FANEQUE HERNÁNDEZ
PEDRO SOCORRO
EL ADALID FERNÁN GUERRA Y SU PARENTELA
A) INTRODUCCIÓN
Hemos defendido en la primera parte de
este trabajo que Isabel Guerra, la esposa del labrador Juan de Sanlúcar, quien
fue nombrado en 1503 alcalde de la isla, es una hija natural de Fernán Guerra, personaje
a quien consideramos, junto a su hermana Beatriz, como el tronco de las líneas
de apellido Guerra que llegan hasta nuestros días en Gran Canaria. Destacaremos
en esta segunda parte la relevancia de Fernán Guerra como
verdadero fundador de
la ciudad pues a él como adalid se debe la ubicación del Real de Las Palmas y como
vecino de Triana la elección de Santa Ana como advocación de la primera ermita del
campamento militar que hoy es Catedral de Canarias.
Catedral de Canarias. Foto: sobrecanarias.com |
Los Guerra constituyen una familia
que parece estar afectada por la
fatalidad pues se suceden en torno a ella ejecuciones, muertes a traición,
crímenes pasionales. Es asimismo una familia marcada por los intereses
pecuniarios, las intrigas de poder, la falta de escrúpulos. Es una familia, en
fin, de la que nunca se acabará de contar toda su historia. Todavía quedan
ramas sueltas y hechos por estudiar. La colaboración entre investigadores, como
en el caso de este artículo, terminarán por resolver los misterios de este
poderoso clan cuyo punto de partida parece ser el barrio de Triana.
Destacaremos por otra parte en este trabajo la presunción, que trataremos
de probar a lo largo de estas líneas, de que los Guerra de Gran Canaria están a
su vez emparentados con los de Tenerife y no solo a través de la descendencia
de Beatriz Guerra, hermana del adalid que se afinca en dicha isla, sino
también a través de los herederos de
Lope Fernández Herrero el poderoso conquistador que es el protagonista del
Poema de Viana. Dedicaremos por ello un apartado de este trabajo al enigmático
Bachiller Juan Guerra, fue alcalde mayor de Gran Canaria en 1504 y teniente de
gobernador del cabildo de Tenerife en 1506 y que parece ser el nexo de unión entre
los Guerra de ambas islas.
B) EL ADALID FERNÁN GUERRA Y LA
INFORMACIÓN DE 1502-1504
Veamos para empezar lo que nos dice Cebrián Latasa sobre Fernán
Guerra nuestro principal protagonista de hoy.
“Conquistador de Gran Canaria.
Probablemente de origen andaluz, fue repoblador de Lanzarote hacia el año 1446.
Era de los llamados de las islas. Desafecto
a los detentadores del Señorío será uno de los que propicien la Pesquisa de
Pérez de Cabitos 1476/1477. Entraba en las islas insumisas en busca de presas y
estuvo cautivo en Gran Canaria. En la conquista de esta isla, donde se avecindó,
sirvió de adalid y estratega. Murió en Tenerife durante el mandato de Pedro de
Vera. Su hija Catalina hizo información
de méritos que se remitió a la Corte en 1504. Pedía ayuda económica apoyándose
en los méritos de su padre.
Casado con María May. Hijos legítimos:
a) Juan Guerra (Nacido en Lanzarote y muerto sin sucesión en Gran Canaria, año
1495) b) Ana Guerra (Nacida en Lanzarote y muerta en Gran Canaria antes de 1502
madre de María May) y c) Catalina Guerra (Nacida en Lanzarote hacia 1472 y
muerta en Gran Canaria. Casada con Juan de Ceberio tuvo como hijos a Michel de
Moxica, Juan Ceberio, Ginebra de Moxica, Marina de Moxica, Bernardino Lezcano,
Lope de Moxica, Catalina de Villafranca, Teresa de Villafranca, Francisca de
Villafranca y Juana de Villafranca)”.
Nos centraremos a continuación en la
información de méritos de 1502-1504 solicitada
por su hija Catalina
Las informaciones, no dice Manuel Lobo,
son documentos de carácter oficial en los que se persigue mediante el
testimonio de testigos directos o cercanos a los acontecimientos probar hechos
concernientes a quien solicita la probanza, con la finalidad, añadimos
nosotros, de obtener ciertos privilegios (otorgamientos, exenciones de
impuestos, acceso a determinados cargos u oficios, etc.)
La Información que hoy nos ocupa fue
solicitada por Catalina Guerra hija de Fernán Guerra y esposa de Juan de Ceberio,
el primo del contino regio Miguel de Mujica muerto en la batalla de Ajódar.
Sobre la misma hay un excepcional estudio de don Antonio Rumeu de Armas cuya
lectura muy sinceramente recomendamos (MDC Biblioteca Universitaria de la ULPGC).
La parte testifical se realizó en Las
Palmas en septiembre de 1502 ante el escribano público Juan de Aríñez por
comisión que le dio el bachiller Juan Hernández de Anaya teniente de corregidor
de la isla. Los testigos que declararon eran todos vecinos de Gran Canaria en
esa fecha. Estos son: Lope de Salazar, Ibone de Armas, Pedro de Hervás, Gonzalo
de Jaraquemada, Gutierre de Ocaña, Juan Rodríguez de Cubas, Fernando de Avia y Alonso
Cornado. Otras personas fueron requeridas como testigos y prestaron juramento
pero a la hora de la comparecencia se abstuvieron de presentarse. Estos fueron:
Juan de Sanlúcar, Magdalena de Armas la vieja y Margarida Alonso, ambas viudas.
El motivo de la no comparecencia está
claro en al menos dos de los casos citados. Juan de Sanlúcar es cuñado de
Catalina Guerra (esposo de su hermanastra) y
Magdalena de Armas la vieja, que es hija de Juan de Armas I, es a su vez
cuñada de Beatriz Guerra (hermana de Fernán Guerra) pues Beatriz estuvo casada
en segundas nupcias con Juan de Armas II. Observamos que el hermano de
Magdalena llamado Ibone de Armas sí pudo
pasar el filtro y prestar declaración porque no era familiar directo. Por
último reseñaremos que Malgarida Alonso es la mujer de Diego de Aday el viejo a
la vez que recordamos que los Aday se destacaron junto con los Armas y los Guerra
en la revuelta comunera de las islas señoriales, es decir que eran familias
aliadas y también probablemente emparentadas.
La finalidad de la Información se
descubre en el encabezado del documento que se registra en Medina del Campo a 3
de octubre de 1504, dos años después de las testificaciones: “Solicitud de
recompensas presentada por Catalina Guerra ante el rey Fernando en
reconocimiento de los méritos contraídos por su padre Fernán Guerra en la
conquista de la isla de Gran Canaria”.
Efectivamente la solicitante va al
grano a por las recompensas cuando, después de loar las hazañas de su padre
diciendo que ayudó a conquistar la isla de Gran Canaria y que reveló la
conquista de ella y que murió en su servicio, procede a hacer recuento del
importe de las compensaciones a las que aspira con estos argumentos: “y le
tomaron toda cuanta hacienda tenía en la
isla de Lanzarote que valía más de 400.000 mrs. y gastó en venir a la Corte y en la estada y vuelta otros 100.000, que son 500.000, a cuya
causa la dicha Catalina Guerra quedó huérfana y pobre por lo que humildemente
suplica a Vuestra Alteza descargue su real conciencia y le mande pagar lo que
el dicho su padre perdió y gastó y más
lo que fue su servicio, por los dicho servicios, o le manden dar en la dicha
isla de Gran Canaria las caballerías de tierras de riego que vieren que basta
para la dicha paga porque la dicha Catalina Guerra, su hija, está pobre y tiene muchos hijos…”
- ¿Muerte al servicio de los reyes?
El primer amaño destacable de la
solicitud se advierte cuando dice que su padre murió al servicio de los reyes.
Sabemos que fallece en ciertas alformas (intercambios comerciales bajo
salvoconducto) en la isla de Tenerife poco después de conquistada la isla de
Gran Canaria, pero hemos de dejar claro que aquella expedición no obedeció a
ninguna iniciativa real sino a su propio interés comercial. Fernán Guerra lleva
muchos años depredando las islas no conquistadas capturando presas humanas para
venderlas en Sevilla al mejor postor. Sus enemigos directos, los señores de las
islas, don Diego de Herrera e Inés Peraza, fueron posiblemente los
organizadores, de común acuerdo con sus aliados guanches, de la celada que le
hicieron.
- ¿Mujer pobre y necesitada?
Para desmontar la falsa declaración de
Catalina de que su padre no había recibido repartimientos y que era una mujer
sin medios, traemos a colación el siguiente texto de Néstor Álamo basado en las Datas de la casa de Ceberio ARCHA
Legajos Lezcano (Apéndice del libro Thenesoya Vidina y otras tradiciones Las
Palmas de Gran Canaria, 1945).
“También presenta la Catalina, que
debió ser hembra brava y valiente, a Zárate para su confirmación la data hecha
por el gobernador y general Pedro de Vera a su madre María May de suerte y
media de tierra en el valle de Tenoya que lindaba con tierras de Juan de
Mayorga e Ibone de Armas. La data le había sido hecha a la expresada María May hacía más de 25
años, heredándolas su hija legítima Catalina Guerra que las poseía en este año de
1506. Por tanto dicha data debió ser efectuada hacia 1480”
Entre las posesiones que Catalina acredita
tener ante el reformador Luis de Zárate constan, tan solo en Tenoya, un ingenio
y quince suertes de riego, lo cual era una extraordinaria fortuna, entre ellas la suerte y media que fue de María
May (por la muerte de su esposo Fernán Guerra que tuvo lugar con anterioridad a
los primeros repartimientos), heredada por su hija Catalina Guerra, y una
suerte otorgada en repartimiento directo a Catalina Guerra. Esta última suerte debió
ser la recompensa obtenida tras la información practicada en 1502-1504 para que
se reconocieran los méritos de su padre y de paso para engrandecer su ya de por
sí ingente patrimonio.
El resto de las inmensas propiedades
que declara en las vegas de Tasaute, Tasautejo y Santa Ana proceden de algunas compras de
tierras pero sobre todo de los repartimientos otorgados a su marido Juan de Ceberio
por su participación en la conquista y por ser el heredero universal de su
primo el capitán y contino real Miguel de Mujica fallecido en combate. Podemos por
tanto decir sin temor a equivocarnos mucho que Catalina Guerra era una de las
mujeres más ricas de su tiempo en toda la isla a pesar de que comete
perjurio declarando
ser pobre y necesitada.
Villa de Ceberio, Vizcaya. Foto: zeberio.net |
(Medias agrarias en la época de la
conquista: 1 aranzada= 1 fanega; 5 aranzadas=1 suerte; 4 suertes= 1 caballería;
es decir que una caballería de riego equivale en Gran Canaria a 20 fanegadas=10
hectáreas de terreno aproximadamente).
-
¿Por qué se realiza la información en 1502 y no se envía a la corte hasta 1504?
Ya
hemos señalado que las pruebas testificales se realizaron en 1502 ante el
escribano Juan de Aríñez por comisión del Teniente de corregidor Hernández de
Anaya, es decir que extrañamente la autoridad ha delegado su responsabilidad en
el vizcaíno Juan de Aríñez, escribano mayor del Concejo, quien resulta ser alguien
tan allegado que en fechas venideras se convertirá en el esposo de Juana de
Villafranca, la hija de Catalina Guerra, es decir, en yerno de la solicitante.
Este matrimonio no tuvo sucesión por la muerte temprana de Juana, anterior a
1511 según Cebrián Latasa.
Esta
anomalía junto con la participación como testigo de Ibone de Armas y otros hombres
de las islas del bando comunero, muy allegados por tanto a los Guerra, debió
ser el motivo de la no prosperidad inicial de la Información en 1502 en base a
una supuesta parcialidad que en la opinión del que escribe era una evidente
componenda. Sin embargo, dos años
después, el documento llega a la Corte con la firma de validación del alcalde
mayor de la isla que en aquel momento ejercía de máxima autoridad por muerte del gobernador Escudero. El alcalde
mayor firma como Iohannis Bachiller, es decir, escribe su nombre en latín omitiendo el
apellido. ¿De quién se trata en realidad? Su nombre completo es Juan Guerra.
C) EL BACHILLER JUAN GUERRA Y LOS
GUERRA DE TENERIFE
El bachiller Juan Guerra, alcalde mayor
de Gran Canaria en 1504, aparece citado en el siguiente documento en el que
sale muy malparado como cofrade mayor en ciertos sucesos que se describen y que
le van a costar la pérdida de sus posesiones en Gran Canaria y la huída a
Tenerife:
La integración de las Islas Canarias en la Corona de Castilla
1478-1526 Aspectos administrativos sociales y económicos. Eduardo Aznar Vallejo. Universidad de Sevilla
“En determinados casos las cofradías
eran utilizadas como instrumentos de intereses particulares o de grupo
contrarios al espíritu de fraternidad que debían defender. Sirvan de ejemplo el
intento siempre rechazado de crear hermandades de limpios para defender la
supremacía de los cristianos viejos sobre los conversos; y la constitución de
grupos de defensa mutua con vistas a obtener objetivos políticos económicos y
sociales. Sobre esta segunda modalidad conocemos un documento de gran interés:
el proceso instruido por Lope de Sosa contra algunos prohombres de Gran Canaria
(Alonso de Vargas, Fernando Bachicao, Ruy Díaz de Cerón y otros vecinos) por
promover una cofradía escandalosa (AGS Cámara de Castilla (Pueblos) legajo 5
fols 106-107)
Los cargos contra tales personas eran
los siguientes:
- Hacer una capilla en la Iglesia Mayor
para enterrar a los cofrades, que habían de ser trece a imitación de los apóstoles
de Jesucristo.
- Juramento de ser amigo de amigo y
enemigo de enemigo, y si moría esclavo o caballo de alguno lo pagasen entre
todos.
- Si alguno recibía ofensa la vengarían
todos y hasta tomar venganza todos llevarían luto.
- En caso de que la justicia procediese
contra uno que los demás le defendiesen y ayudasen.
- En las elecciones para oficios de
regimiento se votarían unos a otros para que los cargos no saliesen de ellos.
- Que los cofrades tuviesen los mejores
sitios en la Iglesia y si se los quitaban que se ayudase para echar de la
iglesia a los responsables.
- Ayuda al bachiller Juan Guerra
en su residencia para que siempre fuese Justicia por los muchos favores
recibidos y que esperaban recibir. -Además se les acusaba de conspiradores y
responsables de un crimen de lesa majestad.
Los acusados se defendieron diciendo
que habían actuado con aprobación del provisor al que habían pedido que hubiese
12 o 13 cofrades en honor “de la Virgen y los apóstoles” y que estos fuesen
personas honradas y vecinos, y no
genoveses, extranjeros o gentes de baja suerte, “más otros capítulos no
escandalosos”.
Gracias a un trabajo de Gambín (La Revolución del Concejo de Gran Canaria de
1511 publicado en el XIX Coloquio de Historia Canario-Americana) podemos
confirmar que el nuevo gobernador Lope de Sosa destituyó de inmediato a Juan
Guerra como alcalde mayor, y podemos asimismo transcribir enteramente la
cláusula de la cofradía secreta a él referida:
“Ítem, que todos los dichos cofrades
fuesen a una en ayudar y favorecer en la residencia al bachiller Juan Guerra,
alcalde mayor en esta dicha isla, y que procurasen como siempre estuviese por
justicia en ella, porque ninguna justicia contra ellos se ejecutase, porque
dicen que les dio muchas suertes de tierras de regadío en la dicha isla y que
estorbasen y amenazasen a los que se quisiesen quejar del dicho bachiller”.
Siguiendo con nuestras pesquisas comprobamos que aparece
citado el bachiller Juan Guerra en otro artículo de Gambín titulado “Primeros repartimientos”, publicado en A.E.A.:
“El sucesor de Valenzuela, Antonio de Torres, realizó
asimismo otras entregas de tierras. Es conocido el reparto en el heredamiento
de Firgas de tierras al licenciado Hernando de Aguayo, Pedro de Santana, Enrique
Yáñez y otros vecinos, en “pago del sueldo que se les debía”. Conocemos también
otros repartos de tierras y aguas en Firgas y Tenoya y en Las Palmas. Hay
constancia además de entregas efectuadas dos años después por el bachiller
Juan Guerra, alcalde de Gran Canaria, quien estuvo de facto al frente de la
gobernación de la isla al fallecimiento del gobernador Alonso Escudero en 1504.
Guerra entregó al vecino Hernando Espino una caballería de tierra en la montaña
de Moya, por haberse casado y avecindado allí”.
Habría que explicar en este punto que el tal Espino, el
primero de su estirpe en la isla, es un escribano y que su mujer Juana de
Valera es al parecer una hija de Gutierre de Ocaña a quien ya habíamos citado
por ser uno de los testigos en la información
practicada por Catalina Guerra.
Hemos encontrado finalmente otras referencias de este personaje, que
parecen confirmar su huída de Gran Canaria, en las actas del cabildo y en las
datas de Tenerife, isla en que residirá durante un corto periodo de tiempo:
- Acuerdos del cabildo de Tenerife Tomo
II Nómina de oficios de la república de la isla de Tenerife hasta el año 1513
Elías Serra Rafols y Leopoldo de la Rosa
El bachiller Juan Guerra que había sido
alcalde mayor de Gran Canaria figura como Teniente de gobernador en el cabildo
de Tenerife en 15 de marzo de 1506, sesión
en la que se le nombra mensajero a la corte.
- Data concedida por Alonso Fernández
de Lugo en 20 de febrero de 1505
“Y porque el bachiller Juan Guerra es
persona honrada, y tal que su alteza
está servida, que esté y pueble y se avecinde en esta isla y porque él se ha venido a avecindar y a vivir
en esta dicha isla y la voluntad de su
alteza es que a semejantes personas se dé sus vecindades según que merecen, por tanto como repartidor otorgo que doy a
vos los dichos Fernando de Llerena y el bachiller Juan Guerra toda el agua y tierras que con ella se pudiera aprovechar
que está en dicha isla que es hacia la costa de Aguache, la cual agua se llama
en lengua de Tenerife Ajofa en Temijar…”
En la reformación del repartimiento en
1506 ante Ortiz de Zárate el otorgamiento de esta data tuvo contradictores cuyo
testimonio nos aportan valiosa información sobre Juan Guerra. Uno de los
testigos señala que “el bachiller Belmonte, teniente del adelantado, y el
bachiller Guerra no son vecinos ni pobladores en la dicha isla (Tenerife) más
antes que el bachiller Guerra es casado en Baeza (o en Llerena dicen otros) y
que no los tiene por vecinos” Los demás testigos confirman lo anterior y
algunos añaden “salvo que tiene cargo de la justicia (Teniente de gobernador)
por el Adelantado…”. El único de los testigos que no acusa al bachiller de
haber obtenido injusto repartimiento es curiosamente Lope Fernández, su
probable deudo, a pesar de que este era en aquellos momentos enemigo declarado
del Adelantado.
Volvamos ahora al repartimiento realizado en Gran Canaria al
escribano Hernando Espino para que, partiendo de dicho documento, nos
planteemos hacer algunas disquisiciones sobre su filiación. La confirmación real
de dicho repartimiento vino dada por edicto real lo que implica que la decisión
del alcalde mayor fue recurrida, como también lo fueron otras adjudicaciones,
por falta de justo título del otorgante (es el caso del recurso presentado en
1506 por Martín de Vera hijo de Pedro de Vera):
38-RGS. 1-1505. Fol. 53. 1505, enero, 17. Toro.
“Confirmación de la posesión de una caballería de tierra en
la villa del Real de Las Palmas, en la montaña de Moya, a Hernando Espino,
vecino de Canaria, que Bartolomé Juan Guerra, alcalde de la dicha villa,
le había concedido por haberse casado y avecindado allí, ya que era voluntad de
la reina que se poblase la isla”. El Rey.
Observemos que en este documento
el alcalde mayor pasa a ser llamado Bartolomé Juan Guerra. Podría ser un
error de transcripción y donde dice Bartolomé probablemente debamos leer Bachiller
que era su título. Las abreviaturas pueden jugar esas malas pasadas, sin
embargo no sería descabellado pensar que este pueda ser su verdadero nombre completo
teniendo en cuenta que es el mismo de un familiar muy cercano, como ahora
veremos.
Bartolomé Joannes Guerra es un
personaje no muy conocido en la historia de Canarias. Contamos con algunos
datos de este personaje gracias a la obra “El conquistador Lope Fernández”
publicado por Leopoldo De la Rosa Olivera en Revista de Historia:
Lope Hernández Herrero, conquistador de
Gran Canaria, de La Palma y de Tenerife,
y poseedor en esta última de Valle Guerra lo cita como primo suyo cuando cede
en 1512 una parte de su herencia a Hernando Esteban Guerra, “hijo de su primo
Bartolomé Joannes Guerra”. Otra parte de su herencia, como bien saben los
lectores, fue asignada a su primo, el escribano Hernán Guerra, que había sido conquistador
de la isla. Tanto uno como otro personaje, nos dice el profesor De la Rosa
proceden de Fuentes de León en la provincia de Badajoz.
Nosotros planteamos la posibilidad de
que Bartolomé Joanes Guerra pudiera ser identificado como el conquistador
Bartolomé Sánchez de Cardela (o Guerra), el padre de Hernando Esteban Guerra,
pues con ese nombre es también señalado. Cebrián Latasa nos dice de este
personaje que “fue de los primeros conquistadores de Gran Canaria y que como tal
recibió tierras en repartimiento en 1485 en el Real de las Palmas; que participó
en los Concejos de la isla como alcalde ordinario
en 1499-1501 y regidor; que en 1505 actuaba como testigo informante de los
asuntos de Berbería; que fue corredor de lonjas y escribano; que casó con Juana Fernández”. De confirmarse
esta identidad habría que pensar que el cargo de alcalde mayor estuvo asignado
“de oficio” a la familia Guerra pues después de este personaje hemos visto
pasar por el cargo a Juan de Sanlúcar y a Juan Guerra.
Tras este inciso continuamos la
búsqueda de pistas acerca de la filiación del Bachiller Juan Guerra y para ello
hemos de recurrir nuevamente a Cebrián Latasa en las entradas correspondiente a
los dos herederos de Lope Fernández:
- Hernando Esteban Guerra
“No fue conquistador de Tenerife sino
repoblador. Muerto su padre, Bartolomé, Lope Hernández trajo a Tenerife a
Hernando, a su madre Beatriz y a su hermana Marina… Era natural de la villa de
Fuentes de León (Badajoz). Hijo de Bartolomé Juárez Cárdeno (o Guerra) y de
Beatriz Domínguez, de familia de conversos reconciliados. Pariente (sobrino
nieto) y uno de los herederos de Lope Fernández en 1512…Hermano de Juan Guerra,
muerto sin sucesión, Onofre Guerra, fallecido asimismo sin sucesión y Marina
Guerra casado con Benito González; sobrino segundo de Hernán Guerra, escribano
público, el otro heredero de Lope Fernández que por minoría de edad de Hernando
quedó como su curador en 1512. Esto hace a Hernando nacido después de 1487…”
- Hernán Guerra
Conquistador de Tenerife… Natural de
Fuentes de León, hijo de Rodrigo Álvarez y Juana Fernández y primo del
conquistador Lope Fernández. Casó con Juana Fernández. Hijos: Alonso Álvarez,
Juana Guerra, Juana Fernández, Francisca Álvarez y Nufro Guerra.
Hechas las presentaciones, podemos
pasar a plantear nuestra hipótesis acerca la relación entre el bachiller Juan
Guerra y los citados herederos de Lope Fernández.
Acudimos para ello a la lectura de una
cláusula del testamento dictado en 1512
en Tenerife por Lope Fernández poco antes de su muerte, cláusula en la que
establece una capellanía en sus tierras de Tacoronte (Valle de Guerra):
“Otrosí mando que las tierras que yo
tengo en Tacoronte no se vendan en ninguna manera…y de la renta que rentaren se
paguen 15.000 mrs. a un sacerdote el cual resida y esté en la iglesia de Santa
Cruz de esta isla y ahí diga cada semana cuatro misas por mi ánima…Y mando que
la dicha renta se dé a Juan Guerra, sacerdote,
hermano de Hernán Guerra, mi primo, el cual resida y esté en la Iglesia
y diga las dichas misas por mi ánima hasta que un hijo de Hernán Guerra, mi
primo, sea sacerdote…”
- Comentarios
De todo esto parece deducirse que el
bachiller Juan Guerra debió salir a toda prisa de Gran Canaria por su
participación en una especie de sanedrín o cofradía secreta de fuerzas vivas de
probable origen judeoconverso y que, cesado en su cargo y despojado de sus
propiedades, se traslada a principios de 1505 a Tenerife donde recibe el amparo
del Adelantado quien lo nombra teniente de gobernador y le otorga una
importante data. Posteriormente se le comisiona para ir a la Corte en
representación de los intereses del Cabildo de dicha isla, y no parece
haber más noticias suyas en las islas a
partir de entonces.
Sin embargo nosotros tenemos la
convicción de que el sacerdote que en 1512 fue nombrado capellán en el
testamento de su deudo Lope Hernández Herrero puede ser identificado como el mismo
bachiller Juan Guerra. Sabemos que este tenía una esposa en Llerena, según
ciertos declarantes en el juicio de residencia del Adelantado, pero es muy
posible que, fallecida esta, el
bachiller retornara a la isla convertido en sacerdote.
En el primer testamento de Lope, el
patrono de la capellanía que este instituye resulta ser Bartolomé Fernández
Herrero, primer alcalde de Santa Cruz, otro destacado comunero que comparte
profesión y parentela con él. Un hijo suyo llamado Ibone Fernández Herrero será
asimismo el albacea del último de los testamentos de Lope, el de 1512.
Lope Hernández Herrero y su deudo
Bartolomé Hernández Herrero son como su apelativo indica herreros de profesión que asumen en la conquista
de las islas el rol de artilleros accionando pequeñas armas de fuego, lo que se
denominaba entonces artillería menuda. Por si alguien duda del uso de estas armas durante la guerra de conquista
de Gran Canaria (1478-1483) les remitimos a la lectura de algunas de las cuentas recogidas por Ladero:
De enero a mayo de 1481 (Viaje de las
carabelas Gaeta y Cayada a Gran Canaria)
-Un quintal de buen plomo
-Un pipote de pólvora en que podía
haber 50 libras
A 1º de octubre de 1482 (Relación de la
partida de Miguel de Mujica)
-Seis
tiros de pólvora pequeños con sus servidores
-Sesenta pelotas de fierro
D) LA PESQUISA DE CABITOS (1476-1477)
Para enlazar debidamente todos los
cabos sueltos que hasta ahora tenemos hemos de acudir a la Pesquisa de Cabitos (Estudio
de Eduardo Aznar Vallejo) en la que se dirimieron los derechos señoriales sobre
las islas ya conquistadas en oposición a las demandas de los vecinos y en la
que se segregan del señorío las islas que quedan por conquistar a cambio de una
considerable cantidad de dinero y de la obligación de los señores de las islas de
no emplear en adelante el título de reyes de Canaria.
En las testificaciones de la Pesquisa (marzo
de 1477) declaran por parte del bando realista o comunero las siguientes personas:
- Juan Rodríguez de Gozón, mercader,
vecino de Sevilla en la collación de Santa
María.
- Antón Fernández Guerra, cómitre del
rey, vecino de Sevilla en la collación de Triana.
- Pedro Fernández Chichones, mercader,
vecino de Sevilla en San Nicolás.
- Juan García Bezón, cómitre del rey,
vecino de Sevilla en San Llorente.
- Diego de Porras, vecino de Sevilla en
la colación de San Martín.
- Juan Rodríguez de Cubillos, cómitre
del rey.
- Juan Ruiz de Zumeta, escribano
público y vecino de Lanzarote
- Fernán Guerra, vecino de Lanzarote
- Juan Bernal vecino de Lanzarote
- Juan Mayor, vecino de Lanzarote
- Juan Íñiguez de Atabe, escribano de
cámara del rey y la reina, vecino de Sevilla.
De la parte de los señores testifican
numerosos vecinos de Sevilla que no
vamos a nombrar y ningún vecino de la isla. De ellos tan solo señalaremos que son
en su mayoría testigos no relevantes socialmente hablando: un cambiador, tres
marineros, un mercader, un carpintero, dos carboneros, un bizcochero y por
último un clérigo.
De la parte comunera declaran pues hidalgos,
cómitres, mercaderes, y escribanos que conocen las islas, como poco, desde
varias décadas atrás mientras que de la parte señorial los testigos son gentes
del pueblo llano que han visitado las islas en la última década en razón de
actividades probablemente dependientes de los señores.
El bando comunero en la isla de
Lanzarote estuvo directamente representado en la Pesquisa por los vecinos de Lanzarote Fernán Guerra,
Juan Bernal, Juan Ruiz y Juan Mayor quienes actuaban en nombre de todos. Sin
embargo por temor a represalias la mayoría
de los vecinos no se atrevió a dar su nombre en el escrito colectivo que
dirigen a los reyes. Dicho bando estuvo integrado con certeza, además de por
los ya señalados, por Lope Fernández Herrero,
Bartolomé Fernández Herrero, Juan de Armas, Juan de Mayorga, Pedro de Aday y
Luis de Aday. Entre todas estas familias que fueron aliadas durante décadas
frente al poder señorial debieron establecerse numerosos lazos casando hijos e
hijas entre sí, de ahí que no nos deba extrañar que el parentesco entre todas ellas
pueda ser generalizado.
Destacaremos por otra parte que en el
movimiento antiseñorial además de las razones que alegan los comuneros en
relación con su situación económica y social (malos tratos señoriales, el pago
del quinto de todas las mercancías que salen de la isla, el pago de diezmos a
Dios y de lo que queda el quinto al señor, la pobreza imperante por los escasos
recursos de la isla, la no observancia de sus privilegios, usos y costumbres,
etc.) una razón muy de peso a tener en
cuenta para explicar su enfrentamiento pudiera derivarse de la pérdida de sus
hijos naturales a los que tuvieron que dejar en la isla de Gran Canaria algunos
años antes como salvaguarda para la construcción de la torre de Gando y que allí
quedaron cautivos tras la destrucción de la misma por las huestes de Maninidra.
En el testamento de Inés Peraza
otorgado en Sevilla en 1482 se recoge su pesar por aquellos niños perdidos por la codicia y
la lujuria de los castellanos de la
torre con esta triste cláusula:
“Y otrosí mando que saquen de cautivo
todos los hijos de mis vasallos que por mi causa se cautivaron en el castillo
de Gando”
De los comuneros citados en la relación de
testigos prestaremos ahora especial
atención al cómitre del rey (marino mercante y de guerra, en caso necesario) Antón
Fernández Guerra por creer que este personaje es un ascendiente directo de los
Guerra que se establecen en Lanzarote a mediados del siglo XV. Veamos algunas
citas históricas acerca del mismo:
“Castilla y el mar” 25
junio 1476
“A las 4 de la tarde. Reunidos en el
hospital de los cómitres en la collación de Santa María Magdalena estando
presente Alfonso García, marinero, vecino y estando también presentes Ferrán
Martínez de Serpa y Juan Ortiz alcaldes de los cómitres junto con Antón Fernández Guerra y 15 personas
más, cómitres del rey, en presencia de Martín Bernal, escribano público…”
Veamos a continuación un fragmento de la declaración
de Antón Fernández Guerra en la Pesquisa de Cabitos de 1477 referida a hechos
que tuvieron lugar antes de mediados del
siglo XV (deducimos la fecha de la referencia que este hace a Francisco de Moya quien fue obispo del
Rubicón entre 1436 y 1550).
“Y que sabe que después de esto, que el
dicho Mosén Maçiote, estando este testigo en la dicha isla de Lanzarote con un
su navío que traía, le fletó el dicho su navío y gente por cierto precio para
conquistar la isla de Las Palmas (en referencia a La Palma) y que este testigo fue con el dicho su navío
en compañía de otros navíos en la dicha conquista de la dicha isla de Palmas,
de donde sacaron de aquel viaje setenta y cinco esclavos y esclavas. Y que lo
sabe porque vido que el dicho Mosén Maçiote y el Obispo de Canaria que por
entonces era (Francisco de Moya) fueron en el dicho su navío a la dicha
conquista y que a este testigo le cupieron dos esclavos por la parte del navío
más su flete”
De ambas citas concluimos que el cómitre era un hombre de
mucha edad por entonces debiendo haber nacido en el primer cuarto del siglo XV.
Decimos esto, de una parte, por haber sido citado como el primero y más antiguo
de los cómitres en su cabildo de 1476 y de otra porque se señala que era armador
y maestre de navío en una expedición de rapiña a la isla de La Palma que tuvo
lugar en los años 40.
Su presentación en el interrogatorio de la
Pesquisa nos confirma estas cábalas:
Antón Fernández Guerra, Cómitre del Rey
nuestro señor, vecino de Triana, Guarda y collación de Sevilla, dijo en
respuesta al primer artículo que este
testigo “conoce la isla de Lanzarote
porque fue en ella mucha veces en mercaderías y que la conoce la dicha isla y a las otras islas de Canaria
de 40 años a esta parte porque las ha andado todas ellas así en las que hoy día
son de cristianos como las que están rebeladas”.
Veamos a continuación la presentación de
los cuatro testigos que son vecinos de Lanzarote y representantes en la
pesquisa del movimiento comunero:
Fernán Guerra dijo que “conoce la dicha isla de Lanzarote ha
más tiempo de 30 años que ha que vive y mora en ella…”
Juan Bernal nos dice que “conoce la isla
de Lanzarote de 50 años a esta parte y más tiempo y que desde entonces ha
vivido y vive en ella”.
Juan Ruiz el escribano dijo que “conoce muy bien la isla de
Lanzarote y que lo sabe por ser vecino de ella de 35 años poco más o menos”.
Juan Mayor en su presentación ante el
pesquisidor señala que “conoce la isla
desde que nació y que ha vivido en ella de 25 o 26 años acá”. Aznar Vallejo
deduce de esta respuesta que Juan tiene 25 años, idea que no podemos compartir.
El rol que ocupa como representante de los amotinados nos hace pensar que su edad
ha de ser necesariamente muy superior. Nosotros entendemos de la lectura del
texto que nació efectivamente en Lanzarote pero que debió criarse fuera de la
isla para regresar a esta con su mayoría
de edad. Presumimos por tanto que es una persona de edad en el momento de la
pesquisa y creemos que no debe ser de ningún modo confundido con su probable
hijo natural Juan Mayor, el lengua que fuera nombrado a perpetuidad alguacil
mayor de Gran Canaria por los Reyes Católicos. Este último, como bien señala
Marín de Cubas, fue uno de los niños dejados en prenda por Inés Peraza cuando
se construye la torre de Gando, de ahí su dominio de la lengua nativa.
Como prueba de lo que decimos, copiamos
a continuación un fragmento de la respuesta de Juan Mayor a la tercera
pregunta:
“Que oyó decir que el dicho Fernán
Peraza conquistó y ganó la isla de La Gomera a sus expensas y que sabe que al
dicho Fernán Peraza le mataron cierta gente. Y que esto lo sabe porque este
testigo estaba presente en la dicha guerra y conquista que el dicho Diego
Ferrera hizo.”
La incorporación de dos bandos de La Gomera al Señorío de Fernán Peraza tuvo lugar en 1450 habiendo
fallecido este en 1452 en San Sebastián. Los hechos de guerra de los que fue
testigo directo Juan Mayor tienen lugar en 1454 cuando el nuevo señor de las
islas Diego de Herrera, como esposo de
Inés Peraza, hija de Fernán Peraza, reincorpora Lanzarote al señorío tras la
secuestración de la isla y logra que los portugueses abandonen la parte de La
Gomera que ocupaban. Esto ocurre casi 25 años antes de la Pesquisa. Juan Mayor
por lo tanto, para haber tomado parte en dicha guerra, tuvo que haber nacido en
los años 20 como poco.
E) LOS GUERRA DE SEVILLA Y LA
ADVOCACIÓN DE SANTA ANA
Francisco Morales Padrón en su artículo La americanidad de Sevilla
nos describe la iglesia trianera
de Santa Ana y su relación con la empresa descubridora. Del epígrafe Santa Ana: una vocación marinera truncada hemos escogido este
ilustrativo fragmento:
Iglesia de Sta. Ana. Foto: pasos-palio.blogspot.com |
“Alfonso X está en los orígenes de la
marinera parroquia de Santa Ana. Y decimos marinera por el menester u oficio de
muchos de sus hijos ejercido en las aguas del río y, sobre todo, en la geografía
americana del Descubrimiento. Templo gótico el de Santa Ana, construido a
partir de 1276 por maestros burgaleses, reedificado y ampliado en las
siguientes centurias, remodelado después del terremoto de 1755… Fue Santa Ana
de un gótico insólito en una Sevilla fundamentalmente barroca; templo unido a
las empresas ultramarinas. Y es que en América no podemos saltar al barroco sin
pasar por el Medievo. Esencias medievales tuvo la conquista, y del Medioevo se
sustrajeron diversas instituciones que en el Nuevo Mundo se revitalizaron.
Mentalidad medieval tenían los hombres que descubrieron al Nuevo Mundo, como
esos trianeros hermanos Luis, Cristóbal y Antón Guerra, bizcocheros metidos a
navegantes y descubridores para perder en ello la vida los dos primeros. De
Triana era Rodrigo de Bastidas, contemporáneo de los anteriores y comprometido
en lides similares en una América inicial donde un hijo suyo será obispo. De
Triana era Luís Rodríguez de la Mezquita, que con su esposa regalarían la pila
bautismal del templo, tal como consta en leyenda que ella exhibe, y que
financiaría las expediciones de los Guerra y de Vélez de Mendoza. Como estos,
otros nacieron en Triana, “guarda y
collación” de Sevilla, dueña de fábricas de jabón, de bizcocho, de
pólvora, de cerámica. Todos muy presentes en el nacimiento de una nueva
cartografía que iba a trastornar la concepción geográfica de la Ecúmene. Triana
será sus hombres, sus fábricas, sus huertas, su ribera fluvial y muelles, su
templo parroquial y su convento de los Remedios...”
De la lectura de este texto
entresacamos que Fernán Guerra como responsable de la ubicación del campamento
militar de las Palmas pudo ser asimismo
el responsable de la elección de la advocación a Santa Ana de la primera
ermita por ser originario de Triana:
Catalina Guerra, su hija nos da algunas precisiones al
respecto en la pregunta VI del Interrogatorio
en la que se señala: «Que cuando la dicha conquista vino a esta
isla fueron a asentar el Real a Telde y
a Gando y a otras partes, que no sabían donde lo asentar; y por consejo e industria
del dicho Fernand Guerra... lo asentaron donde es la dicha villa del Real de
Las Palmas…”
Entresacamos de la
lectura por otra parte la presencia en Triana de comerciantes, navegantes, y bizcocheros
de apellido Guerra que participaron en torno al 1500 en varias expediciones de
rapiña, que algunos autores llaman de descubrimiento, asaltando a las
poblaciones indígenas de las costas actuales de Venezuela.
En la web mcnbiografías.com hemos localizado esta bien
documentada semblanza de los Hermanos Guerra en la que se describen algunas de
sus lucrativas actividades:
Descubridores de la isla Margarita y territorios costeros de
Tierrafirme, los Guerra era una familia acomodada de Triana, donde tenían una
fábrica de bizcochos destinados a aprovisionar los buques que iban a Indias. La
dirigían tres hermanos, llamados Luis, Cristóbal y Antón Mariño. El primero de
ellos ejercía además como mercader en Sevilla y se asoció con el piloto Pero
Alonso Niño, que había estado con el almirante Cristóbal
Colón en el descubrimiento de Paria, para realizar un viaje de rescate
a la costa de Tierrafirme. Como Luis no podía realizarlo, por sus ocupaciones,
le impuso a Niño la jefatura de su hermano Cristóbal, que iría en la
expedición. Los socios capitularon para hacer exploraciones a 50 leguas de lo
descubierto por Colon, cosa que no cumplieron.
El viaje se realizó con una sola carabela, que salió de
Sevilla en 1499, poco después de la partida de Ojeda con Juan de
la Cosa y Vespucci,
siguiendo la ruta del tercer viaje colombino. Alcanzaron la península de Paria
dos semanas después de Ojeda, donde cargaron algo de brasil y desde allí se
dirigieron a la isla de Margarita, donde al parecer fueron los primeros en
arribar, recogiendo un inmenso botín de perlas. De Margarita pasaron a Cumaná,
donde vieron algunos grupos caribes con los que siguieron rescatando más
perlas, hasta llegar a la provincia de Curianá, donde según Las
Casas rescataron “gran número de perlas, que si no me engaño,
pesaban más de ciento cincuenta libras o marcos”. El 6 de febrero de 1500
partieron de Curianá y alcanzaron Galicia en dos meses. Los propios tripulantes
acusaron a Guerra y Niño ante el gobernador Hernando Vega por haber ocultado
muchas perlas, con objeto de defraudar el quinto real. Se hizo proceso y fueron
encarcelados unos meses. El rescate tuvo enorme repercusión, ya que la riqueza
de Indias estaba en entredicho por entonces, a la vista de los fracasos
obtenidos en los años anteriores. Sirvió así para revalorizar la imagen de
rentabilidad de las Indias.
A fines de 1500 Cristóbal Guerra realizó un segundo viaje,
patrocinado igualmente por su hermano. Estuvo en Margarita y Paria, donde
rescató perlas e hizo esclavos, que los Reyes Católicos le ordenaron poner en
libertad. Ese mismo año los Guerra entraron en contacto con el comendador
Alonso Vélez de Mendoza, sevillano pero vecino de Moguer, que había obtenido
permiso para ir a Indias con cuatro carabelas. Acordaron organizar dos
expediciones, una armada por los Guerra y mandada por Luis, y la otra mandada
por Vélez. Partieron a fines de agosto y se dirigieron a la costa brasileña,
más al sur de donde había estado Pinzón,
pero realmente se ignora hasta donde llegaron. Trajeron esclavos del viaje. Los
Guerra hicieron un último viaje en 1503-1504. Fletaron dos carabelas, mandadas
una por Cristóbal y otra por Luis. Partieron de Cádiz y alcanzaron nuevamente a
Margarita y la costa de Paria, donde rescataron más perlas (“cuasi un costal”,
dijo Las Casas). Pasaron luego a la costa de Santa Marta y Cartagena. En el
último puerto obligaron a los indios a llenar en un cesto de vendimiar con oro
para poder recuperar a su cacique, a quien habían apresado con malas artes. En
el viaje de regreso murió Luis de enfermedad, todavía en aguas americanas, y la
carabela de Cristóbal se partió por la mitad, pereciendo casi todos sus
tripulantes. Las Casas consideró todo esto obra de la justicia divina, por
haber hurtado a los indios su oro y perlas. Parece que Cristóbal murió en el
naufragio, aunque no es seguro.
No escondemos nuestra intención al traer aquí esta referencia:
los bizcocheros de Triana son, en nuestra opinión, presuntos deudos del cómitre
real antes citado Antón Fernández Guerra y también de nuestro ancestro, el adalid
Fernán Guerra.
F) EL
CONQUISTADOR JUAN GUERRA, HIJO DE FERNÁN GUERRA
Tenemos otro Juan Guerra en la historia de la isla que está
incluido en la relación o nómina de conquistadores de Gran Canaria realizada
por Manuel Lobo. Este Juan Guerra,
fallecido antes de 1500, es indubitadamente el hijo de Fernán Guerra quien
participó junto a su padre en la conquista de esta isla como acredita uno de
los declarantes de la Información solicitada por su hermana Catalina Guerra en
1502, concretamente Gonzalo de Jaraquemada, cuando a la pregunta séptima
contesta: “que es público que el dicho Fernán Guerra sirvió mucho a sus altezas
en la conquista de esta isla y asimismo en su hijo que se llamaba Juan Guerra;
que asimismo iba a saltear y conquistar las otras islas de Tenerife y La Palma
y que es público que lo mataron en la dicha isla de Tenerife”.
Rumeu de Armas nos dice respecto de él:
“Juan Guerra se dedicó a la ganadería llegando a poseer un
rebaño de 500 vacas y ovejas en la isla de La Gomera, herencia en parte de su
madre María May. Otra de sus actividades fue la fabricación de quesos. Nunca
contrajo matrimonio. Estando gravemente enfermo en 1495 otorgó testamento en Las
Palmas el 26 de mayo en presencia del escribano Diego de San Clemente. Fueron
herederas del modesto patrimonio “mis sobrinas María May, hija de la dicha Ana
Guerra, mi hermana, e Juana de Villafranca, hija del dicho Juan de Ceberio y de
Catalina Guerra, mi hermana”
El albacea de su testamento viene a ser el
citado Juan de Ceberio, el esposo de su hermana Catalina Guerra, como se acredita
en la siguiente cita de Ladero en su artículo de AEA Trescientos nombres canarios a comienzos del siglo XVI. En una de
las partidas, datada en 1503, el tesorero de la Santa Composición en el
obispado de Canaria declara haber
recibido 672 mrs. de “Juan de Ceberio, testamentario de Juan Guerra”
En relación con el comentario de Rumeu de que nunca contrajo
matrimonio queremos argumentar que ello no significa que no tuviera
descendencia natural. En la tesis de Betancor sobre pervivencia indígena se
hace constar la existencia de una serie de personas, indígenas de La Gomera que portan el
apellido Guerra, que se establecieron en el sur de Tenerife, concretamente en
Adeje (Francisca, Inés, Isabel, Juan, María y Pedro Guerra). Tenemos la
convicción de que algunas de estas personas son hijos naturales de Juan Guerra
habidos con sus esclavas o mancebas nativas durante su larga estancia en dicha
isla.
El documento que nos atestigua que Juan Guerra fue
efectivamente conquistador lo hemos
encontrado en el artículo publicado en AEA: Canarias
en el archivo de protocolos de Sevilla de
Francisco Morales Padrón.
Hoja suelta libro 1º del año 1500 Escribano Francisco Segura
(Nómina de los mrs. que han de haber por sus servicios
ciertos conquistadores de Gran Canaria)
Los mrs. que han de haber las personas vecinas de la isla de
la Gran Canaria y enviadas acá a Castilla
a mí Francisco de Arévalo en una fe escrita e firmada de Gonzalo de Burgos,
escribano público de la dicha isla, en que venían escritas las personas que
habían de haber sueldo, si están vivas y de las que están fallecidas escritas sus
herederos para que hayan y reciban el sueldo que cabe a cada persona por millar
de los 101.650 mrs. que son cobrados y lo que ha de haber cada uno de lo que
queda por cobrar para cuando sea cobrado de esta libranza si sus altezas lo
mandaren pagar, es de lo suyo escrito según se declaró por Gonzalo de Burgos y
por un oficial de las cuentas de Juan López contador mayor de los Reyes
nuestros señores.
Entre la treintena de conquistadores relacionados aparece la
siguiente cita:
“A los herederos de Juan Guerra se les deben 6856 mrs.
de que les vienen 2766; de estos se les sacan para costas 143 mrs. Restánseles
debiendo 2622 mrs y para la libranza de por venir 4099 mrs”.
Como ya se ha dicho, al
no tener descendencia legítima, sus herederos fueron dos de sus sobrinas.
G) TRUCULENCIAS MORTALES DE LOS GUERRA
Para concluir por hoy la tarea, prometiendo que en la continuación de este
trabajo describiremos una nueva línea de descendencia de Juan de Sanlúcar e
Isabel Guerra hasta nuestros días a través de un hijo de estos llamado también Juan
Guerra, y como simple divertimento histórico, vamos a repasar ahora algunas de las
truculencias relacionadas con los Guerra afincados en las islas de las que hemos
tenido noticia a lo largo de los siglos XV y XVI:
-1430 El Hierro
Juan Guerra, hombre de Maciot de
Bethencourt, fue muerto hacia 1430 en El Hierro ajusticiado por Guillén de las
Casas tal y como declaran algunos testigos en la Pesquisa de Pérez de Cabitos.
-1479 Registro del Sello
Ejecutoria contra Juan Guerra, capitán
de nao, y otros por robar las naves de Juan Felipe y Juan Miguélez, ingleses.
Por dicha sentencia se condenó al primero de los inculpados a pena de muerte y
a los restantes a dos años de destierro en las islas de Canaria más el pago de
5000 coronas en compensación de nave y mercancías.
-1490 Tenerife
Hernán Guerra fue muerto por mano de
sus aliados guanches tal como nos lo describe su hija Catalina: “Yendo a la
dicha isla de Tenerife saltó en tierra como solía con ciertas alformas y amigos
suyos que él tenía, los cuales lo mataron”.
-circa 1500 Gran Canaria
Lope Fernández Herrero mata a su mujer
y al amante de su mujer en la Villa Real de Las Palmas tras de lo cual, después
de un tiempo en la cárcel, abandona la isla y se dirige a Tenerife.
-1515 Gran Canaria
Juan de Ceberio Guerra, hijo, mata en
el puerto de Santa María a su primo Luis de Armas, hijo de Ibone de Armas y
Beatriz Guerra (hermana de Fernán Guerra), por ciertos litigios sobre el agua
de riego en las medianías de Gran Canaria.
-1552 Gran Canaria.
Catalina Guerra y su hijo García de
León, vecinos del Señorío de Agüimes, son ajusticiados en el Real de Las Palmas
como asesinos presuntos de su respectivo esposo y padrastro, Juan Martín Garrote.