miércoles, 21 de octubre de 2015

ORIGEN Y FORMACIÓN DE LA POBLACIÓN DE INGENIO EN LA PRIMERA MITAD DEL SIGLO XVI

RAFAEL RODRIGUEZ DE CASTRO
Publicado en el  Boletín del Consejo de Patrimonio Histórico de Agüimes
nº 3 (2015), págs. 23-32. (Ilustre Ayuntamieto de la Villa de Agüimes).
Con permiso del autor


En 1816 es nombrado Don José Ramírez primer alcalde de Ingenio[1]. El próximo año 2016 se cumple una efeméride redonda con respecto
Ntra. Sra. de la Candelaria (Ingenio)
a este acontecimiento, sus doscientos años. No es el único motivo de celebración  para este municipio de Gran Canaria, pues en este año se celebra el mismo periodo de tiempo desde la creación de la parroquia de Nuestra Señora de la Candelaria. Ambas instituciones fueron signos de los significativos progresos de dicho lugar entonces incluido en el territorio más amplio del señorío episcopal de Agüimes.
La estructura social y económica que venía desarrollándose al menos desde trescientos años antes había llegado a comienzos del siglo XIX a su mayoría de edad. Entre bastidores de esta larga historia se puede contemplar una población que evoluciona, que adquiere  características cualitativas y cuantitativas distintas y mejores. Una población, no lo olvidemos, que ocupa el lugar básico de los hechos que van conformando la historia de lo que actualmente es el municipio de Ingenio con su villa al frente.
El actual municipio de Ingenio formaba parte del señorío de Agüimes, entidad que consta documentalmente desde el año de 1486[2]. Hay autores que hablan con acierto de la presencia en este señorío de una importante estructura industrial de producción de azúcar, de un ingenio, sobre 1503. Una circunstancia que convertirá dicho emplazamiento como un centro susceptible de atraer y asentar población[3]. Como lugar habitable de referencia, al mismo tiempo que se crea el señorío se constituyó como su centro, la villa de Agüimes. Y la novedad alcanzó también a los habitantes que allí se asentaron, pues en todo caso constituyeron un primer nivel de población originaria en ruptura con la que debió existir en el tiempo anterior a la conquista de la isla.
Esta población sufrirá una serie de transformaciones en este primer momento hasta poder considerarse un auténtico vecindario estable de domicilio permanente. Veamos esta transición del lugar de explotación industrial azucarera del primer momento hasta la consolidación de una auténtica población de vecinos del lugar de Ingenio, un segundo momento.

PRIMERA ETAPA. EL ASENTAMIENTO INDUSTRIAL AZUCARERO
No sabemos con exactitud cuando se construye el ingenio que ha dado nombre al actual municipio. Ya hemos hablado del año de 1503 como fecha un temprana, lógica y verosímil, si no es que pudiera darse la circunstancia de que incluso fuera anterior. La documentación más expresa y directa que hemos podido exhumar data de 1516, pero para entonces la actividad de dicho ingenio
es frenética y se puede anteponer perfectamente doce años antes de funcionamiento. Esta es la principal referencia que atrae de forma multitudinaria a un variopinto tipo de población. Un dato desconcierta: hasta la década de los años treinta del siglo XVI no hay población en Ingenio que se intitule como vecinos del señorío de Agüimes con carácter estable. De hecho, de entre las trece familias que llevan el título oficial de ser vecinos del señorío de Agüimes tan solo a una se la podría ubicar allí desde 1512, Juan de Ávila[4]. Pero como veremos algo más adelante, en cuanto enviuda pasa a vivir a la villa donde establecerá su lugar de domicilio.
El resto de quienes acuden a vivir al lugar del ingenio de azúcar del señorío de Agüimes son estantes o transeúntes. Esta característica de la población de Ingenio llega hasta 1529 en que vemos aparecer a los primeros que afianzan vecindad en Agüimes y establecen domicilio permanente en dicho lugar.
Uno de los primeros que queremos destacar como de los estantes originarios en Ingenio es Antón Pérez Cabeza[5]. Llegó a la isla sobre el año de 1505. Había nacido en Sevilla unos veintisiete años antes. Debió casar ya residiendo en la isla con Leonor Pérez, sevillana como él. Todos estos datos constan de la comparecencia que hubo de hacer ante el Tribunal del Santo Oficio de la Inquisición para comunicar sus datos de filiación y otros identificativos en 1525.
Homenaje al ingenio azucarero
El lugar de vecindad de esta familia nunca será el señorío. En él es residente o estante, y por supuesto, no dudamos en ubicarlo ahí numerosas veces y en alguna de ellas por cierto tiempo prologando, algún mes que otro, siempre en el lugar de Ingenio. El único lugar concreto del que se declaran expresamente como vecinos es la ciudad de Telde donde debía tener su casa de domicilio. La mayor parte de las veces se pronuncia como vecino de la isla.
Su actividad primordial se centra en el negocio azucarero. De él afirman que es el propietario más antiguo documentado del Ingenio que dio nombre a la población[6]. Y así parece ser según se desprende de la venta que Antón Pérez Cabeza hace a Alonso de Matos, el cinco de marzo de 1518. Seguirá en el negocio del azúcar, pero desempeñando otras tareas y si llega a ser responsable de nuevo de la explotación del ingenio será por medio de un contrato de arrendamiento.  El último documento en el que aparece que hemos localizado es de 1534.
De los hijos de Antón Pérez Cabeza cabe destacar a Isabel Pérez, la más pequeña, quien casó con Juan Álvarez al que se le tilda de cañaverero, dueño de un molino en Ingenio en la segunda mitad del siglo XVI. Este matrimonio, durante el último tercio de dicho siglo ya han decidió establecerse como vecinos  de la villa de Agüimes, junto con sus hijos. De ellos procederá abundante sucesión[7].
Tras Antón Pérez Cabeza, el siguiente propietario del ingenio es Alonso de Matos[8]. Es el gran industrial en la explotación de dicho complejo industrial y quien conoce mejor que nadie las dificultades económicas de los momentos adversos. Entra con fuerza en el señorío de Agüimes al comprar a Antón Pérez Cabeza el ingenio. No nos entretenemos en su itinerario en dicha gestión, pues ya hay suficiente material publicado al que nos remitimos. Aclarar que de los varios de su misma familia homónimos a quien vemos en Ingenio en los primeros años del siglo XVI es al que apodan el viejo, por distinguirlo del mozo, que es casado en la década de los años cuarenta con Cristina Ibáñez de Arístegui. Y en lo que afecta a su vínculo como población de Ingenio sólo se les puede considerar como residentes temporales, aunque en frecuentes ocasiones y de larga duración alguna de ellas. No habrá continuación de esta familia que se extingue en la siguiente generación.
Otro de los residentes del lugar de Ingenio es Juan de Ávila[9]. Nació sobre el año de 1494, pero no parece que fuera en Agüimes; parece mejor considerarlo de Telde. Es a raíz de su primer matrimonio celebrado en torno a 1512 cuando se debió trasladar hasta el lugar del Ingenio. Lo había celebrado sobre el año 1512 con Francisca de Matos, hija de Alonso de Matos, el viejo. No tendrá una residencia clara, pero sí abrirá casa en Ingenio. En 1523 muere Francisca de Matos y a partir de entonces su vida cambiará de ubicación por completo. Sobre todo porque ya debe de intuir los problemas en la administración del Ingenio que no reporta la tranquilidad deseada. Lo cierto es que su siguiente domicilio lo encontramos en la villa. Allí reside de forma continua y se establecerá tanto él como su descendencia desde que casa con su segunda mujer, María de Arístegui, hija de los antiguos vecinos de Agüimes, Martín Ibáñez de Arístegui y Juana de Liria. Por este matrimonio reforzará Juan de Ávila su parentesco con Alonso de Matos, pues María es hermana de Cristina Ibáñez de Arístegui. La actividad agrícola de Juan de Ávila es variada, no sólo se centra en el cultivo de la caña de azúcar. Sin embargo, la casa de Ingenio la conservará y pasará ya en la segunda mitad del siglo al que hacemos referencia en este trabajo a sus hijos donde se domiciliarán.
Otro de los estantes temporales de Ingenio es Martín Alemán[10]. Sus lugares de residencia ocupan un espacio más amplio, pues incluye también Sevilla. Es natural de dicha ciudad y vecino en la colación de San Bartolomé. En 1495 viene a Gran Canaria, es la fecha más antigua de estancia en la isla que hemos encontrado en la documentación exhumada. Sin embargo, vuelve a Sevilla entre 1497 y 1502. En 1503 está en la isla de nuevo, mientras su mujer queda en Sevilla atendiendo sus negocios por poderes que a ella le otorga su marido. En la venta que hace Antón Pérez Cabeza a Alonso de Matos en 1518 habla de tierras colindantes que fueron de Martín Alemán. Por eso cuando éste y su hermano, Juan de Alemán, tiene desacuerdo con su cuñado Juan de Gibraleón por una compañía de mercaderías exportadas a Sevilla en 1509 es fácil pensar que parte de este cargamento fuera azúcar procedente del ingenio de Agüimes. Interviene intensamente en la década de los veinte en el cultivo y comercio del azúcar y llega a ser propietario de la mitad del ingenio en 1525. Sus relaciones con la Inquisición fueron paradójicas, pues por un lado le utilizan para desprestigiar al inquisidor Bartolomé López de Tribaldos con quien dicen delatores que ambos tenían mucha amistad y negocio y era frecuente que comían juntos, por otro lado, es objeto de varios procesos por delitos de judaísmo. En 1521 su mujer, Beatriz de Toledo, está también en la isla y es la que declara a la Inquisición los datos sobre su familia donde aparecen los problemas que tuvieron con el Santo Oficio varios parientes suyos, entre ellos los padres de ambos. En 1536 ya es fallecido. Su hijo Juan de Ayala también se acercará a continuar con la tarea de su padre una vez fallece, pero es apenas para liquidar el negocio y cobrar deudas pendientes. Para la mitad de siglo ya no hay nadie de esta familia en el señorío episcopal. 
Parientes de Martín de Alemán fueron Juan de Alemán, que ya ha sido citado, y García de Gibraleón, su sobrino, hijo del cuñado conflictivo Juan de Gibraleón y de Leonor de Alemán. Juan era vecino de Sevilla en la colación de San Salvador. En el verano de 1500 viaja a Gran Canaria según especifica en un poder que recibe en Sevilla para atender negocios en la isla en representación de terceros. Aquí sigue en 1505 cuando es delatado, junto con su hermano Martín, por acudir a la casa de otro judeoconverso, Luis Álvarez, donde se sospechaba que hacían reuniones de celebración religiosa propia. Ya está de regreso en Sevilla en 1509 donde aparece en unión a su hermano Martín y en contra de García, su cuñado. Es el valedor de su hermano Martín en Sevilla hasta 1522 donde le sirve de apoyo en los envíos comerciales como se comprueba de diversa documentación. Juan de Alemán debió fallecer sobre 1522. García de Gibraleón tendrá una residencia más prolongada en Ingenio. Será a partir de la muerte de su padre algo antes de 1521. Las diferencias familiares continúan y debe encargarse en solitario de la gestión que corresponde a la parte de su padre, distinta de la de sus tíos Martín y Juan, que actúan por otro lado. En 1524 llega a arrendar el ingenio a Alonso de Matos, y es acreedor de éste en un reconocimiento de deuda de 1525. Dejamos de verle ya por el lugar de Ingenio en la tercera década del siglo.
Otros dos residentes con origen judeo converso tendrán una breve, pero intensa estancia en Ingenio: Diego Díaz y Juan de Tarifa. El primero aparecerá como dueño del ingenio de Aguatona en 1529; el segundo permanece presente hasta hoy dando nombre a una zona de Ingenio. Ambos fueron procesados por la Inquisición: el primero, por blasfemo y logrero en 1529; y el segundo, puso fin a su vida en 1530 en un movimiento desesperado al verse preso y en un juicio ante el Santo Oficio en el que ya estaba destinado a la pena capital.
También hay vecinos de la villa que se acercan hasta este lugar de Ingenio para cultivar caña de azúcar y participar de la industria de la zona. Es el caso de Juan Martín Bilbao[11], hermano de Martín Ibáñez de Arístegui, a quien ya hemos nombrado como padre de las hermanas María y Cristina, casadas respectivamente con Juan de Ávila y Alonso de Matos, el mozo. También es de esta situación Bartolomé Peloz, regidor de la isla, hermano de Honorato y Pedro Antón que son vecinos de Agüimes en Temisas, quien compra en 1529 dos suertes de tierras en la Vega de Aguatona a Francisco Lerca, también regidor. Estos dos formarían grupo con otros vecinos de la isla que se vinculan con el lugar de Ingenio con la compra de propiedades o participando como socios en la explotación y comercio del ingenio, pero que apenas debieron pisar el lugar más que para paseo o inspección de los propios negocios. En este grupo podemos incluir al deán Zoilo Ramírez, emparentado también con buena parte de la sociedad más pudiente de la isla y primo hermano de Catalina Ramírez, madre del escribano Diego Ramírez, al que mencionaremos algo más adelante. Es el que, como ya es sabido, da nombre al lugar que hasta hoy conocemos con los Llanos del Deán.
Otros estantes del lugar de Ingenio son Juan de Carrega, mercader genovés, por periodos breves de tiempo entre los años 1522 a 1527; Fernando Berlanga, almojarife de la isla de Gran Canaria, arrendatario de cañaverales de Alonso de Matos en 1525; Alonso de Illescas y el bachiller Hernando Ortiz quienes atienden las labores del mismo ingenio enre los años 1528 a 1532; Alonso Martín de Fuente de Cantos, trabajador de tareas vinculadas con el azúcar en 1528; Diego de León, escribano público de Telde, quien compra tierras a Alonso de Matos en 1534.
Como se ve, el ritmo frenético impuesto por la actividad industrial azucarera que incluía también el cultivo de la caña hacen del lugar de Ingenio, en el señorío de Agüimes, un fuerte aliciente para convocar el elemento humano que conformará por ahora una población residente inestable. Es en la siguiente fase cuando se estabilizará la residencia de quienes vienen a vivir y encontraremos una población fija y permanente en su devenir.

SEGUNDA ETAPA. 1529: CONSOLIDACIÓN DEL VECINARIO.
Bartolomé de Tubilleja[12]. Nacido sobre 1508. Vive en el señorío de Agüimes ya en 1529 cuando reconoce deber a la parroquia las cantidades correspondientes al agua que le había comprado para regar sus cañaverales que cultiva en la banda de Ingenio en cuyo lugar ya tiene su residencia, aunque todavía no la vecindad. Este detalle se recoge en el libro de fábrica de la parroquia de San Sebastian de la villa de Agüimes a quien pertenecían las aguas procedentes de la Vega de Aguatona. Otro apunte similar se repite en tal libro en el año de 1532. En todos los documentos se declara vecino de la isla. En el cultivo de la caña no sólo explotará terrenos que parecen ser propios, sino que actuará también en contratos de compañía, arrendando a terceros propietarios, o incluso en nombre de terceros como hace con Francisco Sánchez de los Palacios.
Para consolidar vecindad en Agüimes debía formar familia y llevar seis años residiendo en dicho término. Con respecto a lo primero lo consigue al casar con Felipa López, natural de Telde e hija de Juan López Feo. Y lo segundo lo alcanza algo antes de 1538 con respecto a Agüimes. El dos de septiembre de dicho año solicita al Cabildo de la isla que se le expida un acta por la que se haga constar que había recibido un heredamiento por parte del obispo dentro de su señorío. El problema había surgido cuando el obispo le requirió que entregara el título que avalaba este acto, pero que astutamente Bartolomé de Tubilleja había protocolado por ante el escribano de la isla, Alonso de San Clemente. Con una copia certificada se presentó ante la citada autoridad civil insular que le da informe favorable en quince de noviembre de 1542. Estas diferencias bien pudieron haberse motivado por la movilidad o la indecisión a la hora de establecerse de Bartolomé de Tubilleja, algo lógico en alguien inquieto y emprendedor que también encontraba oportunidades laborales en otros lugares. En 1539 por ejemplo, dice que es vecino de Telde, algo que comprometía su situación como vecino de Agüimes. Otro dato más en este sentido ocurre con las tierras que también recibe en heredamiento ese mismo año de las que también pedirá conformación al Cabildo de la isla en 1543.

Ya en la mitad de siglo, con el paso de los años, el incremento de la edad y la mengua de las fuerzas, llega algo más de estabilidad y se decide por fijar su lugar de domicilio único y continuo en Ingenio donde continuará su descendencia hasta el día de hoy. Es uno de los grande patriarcas de la población del antiguo único señorío de Agüimes y actualmente de los dos municipios nacidos en su seno.
Llega a ser alcalde real del señorío al menos desde 1560 y hasta la segunda mitad de 1569. En el verano de este último año aparece con tal función en la orden que el gobernador de la isla da a los dos alcaldes del señorío, el otro es Diego Gutiérrez por parte del obispo, de formar turnos de vela con los vecinos varones, adultos y válidos que vigilaran la costa ante un riesgo de ataque por mar.
De sus hijos mencionamos a los siguientes:
1. Francisco de Tubilleja, casado con Catalina de Castro, hija de los vecinos de Arucas, Francisco Hernández y Mencia de Castro. De quienes proceden la mayoría de los de este apellido del señorío.
2. Úrsula de Tubilleja, quien casó sobre 1575 con Juan de Mireles, hija de Martín de Mireles y Catalina Garra a quienes volveremos a nombrar. Con descendencia en todo el este de la isla.
3. Marcos de Tubilleja casado con Beatriz Estupiñán Cabeza de Vaca, hija del Capitán de las milicias de Telde Bernardino Estupiñán Cabeza de Vaca, natural de Jerez de la Frontera, y de Catalina Genara del Castillo. De este matrimonio descienden tanto los de apellido Estupiñán, como otros dos apellidos que cobran significación con posterioridad como los de Sánchez o el de Ramírez. Hasta tal punto esto es así que todos ellos son típicos de la mayoría de los primeros alcaldes autónomos del lugar de Ingenio y su término ya en el siglo XIX.
Otro de los que llega a Ingenio para establecerse definitivamente será el bachiller Juan Fullana, fiscal del Santo Oficio de la Inquisición.
El Valle del Fiscal (tierra de Fullana)
Natural de Córdoba en cuya colación de Santa Marina vivía junto a su primera mujer, María López de Quijada, y donde nacería el único hijo de este matrimonio del que nos ha llegado noticia documental, Antón.
Para datar la llegada del bachiller Juan Fullana a la isla hay que remontarse hasta el seis de abril de 1527, fecha más temprana en la que nos consta que fuera inquisidor de Canarias el licenciado Luis de Padilla. Entonces el fiscal del Santo Oficio, el vecino de Tenerife, Francisco de Alzola debe renunciar de su cargo al contraer matrimonio con Francisca de Lugo y Vergara, hija de Pedro de Vergara y nieta de García de Vergara, judío converso. Es nombrado en su
sustitución Martín Pérez de Apricano quien no toma posesión de su cargo, y a continuación se elige para tal cargo a Juan Fullana.
Es entonces cuando se traslada a vivir a la isla. Ya se encuentra viudo y viene con el único hijo de este matrimonio. Su llegada está entre los años 1528 y 1529. Nada más llegar hará valer su fuerza de convicción por lo que atañe a lo religioso. Desde un primer momento decide ubicar su residencia en Ingenio. Hasta hoy han llegado topónimos vinculados a su persona, los Llanos del Fiscal. Cuando ve la efervescente actividad comercial y el tránsito poblacional en el Ingenio y que la iglesia más cercana está en la villa, al otro lado del barranco de Guayadeque promueve la carta en la que pide se traslade la parroquia[13].
Años más tarde, en 1532, recibe promesa de dote en la isla de Tenerife, ante el notario Bartolomé Joven, por parte de Diego de Torres y Bárbola Grimón, por el compromiso matrimonial que el entonces ya fiscal del Santo Oficio de la Inquisición tiene con la hija de ambos, Bárbola.
El matrimonio suele pasar temporadas en la ciudad de Las Palmas donde aparecen nacidos y bautizados varios de sus hijos. Su casa se encontrará en el lugar de Ingenio justo al lado de donde se construirá la ermita de la Virgen de la Candelaria. Entre su patrimonio se cuenta la suerte que llaman la Tarifa, propiedad que fue de Juan de Tarifa del que hemos hecho mención anteriormente.
En 1562, Bárbola Grimón, ya es viuda de Juan Fullana.
Su descendencia será exigua a pesar de que formaban familia numerosa. De todos los hijos que tuvo Juan Fullana, sólo continuará la del único hijo que tuvo con su primera mujer, Antón Fullana.
Y la tercera de las familias que alcanzarán vecindad y permanencia en Ingenio será la del matrimonio compuesto por Roque Díaz y Ginebra Peloz[14]. Él nació en la isla de Tenerife, hijo de Francisco Díaz y Mayor Crespo, vecinos primero de dicha isla y posteriormente de la calle de Triana de la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria; su abuelo paterno fue Diego González; los abuelos maternos fueron Martín Crespo e Inés Yánez, toda esta generación son portugueses y pobladores de Tenerife. Roque Díaz ya está casado y residiendo con su mujer en el lugar de Ingenio para el año de 1533. No debió estar muy lejos de esta fecha la celebración matrimonial por el encuadre de fechas con su madre, que nace a principios de siglo.

Roque Díaz, ya estaba viudo de un matrimonio anterior, del que había tenido una hija, Beatriz López. En esta etapa tenía su residencia en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria. Hermano de Roque fue Álvaro de la Rosa, casado con Margarita Estévez que fundan a principio de siglo XVI una capellanía de misas en la ermita de Nuestra Señora de los Remedios, en la calle de Triana, al margen del barranco de Guiniguada, que disfrutará el hijo varón de Roque y Ginebra, el escribano del señorío, Francisco Díaz Peloz, de quien se hablará más adelante.
Ginebra Peloz por su parte, era hija del comerciante nizardo Pedro Antón Peloz y Catalina Castellanos. Catalina, a su vez, es hija de los pobladores del señorío episcopal, Pedro Castellanos y Guiomar de Baeza. Éstos últimos tuvieron que salir de la Sierra de Cazorla, de Villanueva del Arzobispo de donde eran vecinos a principios de siglo, por la situación adversa que sufrían las familias judeoconversas como ellos. Hasta tal punto fue grave esta situación que no sólo hubieron de salir de su lugar de origen, sino incluso buscar un lugar de residencia en la isla de Gran Canaria de lo más discreto tal como era Temisas, donde recibieron un extenso heredamiento que abarcaba toda la comarca. Su yerno, Pedro Antón Peloz, estaba vinculado con familias de alto poder social y económico de la isla: Bartolomé, su hermano ya citado, era regidor; era pariente de los Cairasco; en su círculo de relaciones se encontraban la familia de Cristóbal García de Moguer o Juan de Siverio, auténtico poder insular.
Ginebra Peloz vivía en el señorío del cual toda su familia
Antigua torre de Ntra. Sra. de la Candelaria

es vecina, con carta de naturaleza afianzada. El interés profesional de un escribano como Roque Díaz hará que ambos ubiquen su residencia en el Ingenio. Es un lugar con una efervescencia económica sin igual en todo el señorío, el cultivo de la caña sirve de atracción, y para un escribano que ha de registrar y dar fe pública de actos de relevancia jurídica  le será preferible acercarse donde pueda encontrar un mayor número de ellos y de mayor calado económico. Y de esta actividad y progreso del lugar de ingenio ya se venía beneficiando el padre de Ginebra quien participa de los intercambios comerciales gracias a sus buenas relaciones sociales, aunque hasta entonces desde un lugar de residencia más discreto.
Roque Díaz sustituye a Juan Berriel en la escribanía del señorío de Agüimes tal como queda dicho. Debió ser en torno al año mismo ya citado de 1533, cuando todavía consta la firma del primer escribano, aunque ya anciano. El compartir un tiempo una escribanía, uno como titular y el otro como sustituto, no es algo extraño y lo volveremos a ver en las etapas en que Roque Díaz se ve impedido y acude a los oficios de Diego Ramírez, su cuñado, casado con Lucía Peloz.
En esta tercera década del siglo XVI la mayoría de los que forman familia con intención de establecerse permanentemente en Ingenio tienen antecedentes de Tenerife. No son los únicos, los dos hermanos ya citados, Martín Ibáñez de Arístegui y Juan Martín Bilbao, vecinos de la villa,  eran nietos de Bartolomé Hernández Herrero, primer alcalde del lugar y puerto de Santa Cruz de Tenerife, y sobrinos del hijo de éste último, Ivón Hernández Herrero, quien detentó el mismo cargo. A estos se une la influencia del fiscal del Santo Oficio, Juan Fullana, cuya mujer con la que casa en esos años es de aquella isla, y los antecedentes tinerfeños de Roque Díaz para entender la introducción de la devoción a la Virgen de la Candelaria en dicho lugar. Es también significativo que en Tenerife esta devoción tuviera arraigo entre la población prehispánica. Dato que viene a colación por cuanto en el señorío de Agüimes, un tercio de la población no sólo es de procedencia indígena, sino que posiblemente parte de ella lo fuera de la isla de Tenerife trasladada, y una devoción así encendería con mayor facilidad un fervor favorable al enriquecimiento de la espiritualidad cristiana.

Roque Díaz falleció en 1555.

Añadimos los hijos que tuvo Roque Díaz y Ginebra Peloz que forman la base de buena parte de la población de Ingenio donde, al menos toda esta primera generación, fija su residencia. Son los siguientes:

1. Beatriz López, hija del primer matrimonio, quien llega con su padre al lugar de Ingenio y vive con su segunda mujer. Debió nacer en la ciudad de Las Palmas algo antes de 1530. Casó con Juan González Galán, poblador del señorío de Agüimes. Tuvieron su lugar de morada y residencia en Ingenio. El día primero de diciembre de 1561 fallecería Juan y ya para entonces era viudo. En el tiempo que estuvieron casados tuvieron un total de cinco hijos que llegaran a la edad adulta con prolífica descendencia. Y de esta descendencia procede Gaspar Ramírez, abuelo paterno de don José Ramírez, primer alcalde de Ingenio, y el segundo vínculo que posee con la antigua población de este lugar.

2. Catalina Díaz, Juliana Díaz y Margarita Díaz, fallecidas todas ellas solteras y sin sucesión.

4. Francisco Díaz Peloz, nacido sobre 1535 en el lugar de Ingenio. Casaría por primera vez, sobre el año de 1553, con Ana Hernández, hija de Francisco Hernández Vizcaíno y María Sánchez. Aunque la familia de Ana eran vecinos del señorío, pero en la villa, el nuevo matrimonio seguirá el mismo criterio que Roque Díaz y así, Francisco Díaz Peloz, al heredar de su padre la escribanía, establecerá la casa de su domicilio también en el lugar de Ingenio.

Cuando fallece Ana Hernández, Francisco Díaz Peloz, que ya desempeña el oficio de escribano, casará con una prima de su mujer, Francisca de Morales, hija de Martín de Mireles y Catalina Garra[15]. En todo caso para comienzos de 1577 este matrimonio ya se había celebrado y continúan residiendo en Ingenio a pesar de que la familia de su mujer se comparte entre la villa de Agüimes y Telde.

En el lugar de Ingenio aparecerán firmadas muchas de las escrituras protagonizadas incluso por foráneos del señorío interesados en protocolar documentos entre los años de 1567 y 1606. En ese año fallece tras lo cual se abre su testamento que había protocolado en su misma escribanía el quince de enero de 1592[16].


De sus hijos hay abundante descendencia que conforma buena parte de la población de los actuales municipios de Ingenio y Agüimes.


CONCLUSIÓN

Con el resultado tan limitado en número de habitantes llegamos hasta la mitad del siglo XVI. En Ingenio sigue la actividad azucarera. A pesar de la competencia de las Antillas americanas y de los propios inconvenientes de las islas la explotación continuará[17]. En el lugar de Ingenio del señorío de Agüimes hasta la década de los ochenta del siglo XVI. Esto hará que siga el trasiego de residentes y estantes a propósito de esta industria, tal como ocurría antes. Pero poco a poco se va produciendo un ligero cambio, ya hay un núcleo que ha estabilizado su residencia ha afianzado vecindad en el señorío de Agüimes. Su aumento será imparable: tanto el que procede de la descendencia de los que se quedan, como el de nuevas incorporaciones. Sirva la mención que en este trabajo se hace de los primeros vecinos del lugar de Ingenio como memorial suyo. De las tres familias que hemos citado en el apartado de la estabilización poblacional, solo dos continuarán. Aunque limitados,  constituyen aún hoy la parte básica de un cimiento que soporta el edificio del municipio de Ingenio que cuenta su tiempo, su Historia, por siglos.
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[1] R. SÁNCHEZ VALERÓN, “Los alcaldes de Ingenio (1816-2003), en El Ingenio. Revista de Patrimonio. Año 0, nº 1, Febrero 2005, págs.. 18-27.
[2] S. CAZORLA LEÓN, El Señorío de Agüimes (1486-1837) (Real Sociedad Económica de Amigos del País, Las Palmas de Gran Canaria, 1984), 18.
[3] F. E. MARTÍN SANTIAGO y R. SÁNCHEZ VALERÓN, Rafael, Génesis y Desarrollo de Ingenio en el siglo XVI (Ed. Ayuntamiento de Ingenio, Ingenio, 2003).
[4] L. C. GARCÍA CORREA GÓMEZ y R. RODRÍGUEZ DE CASTRO, Población de Agüimes en los cien primeros años del señorío (1481-1580) (Ed. Propia, Las Palmas de Gran Canaria, 2014), 213.
[5] Archivo del Museo Canario. Sección Inquisición. Signatura CLII-2. Folio 61ss. y 205ss.
[6] F. E. MARTÍN SANTIAGO y R. SÁNCHEZ VALERÓN, o. c., 107-113.
[7] La tarea de molinero de Juan Álvarez  y el vínculo con los descendientes molineros queda demostrado en la escritura de poder que otorgan Francisco y Juan de Tubilleja, a Marcos de Tubilleja, todos los tres hermanos, para cobrar los tributos vencidos que les paga Francisco Perera, también dueño de un molino, yerno de Juan Álvarez y Elvira Pérez (AHPLP.SECCIÓN ESCRIBANOS. ESCRIBANO FRANCISCO DÍAZ PELOZ.. 6/marzo/1599. s/f.
[8] F. E. MARTÍN SANTIAGO, y R. SÁNCHEZ VALERÓN, o. c., 30-37; 143s.
[9] L. C. GARCÍA CORREA Y GÓMEZ y R. RODRÍGUEZ DE CASTRO, o. c., 161ss.
[10] Para una referencia genealógica completa de esta familia cf. R. RODRÍGUEZ DE CASTRO, Familias judías en el Señorío de Agüimes durante la primera mitad del siglo XVI.
[11] L. C. GARCÍA CORREA GÓMEZ y R. RODRÍGUEZ DE CASTRO, o. c., 173ss.
[12] L. C. GARCÍA CORREA GÓMEZ y R. RODRÍGUEZ DE CASTRO, o. c., 95.
[13] J. ARTILES SANTANA, Un legado de cinco siglos (La villa de Agüimes), (Las Palmas de Gran Canaria, 1985).
[14] L. C. GARCÍA CORREA GÓMEZ Y R. RODRÍGUEZ DE CASTRO, o. c., 27ss.; 41ss. Cf. También R. RODRÍGUEZ DE CASTRO, o. c., 8ss.
[15] Catalina Garra y María Sánchez eran medias hermanas, hijas ambas de la indígena de Gran Canaria, Ana Hernández. La primera de su segundo marido Pedro de Urruspuro, también conocido como Perucho de Fuenterrabía, y la segunda del primero, Cristóbal Sánchez.
[16] AHPLP. SECCIÓN PROTOCOLOS NOTARIALES. ESCRIBANO FRANCISCO DÍAZ PELOZ. PROTOCOLO 2487. 15/ENERO/1592. S/f.
[17] G. CAMACHO PÉREZ GALDÓS, “El cultivo de la caña de azúcar y la industria azucarera en Gran Canaria (1510-1535), en Anuario de Estudios Atlánticos, Vol. 1, nº 7 (1961).