sábado, 27 de junio de 2020

LAS ARMAS DE D. JOSÉ BETHENCOURT FRANCHI Y DEL CASTILLO-OLIVARES EN EL PANTEÓN DEL CEMENTERIO DE VEGUETA EN LAS PALMAS DE GRAN CANARIA. ESTUDIO COMPARATIVO

JUAN MANUEL RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ

El panteón que ostenta las armas de Bethencourt en el cementerio de Las Palmas de Gran Canaria (Vegueta) que se sitúa a la entrada a la izquierda, parece diseñado por Ponce de León (1812-1880) según el esquema neoclasicista que presenta (Luciana I. Toldi, 2017), quizás, fuese obra de algún maestro de la época que fuera academicista continuando su legado, por ejemplo, Francisco de la Torre o Antonio Santana, ambos colaboradores de Ponce de León, hay que tener en cuenta que se atribuye a este casi un tercio de las obras funerarias de panteones de cierta monumentalidad en el cementerio de Vegueta. Aparece el nombre de D. José Bethencourt Castillo, escuetamente consignado en la cabecera de la lápida frontal de mármol, donde  debajo aparece reseñas de familiares y como propiedad

Cementerio de Las Palmas
de la familia Velázquez, de la que desconocemos hasta el momento alguna vinculación con este patricio y aristócrata, sobrino nieto de Dña. Leonor Bethencourt Franchi, II condesa de la Vega Grande por su matrimonio con D. Francisco del Castillo Ruiz de Vergara y Amoreto (Nobiliario de Canarias III). Este descendiente de las primeras familias canarias relacionada con la realeza aborigen (¿Cómo prescindir de la antigua raza de los primeros conquistadores, señores y Reyes feudatarios de la Islas, los Béthencourt, cuya sangre, después de todo, ha entrado por hembra en todas las familias de la nobleza del país? [Fernández Bethencourt, 1886]), no contó con descendencia, según consta en el Nobiliario de Canarias; en el mismo (Nobiliario de Canarias III, Lám. CCCLVIII), aparece una imagen de este Blasón sin descripción y solo como ejemplo de armas de la Casa de Bethencourt y alianzas.  Por la fecha de su óbito, señalada en la lápida, debe tratarse en realidad de D. José Bethencourt Franchi del Castillo Olivares, último vástago de línea agnada de la Casa Mayor de Bethencourt en Canarias, acaecida el 6 de noviembre 1847 (Nobiliario de Canarias III), este señor no aparece, por ejemplo, en la lista de los mayores contribuyentes locales de Las Palmas de Gran Canaria, que de todas maneras no se completa con todos, sino con los mas que aportan y se cierra con un largo etc. (LAALP [Libros de Actas  del Ayuntamiento de Las
Palmas]), sesiones de mayo 1834, junio del mismo año y diciembre de 1845, donde si aparece como  primer rentista su primo segundo D. Agustín del Castillo Bethencourt, conde de la Vega Grande (Martín Galán, 1984), sin embargo, aparece un D. José de Bethencourt en la lista de electores según la Ley Electoral de 1845 (dos año antes de su fallecimiento), de Las Palmas de Gran Canaria, en el puesto veintiséis, con Contribución directa de 1912 r.v. (Encarna Galván González, 2012); creemos que la mayoría de sus fincas y propiedades se situarían en los municipios de Guía, Gáldar y Telde en Gran Canaria, y en municipios de las islas de Lanzarote y Fuerteventura, en la acumulación de mayorazgos de la Casa de Bethencourt nos relaciona a los siguientes personajes en el Vínculo de Hoya de Pineda con el patronato del Convento de San Antonio de Padua de Gáldar, las propiedades de este vínculo fueron rematadas durante el proceso desamortizador del siglo XIX: Jerónimo de Pineda, Maciot de Bethencourt, Lucano de Bethencourt, Sebastián de Bethencourt, Cristóbal de Bethencourt, Sebastián de Bethencourt, José de Bethencourt, Francisco de Bethencourt, José de Bethencourt, Jerónimo de Bethencourt y José de Bethencourt. Siendo nuestro D. José de Bethencourt el último poseedor y María Dolores de Bethencourt, su hermana, la última sucesora (Suárez Grimón, 1987; Cruz Saavedra, 2005); reiteramos desconocer como pasó la propiedad del nicho a la familia Velázquez, y su relación con ella (quizás una compra o alguna herencia, cabe la posibilidad de unas 2ª nupcias sin descendencia, extremo a investigar en archivos parroquiales, acaso, descendencia  de costado datos que, por otra parte, no hemos encontrado en el Nobiliario y otras fuentes, y tiramos el guante a aquellos memorialistas que puedan despejarnos esta incógnita). Encontramos a Diego Velázquez como presidente legal y de honor de la exposición Provincial de Agricultura e  Industria, y Artes de 1862, con participación de Ponce de León, en el Gabinete Literario, como posible familiar de estos propietarios del panteón y quizás con alguna relación en su diseño (Mª de los Reyes Hernández Socorro, 1996). Posiblemente, por otra parte,  exista relación de los Velázquez, creemos posteriormente radicados en Gran Canaria, con el célebre diputado canario, natural de Tiscamanica, Fuerteventura, Manuel Velázquez Cabrera, pues parece existir un tronco común del apellido en la provincia de Las Palmas. Sabemos además que descendientes de este ilustre diputado se hicieron por una u otra circunstancia con casas importantes en Vegueta, una en la calle de Los Balcones o León y Joven, donde estuvo hasta bien entrado el pasado siglo XX (1977) una farmacia de uno de los descendientes, conocida como Casa Velázquez, y también la casa que fue del obispo Verdugo en la calle Castillo con detallada descripción de F.G. Martín Rodríguez en su obra Arquitectura doméstica de Canarias [ver cita]); no se encuentra grabado en la lápida el nombre de su esposa, Dña. Luisa Ximénez de Embum y Bravo de Laguna, que falleció antes que D. José el 12 de noviembre de 1827, creemos que la lápida actual o bien la obra del mausoleo en su conjunto fue realizada años después de su fallecimiento (1853, según guía historiada del cementerio de Vegueta, que se confunde

al adjudicar el blasón a los Velázquez [Suárez, 2020]) y trasladado posteriormente su féretro, según se puede colegir del óbito de D. José Bethencourt y Castillo, quizás sustituyendo a alguna anterior, por la familia Velázquez que, sin embargo, respetó en ese momento el blasón familiar de los anteriormente propietarios, y consignaron al último morador de esta línea los Bethencourt. Es sintomático que el Nobiliario apunte en la lámina CCCLVIII, mencionada mas arriba: “Armas de Bethencourt y alianzas. Hoy en el cementerio de las Palmas de Gran Canaria”. Encontramos en Recuerdos de un noventón a D. Agustín José Bethencourt  primer iniciador de las importantes mejoras que presenció  la ciudad de Las Palmas  en la segunda década del presente siglo (XIX), es importante la cita de este personaje si bien no viene reseñado en el Nobiliario, ni siquiera relacionado con D. José, y que tuvo destacada participación en el puente de Piedra del Obispo Verdugo y en el cementerio de Vegueta con su ilustre amigo Luján Pérez (D. J. Navarro Pastrana, 1977), encontramos rastros también de este benefactor de la ciudad en misceláneas de  Néstor Álamo, que lo vincula como pariente de D. Antonio Betancourt, el famoso comerciante de La Peregrina (Néstor Álamo, 1959), pero desde luego se trata de un personaje coetáneo con su mismo apellido, de cuya familia existe un detallado árbol genealógico de Miguel Rodríguez Díaz de Quintana (J.M. Alzola, 2001), y nos sitúa en aquella época de las dos primeras décadas del ese siglo de abandono y ruina de la ciudad: precedidos de una larga época de contracción económica, los primeros años del siglo XIX se vivieron en Canarias como una dramática pesadilla cuyos actores principales, la fiebre amarilla y las plagas de langosta, sembraron por doquier el hambre y el dolor hasta el punto  dice Millares Torres (Encarna Galván González, 2012), de considerar el 1812 como un “año de triste memoria” (Millares Torres, 1981), este fue el entorno de parte de la vida de D. José, amén de la nueva Constitución conocida como María Cebolleta o La Pepa, que se significó en nuestra ciudad con el monumento en su honor levantado en la Plaza de Santa Ana, y el advenimiento del absolutismo de Fernando VII, y que afortunadamente no conoció “el Cólera Morbo”, y es muy revelador el poema del teniente de artillería Turrez que define a una sociedad todavía amodorrada en 1908:
Haciendo vida secreta,
aburrida, solitaria
y en la quietud más completa,
la nobleza de Canaria
vive apartada en Vegueta.
(Tomado de Thenesoya Vidina y más Tradiciones, Néstor Álamo, 1956).
Si nos parece, fuera de conjeturas, que la calle hoy denominada Agustín Bethencourt (popularmente conocida como “sal si puedes” en Vegueta) queremos pensar que se dedica a este benefactor de la ciudad y no al insigne ingeniero tinerfeño-portuense Agustín Bethencourt y Castro, como viene reseñado en algún callejero, ajeno al desarrollo de nuestra ciudad.  Encontramos el Blasón de Bethencourt en fachadas de casas solariegas o lápidas funerarias en varios lugares de la isla y del archipiélago, de las que nombraremos algunas significativas:  en la casa mayorazgo de Manrique de Lara, en Teror (Gómez-Pamo,
Casa Manrique de Lara en Teror
1997), en el 4º cuartel, cortado, conjuntamente, con su alianza con Franchi, mismo apellido que vinculaba a D. José; también en la casa de los Coroneles en La Oliva, Fuerteventura, con las alianzas de Cabrera, Morales y Melián; la de la lápida del enterramiento de Agustín Antonio Jaques de Mesa en la Iglesia Matriz de San Agustín en Vegueta  y posiblemente la que encontramos en el enterramiento de D. Antonio de la Rocha Bethencourt, de factura mas reciente que, cuartelado en cruz, se sitúan en 2º y 3º  (en plata león rampante en su color en posición siniestrada, este blasón en su conjunto, sin embargo, viene descrito como de la Rocha, según Julio Sánchez Rodríguez (2009); para nosotros particularmente de la Rocha se trata exclusivamente del escusón sobre el todo), también reproducido en Nobiliario de Canarias III, Lám. CCCLXII. Encontramos por último las armas de Bethencourt en el blasón que lucía la casa Quintana en la calle Castillo 3, hasta mediados del siglo XX (Gómez-Pamo, 1996). Realmente este blasón a través del tiempo no se modifica sustancialmente, salvo variaciones que comentaremos, desde el primigenio de Juan de Bethencourt IV: En campo de plata león rampante en sable en posición adiestrada, armado y  linguado en gules, que llegó a intitularse Rey de las Canarias, aunque aquí no es el caso. La descripción del blasón del panteón lo describiremos como: Terciado en palo y cortado: 1º Mendoza, 2º Arias Saavedra, 3º Carvajal (aquí en “barra” no en “banda”) 4º Herrera, 5º Muxica, 6º Ayala; sobre el todo escusón con Bethencourt (León rampante en posición correcta [adiestrada]). Este blasón se encuentra en la actualidad deteriorado por el desprendimiento que interesa parte de la ornamentación de lambrequines del contorno situados en el lado siniestro. En cuanto la evolución del blasón de Bethencourt en labras, moldura, etc., perteneciente a fachadas, lápidas,  o panteones podemos observar que, en aquellos casos que se les atribuye, pasamos de un sencillo contorno de un león rampante adiestrado a otras composiciones con  nuevos “muebles” o “figuras” agregados dentro del campo que aloja al felino. Como ejemplo encontramos, en primer lugar, el de la casa mayorazgo de Manrique de Lara en la Villa de Teror, Gran Canaria,  ya mencionado, donde se añaden en lado siniestro de la figura del león, tres figuras humanas en faja que podrían representar los aborígenes que aparecen como tenantes en las versiones originales del escudo (Le Canarien, crónicas francesas de la conquista de Canarias, edic. de Cioranescu, 1980). En segundo caso mencionado, la Casa de los Coroneles en Fuerteventura, en el 4º cuartel encontramos un león siniestrado y en jefe tres flores de lis en faja, este mismo blasón se encuentra en la fachada de la casa de Castillo-Olivares en San Juan de la ciudad de Telde, donde se repite este  cuartel de los Bethencourt, blasón que realmente en su conjunto es idéntico al de la casa de los Coroneles, si bien esculpido en distinta piedra;
Casa de los Coroneles. Fuerteventura
desconocemos la procedencia de tal versión (posiblemente de Perdomo, íntimamente relacionado con Bethencourt, que lleva dos leones rampantes enfrentados superado o en jefe por tres flor de lis en faja, Nobiliario I, reproducido por Chaparro D’Acosta, 1980), pero vuelve a repetirse en la lápida de Jaques de Mesa, también mencionado; en este caso el león se encuentra correctamente adiestrado. Volviendo al blasón de D. José Bethencourt Castillo, nos preguntamos el motivo de las alianzas descritas en el mismo que corresponderían no a enlaces proveniente de ascendencias próximas en generaciones, sino alguna de ellas primigenias en líneas de costado del apellido, como puede ser Herrera, Saavedra y poco más, y aquí encontramos la clave de las armas de las alianzas, por una parte, la pretensión de enlaces con los apellidos que fueron de las Casas de Señorío (Arias Saavedra, Ayala, Mendoza y Herrera) en las islas no realengas como el propio Bethencourt: “primus inter pares”, y su deudo Maciot Señor de Lanzarote (Viera y Clavijo, 1967); en el caso de Ayala se podría pensar que en las fechas de vivencia de D. José Bethencourt Castillo, se admitía la teoría de la procreación de un hijo de Jean de Bethencourt, Señor de Canarias, con Mariana de Ayala y Vargas: el controvertido vástago Floridas, podría tratarse de un argumento para añadir tal blasón (de la Rosa Olivera, 1956); por otra parece mas probable la teoría correspondiente a enlazar con los conquistadores, buena parte radicados en las primeras décadas después de la conquista en Lanzarote,  Gáldar y Guía en Gran Canaria encontramos Carvajal y Aguilar (Bonnet Suárez, 1960); la descripción de la familia
Bethencourt, Le Canarien
Carvajal a colación del Blasón existente en el Museo Canario nos da algunas pistas (Gómez-Pamo, 1994); también aparece en Relación Genealógica de Fray Juan Suarez de Quintana (González Sosa, 2006).  Por último, si hacemos un rastreo de la Casa Mayor de Bethencourt en el Nobiliario de Canarias III, encontramos algunos de los apellidos representados en el blasón, en enlaces por  líneas de costado en varias ocasiones, excepto Mendoza, pero si Muxica en varias reseñas de la casa Bethencourt-Ayala (la madre del académico, historiador y genealogista Francisco Fernández de Bethencourt se apellidaba Bethencourt y Muxica, Nobiliario III, por otra parte, coetánea de D. José), y de nuevo Carvajal en Ángel de Bethencourt, nacido en Gáldar en 1530 de la línea Perdomo Bethencourt, y que era yerno de Bernardino de Carvajal (Nobiliario III); sería muy prolijo señalar en este trabajo, todas aquellos enlaces que hipotéticamente influyesen en el Blasón que nos ocupa, solo hemos señalados algunos  ejemplos. Por último nos preguntamos si este blasón que hoy luce en el mausoleo fue realmente asumido por D. José o quizás se tratase de una obra escultórica de alguien que quiso de una manera compendiar y resumir una historia de todo lo que conllevaba la carga familiar de los Bethencourt.   De todas maneras adjuntamos diagrama de flujo de la ascendencia de D. José, donde podemos constatar algunas de estas alianzas, basadas en las fuentes que se citan en texto bibliográfico.

Nota del autor: Debido a la pandemia de COVID-19, (2020) ha sido imposible rematar el trabajo con algunas pesquisas, sobre todo de la familia Velázquez, y del entorno de D. José Bethencourt Castillo: su vivencias, su entorno, su historia y quehaceres cotidianos, y  que le correspondió vivir a una época de claros oscuros de nuestro querido barrio de Vegueta.


Post scriptum.
27 julio 2020.
Es revelador aportar para nuestro último trabajo de la Armas de D. José Bethencourt y Castillo del Cementerio de Vegueta de Las Palmas de Gran Canaria, propiedad de la familia Velázquez, como quedó también  aclarado según reza en la lápida marmórea de la misma, que hayamos encontrado rastreando el Nobiliario de Canarias I, páginas 94 y 134, el matrimonio de D. César Benítez de Lugo y Benítez de Lugo con Dña. Mª Dolores Velázquez y Bethencourt  nacida en Las Palmas de Gran Canaria el 4 de noviembre de 1851, hija de D. Agustín Velázquez y Velázquez y de Doña Irene Bethencourt y Velázquez[1].
Su única hija Dña. Mª del Carmen Benítez de Lugo Velázquez, nacida en la Orotava, 16 de julio de 1883, caso en la villa en noviembre de 1906 con D. Antonio Lugo-Viña Massieu, recordado patriota canario y defensor de la naturaleza, amigo del árbol que con su propio peculio editó la revista “El Campo” que sostuvo durante bastantes años sus convicciones naturista, y que no dudamos que estuviese relacionado con D. Francisco González Díaz, escritor Gran Canario y creador del Día del Árbol, idea hoy abandonada pero que se sigue reivindicando bajo otras perspectivas[2].
Nos llama la atención el nombre de Irene que ostenta también en la lápida Doña Irene Velázquez Martin, que aparece debajo de D. José Bethencourt y Castillo, seguidas de su hermano y, encima de ambos la reseña de propiedad.
Después de muchas indagaciones en el Nobiliario en los apartados de Bethencourt no encontramos conexión dentro de las distinta ramas: la rama Mayor, los Bethencourt-Ayala, Bethencourt-Castro, Melián-Bethencourt, etc.[3]. También es verdad que existen lagunas importantes en las descendencia, suponemos difícil de abarcar,  que no es el momento de anotar en este apéndice de post scriptum, pero la familia a la que aludimos, Velázquez Bethencourt, no se tratarían,  desde luego, de personas de calidad desdeñable en la sociedad grancanaria al enlazar con la nobleza descendiente de personajes de la Conquista como los Benítez de Lugo,  establecidos en la Orotava.
Apuntamos tres hipótesis:
1º Legado a esta familia quizás por lazos cercanos o próximos, no encontrados, seguramente por lagunas que existen, como hemos reseñado, en la genealogía consultada o en nuestras pesquisas. No creemos que esta nomenclatura de apellidos  apuntadas en el primer párrafo se trate de una casualidad. Nuestras consultas en el Archivo Histórico Provincial Joaquín Blanco, fueron infructuosas ya que solo aparecen proyectos panteísticos presentados al Ayuntamiento sobre 1.860.
2º Matrimonio de D. José Bethencourt con la señora Velázquez del panteón y no registrado como tal en aquellos tiempos donde la separación de la noblez era evidente, y que alguna descendencia  supondría romper la línea sucesoria agnada por varonía y/o apellido. ¿Podría ser fruto de esta relación Irene Bethencourt Velázquez?
3º Descartaríamos la compra del nicho por varias razones, basadas en que en esa época de mediados del siglo XIX, parece que esta transacciones no eran al uso y, por otro, vistas con reserva, y que presumiblemente debería pasar, así como el “mayorazgo”, directamente a su hermana Mª Dolores Bethencourt Franchi del Castillo-Olivares, que según el Nobiliario[4] presenta como sucesora de la Jefatura de la Casa.

[1] Francisco Fernández de Bethencourt, Nobiliario I, Edición Juan Régulo Pérez, 1956, pág. 94.
[2] Francisco Fernández de Bethencourt, Nobiliario I, Edición Juan Régulo Pérez, 1956, pág. 134.
[3] Francisco Fernández de Bethencourt, Nobiliario III, Edición Juan Régulo Pérez, 1956, págs.  585-709.
[4] Francisco Fernández de Bethencourt, Nobiliario III, Edición Juan Régulo Pérez, 1956, pág. 626.

BIBLIOGRAFÍA
- Néstor Álamo, 1959. Thenesoya Vidina y Más Tradiciones”. Instituto de Estudios Canarios. La Laguna, CSIC, 1959. En “El silbo del Pastor”, p 361-362.
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Sergio F. Bonnet Suárez, 1960. “La Villa de Gáldar en 1526”, El Museo Canario, enero-diciembre, 1960, pp. 115-127.
- Enrique Pérez Herrero (coord.) 2010 “Catalina Hernández Guanarteme y Luisa Guanarteme, Princesas Canarias. Agüimes, 1526. Las Palmas, 1746”. Colección Facsímiles del Archivo Histórico Provincial de Las Palmas. Gobierno de Canarias.  Edición: Carlos Gaviño de Franchy. Árbol genealógico ascendente de los Betancourt y Perdomo.
- Antonio J. Cruz y Saavedra,  2005. “Patronazgo y fundación del Vínculo de Hoya de Pineda en el Convento de San Antonio de Padua (1520-1835)” . Revista de Historia de Canarias, 20; abril 2005, pág.92. 46
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- Lino Chaparro D’Acosta, 1980. “Heráldica de los Apellidos Canarios”. Estudios Técnicos del Blasón. 2ª Edición. Tomo II, pág. 108. Las Palmas de Gran Canaria, 1980.
- Francisco Fernández de Bethencourt, 1886. “Nobiliario y Blasón de Canarias”. Tomo VII, Madrid, 1886. Imprenta de Marcelino de Burgase, Barquillo, 39. Págs. 6 y 7.
- Francisco Fernández de Bethencourt, 1954. “Nobiliario de Canarias” Edición: J. Régulo. Editor. La Laguna de Tenerife. 7 Islas (Obra puesta al día y ampliada por una Junta de Especialista). Tomo I. Casa Méndez de Lugo, pág. 756. Casa de León, pág. 484. Tomo III. Casa de Bethencourt, Lám. CCCLVIII, Lám. CCCLXII, pp. 616-617, 625-626 y 658.
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