martes, 3 de diciembre de 2024

DESGRANANDO APELLIDOS CANARIOS EN ESTADOS UNIDOS

 JOSÉ JUAN ROMERO CRUZ

Ponencia presentada en el XI ENCUENTRO DE GENEALOGÍA GRAN CANARIA, organizado por la Real Sociedad de Amigos del País de Gran Canaria y Genealogías Canarias, celebrado en Las Palmas de Gran Canaria en noviembre de 2024.

 

Juan Leal Goraz
El filósofo español José Ortega y Gasset sentenció en su libro España invertebrada y otros ensayos que “la colonización americana es lo único grande que ha hecho España”. Canarias contribuyó en esa tarea durante varios siglos en muchos países.
Es conocida la huella canaria en Cuba, Venezuela, Argentina, Uruguay, Brasil…y también, aunque se ha hablado menos, en Estados Unidos. Desde hace cuarenta años se viene desarrollando en las islas un esfuerzo importante para dar a conocer los entresijos de la emigración canaria al territorio actual de los Estados Unidos. En noviembre de 2023 presenté el libro Estadounidenses con pasado lanzaroteño[1]. Contiene un resumen de los datos más relevantes de la emigración canaria a Texas y Luisiana en el siglo XVIII y aporta, como principal novedad, una documentación extensa sobre los diversos encuentros desarrollados en Estados Unidos y Lanzarote en el primer cuarto del siglo XXI entre norteamericanos descendientes de canarios y representantes de la sociedad insular.

Para mí tiene un significado especial realizar esta presentación en este lugar, la Real Sociedad Económica Amigos del País de Gran Canaria, porque fue esta institución la responsable de la primera edición del libro Fundación de San Antonio de Texas. Canarias, la gran deuda americana[2], en diciembre de 1986. El trabajo de su autor, Armando Curbelo Fuentes, ha sido el desencadenante de un movimiento de acercamiento a las islas de los descendientes de canarios, un viaje de regreso a Canarias que los protagonistas del siglo XVIII no pudieron hacer jamás.

Todo empezó cuando el primer rey Borbón que tuvimos, Felipe V, conocido como “El Animoso”, se dejó llevar por los informes llegados desde Texas del terrateniente Marqués de Aguayo, José Ramón de Azlor y Virto de Vera. De forma insistente, le solicitaba el envío de personas para proteger los dominios españoles en aquella zona. El 14 de febrero de 1729 el Rey Felipe V firmó el Real Despacho que solicitaba el traslado de familias canarias para repoblar Texas. La noticia llega a las islas y despierta especial interés sobre todo en Lanzarote, en Teguise, donde las entrañas de Timanfaya ya se hacían sentir. Se ofrecía protección, mantenimiento y cuidados durante un año, así como el título nobiliario de hidalgos para los que se acogiesen a la medida y para sus descendientes. El 27 de marzo de 1730 comienza en el Muelle de Santa Cruz de Tenerife la que se convertiría en la “Gran odisea canaria”. Un viaje de 346 días para un medio centenar de personas, con viaje en barco a Cuba y México, con un recorrido a pie de 1.770 kilómetros, guiado por el militar Francisco Duval, de 38 años, y cinco soldados para la guardia nocturna, desplazando 85 caballos, 65 mulas y 12 carretas. Hubo miedo y sufrimiento. Fallecieron por enfermedad 6 expedicionarios, hubo dos ataques importantes de indios apaches, y el malestar interno desembocó en un incidente grave dentro de la expedición, con robo y huida. El 9 de marzo de 1731 se alcanzó el destino esperado, San Antonio de Texas, denominado entonces San Fernando de Béxar. Imaginen que nos encontramos en ese 27 de marzo de 1730 en el Muelle de Santa Cruz de Tenerife, ante el Macizo de Anaga.


Vamos a conocer a cada una de las 10 familias que van a ir embarcando, 7 de Lanzarote, y una de Tenerife, otra de Gran Canaria y otra de La Palma. También adelantaremos datos de otras personas que se van a unir durante el recorrido en América. Alfabéticamente, tenemos en primer lugar a la familia Cabrera, de Lanzarote. Con Juan, de 39 años, su esposa María Rodríguez, y sus hijos José, Ana y Marcos, con edades entre los 17 y los 7 años. El cabeza de familia no pudo ver culminado su sueño, al caer enfermo y morir en la zona de frío y nieve del Pico Orizaba. La siguiente familia, los Curbelo, de Lanzarote, jugó un papel relevante y fue una parte activa en los enfrentamientos que tuvieron los canarios en San Antonio. Estaba formada por Juan Curbelo, de 54 años, su esposa Gracia Perdomo, de 45 años, y sus hijos, José, María Ana, Juan Francisco, María y Juana. Estas dos últimas se casaron con dos varones que se agregaron durante el camino, el tinerfeño Vicente Alvarez Travieso y con el palmero Francisco Arocha, que ostentaron responsabilidades en el Ayuntamiento que se constituyó. La familia Delgado, de Lanzarote, también se vio marcada por la desgracia en este recorrido, ya que el patriarca, Lucas, perdió la vida en Veracruz. Su esposa, María Melián, de 30 años, sacó adelante a sus cuatro hijos, casándose el mayor con Catalina, hija del líder de la expedición. Dicha persona, Juan Leal Goraz, de 54 años, fue aceptado desde un inicio como el representante del grupo y, al llegar, se convertiría en el primer alcalde. La familia Leal, de Lanzarote, viajó con la esposa y madre de cinco hijos, Luisa Catalina Hernández, que sufría una enfermedad que no pudo superar y que le costó la vida en Quaticlán, donde la familia también recibió el duro golpe del fallecimiento del bebé nacido en La Habana, hijo de Juan Leal junior y Lucía de Acosta. Durante el recorrido, el grupo fue creciendo con la incorporación de canarios que se encontraban en América. En La Habana, entre mayo y junio de 1730, se unieron los hermanos Lorenzo, naturales de La Gomera. En la siguiente escala, en Veracruz, se les agregaron dos amigos de La Laguna, Felipe Pérez y José Antonio Rodríguez. Cuando surgieron las dificultades en el camino, estos cuatro hombres intentaron convencer al resto para renunciar al destino. Como no les aceptaron la propuesta, robaron a la expedición antes de llegar a El Saltillo. Fueron detenidos y liberados con movilidad reducida. Otra familia destacada fueron los Niz, de Gran Canaria, y, especialmente, su yerno Antonio Rodríguez Mederos, de 28 años, que embarcó con el compromiso de casarse con Josefa, de 18, hija de Manuel y de Sebastiana de la Peña. Antonio Rodríguez Mederos estuvo perseguido por la polémica desde el inicio porque construyó el canal de las Misiones religiosas antes que el de los canarios, obras finalizadas en 1741, año en que lo eligen alcalde. Dirigió la obra de la iglesia y fue acusado de mala administración, teniendo en contra a los yernos de Juan Curbelo, Vicente Rodríguez Travieso y Francisco Arocha. En 1749 se presentó una denuncia contra él y acabó en prisión, viviendo un calvario de un año hasta que fue absuelto por el virrey. Otra joven pareja que se interesó por la oferta real de desplazarse a Texas estaba compuesta por José Padrón, de 22 años, y María Francisca Sanabria, de 20 años, de La Palma. El presidente de la Asociación de Descendientes de las Islas Canarias en el periodo 2021-2025, Freddie Bustillo, está vinculado a esta familia y lideró la recaudación de fondos en San Antonio para los damnificados por el volcán de La Palma. La familia Rodríguez Rodríguez, de Lanzarote, al igual que los Leal, estuvo marcada por el duelo en dos ocasiones durante el desplazamiento a San Antonio. La muerte sorprendió al patriarca, Juan, en Veracruz, igual que a su compañero Lucas Delgado. Una de sus cuatro hijas, María, de solo 5 años, también fallecería semanas después en Quaticlán. Por último, imaginamos subiendo al barco a la familia Rodríguez Pérez, de Tenerife, formada por Salvador, de 42 años, y por María Pérez, de la misma edad, con su hijo Patricio, de 14 años, que con el paso del tiempo llegó a convertirse en alcalde de San Antonio.

La influencia canaria en la política de San Antonio se extendió durante más de medio siglo. Juan Leal Goraz se convirtió en el primer alcalde tras el pleno celebrado el 1 de agosto de 1731. Aparte de las familias de los fundadores, en el listado de alcaldes entre 1731 y 1775 se encuentran otros apellidos canarios: Sosa, López Aguado, Montes de Oca, Pérez, Menchaca, Flores, de Carbajal… A partir de 1808 se comienza a percibir el declive español y el inicio de los problemas en el Virreinato de Nueva España. Los canarios suplican el control de fronteras, ante la entrada de miles de anglosajones que se asientan en la zona y van copando las actividades industriales, comerciales y financieras. La pérdida de poder español desemboca en la independencia de Méjico en 1821. Texas fue mejicana hasta las batallas de El Álamo en 1836 y la de San Jacinto, en la que se independiza. En 1845 se unió a Estados Unidos.  Estos cambios, unido al paso del tiempo, la preponderancia del idioma y de la cultura anglosajona, difuminó cada vez más la historia de los canarios en Texas. Hasta que en diciembre de 1986, como contaba anteriormente, la Real Sociedad Económica Amigos del País de Gran Canaria edita el libro Fundación de San Antonio de Texas, la gran deuda de América, de Armando Curbelo Fuentes. El Ayuntamiento de Teguise publicó la segunda edición y el asesor cultural de dicha institución, Francisco Hernández Delgado, animó al periodista inglés afincado en Lanzarote, Larry Yaskiel[3], a contactar con los descendientes en 1997. La tarea no fue fácil porque aún no existía internet como lo conocemos hoy.

Larry y Liz Yaskiel
El empeño de Larry y de su esposa Liz dio fruto y desde entonces unos 200 norteamericanos han viajado a Lanzarote a conocer sus orígenes. El primer contacto se produce con Dorothy Pérez, que ocupaba en 1997 la presidencia de la Asociación de Descendientes de Canarios[4] en San Antonio de Texas. Su respuesta por escrito contiene una frase que indica la lejanía que sentían en Estados Unidos respecto a sus orígenes: “Cuando recibí tu carta me ha llegado realmente el brillo del sol a mi vida”. Dorothy es descendiente de Juan Curbelo por padre y de Juan Delgado por madre. Otro de sus ancestros, Alejo de la Encarnación Pérez, fue uno de los pocos supervivientes de El Álamo. También está emparentada con los únicos tejanos que firmaron la Declaración de la Independencia de Texas en 1836, José Antonio Navarro y Francisco Ruiz, así como con Ursula Bowie,  esposa de James Bowie, uno de los héroes de El Álamo. A partir de la visita de Dorothy Pérez, los viajes de descendientes de canarios a Lanzarote se fueron haciendo más frecuentes. Así se ha cumplido el sueño del asesor cultural del Ayuntamiento de Teguise, cronista oficial y genealogista, Francisco Hernández. Su invitación al periodista Larry Yaskiel para localizar y establecer relaciones con los descendientes de canarios de Texas no pudo haber tenido mejor resultado. Francisco Hernández ha realizado una gran labor mostrando los árboles genealógicos y los orígenes canarios de decenas de norteamericanos. Por su parte, el matrimonio Yaskiel ha dedicado un cuarto de siglo a reforzar esos vínculos, traduciendo y atendiendo a los grupos que se han desplazado, en los que se han encontrado personajes muy interesantes. Gilberto y Yolanda Patiño son descendientes de Juan Leal. Por su dedicación a la genealogía, han sido los responsables de la filiación en la Asociación de Descendientes. Alicia Burger también es descendiente de Juan Leal, de Juan Curbelo y de Juan Delgado

Otros descendientes de Juan Leal que han visitado la isla han sido el presidente de la Asociación de Descendientes en 2002, Gene Arocha, también emparentado con Francisco Curbelo de Arocha, al igual que Angelina Resendez. Otra visitante en el siglo XXI, Mari Tamez, es descendiente de la familia Padrón, de la Bethencourt y de Armas. Por su parte, Trudi Smith Watson tiene acreditado ser tataranieta de María Luisa Leal, quien contrajo matrimonio con Richardson Hillburn en 1851. Un momento destacado de las relaciones Canarias-Texas tuvo lugar en 2002 con la inauguración en Teguise del Museo de la Emigración. Contó con la presencia del rector de la Universidad de Texas en San Antonio, Dr. Ricardo Romo. Se destacó que “la mayor fuente de documentación” del nuevo centro procedía del trabajo del historiador texano John Ogden Leal, descendiente de canarios y antiguo archivero del Condado de Bexar, quien tradujo y estudió toda la documentación entre 1731 y 1860.  

Dr. Alfonso Chiscano. Fallecido en agosto de 2019

En ese encuentro, y en muchos otros de carácter científico y económico que tuvieron lugar a partir de entonces, también tuvo un papel relevante el prestigioso cirujano tinerfeño, afincado en Texas desde los años 60, el Dr. Alfonso Chiscano, Medalla de Oro de Canarias 1999. Gracias a él, entre otras personas, se hizo realidad otro momento clave de las relaciones Canarias-Texas en el siglo XXI: la inauguración del monumento de cinco figuras de bronce, en 2019, en San Antonio de Texas, en homenaje a las comunidades fundadoras de dicha ciudad. Está situado frente a la casa del primer alcalde canario en Estados Unidos. Todo este trabajo de comunicación, encuentros y relaciones internacionales de Canarias, Lanzarote y Teguise con Texas, recuperando la historia en común, ha generado importantes resultados a nivel económico y cultural. 

Homenaje a los fundadores de San Antonio de Texas.
Uno de los hijos del Dr. Chiscano, el prestigioso abogado Steve Chiscano, fue nombrado cónsul de España en San Antonio al comienzo de la década presente y, poco después, fue fichado para el consejo de administración que desarrolla el gran museo de El Álamo. Se trata de la apuesta económica y cultural más ambiciosa de la ciudad, con una inversión que supera los 500 millones de dólares. España estará representada en una de las seis galerías que compondrán este macrocomplejo, y contará con una importante presencia de Canarias. El nuevo Museo de El Álamo, que abrirá sus puertas en 2027, representa una oportunidad para saldar la “deuda canaria” de los Estados Unidos. Es la meta en un camino en el que historiadores y distintos agentes de la cultura han puesto su granito de arena para acercar estas dos orillas. El libro Capítulos olvidados de la Revolución Americana, de Rubén Pérez, hermano de Dorothy, subraya el papel jugado por canarios en la independencia americana.
Nuevo museo de El Álamo (2027)

El documental Texas antes de El Álamo, de Bill Millet y del historiador de la UTSA Félix Almaraz, reivindican el recuerdo de la presencia canaria. Se ha traducido al inglés Crónicas Canarias en Texas, de Armando Curbelo, y en Lanzarote se ha publicado la novela La piedra, de José Luis García. La piedra hace referencia al molino de piedra que los canarios llevaron consigo a San Antonio para garantizar la continuidad del gofio en su alimentación. Como millos de piñas, continuamos desgranando apellidos y familias canarias en Estados Unidos, desplazándonos a continuación más hacia el este, al estado de Luisiana.

Teguise acoge la presentación del Museo de El Álamo.

 Y nos hacemos esta pregunta: ¿Por qué la mayor fiesta canaria fuera de Canarias se celebra en Luisiana?. Medio siglo después del asentamiento en Texas, un total de 2.373 canarios se establecieron en Luisiana entre 1778 y 1783. Quince años antes, España había adquirido a Francia dicho estado. Ante el peligro de hostilidades inglesas, nuestro país recluta 700 soldados en Canarias, que emigran acompañados de sus familias en siete embarcaciones principales durante esos cinco años. Unas 40.000 personas con antepasados canarios residen en la actualidad en Luisiana, la mayor parte de ellos en St Bernard, donde cada año, durante un fin de semana de marzo, se celebra el Festival Isleño, congregando a más de 40.000 asistentes. Esas familias canarias que desembarcaron en Nueva Orleans en el siglo XVIII procedían de cinco islas, siendo el 45% de Tenerife, el 40% de Gran Canaria y el 15% restante de La Gomera, La Palma y Lanzarote. Los apellidos más comunes entre los reclutas fueron Hernández, González, Rodríguez, García, Díaz, Martín y Pérez. La necesidad de unir a los descendientes canarios y difundir los valores de la cultura canaria motivó la creación en 1976 de la comunidad Los Isleños Heritage and Cultural Society of St Bernard. 

Sus instalaciones se han ido desarrollando en este tiempo hasta presentar en la actualidad tres amplios edificios rodeados de una superficie verde de 90.000 metros cuadrados, el equivalente a 15 campos de fútbol. Los contactos con Lanzarote de esta Sociedad se iniciaron en el verano de 1998, cuando el periodista inglés afincado en la isla que ha liderado estas relaciones internacionales, Larry Yaskiel, y su esposa Liz, fueron recibidos en ese centro. De los distintos encuentros registrados desde entonces, destacamos a miembros de siete familias de Luisiana con orígenes canarios, quienes se han significado por distintas aportaciones al reconocimiento de su raíz canaria. La familia Campos es una de ellas. Domingo Campos abandonó Lanzarote en 1783. En Tenerife embarcó rumbo a Nueva Orleans. Su descendiente Joseph “Chelito” Campo, de 101 años en 1998, estaba considerado como ese “abuelo sabio” respetado en la comunidad. Sus conocimientos quedaron reflejados en el libro Recetas de las Islas Canarias. La familia Guerra cuenta entre sus descendientes con el historiador Frank Fernández, quien lideró la creación de la Sociedad Los Isleños en 1976. Un año antes había estrenado el documental La decadencia del legado español de Luisiana. Entre los miembros destacados de las familias con apellido Hernández se encuentra Marcelino Hernández, un reconocido herrero que contribuyó a la belleza del French Quarter de Nueva Orleans. Muchas de las joyas arquitectónicas de ese distrito son de origen español, como se distingue en muchas placas y señales de Bourbon Street. Un descendiente de la familia canaria Martínez, de nombre Billy Tauzin, estaba reconocido a finales de los años 90 del siglo XX como el descendiente de canarios más conocido en los Estados Unidos. Congresista durante varios mandatos, se le consideraba el número tres del Partido Republicano. Sus gestiones en Washington permitieron que el Museo de Los Isleños fuese nominado como Herencia Cultural por el Congreso de los Estados Unidos. 


En la familia Molero destaca el nombre de Dorothy Benge, quien dedicó gran parte de su vida al buen funcionamiento de la Sociedad Los Isleños. Su abuelo Manuel Molero fundó una de las mayores compañías petroleras de Luisiana y fue un gran benefactor para la comunidad canaria. Sus descendientes donaron tanto el terreno como la edificación para el Museo de Los Isleños. El apellido Molero llegó a este estado americano con Cristóbal Luis Molero, que partió desde Tenerife a Nueva Orleans, vía La Habana, con su esposa y sus siete hijos. Un activo colaborador de la Sociedad Los Isleños, aunque no tiene orígenes canarios, ha sido el historiador William de Marigny Hyland, quien pertenece a la familia que donó los terrenos donde se establecieron los canarios en el siglo XVIII. A la familia Núñez pertenece el descendiente de isleños más relevante en la historia del jazz, el clarinetista Alcide “Yellow” Nunez, nacido en St Bernard en 1884. Las publicaciones especializadas aún lo recuerdan como uno de los mejores intérpretes. A esta familia también pertenece Joan Núñez, dirigente de Los Isleños en 1998. Fue la primera descendiente de canarios en Luisiana en viajar a Lanzarote.


Por último, en referencia a los miembros más insignes de la familia Suárez, se señala el nombre de Charles Ponstein, quien ocupaba en 1998 el cargo de presidente de St Bernard Parish, distrito o parroquia en el que se encuentra la ciudad del mismo nombre. Terminamos nuestro recorrido en busca de apellidos canarios en Estados Unidos con la fotografía de dos canarias, de aquí y de allá: Margarona Páez, de La Graciosa, y Dorothy Benge, de St Bernard, Luisiana. Canarias, tierra de emigración, ha extendido su “peculiaridad” y su “canariedad” por América y también por los Estados Unidos. El paisaje humano de las Islas se extiende por el mundo y allá donde hay personas nacidas en el Archipiélago o descendientes de emigrantes canarios, hay un foco de interés por nuestro pueblo, por saber mejor quiénes somos y cómo somos. El abrazo entre Margarona y Dorothy, durante un encuentro de confraternización en la Octava Isla, resume la unidad que concita el Archipiélago y el respeto por su historia, su cultura y su patrimonio.

Margarona Páez y Dorothy Benge 


[1] ROMERO CRUZ, J.J. (2023). Estadounidenses con pasado lanzaroteño. Ayuntamiento Villa de Teguise.  

[2] CURBELO FUENTES, A. (1987). Fundación de San Antonio de Texas, la gran deuda americana. Edit. Las    Palmas de Gran Canaria.

[3] Larry Yaskiel, periodista, productor musical y editor británico de la revista Lancelot en inglés, afincado en Lanzarote, recibió la medalla del Imperio Británico de manos del embajador del Reino Unido en España por su labor para tejer lazos entre la comunidad británica y las Islas Canarias.

[4] Se constituyó en 1977 en Texas y sus miembros son descendientes de las dieciséis familias originales.

 



 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

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