GUSTAVO A.
TRUJILLO YÁNEZ
Historiador
Introducción:
Los Pérez de Villanueva han pasado a la historia de
Gran Canaria, y particularmente a la de la Villa de Teror, por su condición de
patronos de la capilla mayor del templo que acoge a la imagen de Ntra. Sra. del
Pino, Patrona insular y de la Diócesis Canariense.
Asimismo, se considera que se debe a uno de sus miembros ― Juan
Pérez de Villanueva ― la traída o donación de la sobredicha imagen, en torno a
la década de 1530[1].
Sin embargo, la importancia de esta familia contrasta con la escasez
Testamento de Juan Pérez de Villanueva |
No obstante, desde la primera noticia aportada por el
genealogista Francisco Fernández de Béthencourt (1885), se ha considerado como
precursor de este linaje a Bartolomé de Villanueva, «noble caballero» y «conquistador
de la Gran Canaria
en 1486»[3],
referencia que, como se verá, repetirán autores posteriores. Añade Fernández de
Béthencourt a un tal Diego Pérez de Villanueva, hijo del presunto noble
caballero y conquistador, quien al parecer contrajo matrimonio con doña Juana de
Campos, fruto del cual nace el mentado
Juan Pérez de Villanueva, al que ya hemos venido haciendo referencia.
Posteriormente, la unión de este último con la arriba referida María Sánchez,
daría lugar al nacimiento de Isabel Pérez de Villanueva, de la que se anota su
enlace matrimonial con Blas de Quintana, en 1582, en la iglesia parroquial de
Teror. Dicha afirmación, según nos relata el citado genealogista, se sustenta sobre
la base de la carta dotal que en 1580 otorgaron los padres de Isabel Pérez de
Villanueva, ante el escribano Luis de Bethencourt. Sin embargo, si bien es
posible afirmar la existencia real de Juan Pérez de Villanueva y de su esposa,
así como la del matrimonio de su hija Isabel con Blas de Quintana, no sucede lo
mismo con los supuestos padres y abuelo del que venimos considerando como
tronco de este linaje, repetimos, Juan Pérez de Villanueva. En primer lugar, porque
creemos improbable que fuesen los padres de la mentada Isabel Pérez
de Villanueva, los que otorgasen su carta de dote en 1580. En esa fecha, Juan
Pérez de Villanueva ya hacía mucho tiempo que había fallecido, recordemos, en
torno a 1551 ó 1552. Mientras que por lo que respecta a su esposa, las
referencias sobre su existencia no parecen ir más allá de los años 60 del siglo
XVI, siendo bastante improbable que aún permaneciese viva en 1580[4].
Asimismo, dudamos de que Fernández de Bethencourt llegase a conocer o examinar
la referida carta dotal, ya que un somero escrutinio de los protocolos
notariales custodiados en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, nos ha
permitido comprobar que las escrituras del mentado Luis de Bethencourt
están fechadas entre los años 1599
a 1602, siendo por tanto muy posteriores a la cifra
señalada. Y si bien cabe la posibilidad de que dicha escritura fuese conocida
por Fernández de Bethencourt, éste no nos ofrece ningún dato sobre su paradero,
razón que nos lleva a dudar sobre su verdadera existencia. Las razones de este
artificio no se nos escapan a los historiadores del siglo XXI, pues de todos es
sabido el empleo de este tipo de «recursos» a la hora de dotar de un mayor
lustre y esplendor los orígenes de una familia cualquiera. En este caso, se
trataba de equiparar los comienzos de la familia Quintana
―a los que Fernández de Béthencourt dedica uno de sus capítulos en su Nobiliario― de la que realmente consta
su condición de conquistadores de Gran Canaria, con los de la menos ilustre
estirpe de los Pérez de Villanueva, quienes sin embargo, ocuparon puestos de
privilegio en el Teror de finales del siglo XV y principios del XVI, lo que sin
embargo no impidió el enlace de ambas familias, a raíz del mentado matrimonio
entre Isabel Pérez de Villanueva con Blas de Quintana. Con todo, este dato
sería transmitido y ampliado por autores como José García Ortega (1936) y más
recientemente por Miguel Rodríguez Díaz de Quintana (1977) o José Antonio
Cebrián Latasa (2003) entre otros. Afirmaciones a las que, tras un detenido
examen de las fuentes, nos hemos propuesto poner en duda.
Ascendencia de Juan Pérez de
Villanueva,
propuesta por Francisco
Fernández de Bethencourt (1885)[5]
Bartolomé de
Villanueva según José García Ortega:
José García Ortega (1936) señala también al mentado
Bartolomé como fundador de la
familia Pérez de Villanueva, aunque aporta algunos datos
novedosos. Así, sitúa como lugar de procedencia del conquistador, la isla de
Fuerteventura, mientras que aumenta en uno el número de vástagos de los que fue
progenitor, pues además de Diego Pérez de Villanueva, hace referencia a un tal
Juan, quien al parecer embarcó rumbo a América, donde participó en la
expedición de Jerónimo de Hortal[6]. Sobre
Diego Pérez de Villanueva señala un primer matrimonio con Juana de Campos, con
la que al parecer no tuvo descendencia. Por lo tanto, Juan Pérez de Villanueva
sería el fruto de su segundo matrimonio con una «señora» cuya identidad se
omite, perteneciente a la
familia Marín de Cubas y procedente de la localidad
grancanaria de Telde[7]. Todo
esto se desprende ―tal como anota el propio García Ortega― de una información
de hidalguía mandada a instruir en 1693, por Bartolomé Sánchez de Ortega,
descendiente de los Pérez de Villanueva. Sin embargo, un detenido examen de
dicho documento basta para comprobar que dichas afirmaciones tampoco se
sustentan, ya que en dicha información no existe la más mínima referencia a la
existencia de los referidos personajes.
Ascendencia de Juan Pérez de
Villanueva,
según José García Ortega
(1936)
Las noticias
de Miguel Rodríguez-Díaz de Quintana:
Por su parte, Miguel Rodríguez Díaz de Quintana también
coincide en designar a Bartolomé de Villanueva como precursor del linaje.
Asimismo, alude a Diego y a Juan como hijos suyos, con quienes arribó a Gran
Canaria, procedentes desde la isla de Fuerteventura. Añade como dato novedoso
la participación de Bartolomé en la conquista de la isla de Tenerife, en la que
al parecer recibe propiedades en premio por los servicios prestados[8]. Por lo
que respecta a Juan de Villanueva, el mismo que participó en la mentada
expedición de Jerónimo de Hortal, apunta su matrimonio con Juana de Campos ―en
los casos anteriores se señala a su hermano Diego Pérez de Villanueva como
esposo de ésta― con la que tuvo los siguientes hijos: Beatriz (1526), Leonor
(1532), Jerónimo (1537), Lorenzo (1542), Úrsula (1549) y Basilio (1552)[9]. Por lo
que respecta a Diego Pérez de Villanueva, descarta su unión con la referida Juana de
Campos, así como estuviese desposado con la ignota «dama» teldense[10].
Asimismo, rechaza la posibilidad de que fuese éste el fundador del patronato de
la iglesia parroquial de Teror, mientras que apunta la existencia de un tercer
hermano llamado Sebastián, bautizado en Las Palmas el 20 de enero
de 1535[11]. Finalmente,
coincide con el resto de autores en mencionar e éste último en calidad de
progenitor de Juan Pérez de Villanueva.
Ascendencia de Juan Pérez de
Villanueva,
propuesta por Miguel Rodríguez
Díaz de Quintana (1977)
Las últimas
aportaciones de Cebrián Latasa:
Más recientemente, José Antonio Cebrián Latasa
(2003) aporta datos novedosos, que lejos de aclarar el panorama, añaden ―aún
más si cabe― más interrogantes y dudas sobre el origen de la familia Pérez de
Villanueva. De esta manera y aunque pone en entredicho la existencia de
Bartolomé de Villanueva, cita como hijos de éste ―además de a Diego Pérez de
Villanueva (vecino de Las Palmas)― al propio Juan Pérez de Villanueva, que pasa
ahora a convertirse en su hijo ― en las ocasiones anteriores se le señala como
su nieto ― así como a dos hermanos más, Francisco y Alonso de Villanueva.
Asimismo, a diferencia de lo planteado por los otros autores, identifica a
Diego Pérez de Villanueva con Diego de Villanueva, personaje que ocupó el cargo
de alguacil del obispo durante las primeras décadas del siglo XVI y del que
existen referencias de su actividad en la compra y venta de productos textiles,
así como de diversas transacciones comerciales relacionadas con la industria
azucarera[12].
En referencia a este personaje, Cebrián Latasa aporta datos que prueban su
filiación con los sobredichos Francisco y Alonso de Villanueva, mientras que no
aporta pruebas que demuestren su condición de hermano de Juan Pérez de
Villanueva. Finalmente, también pone en duda la posibilidad de que Diego de
Villanueva fuese el esposo de la tantas veces referida Juana de Campos, de la
que se sabe que fue esposa de un tal Juan de Villanueva, personaje ajeno a la
familia que nos ocupa.
Ascendencia de Juan Pérez de
Villanueva,
propuesta por José Antonio
Cebrián Latasa (2003)
[1]
HERNÁNDEZ SOCORRO, Mª de los Reyes y CONCEPCIÓN RODRÍGUEZ, José: El Patrimonio Histórico de la Basílica del
Pino de Teror. Colección Cuadernos de
Patrimonio Histórico nº 5. Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran
Canaria, 2005, pp. 132-136.
[2]
A.H.P.L.P., escribanía de Antonio Miguel del Castillo, legajo 1847, ff. 195-200
(copia realizada el 29 de agosto de 1788).
[3]
Para este trabajo hemos empleado la edición príncipe. Véase a, FERNÁNDEZ DE
BÉTHENCOURT, Francisco: Nobiliario y
Blasón de Canarias. Diccionario histórico, biográfico, genealógico y heráldico
de la
provincia. Establecimiento Tipográfico de M. Minuesa, Madrid, t. VI, 1885, p. 105. También
hemos consultado la
edición J. Régulo, La Laguna de Tenerife, t. II, 1954, p.
720.
[4]
En enero de 1558, Andrés Castellanos reconoce deber a María Sánchez, viuda de
Juan de Villanueva, y a Francisco Macías, 18 doblas de oro, por la venta que
hizo al mentado Juan
de Villanueva de un pedazo de tierra en Teror. Véase a PÉREZ HERRERO, Enrique: Alonso Hernández, escribano público de Las
Palmas (1557-1560). Estudio diplomático, extractos e índices. Ediciones del
Cabildo Insular
de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1992, doc. 266, p. 239.
[5]
Fernández de Bethencourt
señala a Diego Pérez de Villanueva y Peñaranda como el autor de la traída de la
imagen del Pino a Teror: «aquel piadoso caballero de quien supone la tradición
que escondió en el pino de Teror la milagrosa imagen de la Virgen, que allí con
dicha advocación se venera», FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT, Francisco: Nobiliario
y blasón de Canarias, op. cit.
p. 105.
[6]
GARCÍA ORTEGA, José: Historia del culto a la venerada imagen de
Nuestra Señora del Pino. Patrona de la Diócesis de Canarias. Librería y
Tipografía Católica, Santa Cruz de Tenerife, 1936, pp. 17-18.
[7]
Ídem.
[8]
El autor señala el Libro de datas del Cabildo de Tenerife,
pero no especifica de cuál se trata y tampoco menciona fecha o referencia
alguna.
[9]
Una vez más, el autor omite las referencias sobre el matrimonio y los
nacimientos de los personajes que cita, si bien señala que sus bautizos
tuvieron lugar en el antiguo Sagrario de la Catedral de Santa Ana.
[10]
Creemos que la posibilidad apuntada por el autor, en la que identifica a Diego
Pérez de Villanueva con un tal Diego Pérez, a quien se cita en el Libro de Repartimientos
de Gran Canaria, solicitando la entrega de un solar el 8 de abril de 1538, nos
parece, cuanto menos, bastante aventurada. Véase RONQUILLO, Manuela y AZNAR
VALLEJO, Eduardo: Repartimientos de Gran
Canaria. Estudio, transcripción y notas de Manuela Ronquillo y Eduardo
Aznar Vallejo. Colección Ínsulas de la
Fortuna, 6. Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria-El Museo Canario,
Las Palmas de Gran Canaria, 1998, documento nº 31, pp. 85-86.
[11] No anota el tomo ni el número de
folio.
[12]
CEBRIÁN LATASA, José Antonio: Ensayo para un diccionario biográfico de
conquistadores de Canarias. Textos introductorios de María Rosa Alonso y
Manuela Marrero Rodríguez.
Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Islas
Canarias, 2003, pp. 476-477.