domingo, 25 de septiembre de 2016

III ENCUENTRO DE GENEALOGÍA GRAN CANARIA

HOMENAJE A FRANCISCO FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT


Esta edición, tenemos una interesante propuesta con planteamientos genealógicos novedosos, desde un enfoque interdisciplinar, acompañados de un excelente plantel de conferenciantes.
En noviembre.

 

viernes, 16 de septiembre de 2016

LAS FAMILIAS TERORENSES EN EL NOBILIARIO DE CANARIAS


MIGUEL RODRÍGUEZ DÍAZ DE QUINTANA
Ponencia impartida en la villa de Teror, el 12 de septiembre de 2016, entre los actos de la fiestas del Pino, enmarcada en la conmemoración del Año Genealógico Francisco Fernández de Bethencourt. Organizado por el Iltre. Ayuntamiento de la Villa de Teror y la colaboración del Instituto Canario de Estudios Históricos Rey Fernando Guanarteme y Genealogías Canarias.


En 1977 tuve la satisfacción de obtener el galardón convocado entonces por el ilustre Ayuntamiento de esta villa, que se conocía por premio literario “González Díaz”. Regía el municipio el alcalde don Antonio Peña Rivero. Más que la prudente aportación económica del concurso, el atractivo estribaba en que el trabajo galardonado iba a ser editado por la docta corporación. Iba a ser mi primer libro publicado, un logro que prácticamente me llenaba de suma complacencia.  
Pero la alegría se transformaría con el tiempo en un amargo sinsabor, porque el
Teror desde Zamora, Valleseco. Foto: E.Egea
manuscrito se extravió después de que doctos intelectuales de esta villa pudieran consultarlo, como se acredita al ser reiteradamente citado en obras posteriores.   
El trabajo presentado llevaba el título “Los primeros repartimientos de Teror y otras noticias”. Se dividía en dos partes. En la primera, dábamos por primera vez la serie de datas otorgadas en esta villa y sus contornos. Aún no se había publicado el libro que se guarda en El Museo Canario debido al trabajo de transcripción de Manuela Ronquillo y Eduardo Aznar Vallejo.  Fernando Inglott Navarro, depositario de fondos del Ayuntamiento de Las Palmas, en cuyas dependencias estaba entonces instalado el referido museo, extractó en 1905 aquellos repartimientos. Por vericuetos del destino el manuscrito llegó a mis manos, y durante largo tiempo estuve en disposición de poseer tan atractiva y única documentación.
La segunda parte del trabajo galardonado era relativa a las principales y más populares familias terorenses. Era, sin proponérmelo, un elenco o repertorio nobiliario que, de manera modestísima, seguía el método trazado por el insigne maestro y llamado príncipe de la genealogía española, el consagrado lanzaroteño, Francisco Fernández de Béthencourt, a quien, con toda justicia, seguimos homenajeando al cumplirse el siglo de su fallecimiento. 

miércoles, 14 de septiembre de 2016

ASCENDENCIA ESCLAVA AFRICANA: EL PROCESO CONTRA GONZALO HERNÁNDEZ, ALIAS EL CUERVO

FANEQUE HERNÁNDEZ BAUTISTA
JUAN R. GARCÍA TORRES   
INTRODUCCIÓN
Dentro de la sociedad de frontera que constituyen las Islas Canarias a comienzos de la Edad Moderna, es una evidencia que el grupo humano más desarraigado lo constituyó  la población esclava negra. Los genes no les permitieron pasar desapercibidos, al menos durante algunas generaciones, como sí ocurrió con la población plebeya indígena y con los esclavos moriscos cuyos rasgos no debían de ser muy diferentes a los de los castellanos del sur de la Península después de siete siglos de berberización durante la dominación árabe. Los esclavos negros serán objeto durante siglos de una cruel explotación pero aquí están, formando parte de nosotros, para recordarnos la barbarie de la compraventa de seres humanos, tráfico que ha pervivido hasta tiempos relativamente recientes.
La mayoría de los canarios, entre los que me incluyo, tenemos genes subsaharianos. En mi caso estos alcanzan según el estudio autosómico realizado por la empresa norteamericana 23andme  un 1,2% del total de mi genoma. Muchas personas de origen ancestral canario, cuyos estudios genéticos conozco por el hecho de compartir información en la red antedicha, muestran porcentajes similares de negritud en sus respectivos estudios autosómicos, normalmente entre el 1% y el 3 % si bien en algunos casos este índice se aproxima al 5%.
Los aportes de población esclava negra a la población canaria se corresponden básicamente con el siglo XVI y con el auge de la caña de azúcar sobre todo después de la mortandad de indígenas de los años 20 derivada de la epidemia de peste. Las vías de entrada de dicha población, como bien señala Manuel Lobo en su tesis doctoral, fueron los intercambios comerciales con mercaderes portugueses a través de expediciones irregulares de compra de esclavos que se dirigieron a los enclaves portugueses de Cabo Verde, Senegal y Guinea y asimismo los “resgates” o rescates en las costas africanas próximas en los que se intercambiaba cada esclavo berberisco capturado en las cabalgadas que asolaban  esos territorios por dos o más negros dependiendo de la jerarquía social del norteafricano.
Si bien la adquisición de esclavos blancos (moriscos) perduró poco en el tiempo, la de esclavos negros se mantuvo durante los siglos XVII y XVIII (en Fuerteventura tenemos constancia de que perdura hasta el siglo XIX) si bien, por lo general, no son consecuencia de nuevas compras o capturas de mercancía humana, que empezaron a escasear, sino por explotación de las ya existentes en el ámbito familiar aprovechando la descendencia de sus propias esclavas, lo que habría de favorecer los ahorramientos, como asimismo por su explotación en verdaderas granjas colectivas donde las esclavas más prolíficas recibirían premios de productividad.