Documentación: JUAN R. GARCÍA TORRES
A. LOS CUARENTA PARIENTES
AS,
RS, 27 de septiembre de 1491, Córdoba
“Don
Fernando y Doña Isabel. Sepades que Fernando de Porras …nos hiso
rrelación…
diciendo que al tienpo que la dicha isla (Grand
Canaria) se ganó de los infieles que la avían, diz que nos, por
hacer bien e merced a Don Fernando Guadarteme, canario, le dimos
facultad para que viviese en dicha isla con quarenta parientes suyos,
que avyan seido en conquistar la dicha isla, e que después acá..
dis que se ha acrescentado e poblado de otros muchos canarios en que
dis que agora ay…de ciento e cinquenta poco más o menos, e porque
se teme, según la poca población de cristianos que ay en dicha isla
que un día se levantase en contra de ellos, de que se podía
rrecrecer a nos deservicio e a los vecinos e moradores della mucho
daño. E por su parte nos fue suplicado…proveyésemos mandando al
dicho Guadarteme que señalase los dichos quarenta parientes e a los
otros los mandásemos echar de la dicha isla…E nos tovimoslo por
bien…”
Palmeral de Guayedra. Gran Canaria |
Este
documento, bien conocido por los historiadores, no deja por ello de
impresionar cada vez que lo leemos. Nos habla de que la población
indígena en Gran Canaria a fines del siglo XVI, tan solo 7 años
después de la conquista, era muy superior a la cristiana y estima su
número entre 100 y 150 vecinos, es decir, entre 400 personas y 600
personas en la estimación más modesta. Nosotros creemos que el
recuento está solo referido a la población libre, a los hidalgos
canarios y sus familias, y que no incluye por tanto a los
trasquilados, mano de obra servil de la que, cambiando de mano, no
interesaba desprenderse, por lo que las cifras serían aún más
escandalosas a los ojos de los colonos. Puede entenderse en
consecuencia el temor que estos manifiestan, y que trasladan a los
reyes, acerca de la seguridad de sus vidas y haciendas. No obstante,
en su petición, los nuevos pobladores cristianos transigen, por
respeto a una orden real anterior, con la idea de que permanezcan en
la isla los cuarenta parientes de don Fernando que este previamente
debe identificar. Esta deferencia hacia el Guadarteme podría
explicarse también como un reconocimiento al papel que este jugara
en la sumisión de los alzados que quedaron en las montañas y que en
1485 fueron embarcados en masa (el número de cargas registradas fue
de 173 botas de agua) hacia un paradero, aunque imaginable, por el
momento desconocido.
Data
final de las Cuentas de la conquista de Gran Canaria de Miguel A.
Ladero.
“Primeramente
en 26 de febrero de 1485 a pedimento de Antonio de Arévalo, ante mí
Gonzalo de Burgos, escribano, se tomó juramento de Felipe de
Francés, mercader genovés que estaba en dicha isla… y le fue
preguntado cuántos fueron los maravedíes que el dicho Antonio de
Arévalo le pagó de ciertas botas que tomó para llevar agua para el
proveimiento de los canarios y canarias que sus Altezas mandaron
sacar de dicha isla el cual respondió haberle pagado 2000 maravedíes
de la moneda de Canaria que son, reducidos a la moneda de Castilla,
1550 mrs...”
Nos
podemos imaginar las tensiones del que fuera guadarteme para decidir
quiénes debían quedarse y quiénes debían marchar, aunque no
dudamos de que, puesto en el brete, habría de defender los derechos
de la familia real privilegiando a los faycanes, guayres y otros
miembros de la alta nobleza que le fueron leales cuando se pasó al
bando enemigo y discriminando a aquellos que mantuvieron la
resistencia hasta la rendición final de Ansite.
Su
mejor aliado, Alonso Fernández de Lugo, vendrá pronto en su ayuda
para evitar tan difícil decisión cuando en la primavera de 1492 los
reyes le confirman al futuro Adelantado su data de Agaete y le
capitulan la conquista de la Palma y Tenerife. Desde el primer
momento, don Fernando de Gáldar se incorpora al ejército
conquistador de esas islas con una compañía de auxiliares canarios
cuyas gestas supondrán la obtención por parte de sus deudos de
numerosos repartimientos en los que asentarse con el rango debido. De
este modo la nobleza indígena canaria va a jugar un papel muy
relevante en la colonización del territorio de ambas islas, fenómeno
que ha sido estudiado exhaustivamente para la isla de Tenerife por
autores como De la Rosa Olivera, G. Betancor, Cebrián Latasa, J. M.
Hernández Castilla y R. Hernández Bautista entre otros.
En
este apartado del artículo nos interesa apuntar, consultando fuentes
primarias del primer tercio del siglo XVI, quiénes fueron los
vecinos nativos de la isla que permanecieron en Gáldar o regresaron
a ella, dando por sentando que no llegó a producirse la expulsión
gracias al enrolamiento forzoso de los nobles indígenas en las
campañas de conquista de La Palma y Tenerife. Téngase en cuenta
que los vecinos han de ser necesariamente hombres libres, por lo que
no cuentan como tales ni los trasquilados ni tampoco las esposas
indígenas de muchos conquistadores o pobladores castellanos como
Arminda, Guayarmina, Tenesoya cuyos hijos son mestizos.
Antes
de entrar en materia conviene advertir, siguiendo a Sergio Bonnet
Suárez: La Villa de Gáldar en 1526, que “el elemento
indígena es difícil de identificar porque en su mayoría tomó al
ser bautizado nombres y apellidos castellanos por lo que, solo en el
caso de ser muy conocida la familia cuyo apellido se incorpora,
podemos, por exclusión, colegir que se trata de un indígena, tal es
el caso de Hernando de Vera”.
Solo
yendo a datos seguros en los libros primeros de bautismos (1506-1514)
y sepulturas (1518-1529) y en otros documentos específicos como las
cuentas del ingenio de Agaete (1503-1504), el deslinde de Guayedra
(1512) y el “censo” de Gáldar de 1526, este es el listado que
obtenemos: Pedro Mayor, Juan Delgado, Juan Alonso, Antón Guadarteme,
Autindana; Sancho Bermúdez, Alonso Beltrán y Tomasito (escardadores
del ingenio de Agaete); Francisco Herrero (calderero del ingenio);
Blas Rodríguez (mestizo); Michel de Gran Canaria, Salvador
Hernández, Juan Benítez (amojonadores de Guayedra), ¿Hernán
Sánchez Bentidagua? (alcalde de Agaete), Juan Martín de Artevirgo
(alcalde de Artenara), Sebastián Rodríguez, Alonso Maninidra, Pedro
de Maninidra, Juan de Maninidra, Francisco de Agüimes, Hernando de
Vera; Juan Cabello el mozo, Juan de León, Juan de Torres (estos
últimos, alternando estancia entre islas), etc.
Como
dato curioso referido a la población indígena de otras islas que
reside en Gáldar reseñamos que en los Documentos canarios en el
Registro del Sello de Eduardo Aznar Vallejo se encuentra la
referencia, en marzo de 1489, a unos vecinos de la villa llamados
Juan Sánchez de Roldán y Francisco de Adeje que venden al genovés
Bautista de Riberol (para instalar en ellas un ingenio de azúcar)
casas y tierras que estos habían recibido de Pedro de Vera por su
participación en la conquista. Nadie ha hablado hasta el momento de
la participación de indígenas guanches de los bandos de paces en la
conquista de Gran Canaria pero en este documento se señala tal
posibilidad. De la misma forma que está contrastado que hubo
soldados gomeros y majoreros integrados en la hueste castellana que
conquista la isla, pudiera ser que soldados guanches de los reinos
aliados de Castilla, como lo fue el menceyato de Adeje, hayan tenido
también participación en la misma. A pesar de que Leopoldo de la
Rosa (AEA 18 1972) señala que la referencia citada confunde los
términos pues el documento solo dice que Sánchez de Roldán había
sido conquistador, no Francisco de Adeje, y que este último debió
ser un indígena apresado en alguna entrada en Tenerife, consideramos
necesaria una revisión del asunto puesto que en los libros
sacramentales de principios del siglo XVI encontramos otros
indubitados vecinos guanches establecidos en Gáldar como Juan de
Tegueste, Bastián de Naga y Francisco de Ávila.
B. LOS
SÁNCHEZ DE BENTIDAGUA
Comenzaremos
el itinerario genealógico de esta comunicación con una partida
obtenida de la obra Extracto del Libro primero de bautismos de la
Iglesia de Guía y con la nota a pie de página que en relación
con ella incorpora su autor, el cronista de Guía, Pedro González
Sosa.
Registro
398 14 de junio de 1582 “Inés, hija de Gil Afonso y de
Catalina Sánchez, vecinos de Ventidagua. Padrinos: Juan de
Bracamonte y María Figueroa”
Nota:
Catalina Sánchez fue hija del notorio indígena de Agaete y Alcalde
Real de aquel término Hernán Sánchez de Bentidagua, hijo este, a
su vez, del guanche Bentidagua. La aquí bautizada sería luego Inés
Téllez.
Hernán
Sánchez de Bentidagua fue uno de los compromisarios que en 1526 (el
famoso censo del que hemos hablado) se suma a los vecinos de la villa
de Gáldar para impedir la segregación del barrio comarcano de Guía.
¿Era este personaje indígena, como nos dice el cronista de Guía.
el hijo del guanche Bentidagua? Algunos autores ponemos en duda esa
filiación.
José
Melchor Hernández Castilla en su valioso trabajo publicado en la Red
Los aborígenes grancanarios en Tenerife nos da la siguiente
referencia:
“Hernán
Sánchez de Bentidagua: canario, hermano de Diego Sánchez
Bentidagua, de María Sánchez (casada con Hernando de León) y de
Juana Sánchez (casada con Alonso Bentagayre). Su mujer fue Beatriz
de Lugo, hermana de Catalina de Lugo, la mujer de su hermano Diego
(Latasa invierte los términos). No asiste a la conquista de Tenerife
sino que permanece en Gáldar como morador y llega a ser Alcalde de
Agaete, comprando Guayedra a Miguel de Trejo y Margarita Fernández.
Hernán Sánchez deja como heredera a su hermana María Sánchez e
hijos; y su mujer, a su sobrina Juana Sánchez y los suyos”.
Establecido
el hecho, en función de las aportaciones de Cebrián Latasa, de que
Hernán Sánchez de Bentidagua 1 no tuvo descendencia, debemos partir
de la idea de que fueron sus herederos los continuadores de su
apellido. ¿Pero cuáles? Podríamos pensar, basándonos en el texto
que sigue, firmado por Jiménez Sánchez, que fue una sobrina de
Hernán, la llamada Juana Sánchez, la que continúa la línea.
En
el «Libro de misas rezadas y cantadas» se recoge que Hernán
Sánchez Bentidagua había fundado una capellanía de dos misas
rezadas cada semana; una de ellas, la pagaba Antón Cerezo
sobre sus bienes de doce fanegadas de tierras que tiene en Acusa y la
otra la pagaba Luis Afonso y su mujer, Jerónima María de Godoy,
como heredera de Beatriz Sánchez Beaca. Por cada una de estas
misas pagábase entonces, anualmente, ocho doblas; así consta de la
relación de Capellanes hechas por el Iltmo. y Rvdmo. Sr. Don
Cristóbal Vela, Obispo de Canaria, en su visita al lugar de Agaete
en Diciembre de 1.579. Libro Viejo, folio 739.
El
primer personaje de los dos que subrayamos es inconfundiblemente
Antón Cerezo el joven quien, 50 años antes, había comprado las
tierras de Guayedra a Hernán Sánchez de Bentidagua 1. Parece que
tal compra llevaba aparejada la exacción de la mitad de la
contribución anual de la capellanía. El pago de las cuatro doblas
restantes, se dice en dicho libro de misas rezadas, lo asume una
heredera de Beatriz Sánchez de Bentidagua (Beaca es la abreviatura
no entendida de Bentidagua por parte de quien transcribe el
documento) que es hija de Juana Sánchez, hija esta, a su vez, de
Diego Sánchez Bentidagua, el hermano de Hernán. (Cebrián Latasa
pp. 426 y 427). Puesto que la fundación de una capellanía llevaba
aparejada con frecuencia la continuidad del nombre y apellidos del
instituyente, amén de otros beneficios, es por lo que podría
pensarse que Hernán Sánchez de Bentidagua 2 puede ser un hermano de
la citada Beatriz.
Hernández
Castilla, sin embargo, nos plantea una posibilidad alternativa al
señalar lo siguiente en referencia a otro afamado indígena de la
estirpe Semidán que logra afincarse en la isla:
“Juan
Cabello, el mozo, canario, hijo de Juan Cabello y de Leonor Fernández
(hija esta de don Diego Aythami y hermana de Luis Hernández) nace en
Gran Canaria en 1472 y casa con Leonor Sánchez, hija de Hernando de
León y María Sánchez, vecinos de Taoro. Leonor es sobrina y
heredera de Hernán Sánchez Bentidagua, vecino de Agaete-Guayedra.
Juan Cabello vivirá en Agaete con su mujer, regresando a Taoro al
enviudar”.
A
propósito de los orígenes de este linaje, vamos a tener la osadía
de poner en cuestión el origen grancanario de la misma a pesar de
que los hermanos Bentidagua sean señalados como canarios en
distintos protocolos de las escribanías tinerfeñas. Los auxiliares
indígenas del fuerte de Agaete, que estuvieron a las órdenes de
Hernán Peraza y más tarde de Alonso Fernández de Lugo, tuvieron
que haber obtenido galardones por su decisiva participación en la
conquista de Gran Canaria (secuestro de Abenchara y “captura” de
Tenesor entre otras “hazañas”). Pensamos, uniendo cabos, que los
Sánchez Bentidagua, al igual que los Pérez de Mulagua, pudieron
ser soldados gomeros o majoreros (este último gentilicio estaba
referido tanto a los habitantes de Lanzarote como de Fuerteventura)
de la guarnición de la casa fuerte de Agaete. Si bien el topónimo
Mulagua queda plenamente identificado en la geografía gomera y no
admite dudas, no así el de Bentidagua, que nosotros relacionamos, en
cuanto al sufijo, con Benchijigua, Hermigua y otros valles gomeros, y
también con Tiagua, en Lanzarote. Estos topónimos creemos que hacen
referencia en la lengua vernácula a poblaciones emplazadas a
orillas de determinados arroyos o manantiales (-gua o -guad). En el
dialecto de Canaria se pronunciaría guada bien como prefijo en los
casos de Guadayedra, Guadayeque o Guadarteme, bien como sufijo en
Tenteniguada, Guiniguada, etc.
La Gomera |
El
hecho de que Hernán Sánchez de Bentidagua 1 compre a Miguel de
Trejo las dehesas de Guayedra solo significa, en nuestra opinión,
que se dedica a la explotación ganadera y a la producción quesera
de la que los hombres de las islas pudieran ser introductores; y por
otra parte nos dice que tiene medios sobrados, como resultado de sus
galardones en la conquista, para comprar la propiedad señorial que
Guayarmina había heredado, con malas artes, de su padre.
Para
apoyar nuestra conjetura de que los Sánchez pudieran no ser de
origen grancanario, traemos ahora a colación un argumento que puede
tener mayor peso: según Viana, no consta ninguna persona con dicho
apellido en la relación de guerreros que forman parte de la compañía
canaria de Maninidra que conquista Tenerife y sin embargo sí
aparece, sorprendentemente, un Hernán Sánchez en la compañía
capitaneada por Ibone de Armas, integrada, como bien sabemos, por
“hombres de las islas”. Sirva también como apoyo de nuestra
hipótesis el hecho de que, revisadas las crónicas de la conquista
de Gran Canaria, no aparezca por ningún lado el término Bentidagua,
ni como topónimo ni como antropónimo, a pesar del supuesto realce
de esta familia indígena. ¿De dónde se ha sacado, pues, que era un
indígena canario? Lo cierto, tenemos que reconocerlo, es que en
Tenerife hay constancia en diversos protocolos de la procedencia
grancanaria de los Bentidagua. Sirva de ejemplo el que mostramos a
continuación, referido al hermano mayor de Hernán:
17
de marzo de 1507 Ante S. Páez f 731
Disposiciones
testamentarias de Pero López de Villera “…Que cobren a Diego
Byntidagua, canario, 400 mrs. por una ropa que le vendió…”
A
la vista de estos protocolos, nos planteamos la posibilidad de que ni
gomeros ni majoreros debieron ansiar el regreso a sus islas de
procedencia donde imperaba el despótico poder señorial, pudiendo
por ello preferir ser identificados en Tenerife como canarios. El
esposo de una de sus hermanas es sin embargo inconfundiblemente
canario (Alonso Bentagayre) por lo que las contradicciones, hemos de
reconocerlo, afloran por doquier.
Independientemente
de cuál haya sido su origen, interrogante que dejamos en el aire,
nos vamos a interesar ahora por la continuidad del linaje hasta
nuestros días. Ya adelantamos que la herencia de Hernán Sánchez de
Bentidagua 1 y de su esposa Catalina de Lugo pudo quedar repartida
entre los herederos de sus hermanos en el respeto a las disposiciones
testamentarias de ambos cónyuges. De este modo, Hernán Sánchez de
Bentidagua 2 bien puede ser un sobrino o bien un sobrino-nieto del
primero de la saga, sin que podamos decantarnos por el momento por
ninguna de estas posibilidades, como queda reflejado en el cuadro
genealógico inicial. Dicha herencia en todo caso ya no incluye las
dehesas de Guayedra porque estas habían sido revendidas en 1529 a
Antón Cerezo el mozo, de ascendencia genovesa, no sin que antes se
hubiera entablado un pleito entre Alonso de Adargoma y Hernán
Sánchez por los derechos sobre la propiedad.
Del
tal Hernán Sánchez de Bentidagua 2,
nos dice Tomás Ruano que, a 13 de enero de 1525, este tenía como
tutor y curador a Jerónimo de Pineda, el regidor de la isla, yerno
de doña Luisa de Betancor (Tenesoya). Esta situación de
dependencia, de ser correcto el dato, se explicaría bien porque su
padre habría fallecido, bien porque habría abandonado la isla,
cuando él contaba con menos de 25 años pues este es el tope máximo
estipulado legalmente para la curaduría. El siguiente documento que
les mostramos, fechado en 1524, parece sin embargo contradecir lo
anterior o significar quizá que está referido al primero de los
Sanchez Bentidagua pues no se entiende bien que estando tutorado
por minoría de edad pueda sin embargo otorgar un poder ante
escribano.
10
abril 1524 f 398 Ante Alonso de San Clemente
Poder
que da Hernán Sánchez de Bentidagua a Alonso de San Clemente para
que demande a Juan de Maninidra y Guillén Sánchez por cincuenta
cabrillas que le deben. Testigos: Juan de Maninidra y Guillén
Sánchez, vecinos de la isla, y Alonso de Robledo, clérigo, cura del
dicho Agaete.
Por
esas fechas nuestro ascendiente ya debía estar casado con Isabel
González, pues se ha señalado que la hija de ambos, Catalina
Sánchez, fue dotada en 1541 (Nobiliario Tomo II p. 687) para su
casamiento con Gil Afonso de Soria, un ilustre galdense cuya
genealogía, que es bien conocida, les resumimos a continuación:
hijo de Inés Téllez (cuyos padres son los indígenas canarios Pedro
Mayor, conquistador de La Palma y Tenerife, y Marina Fernández), y
de Alonso de Soria Quintana (cuyos padres son Alonso de Soria
Quintana y María de Grecia, y cuyos abuelos paternos son el
castellano Juan de Quintana y la indígena canaria María Martín).
Según
el Nobiliario de Canarias, la descendencia del matrimonio formado por
Catalina Sánchez y Gil Afonso es la siguiente por orden de
nacimiento: Gonzalo de Quintana, María de Ugarte, Magdalena Téllez
y Hernán Sánchez de Quintana,
por quien sigue la línea; cuarteto al que nosotros añadimos un
terceto: Catalina Sánchez (n. 1573), Juan Afonso Sánchez de
Bentidagua (1575) e Inés Téllez (n. 1582). De los tres últimos
tenemos constancia de su nacimiento en los registros del libro
primero de Bautismos de Guía, (hemos empezado este artículo con el
extracto de la partida de Inés) quedando claro que los anteriores
habían nacido mucho antes pues Gonzalo casó en 1574 y María en
1585. Habría por otra parte que presumir que la madre fue dotada
para casarse cuando era todavía una niña, mucho antes de su
matrimonio (calculamos que debió celebrase sobre el año 50), pues,
si no, no se explica que pudiera tener hijos hasta principios de los
años 80 del siglo. Como parece prematura la fecha de su dote y
también la edad de su padre al dotarla debemos plantearnos que la
fecha señalada para dicho evento pudiera ser errónea.
Hernán
Sánchez de Quintana, nacido presumiblemente en los años 60 del
siglo, casa a fines de los 80 con Isabel González quien,
curiosamente, se denomina igual que la abuela de su esposa. Hijos de
este matrimonio fueron Gil Afonso de Soria,
por quien sigue la línea, Beatriz, Inés y María Sánchez, aunque
no estamos seguros de que todas las hijas llegaran a la edad adulta.
Este es el extracto de la partida de bautismo del primogénito:
Registro
601 Libro 1 Guía 16 mayo 1590 “Gil (Afonso) hijo de Hernán
Sánchez y de Isabel González. Padrinos: Juan de Quintana, escribano
público y Ana Piñero”
La
continuidad del linaje en el siguiente escalón pudiera parecer que
queda en entredicho por cuanto la sucesora, Ana
Domínguez no ostenta ninguno de los apellidos de sus
padres o abuelos que pudiera servirnos de comprobación del
entronque. Para resolver el interrogante acudimos a la partida de su
matrimonio, oficiado en Gáldar en 1648, que resuelve las dudas.
Ahora sabemos, además, que el Domínguez le viene de su bisabuela
materna, la terorense Juana Domínguez, de origen portugués, la
esposa del poblador salmantino Bartolomé Díaz del Río que había
llegado a la isla a mediados del siglo XVI.
Iglesia
de Santiago Apóstol de Gáldar, Libro 1 - Folio 36 Vto - Año 1648
"En
19 dias del mes de Febrero de 1648, yo el licensiado Alonso de Avila
Quintana Cura Benefisiado de la Parroquial de Señor Santiago de la
Villa de Galdar casse digo vele por haberle dado las manos el
Benefisiado Ruiz a Pedro Dias con Ana Domingues hija lexitima de Hil
Afonso y de Maria Alonso, difunta. Fue su padrino Mateo Rodrigues y
su muger Catalina Gonsales; fueron testigos el Sacristan Mayor Alonso
digo Hernando de Alonso y Mateo Rodrigues y en fe de ello lo firme.
Alonso de Avila Quintana y Gaspar Ruis Villar."