuidos a los Ortegas en Gran Canaria, y apuntado en los antecedentes referente a la “villa de una localidad burgalesa que en la actualidad se nombra como San Juan de Ortega, en los Montes de Oca”. La ermita dedicada en Firgas se dedicó a San Juan de Ortega y está entre las más antiguas de Gran Canaria. Esta fundación se vincula a la figura de Tomás Rodríguez de Palenzuela, quien la construye en las tierras que recibió del repartimiento…  El Santo escogido era burgalés, paisano de los Rodríguez de Palenzuela y de culto familiar, aunque es obvio que nunca llegó a gozar del aprecio devocional y arraigo popular de los firguenses, que cambiaron el patronazgo posteriormente a San Roque… Sin embargo, esta situación cambia en el siglo XVII, con la fundación de un convento de la orden dominica en la ermita de San Juan de Ortega. Gran Canaria no contó con demasiados conventos, si se compara con el número de los existentes en Tenerife, siendo llamativo los pocos que se ubicaron fuera de la capital, ya que sólo se levantaron los franciscanos de Gáldar y Telde y los dominicos de Agüimes y Firgas. La erección del convento de San Juan de Ortega, orden de Santo Domingo, se produjo con la intervención de fray Juan de Santa María el 18 de noviembre de 1613, siendo su fundador Juan Suárez de Palenzuela Figueroa, descendiente del fundador de la ermita dedicada al santo burgalés… (López García, 2016). Posponemos abrir un estudio que pueda relacionar los Rodríguez de Palenzuela y los Ortegas quizás por la línea de los Rodríguez, amplia y compleja por tratarse de un apellido que traían individuos en distintas oleadas que comenzaron en la conquista (Cebrián Latasa, 2003) y que aporta las sucesivas migraciones de pobladores hasta el siglo XVIII, a nuestro entender y en los casos que nos ocupa, que pudiéramos considerar como paisanaje arraigado.

En referencia a su posible hidalguía ya hemos apuntado la información mandada a instruir en 1693 por Bartolomé Sánchez de Ortega, descendientes de los Pérez de Villanueva, que aunque tramitada parece no llevada a término o rechazada, o lo más probable, no apoyada con testigos y dineros para ser aceptada: un detenido examen de dicho documento basta para comprobar que dichas afirmaciones tampoco se sustentan, ya que en dicha información no existe la más mínima referencia a la existencia de los referidos personajes (sic), también no nos constan que fueron tramitadas, que sepamos, por estos  ascendientes mejor situados para reclamarlas como conquistadores y pobladores de origen hidalgo al parecer o alcanzado en el devenir de la conquista. De todas las maneras, no es nuestra intención ilustrar con blasones nuestra ascendencia, otro si, existirán descendientes que lo estimen como es el caso de otras familias, al parecer del mismo tronco, que usaron los Ortegas como una de las cunas en la tramitación de información   de hidalguía y limpieza de sangre, como la conservada del capitán Simón de Paz Ascanio de Castro en 1794 (Gómez-Pamo, J.R. 2022), donde se recoge las armas de los Ortegas, no obstante,  su procedencia del Puerto de la Cruz, sus raíces  son también de Gran Canaria, por la rama  constituida por los Fleytas y Riverol radicados en nuestra isla (Fernández Bethencourt, 1954), viene confirmado el uso de estas armas en una lauda junto a la de Yanes en la parroquia de San Juan de Telde que puede datarse aproximadamente en el siglo XVII (Platero Fernández, 1996), podríamos describir como la de Yanes en el primer cuartel de un escudo partido: Dos leones enfrentados  y en jefe tres flores de lis bien ordenadas (Chaparro  D’Acosta, 1981)  que son de Perdomo y adoptadas  por  Yanes, extremo este en el que no entraremos en discusión en este trabajo, pero que también aparece en la lauda de Juan Verde de Aguilar en la parroquia del Apóstol Santiago de la Ciudad de los Caballeros de Gáldar (Gómez-Pamo, J. 2023). Pero centrémonos en Ortega en esta lauda; en el segundo cuartel de San Juan tenemos el escudo que trataremos de describirlo heráldicamente de forma un tanto especulativa por carecer del mismo iluminados en tratados de la época, como: un sable al desnudo con la empuñadura situada en la punta, y la punta de la hoja dirigida al centro del jefe, en la misma se enlaza o enrosca una culebra con la cabeza dirigida a la empuñadura, la espada viene flaqueada por cinco flores de lis, tres en jefe y una en cada flanco, bien ordenadas.  Difiere de la que aparece grabada en el armorial antes mencionados de los Paz Ascanio, en este caso esmaltado, y resumido: en campo de azur el sable en oro se encuentra flanqueado por cinco flores de lis de oro, de dos y dos y una en non, bordura en oro cargada de ocho armiños bien ordenados. Solo como colofón añadiremos la descripción tradicional del blasón de los Ortega recogido de los tratados peninsulares descrito sucintamente como: de azur, seis bandas de oro. Bordura de gules, cargada de diez sotueres de oro (Schnieper y Rosados, 1999), al parecer no encontrado en Canarias como tal.

Ortega de Paz Ascanio

FUENTES

- Archivo Acialcázar

Legajos Ortega y Villanueva.

- Archivo Histórico Provincial de Las Palmas “Joaquín Blanco”.

Protocolos Notariales.

- Archivo Diocesano del Obispado de Canarias.

Libros sacramentales.

BIBLIOGRAFÍA Y NOTAS

- Aznar Vallejo, E. 1992. Integración de las Islas Canarias a la corona de Castilla, 1478-1526. Aspectos económicos, administrativos y sociales. Ediciones Cabildo Insular de Gran canaria. Págs. 218-274.

- Bethencourt Massieu, A. 1999. La revista del regimiento de Telde de 1757. Aportación a la historia de las milicias provinciales de Canarias. Seminario de Humanidades “Agustín Millares Carlo” UNED. Vegueta, Núm. 4, 1999 (169-176).

- Chaparro D’Acosta, L. 1981. Heráldica de los Apellidos Canarios. Estudios Técnicos del Blasón. Tomo II, págs.107-108. Perdomo.

- Cebrián Latasa, J.A. 2003. Ensayo para un Diccionario Biográfico de Conquistadores de Canarias. Gobierno de Canarias, Consejería de Educación, Cultura y deporte. Págs. 407- 408. Rodríguez de Lucena, Rodriguez de Orihuela y Rodríguez de Palenzuela.

- Egea Molina E. 2013. Apellidos de antiguos pobladores de Moya (IV). Ortega. Genealogías Canarias.

- Egea Molina, E. 2014. Melián Ortega convergencia de linajes en la Villa de Moya. Genealogías Canarias.

- Egea Molina, E. 2016. Mujeres y madres, una genealogía “femelineal”. Año Genealógico Fco. Fdez. de Bethencourt (1850-1916). Genealogías Canarias.

 - Egea Molina, E. 2020. Arencibia en Gran Canaria, una rama familiar de Teror a Firgas. Genealogías Canarias.

El capitán Baltasar de Arencibía, nacido en 1561, jefe de las milicias terorenses que participaron en batalla contra la ocupación de la isla por los holandeses en el año 1599, siendo herido en la refriega. Posteriormente fue alcalde de Teror. Estuvo casado con María Alarcón, hija del Ldo. Mateo Alarcón, farmacéutico y mayoral de la Casas de S. Lázaro, hospicio para enfermos de lepra, y de Clara Colombo, de padre genovés: Ambrosio Colombo, mercader (A. Acialcázar: legajo Colombo).

- Egea Molina, E. 2021. Linaje Guanarteme en una rama Molina en Gran Canaria. Genealogías Canarias.

- Fernández de Bethencourt, F. 1885. Nobiliario y Blasón de Canarias. Establecimiento Tipográfico de M. Minuesa, Madrid, t. VI, p. 105. También hemos consultado la edición J. Régulo, La Laguna de Tenerife, t. II, 1954, p. 720. Dña. Isabel Pérez de Villanueva Peñaranda y Campos, patrona de la capilla mayor de la iglesia parroquial de Ntra. Sra. del Pino, hija de Juan Pérez de Villanueva y de María Sánchez y nieta del capitán Diego Pérez de Villanueva Peñaranda, aquel piadoso caballero de quien supone la tradición que escondió en el Pino de Teror la milagrosa imagen de la Virgen que allí con dicha advocación se venera, y de Juana de Campos, su legítima mujer.

- Fernández de Bethencourt, F. 1952. Nobiliario de Canarias I.  Casa del Castillo: González del Castillo, García del Castillo e Inglés del Castillo. Tomo I, págs. 352-356.  Tomo II, 1954. Amoreto Manrique pág. 30, Gesquier Manrique, pág. 37.  Edición Juan Régulo Pérez, editorial 7 Islas. La Laguna, Tenerife.

- Fernández de Bethencourt, F. 1954. Nobiliario de Canarias. Tomo II, pág. 568. Los Ortegas que hacemos referencia enlaza con Doña Bernarda Martín de Fleytas y Riverol.  Ver diagrama genealógico adjunto y que provienen de Gran Canaria.

- García de Campo Ucedo, J.R. 2023. Agradecimiento por sus desinteresadas consultas en A.D.O.C. en algunos aspectos referente a partidas bautismales de Ortegas no resueltas en las Memorias de Moya (I). L. 5 bautismo p. Moya fol. 266.

- García Ortega, C.D. 2023. Nieta de Francisco Ortega Moreno, primogénito de la familia que nos ocupa, con datos esclarecedores insertados en el devenir reciente de la familia.

- García Ortega, J. 1936. Historia del culto a la venerada imagen de Nuestra Señora del Pino, Patrona de la Diócesis de Canarias. Librería y Topografía Católica. S/C. de Tenerife, 1936. pp. 17-18.

- García Torres, J.R. y Hernández Bautista, F. 2016. Ascendencia Gallega: Los Travieso en Gran Canaria (y notas sobre el origen de los apellidos Montesdeoca y Bautista en el Norte de la Isla). Genealogías Canarias.

- Gómez-Pamo, J.R.  2022. La información de nobleza del capitán Simón de Paz Ascanio, 1794. El Museo Canario a través del tiempo. Pieza del mes, setiembre 2022.

- Gómez-Pamo, J.R. 2023. Reportaje fotográfico magnifico sobre esta lauda de Verde de Aguilar en la Basílica de Santiago de los Caballeros de Gáldar.

- Hernández Jiménez, V. 2002. El casco Histórico de la Villa de Teror. La huerta de la Virgen: su primer poblamiento. Págs. 19-20.

Este autor recoge de la bibliografía: Escribano Bernardino de Palenzuela Jiménez, Archivo Histórico Provincial, folio 303-307, a Diego Pérez de Villanueva y Leonor de Ortega, que en el estudio son matrimonio, no Juan Pérez Jiménez como recoge Suarez Grimón.

- Lobo Cabrera, M. 2012. La conquista de Gran Canaria (1478-1483). Editado Cabildo Insular de Gran Canaria.

Cit. por Egea Molina, 2013. Apellidos de antiguos pobladores de Moya. Siglos XXII-XVIII (III).

- López García, J.S. 2016. Proceso histórico de Firgas (Gran Canaria): Territorio y arquitectura, siglos XV-XX. Revista de Historia de Canaria, 198. Abril 2016, pp. 101-120.

- López-Trejo Díaz, C. 2013. Pobladores de las tierras de Telde y el Señorío de Agüimes (parte IV). Ortega. Genealogías Canarias.

- López-Trejo Díaz, C.; Egea Molina, E. y Alemán González, F. 2019. Noticias Genealógicas en protocolos Notariales de Gran Canaria, siglos XVI-XVII (II). Genealogías Canarias.

En distintos folios se transcriben datos de distintos actores de la genealogía Ortega, simplificamos algunos de ellos:  Folio 47. Aday. Fol. 50. Juan Pérez de Villanueva, Jerónima Arencibia, Jacobina Troya. Fol. 51. Juan Pérez de Villanueva dote a Leonor de Ortega. Fol. 54 (vto.) Juan, hijo de Baltasar Arencibia y de María Alarcón. Fol. 58. Juan Ortega hija de Lázaro Ortega y María Vidal… Fol. 60. Juan Pérez de Villanueva, vecino de Teror casó con María Sánchez. Juan Pérez de Villanueva (circa 1480-1551). Labrador, criador de cerdos, de los primeros asentados en Teror, su mujer fue hija de Francisco Sánchez Zambrana e Isabel Martín Villalón, etc. 

- Martín Rodríguez G.F. 1978. Arquitectura doméstica canaria. Aula de Cultura de Tenerife (ACT), 2ª Edición, págs. 241-242.

En Historia General de Las Islas Canarias de Agustín Millares Torres, 1977, edición coordinada por Agustín Millares Cantero y José Ramón Santana Godoy, tomo III, pág. 275, existe una fotografía de esta Hacienda de Hoya de Pineda (siglo XVII) con la siguiente leyenda: casa de campo, con planta en U, residencia temporal de sus propietarios, y colocada encima de un altozano para simbolizar su carácter de dominio sobre tierras anejas.

- Millares Torres, A. 1978. Historia General de las islas Canarias. Tomo IV. Edirca Ediciones. Directores-coordinadores Agustín Millares Cantero y José Ramón Santana Godoy. Págs 324- 326.

- Moreno Santana, N.  2014. Algunas de las falsedades, inexactitudes o mitos de la historia de Canarias. La Provincia. Diario de Las Palmas, Opinión, 12 octubre 2014. Pág. 16-17.

- Rivero Suárez, B. 1997. El régimen de propiedad de la tierra en Telde (Gran Canaria) después de la conquista. ULPGC. Historia. Instituciones. Documentos. Pp. 405-428.

Datas entregadas por el Cabildo en Telde: a Francisco Hernández 40 fs. Valle Juan de Casares. 1515. A Diego Hernández 20 fs. Valle Juan de Casares 1535. A Pedro Hernández Castellano, 1 suerte y media, Telde 1554. A Manuel Hernández una cueva en Telde 1555. No encontramos en este trabajo las datas a Pedro Hernández de Rociana.

- Platero Fernández, C. 1996. Los apellidos en Telde. Origen de los apellidos españoles y castellanizados que se usan actualmente en la ciudad de los Faycanes. Revista Histórico-Cultural de Telde, nº 8, págs. 51-56.

Dibujo esquemático de la lauda que viene firmado por las siglas S.J. en este trabajo.

- Quintana Andrés, P. C. y Suárez Grimón, V. 2008. Historia de la villa de Moya. Tomo I. Sinopsis.

-  Rodríguez Díaz de Quintana, M. 1980. Historia y genealogía de la Casa Doreste en Gran Canaria. volumen existente en El Museo Canario.

Durante el siglo XVI solo timbraron con el apellido Doreste aquellas hembras que preferentemente fueron distinguidas por sus respectivos padres para ostentar la onomástica Juana, en memoria de su abuela Genovesa…

- Rodríguez Díaz de Quintana, M. 2016. Las familias terorenses en el Nobiliario de Canarias. Año Genealógico Francisco Fernández de Bethencourt. Organizado por el Iltre. Ayuntamiento de la Villa de Teror y la colaboración del Instituto Canario de Estudios Históricos Rey Fernando Guanarteme y Genealogías Canarias. Genealogías Canarias.

- Rodríguez Ortega, F. 1978. Memoria facilitada por mi tío Paco hijo de Rafael Rodríguez y Mª del Pino Ortega Moreno, y donde se dan diversos datos de la familia.

- Rodríguez Rodríguez-Matos, R. 2000. Testamento de Don Cristóbal del Castillo Ruiz de Vergara. Mi querido amigo Rafael hace un trabajo espectacular la la casa de los del Castillo, en litigio de terreno perteneciente a esta línea.

- Rosa Olivera (de la), L. 1972. Francisco de Riberol, y la colonia genovesa en Canarias. Anuario de Estudios Atlánticos, nº 18 (1972), pág. 133. Nómina de genoveses e italianos en general establecidos en Canarias. Pág. 133. A. Cioranescu: Colón y Canarias, pág. 21

- Santana Santana, A. 2010. El Bosque de Doramas: Historia y Destrucción de un paisaje. Revista Aguayro nº 174. Caja Insular de Ahorros. Digitalizado por la Biblioteca de ULPGC. 2010.

- Santiago Casañas, C.J. 2018. Memorias de Moya (I). 250 años de índices de bautismo de la Villa de Moya (1593-1843).  Págs. 365, 336, 442, 456.

Estas notas bibliográficas son extensivas para todas las citas de bautismos celebrados en la Villa de Moya celebradas por los miembros de la familia Ortega que señalamos como ascendencia dentro de la genealogía del texto.

- Santiago Casañas, C.J. 2020. Memorias de Moya (II). 320 años de Índices de Matrimonios en la Villa de Moya (1598-1918). Págs. 67.

Estas notas bibliográficas son extensivas para todas las citas de matrimonios en la Villa celebradas por los miembros de la familia Ortega que señalamos como ascendencia dentro de la genealogía del texto: págs. 67, 224, 303, 353, y 384.

- Schnieper Campos, J.A. y Rosado Martín, F. 1999. Armorial de Apellidos Españoles. Heráldica. Editorial Auryn. S. L.  Madrid. Pág. 199.

- Suárez Grimón, V. 2010. La elección del sitio o solar para fabricación de la Basílica. Programa de las Fiestas Patronales de Gran Canaria. Teror, El Pino 2010. Págs. 10-11.

- Suárez Quintana, fr J. 2006. Relación Genealógica… Transcripción, introducción, notas e índice onomástico por P. González Sosa. Editado por La Caja de Canarias. Obra Social del manuscrito original de El Museo Canario. 2006. Imprenta Pérez Galdós. Pág. 270 271.

- Suárez Rodríguez, C. 2010. El antiguo bosque de Doramas… Revista Aguayro nº 92. Caja Insular de Ahorros. Digitalizado por la Biblioteca de ULPGC.

- Trujillo Yánez G.A. 2012. Los oscuros orígenes de un linaje: Bartolomé de Villanueva ¿Persona real o imaginaria? Genealogías Canarias.

 

 











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