miércoles, 9 de octubre de 2013

ASCENDENCIA LANZAROTEÑA DEL APELLIDO SARMIENTO (y II)

JUAN RAMÓN GARCÍA TORRES
FANEQUE HERNÁNDEZ BAUTISTA











































DISENSIONES EN EL EQUIPO INVESTIGADOR
Estas son las notas de Juan Ramón García con las que iniciamos este trabajo en común hace un mes y a las que quise darle mil vueltas y revueltas hasta comprobar que estaba en la razón desde un principio. Ambos, como han podido ver en los cuadros, somos descendientes, bromas aparte, muy bien avenidos, del ínclito personaje don Diego Sarmiento el viejo, alguacil mayor del Santo Oficio, que fue mi duodécimo abuelo y el décimo-tercero de Juan Ramón:
“Con este apellido  hay mucha tela que cortar (me decía Juan Ramón):
Por un lado, yo desciendo de Diego Sarmiento de Herrera Ayala y Rojas quien tuvo, fuera del matrimonio, con María Magdalena Fernanda Ferrera, natural de Madeira, a Magdalena y a Fabiana Sarmiento (línea de la que desciendo yo). Hizo testamento Diego Sarmiento ante Juan Leal Camacho en 30 de marzo de 1633 y pruebas para familiar del Santo Oficio en las que señala que era hijo de Pedro Sarmiento Herrera Ayala  Rojas y de Fabiana Padilla Promontorio, siendo ella,  hija de Jacome Promontorio y Juana de Padilla, casados el 25 de enero de 1568.
Ciudad de Canaria, siglo XVII
La línea tuya comienza por Diego Sarmiento Herrera Ayala-Rojas (tío de mi antepasado con igual nombre y apellidos) casado con Leonor de Quintana Castrillo, quien es hermano de Pedro Sarmiento Herrera Ayala-Rojas (el arriba dicho), hijos ambos de Diego Sarmiento Herrera Ayala-Rojas y María Peraza de Ayala, hija esta, a su vez, de Hernán Peraza de Ayala-Rojas y María de Montemayor Ayala”.
La bifurcación entre ambos cuadros genealógicos se produce efectivamente en el sexto peldaño de la escala. En lugar de Diego el mozo, mi ascendiente, aquí aparece Pedro Sarmiento, el mayor de los hermanos, que, como su padre, fue también alguacil mayor de la Inquisición canaria. Ya comentamos en el artículo anterior las pruebas de limpieza de sangre que tuvo que realizar este personaje en Lanzarote en 1605 y 1610 para poder acceder a los cargos de comisario o familiar del santo Oficio y Alguacil mayor de dicha institución.

UNA CONTUNDENTE ACTUACIÓN DEL ALGUACIL MAYOR
En la web (Efemérides de la nación canaria) hemos encontrado una interesante descripción, basada en la obra de Millares Torres, de una de las más brillantes actuaciones inquisitoriales de don Pedro Sarmiento (lo de brillante lo decimos por el fulgor de las hogueras):
“El séptimo auto de fe se celebró el 21 de diciembre de 1608 en la plaza mayor de Santa Ana, en la que se veía, próximo a la catedral, un tablado o ca­dalso destinado a los reos. En él se alzaban las tres estatuas que repre­sentaban a los holandeses herejes con sus insignias de relajados cuyas efigies fueron entregadas solemnemente al brazo secular para la ejecución de la sentencia. Peor suerte que a estos le cupo al holandés Gaspar Nicolás Claysen, condenado en 1597 a seis años de reclusión en un con­vento, que tomó sentencia el 27 de enero de 1612 por los inquisidores don Juan Francisco de Monroy y don Pedro Espino de Brito, resultando condenado el reo a relajación en la ho­guera. La sentencia se parte en el auto de fe de 21 de diciembre de dicho año, y que había logrado escapar eludiendo el cumplimiento de la con­dena. Con el arrojo propio de la juventud, se dejó arrastrar por el espíritu de aventura, presentándose de nuevo en los puertos canarios como capi­tán o maestre de una nao mercante cargada en Flandes. Reconocido por algunos espías fue inmediatamente delatado al Santo Oficio, siendo de­tenido sin pérdida de tiempo por el alguacil mayor, don Pedro Sarmiento de Ayala y Rojas. Todavía se mantenía vivo en la isla el recuerdo de las atrocidades co­metidas por sus compatriotas en 1599, y así fue que se sustanció el pro­ceso con más severidad que la acostumbrada, dictándose pena de relajación cumplió el 22 de febrero de 1614”

SANGRE DE INQUISIDORES
Agustín Millares Torres en su Historia de la Inquisición en Canarias (Tomo IV pág. 153) nos hizo una Relación de Inquisidores, fiscales y oficiales del alto tribunal del Santo Oficio de la Inquisición en Canarias. De ella extraemos la lista de alguaciles mayores en determinadas fechas de la edad moderna en las que el cargo parece estar asignado a los Sarmiento:
En 1576 el alguacil mayor era Constantino Cairasco; en 1581, Hernán Peraza de Ayala (el suegro de Diego Sarmiento el viejo); en las fechas de1589, 1594, 1598 y 1603 consta que era alguacil mayor don Diego Sarmiento el viejo; en 1611 el puesto estaba vacante; en 1613 figura como alguacil Pedro Sarmiento, hijo del anterior; la plaza aparece de nuevo vacante en 1626; en 1629 está ocupada por Hernando del Castillo Olivares y finalmente, en 1633, la ostenta don Diego Sarmiento de Ayala y Rojas, hijo de Pedro y nieto de su homónimo.
Puede ser una perfecta casualidad pero hemos podido comprobar que otro Pedro Sarmiento de mediados del siglo XV puede estar en el origen de todos los males inquisitoriales de la Castilla bajomedieval y de los estatutos de limpieza de sangre durante el Antiguo Régimen en España. Leamos lo que dice Wikipedia al respecto de este personaje que quizá sea un ascendiente no muy lejano de los Sarmiento de Canarias, lo que podría explicar la presencia reiterada de alguaciles de este apellido en la Inquisición de las islas.
Pedro Sarmiento, cortesano de Juan II de Castilla, repostero del rey y miembro del Consejo de Castilla, sustituyó a Álvaro de Luna en el máximo puesto de confianza tras la batalla de Olmedo (1445). Al recuperar el antiguo valido el favor real, Pedro Sarmiento pasa a ocupar el cargo de alcalde mayor de Toledo en sustitución de Pedro López de Ayala. Ese apartamiento de la corte, a pesar de seguir ocupando un cargo de cierta responsabilidad, le hará pasar con el tiempo a ser partidario del príncipe Enrique (futuro Enrique IV). Con motivo de la recaudación de un nuevo impuesto (un millón de maravedíes para la guerra con Aragón) que la ciudad entendía como no ajustado a derecho, y cuyo cobro estaba a cargo de Alonso Cota, un recaudador converso, Pedro Sarmiento encabezó el 5 de junio la revuelta anticonversa de Toledo de 1449, con el saqueo e incendio del barrio de la Magdalena, habitado por judíos y conversos. Mediante la denominada Primera Sentencia-Estatuto de Limpieza de Sangre, se expulsó a los conversos de toda clase de cargos representativos en el municipio. Aunque la intervención del mismo Papa Nicolás V dio la razón a los partidarios de los conversos, la
Auto de Fe. Berruguete
imparable difusión de la Sentencia-Estatuto en una multitud de estatutos de limpieza de sangre, que reservaban los cargos y dignidades de innumerables instituciones (gobiernos municipales, universidades, órdenes militares...) a los que pudieran probar ser descendientes de cristianos viejos en varias generaciones, enconó el problema de los cristianos nuevos en Castilla, lo que llevó a su persecución mediante la Inquisición (1478) y a la expulsión de los judíos no convertidos (1492) en tiempo de los Reyes Católicos”.
Revisando la posibilidad de que este personaje pueda tener relación familiar con nuestros Sarmiento comprobamos que el tatarabuelo de Diego, que lleva su mismo nombre de pila, don Diego de Herrera, Señor consorte de las islas de Canaria, era hijo de Pedro García de Herrera y Rojas y María de Ayala Sarmiento, Señora del estado y casa de Ayala. Siguiendo la línea materna parece que puede haber entronque pues nos dice el genealogista José Peraza de Ayala que doña María era a su vez nieta por línea paterna del famoso canciller Pedro López de Ayala a quien sustituye Pedro Sarmiento en la alcaldía de Toledo a mediados del siglo XV, según el artículo citado. La estrechez mental y la intolerancia religiosa parece que se heredan aunque espero que esos genes no alcancen a nuestra generación. 

LA COLONIA GENOVESA Y LOS SARMIENTO
Las relaciones entre los señores de las islas y la colonia genovesa comenzaron mucho antes de la definitiva conquista de las islas. Sevilla fue un caldo de cultivo para la integración de la nobleza andaluza y los emprendedores comerciantes de los albergos genoveses que ya desde fines de la edad media se atrevían a cruzar las columnas de Hércules y navegar por el Atlántico próximo en busca de la preciada orchilla tintórea y de esclavos canarios de tez morena.
Hemos podido comprobar efectivamente que el apellido compuesto Luzardo-Franchi tiene presencia en Lanzarote y Fuerteventura desde mediados del siglo XV. De hecho una de las hijas de Luis de León el valiente se llamó Catalina Luzardo en honor de Catalina Luzardo de Franquis casada con Diego Cabrera el bueno, gobernador de Lanzarote, hijo de Alonso Cabrera el viejo y de Catalina Dumpiérrez.
El primero de los genoveses que participó al parecer en la colonización de las islas de señorío, antes incluso de la llegada de Diego de Herrera e Inés de las Casas, fue un tal Antonio Luzardo de Franquis, quien, según Abreu Galindo, fue nombrado gobernador de Fuerteventura por el señor Guillén de las Casas en los años 30 del siglo XV. Descendiente de los citados fue sin duda nuestro Luis Luzardo de Franquis, el esposo de María Sarmiento de Ayala, la hija de Diego Sarmiento el mozo y de Leonor de Quintana cuyo linaje ya fue analizado en la primera parte de este artículo.
En el cuadro genealógico que hoy comentamos, el que nos lleva en la base hasta Juan Antonio García Torres, veremos que hay muchos apellidos genoveses que se relacionan con los Sarmiento. Quizá ello venga dado, además de por su temido cargo, por su vecindad, pues Pedro Sarmiento y su familia viven muy cerca de la calle de los genoveses (hoy calle Travieso), en la esquina de la calle Malteses con La Peregrina.
En primer lugar, citaremos el apellido Promontorio que porta la esposa de Pedro Sarmiento, el segundo de los alguaciles mayores de la Inquisición canaria que nos da esta familia. De este apellido solo hay una simple reseña en la obra de Leopoldo de la Rosa Olivera que dice: Jacome Promontorio vecino de Gran Canaria, mediados del siglo XVI. Nosotros podemos añadir gracias a la Información de limpieza de sangre de Pedro que su suegro era hijo de Jerónimo Camuello Promontorio y doña Leonor de Cigala. Consta en un poder ante Antón de Serpa de 1611 que Jacome falleció  en Indias en la ciudad de Cartagena  y que junto a su mujer, Juana de Padilla, (hija de Hernando Padilla y Luisa Espino) tuvo, además de Fabiana, otras dos hijas: María Promontorio que era ya difunta en esa fecha y Gregoria Promontorio que tenía por entonces más de 25 años. Otra nota de interés en la carpeta del archivo diocesano nos dice que ocho años después, en 1619, Fabiana Padilla Promontorio testó ante el mismo escribano señalando que solo tuvo por hijo a don Diego Sarmiento de Ayala, el tercero de los alguaciles mayores que ostenta dicho apellido.
Ahí no acaba la cosa pues un primo de Pedro Sarmiento de Ayala que lleva su mismo nombre y apellidos casa con una Casañas, de nombre Nicolasa, probable descendiente tiempo atrás de un tal Luis Casañas del que tenemos referencias históricas en 1477 cuando participa en la desafortunada expedición de conquista a la isla de La Palma en la que Guillén Peraza, el hermano de doña Inés, cae fulminado por una pedrada de los indígenas palmeses.
Aunque no son de Génova sino de Flandes, reseñaremos también la relación de los Sarmiento afincados en Canarias con los Westerling, otra familia extranjera de altos vuelos. El Instituto de Genealogía de Venezuela nos había señalado que en 1598 Agustín de Herrera y Constanza Sarmiento habían dotado a su hermana Juana con parte de las tierras que les correspondían en herencia para que esta casara con Pedro Westerling Van Trille, hijo del mercader flamenco Pedro Westerling y de su esposa Ana Jakes Van Trille.
En el AHP en los fondos de la Audiencia del año 1655 consta la existencia de cierto expediente (nº105) no consultable cuyo extracto dice:
“Autos de Francisco Manrique Amoreto y Pedro Westerling contra Fernando Arias de Saavedra “Señor de Lanzarote” por decursas de que se obligó a pagar a Pedro Westerling Sarmiento, regidor y alguacil mayor de Gran Canaria y Magdalena de Saavedra, su mujer”.
Parece evidente que el acreedor es un hijo de Juana Sarmiento y de Pedro Westerling que forma parte (recordemos que los cargos se compraban en esta época) de las más altas instancias de la sociedad grancanaria del XVII. En Abuelos de Abuelos (Genealogía de Tomás Tabares de Nava) hemos encontrado la confirmación del dato e información añadida acerca de la continuidad de dicho linaje:
“Hijo de Pedro Westerling Sarmiento y Magdalena de Saavedra (bisnieta de Damián de Azuaje por línea paterna y de Lorenzo Gesquier por la materna ente otras foráneas ascendencias) fue Juan Westerling Sarmiento alcalde mayor de Gran Canaria que casó con Teodora Calderín Casares”.
Al parecer, según genealogistas portugueses, otra hija de Juana Sarmiento llamada Ana casó con Juan Fiesco Estupiñán, cuya hija, Juana Fiesco Westerling, casó con el tinerfeño Andrés Ponte y Azoca con descendencia. Como vemos las relaciones entre los adinerados mercaderes europeos y la hidalguía criolla fueron constantes dando lugar en la edad moderna a una original aristocracia mutualista: dinero por poder.

UNA NOTICIA DE INTERÉS EN EL ARCHIVO DIOCESANO
“Don Pedro Sarmiento de Ayala Roxas Alguacil Mayor del Santo Oficio y Doña Fabiana Promontorio de Figueroa su mujer y Doña Gregoria Promontorio Padilla hermanas, hijas legitimas de Jacome de Promontorio, dan poder al conde de la Gomera, del consejo de su Majestad, Presidente y capitán General del reyno de Guatemala, primo de Don Pedro, para la cobranza de los bienes que allí quedaron por muerte de dicho Jacome de Promontorio, ante Francisco Higueras en 20 de junio de 1616 folio 247”
Curiosa nota, que no nos resistimos a comentar, que nos confirma la muerte en Indias de Jacome Promontorio y la estrecha relación de parentesco de su yerno Pedro Sarmiento con un denominado Conde de La Gomera el cual ejerce en 1616 de capitán general en Indias de Su Majestad. Nos interesamos de inmediato por saber la identidad de dicho personaje y nuestras pesquisas en la web condujeron a este punto:
“Antonio Peraza de Ayala Castilla y Rojas, cuarto conde de La Gomera, asume como capitán general y presidente de la Audiencia de Guatemala (1611-1626) y funda La Gomera (Escuintla, Guatemala) para que convivan etnias diversas”.
Una posterior consulta del capítulo La casa de los condes de la Gomera en el Nobiliario de Canarias escrito por la prestigiosa pluma de don Elías Serra Ráfols nos amplía la biografía:
Don Antonio de Ayala y Rojas, nacido en La Palma, Caballero de Santiago (1607), que en los documentos de la época figura como Conde de La Gomera después de la muerte de su tío don Diego de Ayala, formó parte de las fuerzas de la Armada Invencible (julio de 1588) como Capitán de una Compañía de Arcabuceros y más tarde desempeñó el alto cargo de Gobernador de Chucuito en el Perú y después el de Gobernador y Capitán General de Guatemala y Presidente de su Real Audiencia (1611-1624) en virtud de Real Cédula de 14 de agosto de 1609. En los primeros días de mayo de 1629 pasó a mejor vida en Sevilla, donde el 27 de abril anterior había testado ante el escribano Mateo Díaz. Hallándose en esta ciudad, el 2 de abril de 1596 había otorgado poder para casarse con Doña Leonor de la Peña y Mena, enlace que tuvo lugar el 19 de agosto inmediato en la parroquia de Buenavista (Tenerife); pasó esta Señora a La Gomera para representar y defender los derechos de su marido, pero la viuda de Don Diego de Ayala y Rojas, fallecido en 1592, supo mantenerse en la jurisdicción hasta su muerte en 1610, fecha en que Doña Leonor pudo ocuparla. Sin haber consumado su matrimonio, ausente siempre de las Islas su marido, murió esta Señora en La Gomera, habiendo hecho testamento el 1 de noviembre de 1635 ante el escribano Juan Martin de Mederos. Con Doña María Vázquez Villalobos, nacida en Toledo, tuvo Don Antonio de Ayala por hijo a: Don Luis Peraza de Ayala, Caballero de la Orden Militar de Calatrava.
Tratando de comprobar la relación de parentesco entre Pedro Sarmiento y dicho personaje comprobamos en el Nobiliario de Canarias que Antonio Peraza de Ayala, el pretendido conde de La Gomera, era hijo de Melchor de Ayala y María de Monteverde, nieto por línea paterna de Guillén Peraza de Ayala y de su segunda esposa María Suárez de Castilla; bisnieto de Hernán Peraza (Señor de La Gomera y El Hierro) y Beatriz de Bobadilla y tataranieto de Diego García de Herrera y su esposa Inés de las Casas (Señora del reino de las islas de Canaria). De todo esto solo podemos concluir un parentesco en quinto grado de consanguinidad por lo que nos sorprenden la familiaridad por parte de Pedro Sarmiento de llamarlo primo. Quizá haya un parentesco más cercano por los Ayala, la línea materna, que ahora mismo se nos escapa.

TESTAMENTO DE PEDRO SARMIENTO DE AYALA
Gracias a la colaboración de Cristina López Díaz, redactora del blog Genealogías Canarias y documentada articulista del mismo, obtuvimos un valioso extracto de un testamento que ya no está consultable y que nos aporta información esencial en nuestra modesta investigación:
“Don Pedro Sarmiento de Ayala otorgó testamento el 16 de noviembre de 1623, estando enfermo, siendo viudo y vecino de Las Palmas. Ordenó ser enterrado en San Francisco, donde yacía su mujer doña Fabiana Promontorio, hija de Jacome Promontorio y de doña Juana de Padilla, difuntos. Hijo: don Diego Sarmiento de Ayala, ausente en la Corte. Su casa morada: en la esquina de la calle La Peregrina, comprada a don Juan Jaya y Sopranis. Tenía su cortijo de tierra y aguas en la costa, con casa, parral y bodega, 30 reses vacunas que guarda un negro suyo y 17 yeguas. Siete esclavos de nombre Fernando, Juan, Pantaleón, Jacinto, que estaba en la Corte haciendo compañía a Diego, Marcos, Ana María y Úrsula”.
Este documento nos informa de la buena situación económica de que gozaba el alguacil mayor y también acerca del paradero durante su juventud de su hijo único, Diego, de quien señala que estaba en la Corte en dicha fecha de 1623 acompañado de uno de sus esclavos. Pensamos que la referencia la Corte es solo una forma de decir que su hijo se encontraba por esas fechas en Madrid, la capital del reino, probablemente, opinamos nosotros, recibiendo formación militar.

CAPITÁN DIEGO SARMIENTO
Sabemos que Diego Sarmiento, el hijo de Pedro, regresa a las islas después de su estancia en la Península pues Millares Torres registra su presencia en las Palmas, ejerciendo de alguacil mayor del Santo Oficio, en el año 1632. Será por entonces, a su vuelta de la Corte, cuando deje descendencia en la isla a partir de una relación extramatrimonial con la joven doncella madeirense María Ferrera, probablemente una criada de la familia.
Del mismo modo que su bisabuelo Pedro Fernández Saavedra tuvo hijos con su criada Iseo de León, del mismo modo que su abuelo Diego Sarmiento tuvo hijos con su criada Juana Lorenzo, Diego parece que mantiene la tradición familiar. De tal palo tal astilla. Recordemos en todo caso que el término criada en aquellos tiempos no significa, como hoy, asistenta doméstica o sirvienta, sino dama de compañía, puesto que solía ser ocupado por muchachas de buena familia que residían en la casa de sus señores desde pequeñas.
En la partida de nacimiento de Fabiana Sarmiento, que nace en 1631, y en la de Magdalena, que nace en 1633, consta que su padre natural era don Diego Sarmiento de Ayala, es decir que, aunque María Ferrera no es su mujer legítima, este reconoce desde el primer momento el fruto de sus relaciones. Ese reconocimiento se hará extensivo a la herencia en las últimas voluntades de Diego cuando dicta su testamento en 1633, poco antes de morir, (el documento no está consultable). Debía de ser una persona muy joven por entonces; calculamos que rondaba los 30 años. Es por eso que Fabiana y Magdalena, sus hijas naturales, llevan el apellido Sarmiento. He aquí sus respectivas partidas de bautismo registradas por el mismo cura, el Bachiller Alonso Pacheco Solís en el libro octavo de la Iglesia de El Sagrario Catedral de las Palmas
“Fabiana. Hija de Don Diego Sarmiento y Maria Ferrera Baptisada en esta Santa Yglesia en seis de noviembre de 1631 años; fue su padrino D. Lorenso de Aguilera secretario del Santo Oficio de la Ynquisision de estas Yslas; vino a la pila de dose dias nacida.”
“Doña Magdalena Sarmiento hija natural del Capitan don Diego Sarmiento, alguasil mayor de la Santa Ynquisision destas Yslas, ya difunto, y de Maria de Herrera fue baptisada en esta Santa yglesia en dos de noviembre de 1633; fue su padrino don Francisco de Salasar alcalde de la dicha Santa Ynquisision; vino a la pila de onse dias nasida.”
Algo ha cambiado en dos años. La primera hija, aunque reconocida por su padre, es inscrita por el cura como Fabiana a secas. La segunda es ya doña Magdalena. Aunque en ambos casos los padrinos son altos dignatarios del Santo Oficio, hay una marcada diferencia en el tratamiento. El motivo, creemos, estriba en que, poco antes de nacer Magdalena, en ese mismo año de 1633, se había producido el fallecimiento de su padre quien, antes de morir, en sus últimas voluntades habría reconocido a las dos niñas como sus hijas y herederas universales. Dicho testamento no está, como dijimos, consultable, sin embargo, el dictado por la madre de las niñas cuatro años después, a pesar de que también está muy deteriorado, está legible en parte lo cual nos ha permitido resolver algunos interrogantes.

EXTRACTO DEL TESTAMENTO DE MARÍA FERRERA
Escribano: Francisco de Vera Mujica Legajo: 1111 23 de Julio de 1638
“En Canaria a veinte y tres de julio de 1638 ante mi el escrivano publico paresio Maria Ferrera vesina de dicha Ciudad que doy fe conosco ser la contenida y estando acostada en una cama enferma de cuerpo y sana de la boluntad y en su juisio y entendimiento natural a lo que paresia y dijo que si Dios nuestro Señor fuere servido de llebarla de la enfermedad en que esta su cuerpo sea sepultado en el Convento de San Francisco desta Ciudad y en su abito el qual desde luego pido para ganar las gracias.
Yten declara tener por sus hijas a Fabiana y doña Madalena Sarmiento hijas del capitan don Diego Sarmiento alguacil mayor que fue del Santo Oficio que las tubo siendo soltero el susodicho y la otorgante siendo donsella y el susodicho en su testamento que otorgo ante Juan Leal Camacho escrivano publico que fue desta Ciudad les dejo a las dichas sus dos hijas dos casas bajas en la calle de la pelegrina una junto a la otra onde bive (…) labradas y mas arriva un (…) y (…) de ajuar que constara por el dicho testamento todos los quales dichos bienes rayses los ha administrado y gobernado el Capitan don Felis Perasa regidor desta ysla hasta oy dia despues que murio el dicho capitan como su tutor y tenedor de sus bienes que se lo dejo en su testamento el dicho capitan Sarmiento.
Yten deja por tutor y curador de sus hijas, doña Fabiana y doña Madalena, a el dicho capitan don Felis Espino como hasta aquí lo ha hecho que confio en nuestro señor las (…) con mucha puntualidad y cuydado con ellas como guerfanas que son y quiere que (…) estén las dichas sus hijas en la cassa de la dicha Cristina Sanches para que las dotrinen y enseñen a buenas (...) acudiendolas el dicho don Felis (…) por sustento y bestir.
Y nonbra por sus herederas legitimas a las dichas doña Fabiana y doña Madalena sus hijas las quales hereden todos sus bienes derechos y aciones que en qualquier manera le pertenescan tanto a la una como a la otra y con esto reboco otros qualesquier testamentos y codicilios que antes deste aya fecho asi de palabra como por escripto aya fecho (...) juisio o fuera del y lo pido que no balga. Y la otorgante la qual no firmó (...) a su ruego firmo un testigo que lo fueron presentes Pedro Gonsales, cabo de los artilleros (…).” Por testigo: Pedro Gonsales Ante my: Francisco de Vera Muxica

ARRIBADA DE LOS SARMIENTO A TEROR
A las dos niñas las volvemos a encontrar, genealógicamente hablando, años después, en sus respectivas ceremonias nupciales, cuando se casan en las Palmas con casi 20 años de diferencia entre la una y la otra con dos vecinos de Teror. De ambos matrimonios tenemos constancia de que tuvieron sucesión dando lugar a múltiples linajes en los pagos norteños.
Villa de Teror. Postal coloreada.
Iglesia del Sagrario - Las Palmas Libro 3 – Nº 448 - Año 1646.
“Sebastian Sanchez hixo de Juan Sánchez, difunto y de Cathalina de la O, vezinos de Teror, y Fabiana Sarmiento, hixa de D. Diego Sarmiento, difunto *(familiar del Santo Oficio de la Inquisición) y de María Ferrera, vezina de esta Ciudad fueron casados según Orden de la Santa Madre Iglesia a las cinco de la tarde poco más o menos en veinte y seis de Diciembre de 1646 años de que fueron testigos Pedro Hernández y Diego Padilla y Manuel Díaz y otras muchas personas.” Sebastián González
Iglesia El Sagrario - Las Palmas Libro 3 - Folio 247 Vto - Año 1665,
“Luis Rodrigues hijo legitimo de Antonio Rodrigues y de Maria de Ojeda vecinos del lugar de Teror y Doña Magdalena Sarmiento hija de Don Diego Sarmiento y de Maria Ferrera vecinos de esta Ciudad fueron casados en dos de octubre de 1665 de que fueron testigos Esteban Gonsales Hidalgo, Manuel Ruis y Pedro Hernandes, todos vecinos de esta Ciudad; casaronse entre las cinco y las seis de la tarde poco mas o menos y lo firme.” Juan de Zurita Zambrana Como pueden observar, en las partidas de matrimonio se repite el tratamiento diferenciado que ya vimos en las de bautismo pues Magdalena recibe el ilustre tratamiento de doña que no se da a su hermana mayor. Parece que por el hecho de haber sido reconocida por su padre antes de nacer, Magdalena tiene un mayor rango social, a pesar de que ambas eran por igual hijas naturales. Los cónyuges de ambas hermanas son vecinos de Teror por lo que allí se irán a vivir después de sus respectivos casorios.
De dichas partidas podemos concluir que su madre, María Ferrera, superó la grave enfermedad que sufrió en 1638, la que le hizo testar pensando que iba a morirse. El hecho de que sus hijas sigan viviendo en Las Palmas, lugar donde se casan, y que su madre no sea citada como difunta en dichos eventos son sobrados indicios de que María tuvo una larga y, probablemente, rehecha vida.
Pero lo más sorprendente de dicha documentación es una extraña nota al margen en la partida de matrimonio de Fabiana que hemos remarcado con asterisco. En el año 1826 por auto del Señor Provisor se tacha en la partida la aposición “familiar del santo oficio” referida a don Diego Sarmiento el padre de la novia. No entendemos el sentido que tiene dicha tachadura pero sin duda introduce un factor de intriga a este linaje que nos movió de inmediato a plantearnos la siguiente pregunta: ¿Qué pudo pasar en 1826, casi doscientos años después de la inscripción del matrimonio, para que se dicte por un provisor eclesiástico un auto de omisión del título de familiar del Santo Oficio?

EL FINAL DEL SANTO OFICIO
Situemos las cosas en su contexto histórico en el primer tercio del siglo XIX. La Inquisición se suprime por primera vez con la Constitución de Cádiz (1812); por segunda vez, en el trienio liberal (1820-1823); y por tercera y definitiva ocasión, en 1834, cuando un decreto de la reina regente María Cristina determina la definitiva abolición del Santo Oficio. En la primera ocasión, el cabildo de la Iglesia Catedral de Canaria acogió con júbilo extremo la orden remitiendo un escrito por el que felicita a las Cortes por su celo religioso al haber quitado ese borrón de la Iglesia de Jesucristo. Adjunta al escrito hay una nota en la que se certifica que el mismo día del acuerdo se quemaron en el patio de la iglesia los sambenitos que había en ella sin dejar el más mínimo vestigio. Como curiosidad añadida les diremos que poco después el alguacil mayor del reconstituido Tribunal del Santo Oficio en Las Palmas se llamaba Juan Westerling.
En el segundo de los intentos, nos dice Millares Torres que el día en que llegó la noticia a la ciudad estalló igualmente el júbilo en las calles. En medio del ruido atronador de los cohetes, los vivas a la Constitución y los repiques de campanas se oyó de pronto tocar a muerto en la Iglesia del Seminario Conciliar, edifico anejo al de la Inquisición. Los vecinos que se acercaron a preguntar quién era el difunto recibieron por respuesta: “Doblamos por la vecina”.
Durante la década ominosa (1823-1833) hubo intentos de reconstituir el santo tribunal en diversas partes de España a través de las Juntas de Fe, tentativas que en Canarias no prosperaron de modo que los cargos quedaron inservidos (sic) durante todo ese tiempo. El Santo Oficio sí llegó a ser restablecido sin embargo en Valencia donde un infame tribunal a 31 de julio de 1826 cumplió la condena de ahorcamiento y relajación impuesta al pobre maestro de escuela Cayetano Ripoll por la probada acusación de que no oía misa, de que solo enseñaba a los niños los diez mandamientos y de que no salía a la puerta de su casa cuando pasaba el viático. Fue tal la presión internacional recibida después de su público ajusticiamiento que pocos años después, en 1834, tras la muerte de Fernando VII, la reina regente de España dictaría el decreto de su abolición.
Agustín Millares Torres (1826-1896) celebró también como historiador la buena nueva concluyendo el correspondiente capítulo de su magna obra con el siguiente comentario: “Así murió la Inquisición en España después de 356 años de criminal existencia.”
Después de esta larga digresión, nos permitimos conjeturar que en fecha tan señalada como la de 1826, último Auto de Fe de la Inquisición en España en el que crepitaron las hogueras en Valencia, los miembros del cabido catedral de Las Palmas posiblemente quisieron manifestar su horror por las noticias procedentes de la Península borrando huellas de la presencia de los detestados miembros del Santo Oficio en sus libros sacramentales. Sería conveniente, para comprobar esta hipótesis, revisar si otras partidas fueron por entonces objeto de idéntica poda.

CONTINUIDAD DEL LINAJE EN LA VILLA MARIANA
Después de su matrimonio con Sebastián Sánchez, Fabiana Sarmiento Ferrera pasó a vivir en Teror donde iba a morir tempranamente pues consta en la correspondiente partida que falleció el 16 de febrero de 1666 a la edad de 35 años, tan solo 20 años después de su casamiento. Fue enterrada, nos dice el sacerdote que inscribe su defunción, en la sepultura que era propiedad de su marido, a quien nombró por albacea, sepultura que estaba situada en la nave central de la Iglesia de Nuestra señora del Pino.
Conocemos a dos hijos de dicho matrimonio: Antonio Sánchez nacido en 1650, por quien sigue la línea que estamos describiendo, y Gaspar Sánchez, nacido en enero de 1666, que es el probable causante indirecto de la muerte de su madre que fallece al mes de haber parido. Antonio Sánchez y su esposa, Margarita Rodríguez, hija de los terorenses Diego Rodríguez y Ana Pérez, fueron vecinos de El Álamo, un pago a mitad de camino entre el pueblo de Teror y la ciudad de Las Palmas.
Hija de dicho matrimonio es otra Fabiana Sarmiento, llamada como su abuela, que fue con toda probabilidad la primogénita de la casa pues nace justo al año siguiente del matrimonio de sus padres. Fabiana casará en 1696 a los 18 años con el también vecino de Teror Blas Suárez, hijo de Lorenzo Suárez y María Domínguez.También fue el primogénito de su familia Antonio Suárez, hijo de los anteriormente citados, por quien sigue la línea, casado a los 30 años con Josefa de Quintana, hija de Lorenzo Pérez de Quintana y de María Pulido.
Después de varias generaciones en la villa mariana, Bernardo Suárez Montesdeoca, aun nacido y casado en Teror irá a morir en el barranco de El Laurel, en plena selva de Doramas, allá por 1882 cuando contaba con más de 85 años después de haber criado a ocho hijos.

DE TEROR A FONTANALES
Pago de Fontanales (Moya, Gran Canaria)
A partir de aquí los ascendientes de Juan Ramón García Torres reciben las aguas bautismales y las honras nupciales y fúnebres en la Iglesia de La Candelaria de Moya y más tarde, después que en 1915 se creara la parroquia, en la iglesia de San Bartolomé de Fontanales. Durante varias generaciones, estas nobles familias campesinas vivieron en diversos pagos de este pueblo de nombres tan sugerentes como El Gallego, El Cavadero, Las Hoyas, El Laurel, San Fernando, El Lomo, etc. hasta que en tiempos recientes, en l970, los padres de Juan Ramón, nacido en Fontanales en 1968, decidieron migrar hacia la capital en busca de nuevos horizontes.
 

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