miércoles, 8 de mayo de 2013

ASCENDENCIA INDÍGENA: LOS SÁNCHEZ BENTIDAGUA

FANEQUE HERNÁNDEZ BAUTISTA, prof. de Historia 
Documentación: JUAN R. GARCÍA TORRES

A. LOS CUARENTA PARIENTES
AS, RS, 27 de septiembre de 1491, Córdoba
Don Fernando y Doña Isabel. Sepades que Fernando de Porras …nos hiso rrelación…
Palmeral de Guayedra. Gran Canaria
diciendo que al tienpo que la dicha isla (Grand Canaria) se ganó de los infieles que la avían, diz que nos, por hacer bien e merced a Don Fernando Guadarteme, canario, le dimos facultad para que viviese en dicha isla con quarenta parientes suyos, que avyan seido en conquistar la dicha isla, e que después acá.. dis que se ha acrescentado e poblado de otros muchos canarios en que dis que agora ay…de ciento e cinquenta poco más o menos, e porque se teme, según la poca población de cristianos que ay en dicha isla que un día se levantase en contra de ellos, de que se podía rrecrecer a nos deservicio e a los vecinos e moradores della mucho daño. E por su parte nos fue suplicado…proveyésemos mandando al dicho Guadarteme que señalase los dichos quarenta parientes e a los otros los mandásemos echar de la dicha isla…E nos tovimoslo por bien…”

Este documento, bien conocido por los historiadores, no deja por ello de impresionar cada vez que lo leemos. Nos habla de que la población indígena en Gran Canaria a fines del siglo XVI, tan solo 7 años después de la conquista, era muy superior a la cristiana y estima su número entre 100 y 150 vecinos, es decir, entre 400 personas y 600 personas en la estimación más modesta. Nosotros creemos que el recuento está solo referido a la población libre, a los hidalgos canarios y sus familias, y que no incluye por tanto a los trasquilados, mano de obra servil de la que, cambiando de mano, no interesaba desprenderse, por lo que las cifras serían aún más escandalosas a los ojos de los colonos. Puede entenderse en consecuencia el temor que estos manifiestan, y que trasladan a los reyes, acerca de la seguridad de sus vidas y haciendas. No obstante, en su petición, los nuevos pobladores cristianos transigen, por respeto a una orden real anterior, con la idea de que permanezcan en la isla los cuarenta parientes de don Fernando que este previamente debe identificar. Esta deferencia hacia el Guadarteme podría explicarse también como un reconocimiento al papel que este jugara en la sumisión de los alzados que quedaron en las montañas y que en 1485 fueron embarcados en masa (el número de cargas registradas fue de 173 botas de agua) hacia un paradero, aunque imaginable, por el momento desconocido.
Data final de las Cuentas de la conquista de Gran Canaria de Miguel A. Ladero.
Primeramente en 26 de febrero de 1485 a pedimento de Antonio de Arévalo, ante mí Gonzalo de Burgos, escribano, se tomó juramento de Felipe de Francés, mercader genovés que estaba en dicha isla… y le fue preguntado cuántos fueron los maravedíes que el dicho Antonio de Arévalo le pagó de ciertas botas que tomó para llevar agua para el proveimiento de los canarios y canarias que sus Altezas mandaron sacar de dicha isla el cual respondió haberle pagado 2000 maravedíes de la moneda de Canaria que son, reducidos a la moneda de Castilla, 1550 mrs...”
Nos podemos imaginar las tensiones del que fuera guadarteme para decidir quiénes debían quedarse y quiénes debían marchar, aunque no dudamos de que, puesto en el brete, habría de defender los derechos de la familia real privilegiando a los faycanes, guayres y otros miembros de la alta nobleza que le fueron leales cuando se pasó al bando enemigo y discriminando a aquellos que mantuvieron la resistencia hasta la rendición final de Ansite.
Su mejor aliado, Alonso Fernández de Lugo, vendrá pronto en su ayuda para evitar tan difícil decisión cuando en la primavera de 1492 los reyes le confirman al futuro Adelantado su data de Agaete y le capitulan la conquista de la Palma y Tenerife. Desde el primer momento, don Fernando de Gáldar se incorpora al ejército conquistador de esas islas con una compañía de auxiliares canarios cuyas gestas supondrán la obtención por parte de sus deudos de numerosos repartimientos en los que asentarse con el rango debido. De este modo la nobleza indígena canaria va a jugar un papel muy relevante en la colonización del territorio de ambas islas, fenómeno que ha sido estudiado exhaustivamente para la isla de Tenerife por autores como De la Rosa Olivera, G. Betancor, Cebrián Latasa, J. M. Hernández Castilla y R. Hernández Bautista entre otros.
En este apartado del artículo nos interesa apuntar, consultando fuentes primarias del primer tercio del siglo XVI, quiénes fueron los vecinos nativos de la isla que permanecieron en Gáldar o regresaron a ella, dando por sentando que no llegó a producirse la expulsión gracias al enrolamiento forzoso de los nobles indígenas en las campañas de conquista de La Palma y Tenerife. Téngase en cuenta que los vecinos han de ser necesariamente hombres libres, por lo que no cuentan como tales ni los trasquilados ni tampoco las esposas indígenas de muchos conquistadores o pobladores castellanos como Arminda, Guayarmina, Tenesoya cuyos hijos son mestizos.
Antes de entrar en materia conviene advertir, siguiendo a Sergio Bonnet Suárez: La Villa de Gáldar en 1526, que “el elemento indígena es difícil de identificar porque en su mayoría tomó al ser bautizado nombres y apellidos castellanos por lo que, solo en el caso de ser muy conocida la familia cuyo apellido se incorpora, podemos, por exclusión, colegir que se trata de un indígena, tal es el caso de Hernando de Vera”.
Solo yendo a datos seguros en los libros primeros de bautismos (1506-1514) y sepulturas (1518-1529) y en otros documentos específicos como las cuentas del ingenio de Agaete (1503-1504), el deslinde de Guayedra (1512) y el “censo” de Gáldar de 1526, este es el listado que obtenemos: Pedro Mayor, Juan Delgado, Juan Alonso, Antón Guadarteme, Autindana; Sancho Bermúdez, Alonso Beltrán y Tomasito (escardadores del ingenio de Agaete); Francisco Herrero (calderero del ingenio); Blas Rodríguez (mestizo); Michel de Gran Canaria, Salvador Hernández, Juan Benítez (amojonadores de Guayedra), ¿Hernán Sánchez Bentidagua? (alcalde de Agaete), Juan Martín de Artevirgo (alcalde de Artenara), Sebastián Rodríguez, Alonso Maninidra, Pedro de Maninidra, Juan de Maninidra, Francisco de Agüimes, Hernando de Vera; Juan Cabello el mozo, Juan de León, Juan de Torres (estos últimos, alternando estancia entre islas), etc.
Como dato curioso referido a la población indígena de otras islas que reside en Gáldar reseñamos que en los Documentos canarios en el Registro del Sello de Eduardo Aznar Vallejo se encuentra la referencia, en marzo de 1489, a unos vecinos de la villa llamados Juan Sánchez de Roldán y Francisco de Adeje que venden al genovés Bautista de Riberol (para instalar en ellas un ingenio de azúcar) casas y tierras que estos habían recibido de Pedro de Vera por su participación en la conquista. Nadie ha hablado hasta el momento de la participación de indígenas guanches de los bandos de paces en la conquista de Gran Canaria pero en este documento se señala tal posibilidad. De la misma forma que está contrastado que hubo soldados gomeros y majoreros integrados en la hueste castellana que conquista la isla, pudiera ser que soldados guanches de los reinos aliados de Castilla, como lo fue el menceyato de Adeje, hayan tenido también participación en la misma. A pesar de que Leopoldo de la Rosa (AEA 18 1972) señala que la referencia citada confunde los términos pues el documento solo dice que Sánchez de Roldán había sido conquistador, no Francisco de Adeje, y que este último debió ser un indígena apresado en alguna entrada en Tenerife, consideramos necesaria una revisión del asunto puesto que en los libros sacramentales de principios del siglo XVI encontramos otros indubitados vecinos guanches establecidos en Gáldar como Juan de Tegueste, Bastián de Naga y Francisco de Ávila.

B. LOS SÁNCHEZ DE BENTIDAGUA
Comenzaremos el itinerario genealógico de esta comunicación con una partida obtenida de la obra Extracto del Libro primero de bautismos de la Iglesia de Guía y con la nota a pie de página que en relación con ella incorpora su autor, el cronista de Guía, Pedro González Sosa.
Registro 398 14 de junio de 1582 “Inés, hija de Gil Afonso y de Catalina Sánchez, vecinos de Ventidagua. Padrinos: Juan de Bracamonte y María Figueroa”
Nota: Catalina Sánchez fue hija del notorio indígena de Agaete y Alcalde Real de aquel término Hernán Sánchez de Bentidagua, hijo este, a su vez, del guanche Bentidagua. La aquí bautizada sería luego Inés Téllez.
Hernán Sánchez de Bentidagua fue uno de los compromisarios que en 1526 (el famoso censo del que hemos hablado) se suma a los vecinos de la villa de Gáldar para impedir la segregación del barrio comarcano de Guía. ¿Era este personaje indígena, como nos dice el cronista de Guía. el hijo del guanche Bentidagua? Algunos autores ponemos en duda esa filiación.
José Melchor Hernández Castilla en su valioso trabajo publicado en la Red Los aborígenes grancanarios en Tenerife nos da la siguiente referencia:
Hernán Sánchez de Bentidagua: canario, hermano de Diego Sánchez Bentidagua, de María Sánchez (casada con Hernando de León) y de Juana Sánchez (casada con Alonso Bentagayre). Su mujer fue Beatriz de Lugo, hermana de Catalina de Lugo, la mujer de su hermano Diego (Latasa invierte los términos). No asiste a la conquista de Tenerife sino que permanece en Gáldar como morador y llega a ser Alcalde de Agaete, comprando Guayedra a Miguel de Trejo y Margarita Fernández. Hernán Sánchez deja como heredera a su hermana María Sánchez e hijos; y su mujer, a su sobrina Juana Sánchez y los suyos”.
Establecido el hecho, en función de las aportaciones de Cebrián Latasa, de que Hernán Sánchez de Bentidagua 1 no tuvo descendencia, debemos partir de la idea de que fueron sus herederos los continuadores de su apellido. ¿Pero cuáles? Podríamos pensar, basándonos en el texto que sigue, firmado por Jiménez Sánchez, que fue una sobrina de Hernán, la llamada Juana Sánchez, la que continúa la línea.
En el «Libro de misas rezadas y cantadas» se recoge que Hernán Sánchez Bentidagua había fundado una capellanía de dos misas rezadas cada semana; una de ellas, la pagaba Antón Cerezo sobre sus bienes de doce fanegadas de tierras que tiene en Acusa y la otra la pagaba Luis Afonso y su mujer, Jerónima María de Godoy, como heredera de Beatriz Sánchez Beaca. Por cada una de estas misas pagábase entonces, anualmente, ocho doblas; así consta de la relación de Capellanes hechas por el Iltmo. y Rvdmo. Sr. Don Cristóbal Vela, Obispo de Canaria, en su visita al lugar de Agaete en Diciembre de 1.579. Libro Viejo, folio 739.
El primer personaje de los dos que subrayamos es inconfundiblemente Antón Cerezo el joven quien, 50 años antes, había comprado las tierras de Guayedra a Hernán Sánchez de Bentidagua 1. Parece que tal compra llevaba aparejada la exacción de la mitad de la contribución anual de la capellanía. El pago de las cuatro doblas restantes, se dice en dicho libro de misas rezadas, lo asume una heredera de Beatriz Sánchez de Bentidagua (Beaca es la abreviatura no entendida de Bentidagua por parte de quien transcribe el documento) que es hija de Juana Sánchez, hija esta, a su vez, de Diego Sánchez Bentidagua, el hermano de Hernán. (Cebrián Latasa pp. 426 y 427). Puesto que la fundación de una capellanía llevaba aparejada con frecuencia la continuidad del nombre y apellidos del instituyente, amén de otros beneficios, es por lo que podría pensarse que Hernán Sánchez de Bentidagua 2 puede ser un hermano de la citada Beatriz.
Hernández Castilla, sin embargo, nos plantea una posibilidad alternativa al señalar lo siguiente en referencia a otro afamado indígena de la estirpe Semidán que logra afincarse en la isla:
Juan Cabello, el mozo, canario, hijo de Juan Cabello y de Leonor Fernández (hija esta de don Diego Aythami y hermana de Luis Hernández) nace en Gran Canaria en 1472 y casa con Leonor Sánchez, hija de Hernando de León y María Sánchez, vecinos de Taoro. Leonor es sobrina y heredera de Hernán Sánchez Bentidagua, vecino de Agaete-Guayedra. Juan Cabello vivirá en Agaete con su mujer, regresando a Taoro al enviudar”.
A propósito de los orígenes de este linaje, vamos a tener la osadía de poner en cuestión el origen grancanario de la misma a pesar de que los hermanos Bentidagua sean señalados como canarios en distintos protocolos de las escribanías tinerfeñas. Los auxiliares indígenas del fuerte de Agaete, que estuvieron a las órdenes de Hernán Peraza y más tarde de Alonso Fernández de Lugo, tuvieron que haber obtenido galardones por su decisiva participación en la conquista de Gran Canaria (secuestro de Abenchara y “captura” de Tenesor entre otras “hazañas”). Pensamos, uniendo cabos, que los Sánchez Bentidagua, al igual que los Pérez de Mulagua, pudieron ser soldados gomeros o majoreros (este último gentilicio estaba
La Gomera
referido tanto a los habitantes de Lanzarote como de Fuerteventura) de la guarnición de la casa fuerte de Agaete. Si bien el topónimo Mulagua queda plenamente identificado en la geografía gomera y no admite dudas, no así el de Bentidagua, que nosotros relacionamos, en cuanto al sufijo, con Benchijigua, Hermigua y otros valles gomeros, y también con Tiagua, en Lanzarote. Estos topónimos creemos que hacen referencia en la lengua vernácula a poblaciones emplazadas a orillas de determinados arroyos o manantiales (-gua o -guad). En el dialecto de Canaria se pronunciaría guada bien como prefijo en los casos de Guadayedra, Guadayeque o Guadarteme, bien como sufijo en Tenteniguada, Guiniguada, etc.
El hecho de que Hernán Sánchez de Bentidagua 1 compre a Miguel de Trejo las dehesas de Guayedra solo significa, en nuestra opinión, que se dedica a la explotación ganadera y a la producción quesera de la que los hombres de las islas pudieran ser introductores; y por otra parte nos dice que tiene medios sobrados, como resultado de sus galardones en la conquista, para comprar la propiedad señorial que Guayarmina había heredado, con malas artes, de su padre.
Para apoyar nuestra conjetura de que los Sánchez pudieran no ser de origen grancanario, traemos ahora a colación un argumento que puede tener mayor peso: según Viana, no consta ninguna persona con dicho apellido en la relación de guerreros que forman parte de la compañía canaria de Maninidra que conquista Tenerife y sin embargo sí aparece, sorprendentemente, un Hernán Sánchez en la compañía capitaneada por Ibone de Armas, integrada, como bien sabemos, por “hombres de las islas”. Sirva también como apoyo de nuestra hipótesis el hecho de que, revisadas las crónicas de la conquista de Gran Canaria, no aparezca por ningún lado el término Bentidagua, ni como topónimo ni como antropónimo, a pesar del supuesto realce de esta familia indígena. ¿De dónde se ha sacado, pues, que era un indígena canario? Lo cierto, tenemos que reconocerlo, es que en Tenerife hay constancia en diversos protocolos de la procedencia grancanaria de los Bentidagua. Sirva de ejemplo el que mostramos a continuación, referido al hermano mayor de Hernán:
17 de marzo de 1507 Ante S. Páez f 731
Disposiciones testamentarias de Pero López de Villera “…Que cobren a Diego Byntidagua, canario, 400 mrs. por una ropa que le vendió…”
A la vista de estos protocolos, nos planteamos la posibilidad de que ni gomeros ni majoreros debieron ansiar el regreso a sus islas de procedencia donde imperaba el despótico poder señorial, pudiendo por ello preferir ser identificados en Tenerife como canarios. El esposo de una de sus hermanas es sin embargo inconfundiblemente canario (Alonso Bentagayre) por lo que las contradicciones, hemos de reconocerlo, afloran por doquier.
Independientemente de cuál haya sido su origen, interrogante que dejamos en el aire, nos vamos a interesar ahora por la continuidad del linaje hasta nuestros días. Ya adelantamos que la herencia de Hernán Sánchez de Bentidagua 1 y de su esposa Catalina de Lugo pudo quedar repartida entre los herederos de sus hermanos en el respeto a las disposiciones testamentarias de ambos cónyuges. De este modo, Hernán Sánchez de Bentidagua 2 bien puede ser un sobrino o bien un sobrino-nieto del primero de la saga, sin que podamos decantarnos por el momento por ninguna de estas posibilidades, como queda reflejado en el cuadro genealógico inicial. Dicha herencia en todo caso ya no incluye las dehesas de Guayedra porque estas habían sido revendidas en 1529 a Antón Cerezo el mozo, de ascendencia genovesa, no sin que antes se hubiera entablado un pleito entre Alonso de Adargoma y Hernán Sánchez por los derechos sobre la propiedad.
Del tal Hernán Sánchez de Bentidagua 2, nos dice Tomás Ruano que, a 13 de enero de 1525, este tenía como tutor y curador a Jerónimo de Pineda, el regidor de la isla, yerno de doña Luisa de Betancor (Tenesoya). Esta situación de dependencia, de ser correcto el dato, se explicaría bien porque su padre habría fallecido, bien porque habría abandonado la isla, cuando él contaba con menos de 25 años pues este es el tope máximo estipulado legalmente para la curaduría. El siguiente documento que les mostramos, fechado en 1524, parece sin embargo contradecir lo anterior o significar quizá que está referido al primero de los Sanchez Bentidagua pues no se entiende bien que estando tutorado por minoría de edad pueda sin embargo otorgar un poder ante escribano.
10 abril 1524 f 398 Ante Alonso de San Clemente
Poder que da Hernán Sánchez de Bentidagua a Alonso de San Clemente para que demande a Juan de Maninidra y Guillén Sánchez por cincuenta cabrillas que le deben. Testigos: Juan de Maninidra y Guillén Sánchez, vecinos de la isla, y Alonso de Robledo, clérigo, cura del dicho Agaete.
Por esas fechas nuestro ascendiente ya debía estar casado con Isabel González, pues se ha señalado que la hija de ambos, Catalina Sánchez, fue dotada en 1541 (Nobiliario Tomo II p. 687) para su casamiento con Gil Afonso de Soria, un ilustre galdense cuya genealogía, que es bien conocida, les resumimos a continuación: hijo de Inés Téllez (cuyos padres son los indígenas canarios Pedro Mayor, conquistador de La Palma y Tenerife, y Marina Fernández), y de Alonso de Soria Quintana (cuyos padres son Alonso de Soria Quintana y María de Grecia, y cuyos abuelos paternos son el castellano Juan de Quintana y la indígena canaria María Martín).
Según el Nobiliario de Canarias, la descendencia del matrimonio formado por Catalina Sánchez y Gil Afonso es la siguiente por orden de nacimiento: Gonzalo de Quintana, María de Ugarte, Magdalena Téllez y Hernán Sánchez de Quintana, por quien sigue la línea; cuarteto al que nosotros añadimos un terceto: Catalina Sánchez (n. 1573), Juan Afonso Sánchez de Bentidagua (1575) e Inés Téllez (n. 1582). De los tres últimos tenemos constancia de su nacimiento en los registros del libro primero de Bautismos de Guía, (hemos empezado este artículo con el extracto de la partida de Inés) quedando claro que los anteriores habían nacido mucho antes pues Gonzalo casó en 1574 y María en 1585. Habría por otra parte que presumir que la madre fue dotada para casarse cuando era todavía una niña, mucho antes de su matrimonio (calculamos que debió celebrase sobre el año 50), pues, si no, no se explica que pudiera tener hijos hasta principios de los años 80 del siglo. Como parece prematura la fecha de su dote y también la edad de su padre al dotarla debemos plantearnos que la fecha señalada para dicho evento pudiera ser errónea.
Hernán Sánchez de Quintana, nacido presumiblemente en los años 60 del siglo, casa a fines de los 80 con Isabel González quien, curiosamente, se denomina igual que la abuela de su esposa. Hijos de este matrimonio fueron Gil Afonso de Soria, por quien sigue la línea, Beatriz, Inés y María Sánchez, aunque no estamos seguros de que todas las hijas llegaran a la edad adulta. Este es el extracto de la partida de bautismo del primogénito:
Registro 601 Libro 1 Guía 16 mayo 1590 “Gil (Afonso) hijo de Hernán Sánchez y de Isabel González. Padrinos: Juan de Quintana, escribano público y Ana Piñero”
La continuidad del linaje en el siguiente escalón pudiera parecer que queda en entredicho por cuanto la sucesora, Ana Domínguez no ostenta ninguno de los apellidos de sus padres o abuelos que pudiera servirnos de comprobación del entronque. Para resolver el interrogante acudimos a la partida de su matrimonio, oficiado en Gáldar en 1648, que resuelve las dudas. Ahora sabemos, además, que el Domínguez le viene de su bisabuela materna, la terorense Juana Domínguez, de origen portugués, la esposa del poblador salmantino Bartolomé Díaz del Río que había llegado a la isla a mediados del siglo XVI.
Iglesia de Santiago Apóstol de Gáldar, Libro 1 - Folio 36 Vto - Año 1648
"En 19 dias del mes de Febrero de 1648, yo el licensiado Alonso de Avila Quintana Cura Benefisiado de la Parroquial de Señor Santiago de la Villa de Galdar casse digo vele por haberle dado las manos el Benefisiado Ruiz a Pedro Dias con Ana Domingues hija lexitima de Hil Afonso y de Maria Alonso, difunta. Fue su padrino Mateo Rodrigues y su muger Catalina Gonsales; fueron testigos el Sacristan Mayor Alonso digo Hernando de Alonso y Mateo Rodrigues y en fe de ello lo firme. Alonso de Avila Quintana y Gaspar Ruis Villar."


CONTINUA CON LA SEGUNDA PARTE DEL CUADRO GENEALÓGICO: ASCENDENCIA GENOVESA, LOS CANINO VENTIMIGLIA DE LA CUMBRE