lunes, 20 de mayo de 2024

DOMINGO RODRÍGUEZ QUEGLES, SU PALACETE: HISTORIA E IMPLICACIÓN GENEALÓGICA

 JUAN MANUEL RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ

 

ANTECEDENTES Y ESTUDIOS PRELIMINARES

Varios trabajos y reportajes gráficos se han sucedidos y realizados sobre este singular palacete a través fundamentalmente de distintos medios tantos periodísticos como algunas historias y tratados de arquitectura canaria, conocemos que la obra fue iniciada en 1900 y el proyecto original es realizado por el arquitecto madrileño Mariano Belmás que lo firmó en Madrid, ahora bien el desarrollo de  la obra parece que fue asesorada por el arquitecto canario Fernando Navarro al que erróneamente le fue en principio adjudicada la autoría de estos planos, “a este arquitecto se debe únicamente en realidad diseñar el trazado de la verja exterior de las calles Pérez Galdós-Perdomo y adaptar e introducir algunas pequeñas modificaciones en el proyecto original de Belmás, como el aumento de la figuración de la fachada y una altura superior en la planta del mirador, pero respetando íntegramente la concepción arquitectónica y artística del arquitecto madrileño” (González- Sosa, 2023). Realmente, si fue proyectada y dirigida por Fernando Navarro la de su hermano Don Juan Rodríguez Quegles, inspirada en el modernismo catalán y situada en la Plaza de Santa Ana (Darías Príncipe, 1991). Como quiera que no es nuestra intención abundar sobre estas consideraciones que ampliamente se encuentra en tratados del modernismo en Canarias, sin embargo, no renunciemos en su momento de forma subrepticia a su descripción, y que sirva la misma como una adecuación a la vivencia cotidiana  de una saga familiar que la habitaron, y dieron al inmueble un sentido vivencial al menos al cabo de tres generaciones a partir de que Don Domingo dispusiera de su fábrica con voluntad  y determinación, en donde se arguyen motivos de homenaje a su esposa que consistió en  ese gran despliegue de  ornato, grandiosidad y generosidad, hasta  entonces no contemplada en nuestro municipio desde aquellas grandes mansiones neoclásicas de Ponce de León, que a través de decenios fue parca en este tipo inmuebles prototipo de los edificios modernistas dignos del propio paseo de la Castellana en Madrid, en donde Belmás proyectó y dejó su impronta e imborrable estilo, y, sobre todo, erradicar aquellos mitos que motivaron su construcción totalmente desnortados y sin constatación que sugerían incluso, en ciertos artículos periodísticos leyendas extravagantes e infundadas versiones, redactadas como información sensacionalista que tergiversan la realidad que no consideraremos en este trabajo,  y, desde luego, ofensivos lógicamente a sus ex moradores y deudos; sin embargo se puede señalar como verdad constatable y si queremos añadir algo del romanticismo que si esta en sintonía con su construcción: Don Domingo Rodríguez Quegles, siendo novio de doña María Teresa González (su futura mujer), próxima la boda y en presencia de su madre, en un impetuoso impulso amoroso, le prometió a la joven que le iba a construir la casa más bonita y suntuosa de Las Palmas para que viviera como una reina y permaneciera cerca de su progenitora, ya viuda (González-Sosa, 2023), en consecuencia el genealogista canario Miguel Rodríguez Díaz de Quintana  conocedor de hechos fundamentados y experto en los arquitectos canarios: la tradición cuenta que cuando Don Domingo enamoraba a su prometida esta entonces vivía en la calle Pérez Galdós, en una casa mas bien pequeña y modesta,  el enamorado novio (…) le prometió fabricarle un palacio para cuando se casaran viviera doña Teresa dentro de el como una verdadera soberana. Por el contrario nos interesa como hemos apuntado sus vivencias y dentro de la misma algo mas frío y trivial como puede ser la pura y desangelada genealogía de aquellas personas que habitaron, convivieron y que con infinita nostalgia abandonaron el edificio por causas que lógicamente son comprensibles, cuando los gastos de mantenimientos sobrepasan costes razonables “sobre todo porque un palacete de estas características requería mucho servicio doméstico que, con el correr del tiempo y de las circunstancias hacía imposible de sostener”,  cuando la practicidad moderna se impone y el estatuto de clase claudica antes realidades crematísticas, no queremos decir con esto que no fuera sostenible su mantenimiento por parte de la familia, sino que el futuro de sus deudos como ya explicaremos tomaron distintos derroteros que por diversas circunstancias abandonaban la mansión para de alguna manera independizarse: estudios, desposorios, etc. Es de obligado cumplimiento y de recibo, rescatar la genealogía que se sustenta en una serie de generaciones que no fueron fruto del azar sino ubicada de una ciudad cómoda que como subraya el ya manido refrán popular, que nos confinaba a una clase y sentenciaba con el adagio “que cada oveja con su pareja”. Pero realmente la clase superior a nuestro estatus no era del todo inalcanzable per se, existían tortuosos caminos para llegar mediante la posición económica por una parte, cuando existían caudales y poco rango social, y, por otro, cuando estas familias fueron ennoblecidas. Por último, antes de historiar en cierto sentido una saga que habitó en la casa o palacete, porque que fueron del mismo tronco y que dada las circunstancias, sostuvieron unas relaciones totalmente aceptada y disfrutadas por un grupo de común origen. Expuesto lo anterior, queremos significar en términos genealógicos como las circunstancias de la isla que fueron de señorío como Fuerteventura, origen de su principal ascendencia, y recién encuadradas en el régimen común de un estado liberal acabados los excepcionales privilegios de familias, muchos de sus jóvenes por necesidad y casi huyendo de una persistente hambruna, emprendieron la aventura americana para mejorar su situación y la de sus familiares.

DOMINGO RODRÍGUEZ QUEGLES: DATOS BIOGRÁFICOS, FAMILIARES, ECONÓMICOS Y POLÍTICOS

Su familia, periplo y actividades económicas

Después de tratar brevemente unos antecedentes necesarios, recapitularemos sobre el promotor de la majestuosa mansión que hoy historiamos y que había nacido en Las Palmas de Gran Canaria en 1863, hijo de Juan Rodríguez González que nació en Tetir, pueblo de Fuerteventura el 27 de mayo de 1825, hijo de Domingo del Carmen Rodríguez, también natural de Tetir nacido el doce de enero de 1783 (Egea, 2024): 

Partida de matrimonio de los abuelos de Don Domingo: Libro. 1 casamiento de Tetir. Cuerpo: En la Iglesia parroquial de Sto. Domingo sita en Tetir de Fuerteventura, el 31 de Octubre de 1820, yo el infrascrito teniente de cura de dicha iglesia según el rito romano y pasadas las tres amonestaciones casé a Domingo Rodríguez, hijo legitimo de Luis Rodríguez y María Bolaños, con Juana González hija legítima de Francisco González y María Rodríguez, vecinos de este pueblo. Se cumplió con todo lo dispuesto sobre matrimonio y fueron testigos D. Diego ¿Miler? y D. Domingo Méndez. Como comisionado por muerte del párroco. Fdo. José Medina Guillama.  Margen Domingo Rodríguez con Juana González 400 Velados hoy 2 de octubre de 1829. Rúbrica: Peña (Copia literal del original) (Egea, 2024).

Partida de nacimiento del padre de Don Domingo: Juan del Carmen (2073) Lib. 2º. En la Vega de Tetir, de la isla de Fuerteventura en treintaiuno de mayo de Mayo de mil ochocientos veinticinco as (años), yo Dn Jose Agustin de Betancor Cura Parroco de esta Iglesia del Sr. Santo Domingo de Guzman, bautice, puse Oleo y Crisma a un niño que nacio el veintisiete del referido mes a quien puse por nombre Juan del Carmen. Hijo Legitimo de Domingo Rodriguez y Juana González. Esta natural de la Oliva de Vallebrón, y vecina de este en Puerto de Cabras. Abuelo paterno Jesús Rodríguez y Maria Bolaños y maternos Juan Gonzalez y Juana Rodriguez. Fueron sus padrinos Don Juan y Doña Juana Berriel a quienes advertí el parentesco espiritual y lo firme. Fdo. Agustín José de Bethencourt (Copia literal del original).

Parroquia de Tetir

Entonces Tetir era cabeza de municipio y fue parroquia desde aproximadamente 1777, registrándose matrimonios (Martínez Encinas, 1980), con anterioridad los sacramentos consistentes en bautizos, confirmaciones, amonestaciones, velaciones y  bodas se administraban en Betancuria;  Puerto Cabras era entonces barrio pesquero de Tetir, esto es una constante de muchas de nuestras islas del archipiélago debido al cambio en las comunicaciones y recepción de mercancías, en donde las infraestructuras creadas alrededor de la recepción marítima, amén de la actividad pesquera, se crearan especies de lonjas donde acudían de distintos municipios de las islas por pescado fresco, dado que su transporte al interior comprometía el buen estado del género. Al respecto, en cuanto a transcripciones de libros sacramentales existe una obra relevante de extractos de casamientos (1669-1715) de Eugenio Egea y Cristina López-Trejo, Genealogías Canarias, donde se recogen ancestros de la familias estudiadas de esta parroquia y que por el momento no hemos logrado enlazar de manera fehaciente, a pesar de los múltiples indicios (Egea y López-Trejo, 2022). Sin embargo, y aunque sea poco ortodoxo como herramienta genealógica, apuntamos algunos registros de estas partidas, después de un minucioso cribado,  que nos pueden dar ciertas pistas según fechas que enlazarían con los registros de Tetir al principio apuntados e incluido en el árbol genealógico adjunto (Cuadro I), y dada la dificultad que los primeros libros de Betancuria según algunos investigadores como Martínez Encinas, y teniendo en cuenta ubicación y homonimias propias de la familia, exponemos una  hipótesis posibilista con cuatro opciones de cédulas matrimoniales, que podrían tratarse de los padres y abuelos no encontrados en Tetir y, que dadas las fechas, se encontrarían  registrado en los libros sacramentales de Betancuria:

1) -2 septiembre 1675 (961 fol. 37) Luis Rodríguez casa con Ana Sánchez. Testigos: Juan Rodríguez Mendoza, Julián Sánchez y Pablo Sánchez. Oficiante: fray Luis Báez. En Betancuria.

-1 noviembre 1675 (965 fol. 38) Juan Rodríguez c. María Morales. Testigos: cap. Sebastián Trujillo Ruiz sargento mayor, cap. Juan Mateo Cabrera y Alf. Diego Pérez Sanabria. Oficiante: Sebastián Ortega Yanes. En Betancuria.

2) -18 enero 1708 (378 fol. 247 vto.) Juan Rodríguez Ramos h Juan Rodríguez Ramos y Margarita Cabrera difuntos, de esta isla, c María Cabrera h Andrés Silvera y Juliana (...) difuntos. Testigos: cap. Diego Mateo, Diego Cabrera y Salvador (...). Oficiado: Ldo. Nicolás González Montañés Coruña. En Betancuria

-5 mayo 1709 (400 fol. 258 vto.) Domingo Rodríguez Dumpiérrez viudo de María Bethencourt casa con Josefa Francisco viuda de Andrés Liria, todos de Tiscamanita. Testigos: Francisco Díaz, Lucas Gutiérrez y Cristóbal (...). Oficiante: Ldo. Nicolás González Montañés Coruña. En Betancuria.

- Domingo Rodríguez, de Tetir, posiblemente hijo (2) y nieto (1) de algunos de los matrimonios anteriores; casa sobre 1735? con Ángela Domínguez (sigue en Cuadro I).

A los veinte años Juan Rodríguez González emigró a las Antillas Españolas, concretamente a Puerto Rico, con su hermano Andrés que fallecería en 1853 a los 29 años, desconocemos si su óbito se producía en Puerto Rico o después de su regreso a Canarias. Allí constituyeron una empresa mercantil bajo la razón social de Rodríguez Hermanos y Compañía, dedicada al comercio canario-americano. En 1853 regresó a las Islas, estableciéndose en Las Palmas de Gran Canaria, donde al poco tiempo abrió unas oficinas en la calle de Triana, aprovechando los negocios de su suegro, Rafael Quegles Martorell, un mercader mallorquín que fue previamente capitán de la Marina Mercante y que terminó afincado en el Archipiélago desde comienzos del siglo XIX (Ojeda Quintana, 1979) (Anónimo, sin fechar). No sabemos si había casado con la que fuera su prima, hija de D. Rafael, cuando embarco hacia América o después de su llegada a la isla. El regreso de D. Juan Rodríguez González se produjo en el momento de la implantación del capitalismo en las Islas, que se fundamentó en un sector agroexportador competitivo en los mercados internacionales y en un marco institucional favorable que dejó manos libres a las clases dominantes del Archipiélago en lo concerniente a sus relaciones económicas externas (sic.) (Carnero Lorenzo, 2007). Sus dos hijos varones fruto del matrimonio con su prima, como hemos apuntado arriba, ya en edad temprana no fueron ajenos a la fructífera dedicación comercial de su padre en tiempos de bonanzas, que incluye la apertura del Puerto de Las Palmas que representó un salto cualitativo para la importación y exportación de nuestros productos de los que no fueron ajenos esta familia de verdaderos emprendedores, que en la transición dura y ardua cuando casi nada se movía en nuestra ciudad, salvo importaciones que a duras penas se realizaban por estos comerciantes cuando de tarde en tarde arribaba algún paquebote que reportaban a las islas aquellos ansiados géneros de todo tipo para exponer y vender a una exigua y maltrecha clientela.  Como quiera que, no es nuestro propósito describir y explicar esta economía de un minúsculo archipiélago que tuvo importancia en el tránsito bidireccional en un amplio periodo, primero acreditado como vía de arribo en la conquista americana y posteriormente como puerto franco para productos que representaba en una encrucijada “triangular” de vías como la europea, africana y americana, incluyendo en época remota el rentable negocio de la trata de esclavos (Morales Lezcano, 1977). Desde su labor primordial como hombre que exigió una delegación del Banco de España, algunos autores lo consideran fruto de la acumulación de empréstitos y réditos pendientes de pago,  como un hecho de obligaciones en este ámbito quedó inmerso en operaciones que, sin lugar a dudas representaban ya cierta complejidad  con recorrido a través de la capital del Reino, y que se tramitan por medio de sus conexiones económicas y que no podían soslayar las influencias políticas y de los grandes capitales que entonces gestaban el desarrollo económico del país incardinado dentro del concierto europeo. Respecto a tales conexiones adquiridas, destacan sus contactos con importantes personajes de la esfera pública nacional, como Francisco y Manuel Silvela, Marqués de Urquijo, o de la elite local, como Diego y Tomás Miller, Juan Bautista Carló o Ripoche. También fue socio fundador del Círculo Mercantil de Las Palmas en 1879, en el que ostentó la vicepresidencia de la sección de comercio. No podemos obviar una anécdota que se relata en la biografía anónima de Don Juan acaecida en Nueva York en relación con Don Pedro del Castillo Westerling, Capitán de Fragata, cuyas familias con el devenir de los años enlazarían, como podemos comprobar en uno de los cuadros genealógicos (Cuadro II), a colación de la disposición del empresario a sufragar una recepción a las autoridades Americanas después de que Don Pedro se lamentara que ellos no podían corresponder a la ofrecida anteriormente por tales autoridades y dirigida precisamente a la oficialidad del buque de nuestra Armada surto a la sazón en los estuarios del Hudson.

Hijos que administran una fortuna consolidada

No podemos desvincular en su trayectoria a la figura de sus dos hijos, Domingo objeto de este estudio y Don Juan menor que él según los biógrafos mas solventes, juntos con su padre gestaron con una agudeza y conocimiento de las necesidades en reconducir sus propios préstamos la creación del Banco de Canarias, ya mencionado como prolegómeno de asentamiento posterior de diversas delegaciones de otras bancas peninsulares y que rompieron el techo de cristal a la rémora del establecimiento de la delegación del Banco de España, una de sus exigencias mas perentorias, como apuntamos anteriormente, para según su criterio autorizado discurrieran en buena dirección sus  finanzas y la de otros tantos capitales e inversores de la isla. Aparte de su dedicación a la banca y el comercio no fue ajeno a la política de su época e intervenir en las instancias  locales de su tiempo como miembro del partido «leonista»: Partido Liberal Canario, que debido a su decadencia por peleas intestinas después de romper D. Fernando de León y Castillo con su hermano D. Juan,  se fraccionó en varias tendencias, una de tantas “la Regionalista” cuya presidencia recayó en el “letrado” Don Domingo Rodríguez Quegles y como vicepresidente su colega D. Juan B. Melo Rodríguez, que fue alcalde interino Las Palmas por un breve periodo de tiempo y perteneciente  a la sección “ruanista”, primo hermano de Manuel Rodríguez Torres padre de Juan Rodríguez Doreste, que precisamente después de varios lustros fue también Alcalde de la Ciudad, y no solo esto, sino además  con anterioridad directivo-gerente de la sociedad Hijos de Juan Rodríguez González (Suárez Espino, 2020). Efectivamente, los regionalistas grancanarios procedieron por antonomasia de las familias liberales, encontrándose en su comité inaugural gentes con una larga ejecutoria política que habían sido habituales en el Ayuntamiento o en el Cabildo. Don Domingo ostento entre otras actividades cívicas y representativas concejalía del Ayuntamiento de esta Ciudad durante dos periodos 1897- 1901 y 1905-1910, la vicepresidencia del Sindicato Agrícola Comercial de Gran Canaria, Lanzarote y Fuerteventura, consejero del Cabildo de la Isla y presidente del Círculo Mercantil (Millares Cantero, 2023). Celebró Don Domingo matrimonio el 27 de febrero de 1893 con doña María Teresa González Díaz, diez años más joven que él, los casó en la parroquia de San Telmo, a la que pertenecía la novia por vivir en la calle Pérez Galdós, el cura de Guía don Antonio Artíles, con licencia del titular de la misma don Miguel Domínguez Suárez, y fueron padrinos de la ceremonia el hermano del contrayente, don Juan, y la madre de ella, doña Isabel, hija de don Manuel González Castellano, natural de Arucas, del que conocemos extensos antecedentes genealógicos (Rodríguez Díaz de Quintana, 1977) (Esteva Navarro, J., 2012) y que mostramos en el Cuadro II adjunto, y de su legitima mujer doña Isabel Díaz de Aguilar. Este Manuel González Castellano fue hermano del terrateniente mas importante del municipio de Arucas Don Bruno, además de los Gourié, como es de sobra conocido, que con sus fincas y propiedades dio contenido y respaldo al marquesado concedido a su yerno cuya esposa, fue la única heredera de la fortuna de Don Bruno, este adquiría junto a su padre y su hermano Manuel y otros destacados terratenientes aruquenses la parte reservable del Mayorazgo de Arucas, perteneciente al Marqués de Rianzuela y de su hermana Dña. María de la Encarnación, amén de la compra que realizó en fechas posteriores de la gran explotación agraria y ganadera al marqués del Buen Suceso que agregó a sus vastas propiedades (Quintana Miranda M. Pbro., 2012) (Rodríguez Rodríguez, 2021).

Breve semblanza de su hermano Juan: intereses paralelos 

Antes de pasar al relato de la progenie de Don Domingo quedaría estas semblanzas biográficas totalmente incompleta sin vincular a su hermano Juan en el ejercicio comercial y de su fructífera posición, y no glosar aunque sea someramente la figura del que fuera por deseo de su padre director del  Banco de Canarias, existe una amplia bibliografía de este personaje incluso con un anecdotario fértil y revelador de su postura como hombre de los finiquitados años secular y los albores del siguiente, el profesor Agustín Millares Cantero en uno de sus trabajos con convicciones propias lo incardina en el contexto de la época como “un magnate latifundista, industrial azucarero, banquero y consignatario, primer titular de la firma “Hijos de Juan Rodríguez González”, gran cacique teldense y personaje vinculado desde finales de siglo anterior (XIX) a la cúpula liberal”, también relacionada con el azúcar y licores cuestión que no es muy rentables en torno los años que nos referimos (Hernández Socorro y Luján Meléndez, 2010). Lo que se puede sustentar sin caer en estereotipos que nos den una perspectiva quizás real de los negocios de estos individuos que fueron esencialmente “comerciantes”, tal es así que fue tesorero de la Cámara de Comercio desde 1901 a 1905 (Quintana Navarro, 1985), y que se vieron de alguna manera en la vorágine de pasar a la situación de terratenencia como  espejismo mimético de los grandes terratenientes por “cuna”, desde los albores de la Conquista y posterior a ella, que constituían aquellas familias que contribuyeron a la misma de una u otra forma, con bienes y equipos, prestamos, y todavía mas esencial aquellos segundones de los titulares de islas de señorío que se mudaban a otras de realengo para obtener privilegios y tierras, que entonces en los siglos que van desde el XV al XVII tenía gran importancia en el Antiguo Régimen. Estas, llamadas, adquisiciones de la sociedad Hijos de Juan Rodríguez González (hubo que esperar un año exacto, hasta el 23 de diciembre de 1894, para que los hijos de nuestro protagonista —Juan, Domingo, Juana, María del Pino, Rafaela y Rosa Rodríguez Quegles—, formasen una compañía mercantil comanditaria [Carnero Lorenzo, 2007]), fue una cuestión de bienes activos de la propia sociedad en principio, en el sentido que mantenían estas propiedades como valores añadidos a su verdadera actividad que ya hemos señalado y que entonces dedicaron a la explotación de los cultivos mas rentables que entonces comenzaban a desarrollar con gran pujanza como la platanera aunque se conservaran ciertas labores tradicionales como la viticultura, como una afición donde se situaban las famosas residencias de tipo colonial inglés con el albeo rojo característico, con almazara y bodega incluida, para recreo y disfrute de familiares y allegados, y chiquillería alborotadora en largos veraneos; recordemos aquí su inmensa finca en Tafira y en distintas  zonas de Telde. En la actualidad se puede admirar una de las grandes propiedades en el barranquillo de El Mocanal, uno de sus límites, extendiéndose hacia la montaña de Bandama, una gran extensión, en gran parte perteneciente  a la familia  Millán descendientes de don Juan; referente a la fincas de su hermano D. Domingo, se ubicaban en el Calero  de Telde, si tenemos en cuenta la más extensa dado que existían otras propiedades esparcidas en este municipio, sería la que abarca el Barranquillo de las Bachilleras, adentrándose en barrios colindantes como el Caracol y los Callejones, anotamos la misma porque existe una confusión en cuanto las explotaciones agrícolas  que constituían como propiedad de uno y otro hermano, que en síntesis muchas son provienen de la nutrida herencia de su padre. Nos consta, por conversación con D. Juan Rodríguez Doreste sobre el personaje central, y por mor de anecdotario procedente a sus relaciones laborales, el que fuera alcalde de Las Palmas DE Gran Canaria que desempeñó la gerencia en la empresa (O´Shanaham, 1993) y fue directivo en la banca, como hemos hecho constar mas arriba, y devoto de una persona de la calidad como fue  Don Juan Rodríguez Quegles - se trataban con una amistad exquisita siempre desde su mutuo respeto en cuanto a su posicionamiento en la empresa- nos manifestó en cierta ocasión, y parece publicada en algunas sus múltiples misceláneas,  referente  al ofrecimiento a Don Juan Rodríguez Quegles de un titulo nobiliario (“titulo de pago”, no exento y envuelto en reconocidos méritos) por tratarse de  unos de los contribuyentes entonces destacado de la isla, en un periodo que las arcas del estado estaban exhaustas y que mantenían  abiertos frentes de campaña colonial en el Rif y otras veleidades de nuestro Augusto Rey Alfonso XIII y sus gobiernos de turno, proposición que Don Juan declinó de plano, de la misma guisa que su coetáneo de Arucas Francisco Gourié (Cólogan González-Massieu, 2023?), dada sus convicciones y actitud pragmática que parecían procedentes de su carácter mercantilista moderno  aprendido de su padre que también rechazó dignidades que consideraba superfluas, y que como emigrante  buscara un país que ofreciera posibilidades de mejorar y prosperar frente a la entonces anquilosada y caciquil sociedad de Fuerteventura, primero, y Gran Canaria después, en contraste con la dinámica de países emergentes, demócratas y liberales como los Estados Unidos y otra republicas sudamericanas y centroamericanas, caladero de miles de canarios que embarcaron escapando de una asfixiantes vida y sustento.

La descendencia de Don Domingo que le sobrevivió en el palacete

Don Domingo falleció en su palacete de la calle Pérez Galdós que en el tiempo de construcción denominó como “Santa Teresa”, suponemos que en homenaje a su esposa, a los 79 años, edad avanzada en la época, el 22 de diciembre de 1942, después de su prolongada vivencia de comerciante, hacendado, político superviviente de una Guerra Civil de la que entristecido como hombre liberal le tocó de alguna manera sufrir, uno de sus nietos fue víctima como piloto en esta contienda curiosamente en Italia. Don Domingo de su matrimonio tuvo dos hijas, que a continuación relataremos los pormenores de su descendencia y otras conexiones en el ámbito de familias canarias y peninsulares donde queremos en esta descendencia desarrollar algunos aspectos genealógicos, que se retrotraen a aquellas con las que contamos bibliografía contrastada. Esta descendencia a parte de sus hijas tenemos que contar su prole por parte de los Ramos y Rúa-Figueroa, que en su mayoría como hemos apuntados cohabitaron en esta vivienda donde existían espacio suficiente y medios sobrados en aquellos tiempos para su mantenimiento y lo más importante sobrado espíritu de  privacidad que hacia posible la convivencia hasta que los vástagos mayores fueron desfilando para crear sus propios hogares en principio  cercanos al troco familiar común como era uso y costumbre, hay que hacer constar en este apartado el vecindario que se vinculan en “las cuatro esquinas” donde  muy cerca y a pocos pasos existían las vivienda de Tomás Morales Castellano,  los Guerra del Rio y Manrique de Lara, de Armas Merino, González Castellano y su esposa Isabel Díaz de Aguilar  y en la Alameda de San Bernardo, aún sin abrir hacia 1º de Mayo, la casa de los Lezcano-Muxica, y como no la de nuestros antepasados los Rodríguez Ortega antes de su traslado a la calle de Constantino en los aledaños de Triana. Se incluyen en tercera y cuarta generación, a los descendientes del matrimonio que inauguran la vivienda más arriba descrita y por consiguiente, matrimonios, hijos y nietos que se alojaron en el palacete, y que se refleja también en los cuadros adjuntos, con una breve genealogía que ya esta suficientemente descrita por Rodríguez Díaz de Quintana en trabajos que anotamos bibliográficamente:

I.- Doña Juana Teresa Rodríguez González, hija de Don Domingo Rodríguez Quegles y de Doña Mª Teresa González Díaz, casada con Don Pedro Ramos del Castillo, hijo de Don Rosendo Ramos Franch y Mª Teresa del Castillo Matienzo. Don Pedro fue uno de los más destacados comerciantes en la importación y distribución de café en Gran Canaria. Tuvieron como hijos: Oscar, Sergio y Mª Teresa.

Óscar nacido en 1917 y fallecido durante la Guerra Civil en accidente de aviación en Italia como aviador, imaginamos en periodo de prueba o entrenamiento (información personal correspondiente a su sobrino Óscar Paetow).

Sergio nacido en 1918, casado en la ciudad de Telde con Doña Mª de los Dolores Álvarez Jiménez, seguiría la línea agnada de los Ramos. Con descendencia. Hijos: Mª Isabel, Pedro Sergio, y Óscar (García, 2015).

Mª Teresa nacida en 1921, casada en San Francisco en las Palmas de Gran Canaria en  julio de 1942 con Don Augusto Paetow Ramírez, nacido en junio de 1915, en Las Palmas de Gran Canaria,  fue Oficial del Ejercito de Tierra en el cuerpo de Infantería y participó en la Guerra Civil española, hijo de don Carlos (Carl) Paetow Kuess, cajero de la casa Wellmann (quizás Woermann?), nacido en Paderborn, Baja Renania-Wesfalia, Alemania, el 7 de noviembre de 1886 y de Doña María de la Concepción Ramírez Suárez. Hijos: Oscar, abogado y asesor fiscal, casado con Mª de las Nieves de Armas Fariña (Cuadro III), Mª Teresa casada con Tomás de Paiz Mora, abogado, Blanca casada con Pedro Neyra, industrial y Lourdes casada con José Caballero, economista. Todos con descendencia (Rodríguez Díaz de Quintana, 1977).

II.- Doña Isabel  Rodríguez González nacida en 1901, casada en 1923, en el propio palacete donde se habilitó una capilla para la celebración, con el entonces capitán de artillería Don Ramón Rúa-Figueroa y Biava, nacido en Badajoz en 1894, que alcanzó en el trascurso de su carrera militar el grado de Coronel, distinguido con la Cruz de San Hermenegildo por su destacada campaña en África, hijo de Ricardo Rúa-Figueroa y Guzmán, Ingeniero de Minas, nacido el 7 de enero de 1859 en Madrid, y falleció el 20 de enero de 1914 en Huelva, que ejerció como ingeniero en las minas de Rio Tinto, su esposa Clotilde Biava y Bonet nacida en 1862 en Setúbal, Portugal. Nosotros particularmente, es decir sin referencias debidas a la familia, hemos encontrado después de unas pesquisas a un personaje relevante de la Minería Española, don Ramón Rúa Figueroa y Fraga, nacido en Santiago de Compostela en 1825, Ingeniero de Minas, Director de Minas de Rio Tinto desde 1859, escritor, articulista y arqueólogo. Miembro de la Academia de Arqueología Príncipe Alfonso, entre sus muchas obras de su especialidad tenemos “Ensayo sobre la historia de las minas de Riotinto”. Fue Comisario en el Jurado de la Exposición Universal de Viena en 1873 y falleció en Madrid al siguiente año de 1874, que podría tratarse del padre de Don Ricardo, cuestión no desmentida por los familiares ni recogida en la biografía que hemos logrado localizar (Wikipedia), aclaramos que son nombres y segundo apellido distinto y que no se solapan cronológicamente, según las fechas facilitadas por la familia del nacimiento y óbito del primero, y que por tanto no podríamos interpretar como el mismo personaje, por último si se tratara de su hijo, es evidente que siguió los mismos estudios que el padre como así ejerció su carrera en la compañía minera mas arriba apuntada. Los hijos de Don Ramón, militar, posible nieto de su homónimo, fueron:

Clotilde casada con Don Carlos Lamas Montes, Capitán de Navío. Con descendencia.  

Oswaldo, casado con doña Mª del Pino Hernández Pulido. Con descendencia.

Don Héctor, Ingeniero T. Agrícola, casado con la Teresa Rosa Suárez Cáceres de Telde. Con descendencia.

Don Alberto, abogado, casado con Mª del Carmen Rodríguez Baldellón. Con descendencia.

Don Ricardo, Ingeniero Industrial, casado con Pilar Marrero Suárez. Con descendencia.

Don Octavio, Ingeniero Industrial, casado con Luisa González del Rosario. Con descendencia. Octavio hijo, casó con Virginia Paetow de Armas hija de su primo segundo Oscar Paetow Ramos. Un feliz e inesperado encuentro familiar.

Aclaramos que si se quiere hemos confeccionado una nómina de las dos importantes líneas que de alguna forma permanente o asiduamente convivieron en el palacete fases diferentes de su vida, nos referimos en el trascurso de la niñez según hemos apuntado, muchos de ellos salieron del palacete para contraer matrimonio e independizarse, otros para estudiar en las universidades de La Laguna y otras de la Península, algunos llamados al Servicio Militar, etc. de este cordón umbilical que conformó una saga extemporánea en los albores de la desestructuración, de personas ubicadas en un territorio que demandaba imperativos de nuevos ensanches en la ciudad con viviendas accesibles, quede como un ejemplo bastante común en la precariedad de estas y otras tantas familias de un entorno circular y parental.

Breves rasgos biográficos de algunos ascendientes colaterales

En los diagramas de flujo que insertamos como cuadro genealógicos no siempre encontramos suficiente espacio para ramificaciones colaterales de las ascendencias en todos los casos, por tanto es importante e imprescindible en explicar aparte ciertos recuadros para abundar en antepasados próximos,  que son importantes para comprender o mejor acreditar ramas genealógicas lo mas extensamente posible, y de esta manera apreciar  conexiones que resultan muchas veces aclaratorias y explique, mas o menos, la recurrente frase que se suele oír en nuestra ciudad, antaño recoleta y familiar, como aquella de que “fulano de tal y cual parece que fueron parientes míos” refiriéndose a nuestros mas o menos próximos antepasados, desde luego pertinentes a todas las clases sociales de nuestro entorno.

Sebastián Díaz Romero

Doña Isabel Díaz de Aguilar: hija de Don Sebastián Díaz Romero, nacido en la calle de San Justo de Las Palmas el 20 de Enero de 1796, recibió las aguas del bautismo en la pila del Sagrario Catedral tres días más tarde, actuando de padrino en la ceremonia Don Manuel Del Río y Ponte, teniente capitán de las milicias y Regidor perpetuo de la isla. Fue escribano público y de cámara de la Real Audiencia de Canarias, de Hipotecas y Relator del Tribunal de la Isla. 
Celebró dos matrimonios, al quedar viudo de su primera esposa, casó en la isla de Tenerife con la ilustre Dama doña Isabel María De Aguilar y Ximénez -Pimienta nacida en El Valle de la Orotava en 1804. De este enlace nacieron once hijos uno de ellos don Manuel Díaz de Aguilar, nacido en la ciudad de San Cristóbal de la Laguna en 1825, fue oficial primero de la escribanía de cámara de la Real Audiencia y de la contaduría de hipotecas, había casado el 24 de Abril de 1851 con doña Luisa Millares Torres; Isabel Díaz de Aguilar caso con don Manuel González Castellano, que se encuentra reflejado en el cuadro genealógico de flujo
(Rodríguez Díaz de Quintana, 1977) (Juan Esteva, 2012, 2013).

Don Rafael Quegles Martorell, capitán de la Marina Mercante, nacido en la Villa de Muxó en Mallorca. Navegó durante un largo periodo de tiempo como profesional entre Canarias y la Península incluyendo también varios derroteros a América hasta que se estableció definitivamente en Las Palmas donde había casado con Mº  del Pino González Rodríguez, de Fuerteventura,  tía de Don Juan Rodríguez González, aquí abrió un comercio en la calle de Triana en 1809, en cuya empresa le ayudó su hermano Juan; en 1819, Don Rafael compró la casa de Triana “hoy nº 19” (hoy este número corresponde a un edificio moderno con franquicia por negocio, sin embargo el número 17, una casa que estimamos del segundo tercio del siglo XX, correspondió a la vivienda y oficinas de los Millán, herederos de Don Juan Rodríguez Quegles) a Narciso Pérez Montañés donde establece una agencia de la firma. Mas tardes adquiere dos inmuebles mas en la misma calle, uno de ello con salida a la calle de la Marina donde establece sus almacenes. En 1825 es elegido Diputado del Común. Fallece en diciembre de 1841 y lega a sus herederos amén del negocio los inmuebles de Triana, otro en la calle Arena y dos heredades en la Higuera Canaria y Los Caserones en Telde (Anónimo, sin fechar).

Don Rafael Ramírez Doreste, nacido en Las Palmas en 1868, Licenciado en Derecho por la Universidad de Barcelona y Madrid, periodista, fue uno de los personajes mas destacados de la Asociación Patriótica de 1893; fundó “La Mañana”, órgano de informativo de opinión independiente que destacó por sus columnas diarias de “primera mano” sobre los acontecimientos de la Guerra Europea y las Campañas de Marruecos, fue un opositor activo y enfrentado contra los “desatinos gubernamentales”, y entre sus obras mas conocidas figura el libro “Donde nací”; fue profesor del Colegio de San Ildefonso. Murió en 1927. Había casado en San Agustín el 29 de octubre de 1892, con Doña María de los Dolores Suárez Rey, hija de Don Pedro Suárez Pestana y de Doña Amalia Rey Rodríguez (Rodríguez Rodríguez, 2020).

Rafael Ramírez Doreste. La Provincia, 1911.

Don Rosendo Ramos Franch, solo conocemos lo que se describe en el Nobiliario de Canarias I sobre Rosendo Ramos Franch, de Barcelona, gerente de la compañía inglesa Elder Dempster and Co. (carbón y consignataria), Comendador de la Orden de Carlos III, Vicecónsul de Dinamarca, fallecido en Las Palmas el 3 de noviembre de 1919 (Rodríguez Díaz de Quintana, 1977). Parece que fue un virtuoso violinista que ocasionalmente tocaba con la Filarmónica de Las Palmas.

Don Carlos Paetow Kuess, anteriormente glosada su procedencia y otros aspectos en el apartado de sus desposorios, y que reiteramos: cajero de la casa Welmann (quizás Woermann?), nacido en Paderborn, Baja Renania-Westfalia, Alemania, el 7 de noviembre de 1886 (Rodríguez Díaz de Quintana, 1977), consideramos que son datos facilitados por Fernando Paetow, reportero gráfico de La Provincia-DLP, autor de las entrañables efemérides fotográficas y documentadas  efemérides de Gran Canaria, nieto e hijo de Carlos. En su matrimonio con la dama canaria Mª de la Concepción Ramírez Suárez tuvo dos hijos: Carlos y Augusto.

A propósito de estos empleados de compañías europeas, entonces ensalzadas no solo en cuestiones de dominación colonial y/o establecimientos comerciales en este caso, sino beligerantes en dos Grandes Guerras, que creemos pertinentes los trabajos de algunos especialistas que confirman la importancia del archipiélago como cruce de rutas para abastecimientos, porte y transportes y también circuito para observación de movimientos marítimos tantos comerciales como rutas de buques de guerra…  a finales del siglo XIX, las grandes potencias europeas iniciaron un proceso de expansionismo imperialista de enormes proporciones, lanzándose a la búsqueda de nuevas rutas comerciales. Canarias se posicionó como un lugar estratégico para el establecimiento de servicios portuarios, entidades financieras y redes de comunicación de capital extranjero. Esto facilitó la llegada y el asentamiento de un gran número de extranjeros, principalmente ingleses y alemanes, que se integraron paulatinamente en el archipiélago. Aunque la comunidad británica contó inicialmente con un monopolio indiscutible, la colonia alemana experimentó una progresiva expansión, especialmente a partir de la primera década del siglo XX, en el marco de la Weltpolitik imperial y su programa de construcciones navales–, durante la Gran Guerra (1914-1918) y el periodo de entreguerras. Los alemanes contaban con algunas concesiones en el archipiélago, como las compañías Woermann Linie y Deutsche Kohlen Depot Gesellchaft” (sic) (García Cabrera, 2022). Las Islas Canarias tienen tres funciones diferenciadas, decía un informe inglés datado en 1919: son una estación carbonera importante, un pródigo centro de producción y exportación de ciertos frutos y verduras, y un saludable rincón para pasar las vacaciones (Morales Lezcano, 1979).

Don Francisco de Armas Merino: sin que fuera concertado por las familias, los apellidos de Armas y sus enemigos políticos los Medina, significados republicanos y progresistas frente a los Armas “leonista” del Partido Liberal Canario (su padre había fraternizado y militado en la sección política de Don Fernando León y Castillo), se unieron en 1893 tras el enlace matrimonial de Francisco de Armas Merino, hijo de Santiago de Armas, con Dolores Medina Ramos, hija de Francisco de Medina. Un documento anónimo en recuerdo de Santiago de Armas conservado por sus descendientes, la familia Armas Díaz, fechado en 1889 recoge los caracteres particulares y humanos de este activista político. La figura de Francisco de Armas Merino fallecido en 1955, nos sitúa en los estertores de su pujanza en la Villa de Agaete. Ostentó la Alcaldía de Agaete (1909-12 y 1919-20) además del cargo de Consejero del Cabildo de Gran Canaria (1922) y Concejal del Ayuntamiento de la Capital en 1929. Dedicado al comercio y la agricultura, como legado familiar. Son importantes las famosas tertulias políticas que realizaba en el Huerto de Las Flores, misceláneas donde se reconducía o exhortaba la política a seguir de en la Villa (Gil Pérez, 2017). Franch, Comendador de r

EL PALACETE: SUCINTA DESCRIPCIÓN Y EVENTOS HISTÓRICOS

Edificio singular y situado en una calle emblemática de antiguas viviendas casi todas de estilo doméstico canario de dos plantas, con algunos ornamentos historicistas,  y otras modernistas con elementos eclectizantes como la de los Bosch, situada mas cercana al Palacio Insular del Cabildo de Gran Canaria, y que pertenece por méritos propios a las ya mencionada “cuatro esquinas” que se trata solo de una denominación de un mosaico a lo largo de nuestra calle Pérez Galdós emblemática y singular, precisamente por este abigarrada contraste que no deja de sorprender dada su conservación por mor de la catalogación de edificios por parte de nuestro consistorio y por ahora a salvo de la feroz piqueta que por unos intereses poco claros, desconocimiento y falta de valoración han atentado de manera sistemática contra nuestro acervo histórico y artístico. Este preámbulo es necesario para comprender que aunque este palacete no esta situado en el mejor lugar para poder admirar su verdadera dimensión ha sido reconocido como un paradigma de la pujanza económica de la época, levantado en el amplio solar que había formado parte de la huerta del convento de La Concepción de las monjas Bernardas. En agosto de 1900, el arquitecto madrileño Mariano Belmás, apuntado anteriormente como artífice del proyecto, presenta en el Ayuntamiento Memoria y planos del proyecto -en realidad, un solo plano al estilo de la época-- señalando que será de planta baja y piso principal, “con cantería en zócalos, mampostería al uso del país y piedra natural y artificial en fachadas y muros», siendo cierto que se trajeron mármoles de Carrara, vidrieras de Francia y maderas nobles de Cuba y de Guinea… (González-Sosa, 2024).  De planta cuadrangular, el edificio se encuentra retranqueado de la medianera de los adyacentes al rodearse por amplio jardín cerrados a la vía por muros de canterías con verjas de hierro ornamentadas, existen tres puertas de acceso también de barrotes y planchas de hierro, una es la que accede al jardín y posteriormente al pórtico con columnas de influencia egipcia, y otra en una esquina y por último la que se alinea al edificio contiguo con mayores dimensiones que abre a una especie de patio o amplio garaje al aire libre donde no existe ajardinamiento y en  un lateral  pequeñas dependencias de servicios. Entre las verjas se levantan columnas cuadrangulares en facetas y con repisas coronadas por bellos floreros, situadas preferentemente en las entradas. El edificio es de estilo ecléctico y de fachada simétrica es un laborioso ejercicio de ordenación y fusión de planos distintos que incluyen algunas referencias neo-egipcia. El alzado a la calle Perdomo [se trata realmente de la calle Pérez Galdós] se remata con una torre mirador a su eje mientras los frentes se componen de bow-windows que marcan la primera crujía mas unos balcones colgantes de madera (Martín Hernández; Alemán Hernández; López García; Martín Rodríguez, 2005). Existen elementos que recuerdan rasgos historicistas, hay que destacar los esculturales grifos en las esquinas del mirador en el ángulo de asentamiento de este con la segunda planta, los ornamentos en la serie de ventanas bien alineadas y equilibradas con frontones clásicos triangulares y curvilíneos alternados y con una serie de ornamentos de repertorio modernista.  Los balcones de madera en el frontis oriental son según criterios de los modelos canarios una recreación con influencias colonialista anglo-india. El edificio se destinó tras algunas reformas internas a albergar Conservatorio de Música de la isla, también fue sede de la  Academia de la Lengua Canaria, delegación provincial de la Consejería de Cultura y Deportes de Las Palmas y en la actualidad oficina de la dirección de Promoción de Las Palmas de Gran Canaria, y en su amplio patio ya descrito se realizan en el presente a eventos musicales, teatrales y de otras actividades culturales desarrolladas al aire libre en un ambiente muy gratificante.

Hemos esbozado toda aquella actividad que Don Domingo desarrolló como “ciudadano comprometido”, sin entrar en sus motivaciones personales que como otros individuos de la época trataban de husmear en la política para salvaguardar los muebles, es decir, cubrirse las espaldas y seguir con mayor interés los derroteros de su clase y a la vez encender una vela por la mejora de los trabajadores. No cabe duda que Don Domingo como tantos otros hijos de final de siglo eran decisivos campeones de la prosperidad social y avances tecnológicos que había de alguna manera compatibilizar, y apoyar aquellos cambios que imponían aún el incipiente progreso y mejora social de asalariados en el abanico de las distintas ramas de los oficios, y a la vez proteger sus propios intereses. Las relaciones de Don Domingo eran verdaderamente importantes y fluidas, casi siempre proveniente de su actividad comercial y su posición, como ejemplo, en uno de los actos magnos que se le ofrecían a los grancanarios de tarde en tarde esto es en las limitadas ocasiones de visitas de personajes de la realeza y sus sequitos, que correspondía la representación al prócer D. Francisco Manrique de Lara y Manrique de Lara, como Presidente del Gabinete Literario, y al entonces alcalde de ciudad Don Ambrosio  Hurtado de Mendoza (Platero, 1996), ofrecer un champagne de honor al Conde de Romanones, Ministro de la Gobernación, al Ministro de la Guerra, General D. Agustín Luque, y al almirante Concas, acompañantes del Monarca en su viaje en 1906, aceptando la invitación que les hiciera D. Domingo Rodríguez Quegles, gran amigo del General, el cual, incluso, pernoctaba en su palacio residencial de la calle de Pérez Galdós, donde provocó una reunión política con el Conde de Romanones, quien, deseoso de conocer los problemas del país, escuchó cuanto se le expuso, de lo que se derivó la destitución del Delegado del Gobierno, Sr. Álvarez de Sotomayor.  Pero entre los reunidos, tanto en el Gabinete Literario como en el domicilio de D. Domingo Rodríguez Quegles, no faltó la presencia del secretario del Conde de Romanones, D. Niceto Alcalá Zamora, quien veinticinco años después de sentarse a comer frente por frente a la mesa que ocupaba S. M. el Rey D. Alfonso XIII, a bordo del trasatlántico “Alfonso XII” (Navarro y Navarro, D., 2002). Conocemos por otro lado su vinculación con el arte como así su hermano Juan, y su amistad con el pintor catalán Eliseo Meifrén i Roig del que acopiaron una docenas de telas, suponemos que por compra ventajosa, que algunos de ellos engalanaron el palacete, reconocido paisajista vinculado al Modernismo e Impresionismo. La estancia del artista barcelonés en Canarias (1899-1903) está vinculada a esta familia, lo cual puede explicar la autoría de estas telas retratos, temática prácticamente inusual en su producción artística, ya que cultivó de modo preferente las representaciones de escenarios naturales y marítimos (Hernández y Luxán, 2010), allí en la subida de la suntuosa escalera del recibidor se encontraba en la pared frente al primer tramo, según parece, un cuadro de grandes proporciones de este pintor perteneciente a la serie Puerto de Barcelona, del que existen una serie de recreaciones sobre este puerto del autor, esta concretamente fue vendido según nos refieren al alcalde de Barcelona Señor Porcioles, imaginamos que a la Corporación que precedía, y parece que actuó como mediador de la transacción el que fue  Gobernador Civil de Barcelona y Embajador de Venezuela y Trinidad Tobago, y Presidente del Cabildo de Gran Canaria, nuestro célebre paisano hombre de gran influencia en las islas orientales en el periodo de la Dictadura Matías Vega Guerra, íntimamente relacionado con esta familia y que fue incluso presidente del Banco de Canarias constituido por la   firma Hijos  de Juan Rodríguez S. A. (Carnero, 2007). Parece que en la actualidad se cuelga en alguna dependencia del Ayuntamiento de la Ciudad Condal.


SÍMBOLOS HERÁLDICOS DE LOS RODRÍGUEZ

Realmente no nos consta esta simbología heráldica en esta familia por la línea de los Rodríguez, que hicieran usó de ellos ni lo evidenciaran o mostraran en sus archivos, casas y en el propio palacete, creemos que además de no poseerlos no mostraron interés por ostentarlos si lo hubiesen conocido, parece que como consecuencia de su trayectoria liberal y de comerciantes sin ataduras que supusieran tales ostentaciones trabas para sus libres operaciones transaccionales de todo tipo, pero si aceptaron cargos ejecutivos- administrativos  y de responsabilidad en la política local y estamentos de índole comercial. No porque ellos no lo acreditasen dada su trayectoria y entorno social, avalada por su pujanza económica como empresa pionera en la creación por primera vez de una banca en Canarias según nos consta, y si no que nos corrijan. Pero como quiera que nos gusta ilustrar los trabajos con la heráldica circundante de aquellos apellidos que implican de una u otra manera a estas familias, y esbozar de manera sencilla los blasones que secundaron algunas familias canarias, no sabemos si compuestos por heraldistas de la época para aquellas que después de una posición de privilegio, suponemos, quisieron sobresalir en la sociedad del Antiguo Régimen, o quizás fueran trasmitidos desde la Conquista por algunos de sus principales actores que ostentaban el apellido Rodríguez (Cebrián Latasa,  2003). Antes de todo, el origen de Rodríguez se trata como es de todos sabido del patronímico Rodrigo con la desinencia  -ez, como característica de tantos otros apellidos españoles, un nombre de pila usado como apellido, pero se trata de una reliquia originaria del visigótico: de origen germánico que proviene de la unión de dos palabra, Hruotriks, originario de hruot, “fama”, “gloria”, y riks, “príncipe”, “señor”, “poderoso”, “rico”, por tanto se podría interpretar como “rico de gloria”, “poderoso por su fama”, (Apellidos hispanoamericanos, Mogrobejo, 2016).

Salvada esta cuestión de génesis y etimológica, y para continuar con los símbolos heráldicos insertamos un gráfico como seguimiento de las distintas versiones del blasón del apellido Rodríguez en Canarias, con los escudos que fueron timbrados por algunas familias representativas como Rodríguez Carta, Rodríguez de León, Rodríguez del Toro, Rodríguez de Azero (Nobiliario de Canarias IV), Rodríguez Pérez, Rodríguez Muñoz, etc. Donde se asociaba al cuartel de Rodríguez con otros correspondiente al siguiente apellido o aún más complejo, con cuarteles representando a varios costados de la familia (Gómez-Pamo, 2024). En cualquier caso, exceptuando los Rodríguez del Toro que toman una  simbología heráldica de nuevo cuño diseñada junto al título nobiliario concedido, marqués de Toro, tenemos fundamentalmente cuatro prototipos de las armas de este apellido en Canarias que se repiten en distintos ámbitos, que sin mas preámbulos describiremos siguiendo la imagen: 1) En campo de oro, cuatro barras de gules, y bordura de azur, cargada con ocho cruces de Jerusalén de plata 2) En campo de oro cuatro bastones en faja, bordura en azur cargado de ocho cruces de Jerusalén de plata, a veces los palos se confunden con bastones y así queda reflejado en los blasones (Gómez-Pamo, 2007): en el escudo de la casa armera de Montañés en San Cristóbal de La Laguna el escudo Rodríguez que corresponde al 2º cuartel se describe como cuatro bastones puestos en dos palos, bordura cargada con cuatro cruces en cada flanco  3) En campo de oro, cuatro palos de gules, y bordura de azur, cargada con ocho aspas de oro: en el escudo Rodríguez de León, envés de palo son barras (Messía de la Cerda,1990)  4) En campo de azur un aspa  (sotuer) de oro, acompañada en cada hueco una flor de lis de plata: corresponde al 1º cuartel del escudo de los Rodríguez de Azero (Chaparro D’Acosta, 1978); en Asturias, Galicia y Castilla cambian el esmalte del  campo por gules envés de azur (Schnieper y Rosado, 1999). La versión primera quizás sea la mas extendida para este apellido, dibujado por Álvarez Rixo para las familias nobles canarias a partir de las indicaciones proporcionadas por Antonio Romero Zerpa, genealogista grancanario del siglo XVIII (Millares Torres, 1982).

 

Agradecer las imágenes a Rafael Ramírez Hernández, descendiente de Rafael Ramírez Doreste y de los del Castillo Matienzo, y documentación como así también imágenes a Juan Esteva Navarro, genealogista colaborador de Genealogías Canarias, muy apreciables para este trabajo.

 

NOTAS Y BIBLIOGRAFÍA

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Biografía de Don Ramón Rúa Figueroa y Fraga, Ingeniero de Minas, Director de Minas de Riotinto, arqueólogo, e ilustre escritor y prolífico articulista. Su hermano don José Rúa Figueroa (Santiago, 1820-Madrid, 1855), estudio medicina, prestigioso poeta del romanticismo, político y diputado en Cortes. Participó en la Revuelta o asonada de 1848. Provincialista gallego, además de destacado periodista.

 


 

 

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