AÑO GENEALÓGICO FRANCISCO FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT
Ponencia presentada en el III Encuentro de Genealogía Gran Canaria,
celebrado en Las Palmas de Gran Canaria, los días 15-17 noviembre de 2016,
Publicado en Ponencias del III Encuentro de Genealogía Gran Canaria, nº 3 (2016)
Depósito Legal: 368-2015
Fue destacada
la presencia portuguesa en Canarias,
sobre todo en los momentos inmediatos a la conquista de las islas y que se
prolongó durante los siglos XV, XVI y XVII. Su presencia ha quedado patente en
los diferentes aspectos de la vida cotidiana, que se observa en diversas
manifestaciones como el arte, la ganadería, la agricultura, la
toponimia, la climatología, la pesca y diferentes actividades domésticas, y que se recuerda a través de un lenguaje, que antes de afirmar que fue imposición, debemos reconocer que se trató de una asimilación y aceptación por parte de la nueva sociedad y población que se estaba formando y consolidando en las islas.
toponimia, la climatología, la pesca y diferentes actividades domésticas, y que se recuerda a través de un lenguaje, que antes de afirmar que fue imposición, debemos reconocer que se trató de una asimilación y aceptación por parte de la nueva sociedad y población que se estaba formando y consolidando en las islas.
Palabras como
millo, bubango, ñame, masapés, sorriba o bosta
nos ponen en relación con un pasado agrícola y ganadero; burgao y liña,
con la pesca; sorimba y enchumbarse con la lluvia. Diferentes árboles se
nominan con el prefijo ero, por aportación portuguesa, como: almendrero,
naranjero, manzanero y castañero, además
de otras plantas como viñátigo, acebiño, faya, follao y til, pero también son
frecuentes palabras del desempeño cotidiano, que atienden a sentimientos,
estados de ánimo, actividades comunes y elementos domésticos, entre las que
podemos recordar a: aguachento, alongar, amularse, atillo, cambado, entullir,
escarrancharse, fañoso, fechadura, fechar, ferruge, ferrugiento, fogalera,
fonil, gaveta, geito, machucar, magua, mojo, o zafarse.
La pervivencia
del lenguaje, no tiene otra explicación que la aceptación de una comunicación
cotidiana y frecuente, dada la cantidad de portugueses y por ser más amable,
suave, e incluso más descriptivo que el castellano, que acabó imponiéndose
apoyado en el modelo administrativo impuesto desde Castilla. Es preciso no
olvidar que algunas poblaciones estaban atendidas espiritualmente por clérigos
portugueses, e incluso alguno de los primeros
escribanos eran de esta nacionalidad, por lo que no extraña que
documentos del S. XVI estén redactados
en portugués, como algunos protocolos y registros bautismales, y pese al paso
del tiempo, aún se puede observar en los
primeros bautismos recogidos en la parroquia de Moya.
La presencia
portuguesa fue numerosa en determinados lugares y Torriani hace alusión a ella en Tenerife y La
Palma, destacando en Guía de Isora y Garafía. Así como en Icod, según
manifestaciones del portugués Frutuoso, quien hacia 1590 visitó Telde e hizo una descripción del lugar
indicando la existencia de dos o tres ingenios, con buenos cultivos de cañas,
viñas y algodones, y de personas laboriosas en la agricultura y en el cuidado
de sus ganados, sin duda en una alabanza hacia sus compatriotas radicados en
Telde.
Los
portugueses ya están presentes en la
participación de la conquista de las islas, así como en el reparto de tierras,
aguas, ganados, esclavos y cargos públicos, pero su mayor llegada está unida a la introducción del cultivo de
la caña de azúcar, pues son conocedores de su cultivo y transformación, que
venía desarrollándose en Madeira con anterioridad a la conquista de Canarias.
La fertilidad
de la tierra y la disposición de agua, hicieron de Telde un lugar apetecible en
el repartimiento de tierras y ya a finales del siglo XVI se configura su trama
urbana, mientras que la actividad agrícola girará en torno al cultivo de la
caña de azúcar, con la existencia de varios ingenios. Esto es lo que atraerá a
portugueses y a otros pobladores de diferentes lugares. La relación de oficios
que señalan los primeros registros parroquiales de Telde, dan cuenta de una
población que crece hacia la modernidad
y entre ellos destacan quienes tienen relación con el cultivo de la caña, como
cañavereros, desburgadores, trabajadores, almocrebes, moledores, caldereros,
maestros de azúcar, purgadores, refinadores y labradores, siendo los
portugueses la mano de obra especializada en los ingenios, mientras que los
trabajos más duros recaían en los esclavos, que en buena parte procedían a
través del mercado portugués. Junto a ellos un importante número de maestros y
artesanos como albañiles, herreros, zapateros, cerrajeros, espaderos,
marineros, pescadores, boyeros, sastres
y otros más. Sin duda entre ellos, algunos, o muchos, portugueses que
contribuyeron al desarrollo y consolidación de la ciudad de Telde
La fusión e
integración de los portugueses fue tan completa, que pasadas las primeras
generaciones ya es difícil determinar quienes tenían este origen y sólo lo
recuerda la existencia de un largo listado de apellidos, de origen luso, hasta
el punto que se estima que una tercera parte de los canarios porta uno de estos
apellidos. A ello se une la deficiencia
de las fuentes y unos tardíos registros en la mayoría de las parroquias
insulares, especialmente en matrimonios y defunciones.
La parroquia
de San Juan Bautista de Telde, creada en 1486, conserva registros
bautismales a
partir de 1503, en alguno de los cuales se refleja la condición de portugués de
los padres o padrinos de los bautizados,
pero la tardía aparición de otros registros, impide una reconstrucción familiar
más profunda, pues los registros matrimoniales dan inicio en 1568; los de
confirmación en 1582; los de defunción en 1641 y los expedientes matrimoniales
en 1666. Esta deficiencia podría salvarse, en parte, acudiendo a los protocolos
notariales de los escribanos teldenses, pero poco se puede progresar en esta
documentación, debido a su gran deterioro y a estar retirados de consulta la mayoría de ellos y
que abarcan un largo periodo cronológico.
Pª S. Juan, apr 1890. Foto: Luis Ojeda, FEDAC |
La rápida integración
de los portugueses, hace que los párrocos no siempre anoten esta condición en
una misma familia, lo que denota que son bien conocidos. Esta integración de
los portugueses en la sociedad teldense, la hemos observado a través del
padrinazgo, con la elección de padrinos diversos, e incluso entre personas
destacadas y de alta condición social, como representantes de la Real
Audiencia, escribanos, beneficiados y sacristanes, así como labradores,
pescadores, trabajadores y camelleros, por lo que se deduce que los portugueses
se relacionan con todos los estratos de la sociedad. Caso contrario sería el de
los flamencos, que depositan la confianza en sus propios compatriotas, para así
mantener su estatus, condición e identidad.
Durante el
siglo XVI, la presencia de portugueses se manifiesta en los registros
bautismales de manera continuada a lo largo de toda la centuria. El periodo de
mayor ausencia se extiende entre 1569 y
1587. Analizada La relación de portugueses (Ver Anexo), se observa que se trata
de hombres casados con mujeres de Telde. De los 33 portugueses localizados, 32
de ellos son hombres, de los que siete son solteros; uno, Gonzalo Pérez, vecino
de Madeira, debió llegar viudo, y volvió a casar en Telde con Sebastiana
Rodríguez. Completa la relación una mujer, Isabel Rodríguez, que es reflejada
como madrina.
Sobre la
procedencia de estos portugueses nada se indica, salvo en el referido caso de
Gonzalo Pérez, que llega desde Madeira, al igual que Alejos Hernández. De
Antonio Duarte se indica su condición de extranjero cuando casó con Ana Marín
en 1569, pero de acuerdo con el registro, no hay duda que sea portugués y así
lo hemos considerado. Sobre la ocupación de estos portugueses poco se indica,
aunque se conoce que uno de ellos era
carpintero; otro boyero; otro trabajador; otro cogedor de diezmos y labrador;
otro era pescador y uno de ellos estaba casado con una mujer de condición
vendedera.
Para conocer
si el asentamiento de estos portugueses fue definitivo o temporal hemos acudido
a su reconstrucción familiar, en donde se observa que salvo uno de estos
matrimonios, todos procrearon en Telde. Nueve de ellos tan sólo aparecen
reflejados con un único hijo bautizado, por lo que podríamos deducir, que en
algunos casos, su presencia en Telde fue temporal, pudiéndose dar el caso de
que algunos retornasen a sus lugares de origen. El resto de los matrimonios
tuvo más de un hijo, algunos hasta siete u ocho, lo que sin duda nos indica que
su asentamiento y permanencia en Telde fue definitiva. Los matrimonios detectados,
con presencia portuguesa, contribuyeron a la natalidad de Telde con 71 procreaciones
a lo largo del siglo XVI.
Durante el
siglo XVII, la presencia portuguesa es
menor y se detecta en 25 matrimonios, con la participación de 23 hombres y de dos mujeres, una de ellas viuda y otra
esclava. Los portugueses, salvo en una ocasión siempre casaron con solteras y
todos ellos también lo eran, salvo uno que era viudo.
Sobre el origen de estos portugueses se registró
que seis hombres y una mujer, procedían de Madeira; otros cinco eran azoreanos, de las
islas Terceras, de La Graciosa y Santa María; dos de Portugal/reino de
Portugal, sin especificar destino concreto, mientras que para el origen de los
otros, se señala: Atouguia, Lisboa, Santarém, la villa de Serpa, Faro y Oporto.
En el caso de la mujer esclava, María “Portuguesa”,
conocemos que era propiedad del beneficiado teldense don Lorenzo
Finollo y Venegas, y que estaba casada con otro esclavo, Dionisio, propiedad del capitán don Antonio
Lorenzo, y vecino de La Ciudad. Sobre la vecindad o naturaleza de las mujeres
casadas con los portugueses, tan sólo se indica en un matrimonio, en el de Juan
Rodríguez, de Madeira, con María García, vecina de la isla, casados el primero
de junio de 1636, por lo que entendemos que el resto de ellas eran vecinas de
Telde.
Tan sólo se indica oficio para Manuel Miranda,
zapatero, y que siendo vecino de La Ciudad acudió hasta Telde para participar
en un apadrinamiento bautismal. Únicamente aparece
con distinción don Juan Barreto,
natural de la isla de Madeira y que ya viudo de María Barreta, se casa de nuevo
en Telde con doña Elvira Teresa Yzquier, hija del capitán, Lucas Perdomo Zurita
y de doña María Yzquier, que aunque vecinos de La Ciudad eran residentes en
Telde, celebrándose dicho enlace el 16 de agosto de 1682, para velarse once
días más tarde, encontrándoles de nuevo bautizando a su primera hija, Antonia, el 13 de junio de 1683, a la
que siguieron otros ocho retoños de dicho matrimonio.
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Los matrimonios con
portugueses aportaron 65 niños a la natalidad teldense del siglo XVII, que se
reparten entre los 20 que procrearon, siendo otros seis los que aparecen sin
hijos, aunque uno de ellos, el formado por el farense Manuel Díaz y Juana López
Cabrera, lo pudo hacer en Santa María de Guía, de donde era él vecino.
En defunciones se relacionan
dos portugueses, uno de ellos es Pedro Hernández, del que sabemos que estaba
casado, pero poco más, por cuanto que el 17 de diciembre de 1654 se enterró a
un hijo suyo (“un niño de Pedro Hernández, portugués”), en
sepultura propia, indicación que nos remite a un enterramiento posterior, el 30
de enero de 1655, en que fue sepultado Pedro Hernández, “suizo”, en sepultura propia, detalle éste, junto con la cercanía
de ambos decesos, que nos hace pensar que se trataba de la misma identidad, y
la indicación de disponer de sepultura propia confirma una presencia prolongada
en Telde, enlazando con antepasados de desahogada situación económica.
Del otro difunto señalado como
portugués (“un portugués pobre forastero”),
se indica que vivía en casa de Melchor Hernández “Rolo”, su hermano, por lo que lógicamente entendemos que también
sería portugués, aunque de tal procedencia nada indican los registros, pero
conocemos que estaba casado, pues el 23 de febrero de 1655 un registro de
defunción nos da información de que en la Capilla de Nuestra Señora del Rosario
fue sepultada “La mujer del Rolo”, y acudiendo a la reconstrucción
familiar descubrimos que se llamaba Catalina/de los Reyes/ Domínguez y que se
casaron el 4 de septiembre de 1616, procreando nueve hijos, uno de ellos
Andrés, nacido el 7 de diciembre de 1620 y que el 16 de septiembre de 1645,
próximo a cumplir los 25 años, lo encontramos contrayendo matrimonio con María
Milán/Melián, con quien tuvo once hijos y en el bautismo de alguno de ellos se
repite su identidad como Andrés Pérez “Rolo”
y que con pocas dudas podemos asegurar que todos ellos pertenecen al mismo
tronco familiar, pues la indicación distintiva con el apelativo “Rolo” podemos considerarla como
concluyente. (En la actualidad Rolo aparece como apellido en algunas islas del
archipiélago).
Es interesante la indicación
que hace referencia a Catalina González “La
Portuguesa”, como de condición partera y que aparece como tal entre 1648 y
1652, aunque también pudo ejercer tal actividad en 1653 al identificar a la
partera de dicho año, con el nombre de Catalina Hernández y que puede tratarse
de la misma Catalina González.
En conclusión, bien se puede indicar que la presencia de portugueses en
Telde fue mayor que la que reflejan los registros sacramentales, y la rápida
adaptación e integración, que ya hemos manifestado, es lo que pudo suponer, a
juicio de los anotadores, un tratamiento registral sin distinción, pese a su
origen foráneo, e igual al de los propios parroquianos y naturales del lugar.
Los padres portugueses aportaron unos efectivos poblacionales a la
población de Telde y de las islas, que en futuras generaciones se irán
multiplicando, por lo que los nietos y biznietos de los portugueses, aumentando
en número, generación tras generación, son los herederos de aquellos primeros
portugueses que contribuyeron al desarrollo y a la configuración social de las
islas.
Fuente:-
Archivo Parroquial de San Juan Bautista de Telde. Registros sacramentales de
bautismos, matrimonios y defunciones.
Elaboración:
Jesús Emiliano Rodríguez Calleja. III Encuentro de Genealogía Gran Canaria.
(1).- Aparece
como padrino de una hija de Juan Rubio y de Juana Batearón.
(2).- Su
última aparición es como padrino en 1532.
(3).-
Posiblemente se trate del mismo Juan Yanes, carpintero, casado con Leonor
Rodríguez y que aparece en 1524 como padrino de un hijo de Alonso Pérez y
Leonor Pérez, junto con Antonio de Abreo
y su esposa Sabastiana Ponce. De ser cierto, enviudó y volvió a casarse.
(4).- Se le
referencia como primo de Rodrigo Álvarez, sastre, por lo que damos también a
este la condición de portugués. En la misma secuencia cronológica aparecen
otros Pedrianes, bautizando a hijos con diferentes mujeres, por lo que podría
suponerse que en algunos casos se trata del mismo, que al enviudar contrajo
nuevo matrimonio. Ellos son: Pedrianes y Catalina Zambrana (1521-1528);
Pedrianes, camellero y Senorina Afonso
(12543-1553); Pedrianes, zapatero y Beatriz López / Marín (1552-1555) y
Pedrianes, labrador y Angelina Rodríguez (1554-1556).
(5).- Aparece
como padrino de un hijo de Andrés Perdomo y Catalina Bracamonte. Podría
tratarse del refinador del licenciado Castillo, Vicente Álvarez, casado con
Bernardina / Marina Perdomo (1532-1546).
(6).- Le
asignamos origen portugués al ser referenciado como primo del portugués
Pedrianes (Ver Nº. 9 y su nota correspondiente).
(7).- Se
indica ser vecino de La Madera. Aparece como padrino de un hijo de Andrés
Perdomo y Catalina Bracamonte (Ver nota 5).
(8).- Aparece
como padrino de un hijo de Diego González y Ana Pérez.
(9).- Aparece
apadrinando a unas esclavas de Sebastián González. Podría tratarse de Francisco
Afonso, zapatero, casado con Juana Rodríguez / Ramos (1543-1545).
(10).- Aparece
como madrina de un hijo de Luis Bristol y María de Solís.
(11).- Aparece
apadrinando a una hija de Antón Martín, camellero e Inés Hernández, negra.
Posiblemente formase matrimonio con Luisa López y que criaban a un expósito
(1568).
(12).- Aparece como padrino, junto a Isabel Martín,
doncella, a un hijo de Pedro Madera y Elvira Rodríguez.
(13).- En su
registro matrimonial se indica ser extranjero.
(14).- Su
anterior matrimonio, del que enviudó, podría haber sido con Isabel Hernández.
(15).-Se
descubre su procedencia portuguesa cuando
muere un hermano que convivía en su casa. Ver Nº 57 y su correspondiente
nota.
(16).- En 1654
se enterró un hijo suyo, en sepultura propia.
(17).-
Falleció el 5 de febrero de 1665.
(18).- Del que
se indica que vivía en casa de su hermano Melchor Hernández “Rolo”, dando a entender que éste
también era portugués.
(19).-
Posiblemente también responda a la identidad de Catalina Hernández, partera en 1653.
(20).- Aparece
como padrino de un hijo de Juan Suárez y María Muñiz.
(21).-
Posiblemente este matrimonio tuviese algún otro hijo más allá de 1700. La
identidad de la esposa se refleja de diferentes formas, una de ellas como doña
Elvira Esquiel. Fue necesario que el contrayente probase su viudedad.
(22).- Esclavo
del capitán Don Antonio Lorenzo.