miércoles, 19 de diciembre de 2012

EL APELLIDO DE LA PEÑA, EL LINAJE MATERNAL DE MI ABUELA PATERNA

FANEQUE HERNÁNDEZ BAUTISTA

El análisis genético realizado a mi padre determina, como ya indicamos en la primera de las comunicaciones, un haplotipo paterno R1b1b2a1a2 que nos conduce cinco siglos atrás hasta el judeoconverso Vicente de Montesdeoca y un haplotipo materno I que nos lleva, de hija a madre, en dieciséis generaciones, como pueden comprobar en el cuadro anexo, hasta Leonor de la Peña casada con Melchor Hernández. Nos vamos a centrar en este artículo en dicho linaje con algunas curiosidades genealógicas en torno al mismo.
Barranco de Aguatona. Foto: Cristina López
Pero antes de hacer ese recorrido debemos precisar que el haplotipo I, originario de Próximo Oriente, se extiende parejo al desarrollo de la agricultura por las costas del Mediterráneo sur concentrándose en torno a enclaves de la colonización fenicia como Cartago (Túnez) y Gades (Cádiz). Creemos que el primer poblamiento de las islas Canarias, en época histórica (primer milenio a.C.), pudo estar relacionado con el mundo fenicio y el traslado hasta el archipiélago de contingentes de población asentados en torno a los enclaves citados.

sábado, 15 de diciembre de 2012

NUEVAS PESQUISAS SOBRE LA IDENTIDAD DE VICENTE MONTESDEOCA Y SOBRE EL ORIGEN DE SU RIQUEZA


FANEQUE HERNÁNDEZ BAUTISTA
Profesor de Historia 

Después de la publicación de nuestro artículo anterior, gracias a la colaboración de varios versados lectores, hemos podido recabar algunas informaciones de interés que nos permiten conocer las muy rentables ocupaciones de nuestro insigne ascendiente.
AHPLP Cristóbal de San Clemente 11 734 f 31 r “Cuando el piloto Alonso Vivas se concierta con Luis de Aday y Vicente de Montesdeoca puntualiza que “vai con ellos a la Berbería de armada contra los moros”
Este extracto de un protocolo de los años 20 del siglo XVI nos precisa el modo en que nuestro ascendiente pudo hacerse con el cúmulo de propiedades que lega a sus hijos. Resulta ser un emprendedor que organiza expediciones de captura de esclavos y ganado en la cercana costa de África en consorcio con Luis de Aday, contando como adalid con un morisco que ostenta el mismo nombre que su socio, personaje del que tenemos más referencias en la obra de Emilio Alfaro Hardisson “Los moriscos de Tenerife en el siglo XVI: el caso de los adalides”

sábado, 8 de diciembre de 2012

ALGUNAS CURIOSIDADES GENEALÓGICAS EN TORNO A UNA PROBADA ASCENDENCIA CANARIA DE CINCO SIGLOS

FANEQUE HERNÁNDEZ BAUTISTA
Profesor de Historia y aficionado a la Genealogía

I. LOS LINAJES PATERNOS
En nuestro drago de familia, así llamamos al árbol genealógico, penden ya cerca de 7000 personas unidas por lazos de sangre que vivieron en las Islas Canarias desde finales del siglo XV hasta la actualidad, desde la transición entre las sociedades indígena y colonial hasta el mundo de hoy. Es un trabajo en curso, colgado en Internet, al que solo se puede acceder por invitación expresa, realizado en los últimos cinco años con la inestimable ayuda del genealogista Juan Ramón García Torres.
Muchas líneas de nuestra ascendencia llegan ya hasta principios del XVI, momentos en los que a falta de registros sacramentales en la mayoría de las parroquias hemos podido acceder a los entronques gracias a otras fuentes primarias como libros de sepultura, testamentos, protocolos diversos, informaciones de nobleza o de limpieza de sangre, etc.

miércoles, 5 de diciembre de 2012

ISABEL DE LA CRUZ, HIJA DE PADRE CONOCIDO Y MADRE DESCONOCIDA. Una paternidad insólita y una relación genealógica.

EUGENIO EGEA MOLINA 
orcid.org/0000-0002-9433-6298

APELLIDOS:
Hernández/De la Cruz, Fiesco, De la Torre, Palenzuela, Trujillo, Almeida, Sosa, Marrero, Trujillo, Díaz, Benítez, Ramos, Afonso, Alvarez, Rodríguez. Miranda, Esquibel, Rodríguez, Falcón, Benítez, Marrero, Suárez, Viera, Moreno.

Foto del pueblo de Moya. FEDAC
A MODO INTRODUCTORIO Y DE JUSTIFICACIÓN
ISABEL DE LA CRUZ es una de  tantas mujeres anónimas que vivieron, siendo parte de nosotros y de la historia. Sin embargo, no es de esa clase de historia que la mayoría de las veces queda registrada en grandes hazañas, sino de la que nos engrandece como seres humanos: de personas que han vivido y a las que debemos donde estamos y quienes somos. Nada más y nada menos, esa es su grandeza, y de ahí la rescatamos como un tributo a todos esos seres anónimos, mujeres y hombres, que nos antecedieron y que conformaron lo que somos y tenemos.

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