Alguien no muere hasta que no se le olvida.
Proverbio africano
1. INTRODUCCIÓN
A lo largo de la historia, personas,
familias y apellidos han aparecido y desaparecido de una determinada zona, sucesos
generalmente ligados a una conquista, a la economía y al desarrollo, al
colonialismo o bien a la influencia que un país ha propiciado para la entrada y
salida de estas personas y sus apellidos dentro de sus regiones.
Entre los apellidos existentes en Fuerteventura, aún hoy se
encuentra uno de los que llegó procedente de la isla de El Hierro, MANZANO;
poco se sabe del origen de este apellido, pues hay diversos genealogistas que
afirman que surgió en Castilla durante los primeros tiempos de la Reconquista y
otros que le dan un origen cántabro; lo indiscutible es que, en este caso, tras
el apellido “Manzano” figuraba la preposición “de” y el topónimo “León”, lo que
hace pensar que sus orígenes pudieran proceder de dicho lugar. Pese a ello, no podemos
concluir que esta afirmación sea cierta, pero sí es posible que el primero que
lo llevara en la isla, lo pudiera haber heredado de antepasados suyos que, en
su momento, se trasladaran desde su lugar de residencia; lo que, en cualquiera
de los dos supuestos expresados, era perfectamente lógico “…ya que en un mundo
de recién llegados, donde todos acababan de conocerse y comenzaban a
establecerse relaciones de vecindad, el uso del apellido toponímico era un
elemento de identificación personal absolutamente necesario”[1].
Tampoco se sabe quién o quiénes fueron los primeros que
llegaron a la isla de El Hierro con ese apellido, ni en qué circunstancias o
con qué motivo lo hicieron, pues los incendios fortuitos, la humedad, y a veces
la negligencia del personal responsable de la conservación y la custodia de los
libros y archivos o bien de aquellos que accedían a los mismos, han dado como
resultado la pérdida para siempre de gran parte de la historia local, al
desaparecer la documentación relativa a la primera fase de la colonización de
la isla, los acuerdos del Cabildo, libros de repartimientos, protocolos
notariales, libros sacramentales y mucha otra documentación parroquial. Pese a
todo, entre los archivos más antiguos hubo documentación eclesiástica que pudo
salvarse del pasto de las llamas, como así sucedió con los libros de matrimonio
de la etapa comprendida de 1625 a 1720, de los que, afortunadamente, hemos
podido obtener algunos datos para intentar esclarecer o, al menos, aproximarnos
en lo posible a los escasos acontecimientos que conocemos del apellido MANZANO
en la isla herreña.
El tema que paso a tratar, como es de
esperar, no es resultado de una elección casual, sino que a lo largo del tiempo que he dedicado al estudio de mis antepasados, y tras
haber podido realizar varias visitas a la isla, es
fruto de haber accedido a cierto material documental donde en un determinado
momento histórico, el linaje del primer portador del apellido MANZANO, se ve
envuelto en unos sucesos ciertamente interesantes.
En las presentes líneas se pretenden
recoger la introducción del apellido MANZANO en la isla de Fuerteventura, así
como los sucesos a los que se encuentran inexorablemente ligados, en la medida que han permitido las limitaciones tanto del
espacio del presente escrito como del acceso a las diferentes fuentes, en
especial la consulta de los archivos sitos en las Islas Canarias.
2. EL APELLIDO MANZANO
Remontándonos al siglo XV de nuestra historia,
aparece un personaje llamado Juan Machín de Arteaga, Caballero vizcaíno, Capitán
y experto navegante, conocedor de las costas inglesas, del golfo de Vizcaya,
desde la isla de Madera a Fez y el archipiélago de las Canarias.
Colaboró con Hernán Peraza “el viejo”, en la
ocupación efectiva de las islas de La Gomera y de El Hierro. En el año de 1447
llegó con dos naves a esta última isla, donde capturó a Nissa, una de las hijas
del Rey indígena de la isla, llamado Ossinissa. Con ella tuvo tres hijas, una de
las cuales, llamada Clara, con el tiempo contraería matrimonio con Alonso
Magdaleno, poblador y conquistador de esta isla, con la que tuvo amplia
descendencia.
Una de sus hijas fue Justa Alonso, que contrajo matrimonio con N.
Chamorra[2],
ausentándose éste pronto de la isla y acosada por el Conde de La Gomera,
Guillén Peraza de Ayala, con quien tuvo al capitán don Nicolás Santiago Peraza
de Ayala, siendo éste reconocido y nombrado en el testamento del Conde,
haciéndole partícipe de su herencia.
Justa Alonso casó más tarde con Juan Fuentes; entre
otros hijos tuvieron a Catalina Octavia de Fuentes, que contraería nupcias con
el Regidor Gonzalo Báez. Justa Alonso, ya viuda, el 17 de octubre de 1574 dotó
a Gonzalo Báez para tal casamiento, ante el escribano Pedro Fernández de Morales,
de esta unión nacerían entre otros Catalina Báez, que casaría con Juan
Perdigón, naciendo entre sus vástagos Ana Báez de Fuentes[3],
esposa del capitán don Juan Manzano de León y Bravo[4].
I. Don Juan Manzano de León y Bravo, nacido en la isla de El
Hierro durante el primer tercio del Siglo XVII, hijo de don Ginés González y de
doña Catalina Gómez. Casó dos veces; la primera, el 24 de noviembre de 1640 con
doña Ana Báez de Fuentes[5],
hija de don Juan Perdigón y de doña Catalina Báez y descendiente por línea
materna del Rey bimbache de la isla de El Hierro, Ossinissa. Celebró segundas
nupcias, el 25 de septiembre de 1651 con doña Beatriz Sánchez[6],
hija de don Alonso Sánchez y de doña María Díaz Pérez; ambos enlaces tuvieron
lugar en la referida isla. Tuvo tierras en el Monacal, junto a la antigua
ermita de San Pedro, hoy iglesia parroquial de dicha villa.
De su primer matrimonio nacieron:
1. Doña María Manzano de León y Bravo,
que sigue.
2. Don Juan Manzano de León, llamado
como su padre, que fue bautizado en 1643 en Valverde, en la parroquia matriz de
la isla.
3. Don Gaspar Manzano de León y Bravo,
bautizado en la misma parroquia que el anterior en 1645.
4. Don Clemente Manzano de León y Báez,
nacido también en la isla de El Hierro y bautizado en 1646 en su iglesia
matriz.
5. Don Juan Manzano de León, llamado
como el segundo de sus hermanos y bautizado en la misma iglesia parroquial que
todos ellos, en el año 1648[7].
De su segundo matrimonio, nació una úni
ca hija:
1.
Doña Ana Sánchez y León, que casó el 18 de junio de 1673, con don Bartolomé
Fleitas y Acosta[8], quien fue dotado para tal
fin por el padre de ésta, ante el escribano de la isla, don Gonzalo Padrón de
Arteaga, el 14 de julio de 1673[9].
II. Doña María Manzano de León nació y fue bautizada en 1641
en la isla de El Hierro, en su iglesia matriz[10],
en la que más tarde, el 3 de junio de 1664, contraería nupcias con el también
vecino de la isla don Mateo Pérez de León y Brito[11],
nacido en 1627 e hijo de don Juan Pérez y doña María Márquez y Brito[12].
De estas nupcias nacieron los siguientes hijos[13]
:
1. Doña María Márquez, que casó con don
Bernabé Hernández.
2. Doña Brígida del Jesús Pérez Manzano,
que no casó ni tuvo descendencia[14]
.
3. Don Lorenzo Manzano de León,
progenitor de la más extensa familia de su apellido,
como seguidamente veremos.
4. Don Juan Manzano de León.
5. Doña Ana de los Reyes Pérez Manzano,
cuyas vicisitudes, al igual que las del anterior, nos son descocidas, y
6. Otro don Juan Manzano de León, cuyo
matrimonio y descendencia quedará reflejado más adelante.
III. Don Lorenzo Manzano de León, Teniente Capitán,
protagonista principal de nuestro relato, llegó a la isla de Fuerteventura a
comienzos de la última década del siglo XVII y junto con su hermano, don Juan
Manzano de León, ya citado, no sólo introdujeron sangre nueva en esta isla,
sino que, en la misma, fueron el tronco indubitable del apellido que nos ocupa,
MANZANO. En dicha isla contrajo nupcias en tres ocasiones, la primera, con la
vecina del pago de Agua de Bueyes, doña Florencia Ruiz Cabrera, hija de don
Blas Hernández Sanabria y de doña María Cabrera, descendiente por línea materna
de Teguise, Princesa
que fue de Lanzarote[15].
El enlace se celebró en la iglesia matriz de Nuestra Señora
de la Concepción, el día 20 de febrero de 1692[16].
El matrimonio se estableció en el pago de Agua de Bueyes, lugar de nacimiento y
residencia de la esposa, dedicándose a las labranzas de las tierras que
paulatinamente fue adquiriendo. En dicho lugar les nacerían a los esposos los
hijos que a continuación citamos, protagonistas así mismo de una descendencia
con un importante grado de endogamia, generada por los continuos casamientos
entre sus descendientes:
1. Doña María Manzano Ruiz, hija
primogénita del matrimonio, fue bautizada en la iglesia parroquial de Santa
María de Betancuria, el 1 de marzo de 1693[17],
en la que contrajo matrimonio el 2 de octubre de 1713, con el Capitán don
Sebastián Sánchez, hijo de don Blas Sánchez y doña Isabel Hernández; siendo
dispensados del tercer grado de consanguinidad, por don Lorenzo Bernardo
Pereira de O´Campo, Venerable Beneficiado de la parroquia de Los Remedios de la
ciudad de La Laguna[18].
2. Don Juan Manzano Ruiz, bautizado en la iglesia matriz de Nuestra
Señora de la Concepción el 8 de octubre de 1695[19].
Casó el 12 de octubre de 1727 en Casillas de Morales, Fuerteventura, con la
vecina de dicho lugar, doña María de Regla, hija de don Juan de Diepa Pérez y
doña María de Regla[20].
3. Doña Mariana Ruiz, casada con don Pedro Alejandro[21].
4. Don José Manzano Ruiz, casado en
Tiscamanita, Fuerteventura, el 20 de febrero de 1735, con doña Inés Cerdeña,
hija de don Diego Cabrera Cerdeña y doña Ana Perdomo Francesa, todos vecinos y
naturales de Tiscamanita, a excepción de don José, que lo era de Agua de Bueyes[22].
5.
Doña Catalina de Cabrera Manzano, que casó en la Iglesia parroquial de
Betancuria el 25 de febrero de 1725, con don Diego Pérez, hijo, cómo la
anterior, de don Juan de Diepa Pérez y de doña María de Regla Ruiz[23].
6. Don José Manzano, que murió en edad pupilar[24].
Doña Florencia falleció, sin testar, en
el mes de junio de 1710, recibiendo sepultura cristiana el día 11 de dicho mes
en la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Concepción de Betancuria, en
sepultura propia. Como indicio del nivel económico y social en que se
desenvolvía el matrimonio, es de destacar que el funeral se celebró con gran
pompa y ornato, con una misa cantada, concelebrada por cinco sacerdotes, además
de otras misas rezadas que tuvieron lugar en los días sucesivos, también al
cumplir el mes, igualmente cantada y concelebrada por el mismo número de
clérigos, y como era costumbre, otra misa cada año en fechas próximas a la
onomástica del fallecimiento. Una de estas celebraciones se hizo a instancias
de la Cofradía del Rosario, Hermandad a la que perteneció la finada[25].
Proseguía la vida y don Lorenzo residiendo
en el mismo lugar, donde al poco tiempo se sintió atraído por doña Juana
Cabrera, sobrina de su difunta esposa, la cual había nacido el 12 de mayo de
1687 en el referido pago de Agua de Bueyes[26];
hija de don Manuel Escalante y doña María Ruiz, hermana de la difunta, con la
que más tarde contraería matrimonio, no sin antes tener que pasar por una
interminable espera, al haber roto los futuros contrayentes una de las reglas
eclesiásticas para poder llevar a buen término el citado sacramento.
Al hallarse emparentados en segundo
grado de afinidad, el 4 de noviembre de 1710, seis meses después del
fallecimiento de doña Florencia, solicitan dispensa matrimonial. En el
expediente abierto al efecto para su concesión[27],
los interesados exponen:
Nosotros nos hemos comunicado juntos, entrando el uno en la
casa del otro y el otro en la casa del uno con mucha frecuencia y no con el
ánimo de por este medio conseguir la dispensación que pretendemos de la cual
frecuencia de entradas y salidas en dichas casas ha resultado grave nota y
escándalo en dicho lugar…
La declaración de los testigos
presentados en el citado expediente, finaliza el 17 del mismo mes; en ellas
reproducen lo que los solicitantes ya han manifestado y añaden:
…que la dicha Juana de Cabrera quedaría
difamada e imposibilitada para contraer matrimonio con otra persona […];
estando emparentada con todo el pueblo.
Se da por finalizado el asunto,
cerrándose así:
En Canarias en 9 de diciembre de 1710 el Sr. Precursor y
Vicario general de este obispado en vista de esta información digo que se
despache a los susodichos testimoniales en forma y como se acostumbra para que
con ellas concurran ante su Santidad a pedir lo que les convenga y así lo
prevengo y firmo.
No fue hasta el 20 de julio de 1714
cuando se recibe Auto de dispensa, con el que por fin podrían llevar a término
el matrimonio[28]. Se iniciaba de esta
forma:
Nos Don Juan Carbajal y Zambrana Arcediano de Canarias en
esta Iglesia Catedral. Juez Apostólico del Tribunal de la Santa Cruzada
Precursor y Vicario general de este obispado, sede vacante en esta isla = otrosi
Juez Apostólico Ejecutor que somos de estas bulas y letras apostólicas de
dispensación de Nuestro Muy Santo Padre Clemente por la divina providencia Papa
undécimo expedidas a favor de Lorenzo Manzano y Juana Cabrera vecinos de la
isla de Fuerteventura para poder contraer matrimonio por ser parientes.
En estos casi cuatro años no hubo bula
ni ningún otro documento eclesiástico de dispensa, además los texto consultados
parecen indicar que antes de la solicitud de los contrayentes, doña Juana se
encontraba encinta, pudiendo en el periodo que siguió, o incluso con
anterioridad a éste, nacer un hijo; siendo posible la circunstancia de que
fuesen varios, y no solamente uno, los hijos nacidos, como así se desprende del
propio instrumento ejecutorio al decir:
…declarando como juntos declaran los hijos que tuvieron y
hemos servido declararles por legítimos y de legítimo matrimonio…
Continúa el Auto disponiendo las
sanciones que deben cumplir:
…y condenar y condeno a los susodichos que en un domingo o
día de fiesta de guardar, en la misa mayor de la Iglesia de esta isla de
Fuerteventura asidos ambos junto a las gradas del altar mayor estando el dicho
Lorenzo Manzano sin capa ni sombrero y con una vela encendida en las manos y la
dicha Juana Cabrera caído el manto sobre los hombros con otra vela encendida
que llevará en la mano lo cual se le impone en penitencia pública para que los
demás no se atrevan a cometer semejante delito y acabada la misa mayor […] les
imponía e impuso a dichos contrayentes por penitencia saludable el que por
tiempo y espaciode un año confesasen y comulgasen al menos por una vez en cada
mes y que rezasen cada uno por dicho término en cada día un tercio del Rosario
ambos para que ofrezcan por de su fraxio a las benditas almas del
purgatorio y que además de lo referido la dicha Juana Cabrera se ocupe todos los
sábados del dicho año de barrer la Ermita de Nuestra Señora de Guadalupe que
está en el lugar de Agua de Bueyes y lave también la ropa tocante a dicha
Ermita y el dicho Lorenzo se ocupe también por dicho término en tocar la
campana de dicha Ermita todos los días…
Concluye el documento indicando el
lugar, la fecha y firma de quienes lo expiden:
Dado en Lanzarote en veinte de julio de mil setecientos y
catorce y en virtud = por el delito cometido.
Don Juan Carvajal y Zambrana y Don Pedro Cabrera, mayor
Apóstol.
Es de esta forma como la iglesia zanja
el asunto de conciencia de los contrayentes y, aún sin cumplir completamente la
penitencia impuesta, se unen en matrimonio:
Casé y velé a los contenidos en este despacho habiendo
precedido (falta un trozo), a los contrayentes de la penitencia saludable y
prometieron cumplirla en la misma forma que les mando, a lo que fueron testigos
los Ministros de la Iglesia Parroquial de Santa María de Betancuria, isla de
Fuerteventura en donde los casé y velé en ocho de agosto de mil setecientos y
catorce años en cuya conformidad lo firmo, Esteban González de Socueba[29].
De esta relación y posterior enlace
matrimonial nacieron varios hijos, de algunos no consta registrado bautismo en
los libros sacramentales que hubieran correspondido; los motivos pudieron ser
varios, el haberse realizado las inscripciones fuera de plazo y, por tanto, en
libro distinto al que en la fecha hubiese correspondido, o por razones de
deterioro, dado que existen inscripciones que no pueden leerse, debido al daño
causado a algunas páginas por la humedad o por el traspaso de tintas, cuyas
zonas más afectadas han quemado literalmente el papel.
De ambos fueron hijos:
1. Doña Florencia Ruiz, llamada como su
tía y primera esposa de don Lorenzo, nacida el 8 de mayo de 1715 en el pago de
Agua de Bueyes y bautizada el día 12 de siguiente en Betancuria, en la iglesia matriz
de la isla[30]. Se casó en la ermita de
Nuestra Señora de Guadalupe, en el citado pago de Agua de Bueyes, en
Fuerteventura, el 4 de octubre de 1735,con don Antonio Pérez Sanabria, hijo del
Teniente Capitán don Antonio Pérez Sanabria y doña Catalina de Sosa[31].
2. Don Manuel Manzano,que casó en la
expresada ermita de Nuestra Señora de Guadalupe, el 11 de noviembre de 1743,
con doña Josefa Cabrera, hija de don Juan Alonso Hernández y doña Catalina
Cabrera[32].
3. Doña María Josefa Cabrera Escalante,
que casó en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción en Betancuria, el 5
de octubre de 1744, con don José Cabrera Aguilar, viudo de doña María Delgada
Cabrera y Henríquez y también de doña Margarita Cabrera, e hijo de don Antonio
Pérez Aguilar y doña María Cabrera[33].
4. Don Blas Manzano, nacido en el pago
de Agua de Bueyes el 2 de febrero de 1721 y bautizado en la iglesia de Nuestra
Señora de la Concepción en Betancuria, día 8 de dicho mes y año[34];
contrayendo nupcias en dicha iglesia, el 21 de agosto de 1745, con doña Ana
Cabrera Perdomo, también hija de los citados, don Juan Alonso Hernández y doña
Catalina Cabrera[35].
El nacimiento de su último hijo
coincidiría con el inicio de la mayor etapa de hambre conocida en
Fuerteventura, como consecuencia de la escasez de granos debida a la sequía que
había provocado la falta de lluvias. En 1720 la cosecha fue escasa y durante
los siguientes años, de 1721 a 1723, prácticamente nula, originando la salida
masiva de personas de la isla para buscar sustento, aquellas que se quedaron lo
hicieron pasando penurias. En el expresado período, diversos acuerdos del
Cabildo darían buena cuenta de ello, llegándose incluso, en el año 1721, a
decretar el secuestro del Arca de Quintos (impuesto percibido por los Señores
de la isla que desde un pleito iniciado en 1686 se hallaba intervenido por la
Audiencia), saliendo de la isla y pasando a disposición de la Audiencia y del Capitán
General, para que éste enviase granos por su importe. Los que recibiesen ayuda,
debían prestar fianza para su devolución y aquellos que no pudiesen por no
tener ningún bien serían asistidos diariamente con lo imprescindible para ser
alimentados[36].
La felicidad del matrimonio no sólo se
vería truncada por tan importante acontecimiento, pues además, el día 13 de
abril de 1722, no habiendo transcurrido todavía ocho años desde el enlace entre
don Lorenzo y doña Juana, ésta recibiría sepultara cristiana en la iglesia de
Santa María de Betancuria, cuando aún no había cumplido los 35 años de edad. Sin
lugar a dudas la hambruna precipitó dicho evento. Doña Juana falleció sin
testar y como había ocurrido con doña Florencia, la ceremonia de entierro y
oficios de honras fueron de gran similitud[37].
Aunque con todos los hijos del
matrimonio aún pequeños; el último con poco más de un
año, don Lorenzo no pensó de momento en contraer nuevas nupcias y durante unos años permaneció en estado de viudedad. Despejado ya el fantasma de la hambruna, sobre el año 1725, como consecuencia de una acrecentada y sólida amistad que por motivos familiares ya tenía, cambia de opinión y se compromete con doña María Candelaria, sobrina carnal de su fallecida esposa doña Juana y también sobrina nieta carnal de doña Florencia, su primera mujer; circunstancia que originaba un parentesco entre los dos, de segundo con cuarto y de tercero con cuarto grado, ambos de afinidad, lo cual traía como consecuencia el volver a verse inmerso en un nuevo procedimiento eclesiástico para la obtención de la correspondiente dispensa matrimonial. Con la lección ya aprendida, en esta ocasión se impuso el sentido común y, sin precipitaciones, ajustaron sus conductas conforme a las normas morales y de la iglesia, lo cual condujo a que los trámites pertinentes fueran mucho más ágiles y, muy pronto, la dispensa sería concedida por Auto del Obispo de Canarias, don Félix de Bernuy Zapata y Mendoza, en Santa Cruz de Tenerife, el 21 de marzo de 1726[38].
año, don Lorenzo no pensó de momento en contraer nuevas nupcias y durante unos años permaneció en estado de viudedad. Despejado ya el fantasma de la hambruna, sobre el año 1725, como consecuencia de una acrecentada y sólida amistad que por motivos familiares ya tenía, cambia de opinión y se compromete con doña María Candelaria, sobrina carnal de su fallecida esposa doña Juana y también sobrina nieta carnal de doña Florencia, su primera mujer; circunstancia que originaba un parentesco entre los dos, de segundo con cuarto y de tercero con cuarto grado, ambos de afinidad, lo cual traía como consecuencia el volver a verse inmerso en un nuevo procedimiento eclesiástico para la obtención de la correspondiente dispensa matrimonial. Con la lección ya aprendida, en esta ocasión se impuso el sentido común y, sin precipitaciones, ajustaron sus conductas conforme a las normas morales y de la iglesia, lo cual condujo a que los trámites pertinentes fueran mucho más ágiles y, muy pronto, la dispensa sería concedida por Auto del Obispo de Canarias, don Félix de Bernuy Zapata y Mendoza, en Santa Cruz de Tenerife, el 21 de marzo de 1726[38].
Doña María Candelaria, hija de don Juan
de Cejas y de doña Luisa de Armas, radicados en el pago de Agua de Bueyes, fue
llevada a la pila bautismal de la iglesia matriz de la isla, el 22 de febrero
de 1694[39].
Su ceremonia matrimonial con don Lorenzo tuvo lugar en la misma iglesia, en el
mes de abril de 1726[40].
Cuatro hijos alcanzó don Lorenzo en
éste último matrimonio, a saber:
1. Don Antonio Manzano, bautizado en la
iglesia parroquial de Santa María de Betancuria el 14 de marzo de 1728[41].
2.
Don Juan Manzano[42].
3.
Doña Juana Manzano, bautizada el día 25 de agosto de 1730, en la misma iglesia
que sus hermanos, último vástago de don Lorenzo[43].
4.
Doña Luisa Manzano[44].
Retrocediendo ahora unos años, y
situándonos páginas atrás, retomamos al más joven de los hermanos de don
Lorenzo, don Juan Manzano de León; éste, bien cuando lo hizo su hermano o años
más tarde, llegó a la isla de Fuerteventura, avecindándose también en el pago
de Agua de Bueyes, donde más tarde contraería nupcias con doña Ana Cabrera,
hija de don Lucas de Bethencourt y doña María Cabrera, naturales y vecinos del
expresado lugar. El matrimonio, que tuvo lugar el día 3 de agosto de 1716, fue
celebrado, como era habitual en la época, en la iglesia matriz de Nuestra
Señora de la Concepción de la isla[45].
Aunque podíamos volver a insistir
destacando la importancia que tendría esta nueva aportación sanguínea en una
isla donde la endogamia se encontraba altamente extendida en la mayoría de las
familias, como sucedía en los ascendientes de su propia esposa, sin embargo no
vamos a hacerlo, pues desde muy temprano algunos de sus hijos, como tendremos
ocasión de ver, y muchos de sus descendientes, continuarían con los matrimonios
entre parientes.
Estos casamientos endogámicos,
realizados dentro del círculo de familiares próximos hasta el cuarto grado de
consanguinidad o afinidad, acarreaba, como ya hemos visto, el tener que
solicitar a la iglesia la oportuna dispensa que, además de la tardanza, causaba
unos gastos extraordinarios. Desconocemos si los concernientes a la isla de
Fuerteventura eran debidos a lo que, ya en la edad moderna, se ha dado en
llamar la estrechez del lugar, o se
trataba de una endogamia elegida, para
que el patrimonio conseguido en generaciones no saliese del grupo familiar[46].
Sus hijos, coetáneos con los nacidos en
el segundo enlace de don Lorenzo, fueron los siguientes:
1. Don Mateo Manzano, bautizado en la
iglesia de Nuestra Señora de la Concepción en Betancuria, el 14 de febrero de
1719[47].
2. Don Juan Manzano Cabrera, bautizado
en la iglesia de Nuestra Señora de la Concepción en Betancuria, el 3 de octubre
de 1721[48],
que casó con su sobrina doña Sebastiana Cabrera, hija de don Diego Pérez y doña
Catalina Cabrera Manzano; ésta, como expusimos
en su momento, hija del primer
matrimonio de don Lorenzo[49].
3. Doña Florencia Ruiz, que casó con su
sobrino don Lorenzo Pérez, hijo como el anterior, de don Diego Pérez y doña
Catalina Cabrera Manzano[50].
4. Don Francisco Manzano que casó en el
año 1766, con doña Andrea Cabrera, hija de don Felipe López de Vera y de doña
María Umpiérrez[51].
5. Doña Paula Manzano, nacida en Agua
de Bueyes el 10 de febrero de 1727 y bautizada seis días más tarde, en la
iglesia matriz de Nuestra Señora de la Concepción en Betancuria[52].
Pero,
por el inesperado giro de los acontecimientos, aún le quedaban por vivir a
nuestro protagonista, familiares y convecinos, un interesante y peligroso
episodio en sus vidas.
3. UN DETERMINADO MOMENTO HISTÓRICO
En el año 1739 las rivalidades
coloniales entre Inglaterra y España concluyeron en una guerra declarada por la
primera, que se presentaba como una contienda naval. Al siguiente año, 1740,
naves corsarias inglesas comenzaban a navegar junto a las aguas costeras del
archipiélago canario con el objetivo de apresar a barcos españoles que, durante
su viaje hacia las indias, debían pasar entre las islas para refugiarse de los
vientos y de paso apresar a embarcaciones de la flota canaria, pequeñas y mal
armadas, con las que era fácil tropezarse por su navegación interinsular o
ancladas junto a los puertos; naves que, con absoluto desprecio a los
principios regulados en el derecho internacional, vendían junto con sus cargas,
en Funchal, puerto de la isla de la Madera. Pero no contentos con tal
actividad, el ansia de aumentar sus riquezas hizo que los corsarios se
interesasen por las pétreas y sedientas tierras de Fuerteventura, carentes de
ningún tipo de defensa; sus habitantes y milicias, desprovistos de armas de
fuego, muy diferente a los pertrechos del enemigo invasor.
Después de sus tropelías en diversos
barcos isleños indefensos, el día 12 de octubre de aquel año, una embarcación
corsaria fondeó en Gran Tarajal, y ya anochecido desembarcaron 53 hombres
fuertemente armados, adentrándose en la isla, aunque con total desconocimiento
del terreno, llegaron a Casilla Blanca, pequeño núcleo de viviendas
diseminadas, a unos tres kilómetros al sur de Tuineje, desde donde obligaron a
varios de sus moradores a que les condujesen a donde residían las personas con
más poder, tanto civil como económico. Mientras, otros vecinos salieron a prisa
acortando terreno, dando aviso de lo ocurrido; transmitiéndose el hecho de unos
a otros. La noticia fue puesta en conocimiento del Gobernador Sánchez
Umpiérrez, máxima autoridad militar en la isla, en Agua de Bueyes tuvieron
conocimiento de la misma al amanecer, cuando su portador, Pedro de Liría, así
lo hizo saber al teniente Capitán de la compañía del lugar, Lorenzo Manzano,
quien pasaba de los 70 años de edad.
Foto: Canarias7 |
Los ingleses tras llegar a dicho lugar, donde ya sus
habitantes a campana tañida tocaban a rebato, comenzaron a desvalijar algunas
viviendas y a hacer varios prisioneros, dirigiéndose luego a la iglesia, donde
procedieron a su expolio. Observando los invasores como a las afueras del
pueblo se concentraban grupos de nativos, desconcertados y pensando que era
absurdo morir por empecinamiento, partieron de regreso a Gran Tarajal
en busca
de su barco, formados en columna y llevando consigo el botín y siete
prisioneros. Los isleños dándose prisa, se pusieron a la misma altura,
marchando a cierta distancia en paralelo a la izquierda del enemigo, en columna
de a dos.
Aunque bien pertrechados en armamento, frente a los
majoreros que sólo portaban palos, chuzos y rozaderas, no las debieron tener
del todo claras y enviaron a uno de los prisioneros a comunicar a Sánchez
Umpiérrez que les dejasen paso libre hasta el barco, a cambio de soltar a todos
los apresados.
A pesar de nuevos intentos para llegar a un acuerdo, no lo
hubo, y los majoreros se adelantaron cortando el paso hacia Gran Tarajal.
Tropezando con esta resistencia imprevista se prolongaba la retirada, lo que
hizo que el enemigo cambiara su rumbo y tomara posiciones más ventajosas para
derrotarlos con celeridad y llegar pronto a su embarcación. Los ingleses,
ascendiendo a una zona elevada del terreno, cerca de las casas del Cuchillete,
prepararon la defensa, pero de inmediato fueron cercados por los majoreros,
quienes en repecho ventajoso pusieron ante sí, para que sirviera de resguardo,
los camellos que habían ido recogiendo por el camino, conforme a las órdenes
que había dado el Teniente Coronel Sánchez Umpiérrez. Tras iniciar un avance
rápido hacia los ingleses, éstos abrieron fuego, pero fueron los camellos
quienes nada más asomar por la cima recibían el impacto de las balas.
Antes de que pudieran cargar sus armas,
los majoreros se lanzaron contra ellos y, sus palos, chuzos y rozaderas, para
esta contienda cuerpo a cuerpo, resultaron mucho más eficaces que las armas de
fuego. Tras aproximadamente dos horas y media de combate, vencieron a sus
rivales, entre los que contaron un número de 22 muertos y 31 prisioneros que
posteriormente fueron trasladados a Santa Cruz de Tenerife. En cuanto a las
bajas de los canarios, consistieron en tres muertos y quince heridos, de los
cuales tres, lo fueron de gravedad[53].
A requerimiento del Alcalde Mayor y Juez Ordinario de la
isla, don Juan Mateo Cayetano de Cabrera, por el escribano público Juan Cabrera
Vetancurt se levantaron actas con las declaraciones de los vecinos que se
estimaron conveniente para el esclarecimiento y constancia del ataque inglés a
la isla; éstas se llevarían a cabo durante algunos días de ese mismo mes y del
siguiente. Uno de los testigos presenciales fue José Manzano, hijo del primer
matrimonio de don Lorenzo. Por la claridad de sus manifestaciones, realizadas
el 14 de noviembre del referido año, mediante declaración en Acta recogida por
el citado escribano, reproducimos lo que sigue:
Al margen: Testigo.
Joseph Mansano.
El luego
yncontinenti, dicho día, mes y año dicho, para dicha ynformación, se presentó
Joseph Mansano, vesino de Agua de Bueies, digo de Tiscamanita, […] dijo que lo
que saue es que el día trese de octubre prosimo mes passado, ya de día, llegó
cassa del theniente capitán don Lorenzo Mansano, que lo es de la Compañía de
Agua de Bueies, padre del testigo, Pedro de Liria, diciendo cómo los yngleses
estaban en Tuinege. y que la más de la jente del dicho lugar de Tiscamanita
donde el testigo viue, auía ya marchado, con cuia noticia el testigo y Joseph
Cabrera, vesino de dicho lugar, caminaron en alcanze de dicha jente y los
alcanzaron antes de llegar a los Tarajales de Catarina García, donde así mismo
estaba el señor theniente coronel don Joseph Sánchez Vmpierres, gouernador de
las armas destaysla, y otros vesinos de Tuinege y la Florida, con quienes se
yncorporaron y fueron a la estera del enemigo, de parte de quien se embiaron
algunos recados a dicho señor gouernador con los pricioneros que llebaban,
sobre que se les diese el paso libre sin vatalla; con cuias respuestas que
dicho señor daba por entretenerlos, auer si se rejasía más jente, los fue
entreteniendo hasta llegar más allá de los Cuchilletes de la Ventosilla. Que
viendo dicho señor gouernador que no paresíajente y que el enemigo se ia (sic)
asercando a la playa de Gran Tarajal, donde tenía su embarcación; consultó con
sus cauos principales y soldados dar el abanze al enemigo, teniendo el maior
riesgo de ir a darlo donde les pudiese acañoniar su embarcación, y dando sus
órdenes y cogiendo la delantera al enemigo, quien se auía apropiado de lo alto
de una montañeta, y puéstose en planta de riña, sin reparo de la poca jente que
llebaba, con sólo las armas de palos, chusos y algunas rosaderas, y que el
enemigo, cuiaesquadra se componía de sinquenta y más hombres, ian (sic) armados
de escopetas, pistolas, chafalotes [...] y atrincherándose de unas reses
camellares que llebaban, dio dicho señor gouernador una vos alta diciendo:
<<a ellos, hijos», y embistió con treinta o treinta y sinco hombres al
enemigo con tal valor que sin reparo del riesgo de morir a valazos, en breue
tiempo mataron a muchos de la esquadra enemiga, quien viendo el estrago que ian
(sic) hasiendo, se metieron en juida. Y siguiendolos dicho señor gouernador en
su caballo, y otros a pie, en breue tiempo apricionaron veinte y mataron los
restantes. Y luego se publicó la victoria por los nuestros, hauiendoauido de
nuestra parte solamente la pérdida de tres hombres que mataron, tres heridos de
riesgo, y otros también heridos no de cuidado, de que se halla el testigo hasta
lo presente algo doliente, porque, al tiempo que el testigo tiró una lansada a
un ynglés, vino otro por detrás y le dio un golpe al testigo que lo hizo caer
sobre el mismo ynglés que auíalansiado, pues de no auerlefauoresido dicho señor
gouernador, en auer en el mismo ynstantellebado de un vote de lanza al ynglés,
sin duda lo vbieran muerto, por auer sido en el sitio de la primera vatería, en
que reñían los yngleses, mirando los unos por los otros; cuia conseguida victoria
atribuie el testigo más a fauordiuino que a fuerzas humanas, por lo mismo que
deja dicho. Que es la verdad, so cargo de su juramento fecho, que es de edad de
treinta años, poco más o menos[54].
Pero con la victoria conseguida no todo había finalizado. Las
embarcaciones inglesas continuaban merodeando por las costas de Fuerteventura,
donde hicieron nuevas capturas de navíos y mercancías transportadas. El
comercio entre islas prácticamente se había paralizado y las pérdidas estaban
llegando a un grado extremo.
En lo concerniente a Fuerteventura,
este aislamiento se había convertido en un serio problema tanto para el
abastecimiento de la propia isla como para la exportación de granos, dado que
ésta, junto con la de Lanzarote, eran el granero de las restantes islas que
integraban el archipiélago.
Tras valorar la situación, el Teniente Coronel
Sánchez Umpiérrez dispuso un sistema de vigilancia en la costa, tanto de día
como de noche, mediante guardias del personal de las milicias provinciales, en
las que prácticamente estaban encuadrados todos los hombres de la isla;
preparando también todos los sistemas defensivos de protección, para rechazar
cualquier propósito de intento de invasión; con ello se aumentaba la defensa
pero, al encontrarse empleados los hombres en estos menesteres, se abandonaban
en gran medida los cultivos, tan necesario para el sustento y economía de sus
habitantes.
Las vigilancias dieron su fruto, pues
el día 24 de noviembre cuando aún no había amanecido, observaban como llegaba
una embarcación a Gran Tarajal de la que desembarcaban 55 ingleses fuertemente
armados.
Como había ocurrido la vez anterior, los ingleses se
dirigieron hacia Tuineje, a donde llegaron y entrando en su iglesia comenzaron
a robar y a hacer destrozos sin reparo alguno, pero no contaban con que los
habitantes de la isla estaban en alerta y que el sistema de vigilancia
implantado había funcionado. Antes de las primeras luces del día, Sánchez
Umpiérrez y los Capitanes de las compañías de Tuineje, Tiscamanita, Agua de
Bueyes, Casillas de Morales y Antigua, ya habían sido informados, marchando
cada compañía al lugar de encuentro, previamente establecido.
Cuando el Teniente Coronel y la compañía de Pájara, que iba
bajo su mando directo, llegaron al lugar convenido, observó que no había ni un
solo hombre de las compañías citadas por lo que para no perder tiempo se
dirigió con su unidad hacia Tuineje, donde al llegar pudo comprobar cómo sus
oficiales, seguidos por los hombres de sus correspondientes compañías,
desbordantes de optimismo por el triunfo de la batalla librada el mes anterior,
la superioridad numérica y las armas arrebatadas en dicha contienda a sus
enemigos, que en esta ocasión portaban, habían atacado y obtenido una rápida y
completa victoria, la cual se desarrolló en la zona llamada Llano Florido.
Pero no todo fueron alegrías, pues la contienda había dejado
por el lado isleño cinco muertos y, al menos, quince heridos.
Desatada la ira de los isleños y perdida la paciencia por
las penurias y peligros a que estaban sometidos, sin dudarlo dieron muerte al
enemigo, siendo sus bajas los 55 hombres que integraban su unidad.
Estas derrotas sangrientas debieron llegar a oídos de los
corsarios ingleses, quienes a partir de entonces no osaron realizar ningún otro
desembarco en la isla de Fuerteventura[55].
Entre los combatientes majoreros muertos en la batalla se
encontraba el Capitán don José Soto, consuegro de doña María Manzano Ruiz, como
ya señalamos más arriba, primera hija de don Lorenzo, quien por entonces tenía
uno de sus hijos casado con otro del mencionado Capitán. Entre los heridos
figuraron don Juan Blas Sánchez, hijo de doña María, quien en el año 1746
casaría con Inés Andrés de Llarena, hija del fallecido Capitán Soto[56].
Un último herido en la batalla, perteneciente a la familia, lo fue don Juan
Manzano, cuyo parentesco con don Lorenzo queda patente, pudiendo tratarse de su
propio hijo, hermano o sobrino, ya que los tres tenían ese nombre, como también
hemos visto con anterioridad.
Fuera del ámbito familiar y de los quehaceres diarios en las
labores labriegas de sus tierras, hemos conocido algunos pasajes de su vida que
quedaron reflejados en diversos protocolos notariales, relacionados con el
grano de la isla, con compras y ventas de terrenos[57].
En varias sesiones del Cabildo, como ocurrió en la celebrada
el 17 de julio de 1708, su
nombre quedaría patente; en la misma fue acordado
que reconociera el trigo y la cebada almacenada, debido al daño que le pudieran
estar causando los insectos:
…cometer al capitán
Lorenzo Manzano para que con labradores, lo reconozca, y si no pudiere esperar,
se le dé la licencia para embarcarlo[58].
En sesión celebrada el 1 de septiembre de 1727 a Cabildo
Abierto, previa elección de los vecinos, fue nombrado Personero General de la
isla; cargo que aceptó y que ejerció aproximadamente durante unos diez años:
Se reúnen para elegir Personero General y al efecto propone
el Cabildo a la vecindad, para que de ellos elija, a los sujetos
siguientes:[…]. Reunida la vecindad propone por personero a Lorenzo Manzano, a
quien el Cabildo tiene por elegido…[59].
Tras aquellas contiendas con los ingleses y ya pasado poco
más de un año desde las mismas, la vida de don Lorenzo llegaría a su fin;
falleciendo en el pago de Agua de Bueyes, en su casa familiar; el sepelio tuvo
lugar el 19 de febrero de 1742[60];
siendo sepultado, conforme a su voluntad testamentaria, en la capilla de
Nuestra Señora del Rosario de la iglesia de Santa María de Betancuria, a cuya
cofradía perteneció[61].
Aún ya fallecido, su nombre volvería a resurgir en una de
aquellas sesiones que continuó celebrando el Cabildo, la correspondiente al 30
de agosto de 1744. Asistiendo a la misma el Señor de la isla, don Francisco
Baptista Benítez de Lugo Arias y Saavedra, determinó, entre otros, el siguiente
asunto:
Que en cuanto a las visitas generales, el Juez la anuncie en
la cabeza de partido, por auto que hará saber al Síndico Personero, excusando
llevar un Caballero Regidor, y que vaya a dicha visita el Síndico con
testimonio de la Provisión de la Real Audiencia de 26 de Agosto de 1735 dada a
pedimento del entonces Síndico D. Lorenzo Manzano, la cual contiene la ley Real
de lo que debe llevar el Juez y sus ministros por los salarios de dicha visita
y el tiempo y modo de hacerla…[62].
Tanto sus descendientes como los de su hermano Juan,
extendieron el apellido traído por don Lorenzo desde la isla herreña por toda
la isla majorera, pero con el transcurrir del tiempo y sucesivos enlaces fueron
predominando otros, relegando a un segundo plano el de MANZANO, aún hoy
existente en Fuerteventura pero con escasa representación.
4. FUENTES
Archivo Histórico Diocesano de Canarias
(AHDLP).
Archivo Histórico Provincial de Las
Palmas (AHPLP).
Archivo de El Museo Canario.
Archivo
de la Biblioteca Central Universitaria de La Laguna.
Archivo Parroquial de La Antigua en
Fuerteventura.
5. BIBLIOGRAFIA
-CHAPARRO D’ACOSTA, L. (1979). Heráldica de los Apellidos Canarios. Las
Palmas de Gran Canaria: Estudios Técnicos del Blasón. (Tomo II).
-DE BÉTHENCOURT MASSIEU, A., y
RODRÍGUEZ, A. (1992). Ataques ingleses
contra Fuerteventura: 1740. Puerto del Rosario: Cabildo de
Fuerteventura.Servicio de Publicaciones. (2ª edición).
-ESPINOSA DE LA BARRERA, T.A. (1974). Índices de los protocolos pertenecientes a
las escribanías de la isla de El Hierro. La Laguna: Instituto de Estudios
Canarios. (El autor recopiló los índices en dos tomos manuscritos. la
transcripción de las fichas fue realizada por doña Francisca Moreno Fuentes,
Archivera del Ayuntamiento de la Laguna).
-DARIAS PADRÓN, D.V. (1920). Primer cuaderno de
matrimonios de la isla de El Hierro. Valverde de El Hierro. (Datos tomados
de los libros parroquiales por D. TOMÁS ANTONIO ESPINOSA DE LA BARRERA.
Depositado en la Biblioteca Central Universitaria de La Laguna).
-DARIAS PADRÓN, D.V. (1927). Isla del Hierro
Valverde – Índices de Matrimonios Canónicos de la Parroquia Matriz – Siglos
XVII-XIX. (Trabajo copiado en el año 1927, de otro que hizo el párroco D.
Andrés de Candelaria en Agosto de 1884). Depositado en la Biblioteca Central
Universitaria de La Laguna).
-GONZÁLEZ
JIMÉNEZ, M. (1983) La obra
repobladora de Alfonso X en las tierras de Cádiz, pág. 13, en VV.AA.: Cádiz en el
siglo XIII, Cádiz: Universidad/Diputación. Acta de las Jornadas conmemorativas
del VII centenario de la muerte de Alfonso X, el Sabio, Cádiz, 1983, pp. 7-19.
-GUERRA CABRERA, I. El
Archivo de Don Ildefonso Guerra Cabrera. Accesible en cuartodeapero.com.
-JUNYENT, C. (2013). Entre Linajes y Brumas. Una historia de la
Población de El Hierro a través de sus matrimonios. Barcelona: Ciència en
Societat, Fundació.
-ROLDÁN VERDEJO, R. y DELGADO GONZÁLEZ,
C. (2008). Acuerdos del Cabildo de
Fuerteventura (1701-1798) II. Puerto del Rosario: Cabildo de Fuerteventura,
Servicio de Publicaciones.
-ROLDÁN VERDEJO, R. (1968). El hambre en Fuerteventura 1600-1800.
Tenerife: Área de Cultura Canaria de Tenerife.
-PLATERO FERNÁNDEZ C. (1992). Los apellidos en Canarias (españoles y
castellanizados). Las Palmas de Gran Canaria: [s.n.]. P.413.
-QUINTERO REBOSO, C. (1997). El hierro, una isla singular. La Laguna:
Centro de la Cultura Popular Canaria.
-SORIA MESA, E. (2007). La Nobleza en la España Moderna. Cambio y Continuidad.
Madrid: Marcial Pons, ediciones de historia S.A.
-VV.AA., Nobiliario de Canarias
(1962-1967). J. Régulo Pérez, cuatro tomos, La Laguna Tenerife.
- VV.AA., Revista de la Asociación
Canaria de Estudios Históricos Rey Fernando Guanarteme, Tomos II y III.
-ARCHIVO HISTÓRICO PROVINCIAL DE LAS
PALMAS:
-Obligación del Tte. de Capitán Don
Lorenzo Manzano, ante el escribano público de Fuerteventura Nicolás Gerónimo
García Leal, el 3 de octubre de 1739, Legajo 3019.
-Protocolos Notariales.Escribano
Felipe Fernández. Año 1742, ff. 329r-337r.Testamento
de Lorenzo Manzano.
-Venta que hace el capitán Don Lucas
Gutiérrez Peña ante el escribano público de Fuerteventura Diego Cabrera Betancor
el 15 de febrero de 1705. Legajo 3010.
-ARCHIVO HISTÓRICO DIOCESANO DE LAS
PALMAS:
-
Expedientes de dispensas matrimoniales de la parroquia de Betancuria.
-Antonio Cabrera y Josefa Manzano.
-Antonio Cabrera y María Manzano.
-Francisco Manzano y Andrea Cabrera.
-Juan Manzano y Josefa Pérez.
-Lorenzo Manzano y Juana Cabrera.
-Lorenzo Manzano y María Candelaria.
-Lucas Cabrera y Florencia Ruiz.
-Lucas Cabrera y Catalina Cabrera.
-ARCHIVO PARROQUIAL DE LA ANTIGUA
(FUERTEVENTURA):
-Libros VI y VIII de Bautismos de la iglesia de Santa María
de Betancuria.
-Libros I, IV y V de Matrimonios de la iglesia de Santa
María de Betancuria.
-Libros II y III de Defunciones de la iglesia de Santa María
de Betancuria.
[1]GONZÁLEZ
JIMÉNEZ, M. (1983). La obra repobladora
de Alfonso X en las tierras de Cádiz. En Cádiz en el siglo XIII. Acta de
las Jornadas conmemorativas del VII centenario de la muerte de Alfonso X, el
Sabio (P.13). Cádiz: Universidad/Diputación.
[2] No hay referencias documentales
del significado de la inicial.
[3]DARIAS Y PADRÓN, D.V.
(1920). Primer cuaderno de matrimonios de la isla de El Hierro. Valverde de El
Hierro, (Asiento 205).
[4]Para la filiación continuada de
esta familia hemos seguido a Quintero Raboso (1997), pp. 250-254; el Tomo IV
del Nobiliario de Canarias, p. 335, e Índices de los protocolos pertenecientes
a las escribanías de la Isla de El Hierro, (1974), pp. 21, 43, 45, 134, 135 y
155.
[5]DARIAS PADRÓN, D.V. (1920). Primer cuaderno de matrimonios de la
isla de El Hierro. Valverde de El Hierro, (Asiento 205).
[6]DARIAS PADRÓN, D.V.
(1920). Primer cuaderno de matrimonios de la isla de El Hierro. Valverde de El
Hierro,(Asiento 379).
[7] Los cuatro bautismos que tuvieron
lugar respectivamente en los años que se citan, constan en el Trabajo copiado
en el año 1927, por D. Dacio V. Darías Padrón, de otro que hizo el párroco D.
Andrés de Candelaria en Agosto de 1884; inserto el mismo en el interior de un
libro sin foliar, titulado:“Isla del
Hierro Valverde – Índices de Matrimonios Canónicos de la Parroquia Matriz –
Siglos XVII-XIX”. Depositado en la Biblioteca Central Universitaria de La
Laguna.
[8]DARIAS Y PADRÓN, D.V.
(1920). Primer cuaderno de matrimonios de la isla de El Hierro. Valverde de El
Hierro, (Asiento 929).
[9]ESPINOSA DE LA
BARRERA, T.A. (1974). Índices de los
protocolos pertenecientes a las escribanías de la isla de El Hierro. La
Laguna: Instituto de Estudios Canarios. P. 252, (Asiento 2149).
[10] Consta en un Trabajo inserto en DARIAS PADRÓN, D.V. (1927)“Isla del Hierro Valverde – Índices de Matrimonios Canónicos de la
Parroquia Matriz – Siglos XVII-XIX”.
[11]DARIAS PADRÓN, D.V.
(1920). Primer cuaderno de matrimonios de la isla de El Hierro. Valverde de El
Hierro, (Asiento 683).
[12] Consta en un
Trabajo inserto en DARIAS PADRÓN, D.V. (1927)“Isla del Hierro Valverde – Índices de
Matrimonios Canónicos de la Parroquia Matriz – Siglos XVII-XIX”.
[13]ESPINOSA DE LA
BARRERA, T.A. (1974). Índices de los
protocolos pertenecientes a las escribanías de la isla de El Hierro. La
Laguna: Instituto de Estudios Canarios.P. 331, (Asiento 2838).
[14] Ibídem, p. 336,
(Asiento 2888).
[15] Para la
ininterrumpida filiación de esta familia hemos tenido presente la siguiente
documentación:expedientes genealógicos, 009/87, pp. 147-148, y,028/87, pp.
172-173, publicados, el primero, en el Tomo II de la Revista: Asociación
Canaria de Estudios Históricos Rey Fernando Guanarteme; el segundo, en el
Tomo III de la misma; Roldán Verdejo y Delgado González, 2008, pp.415-416; el
Tomo II del Nobiliario de Canarias, pp. 84, 88 y 89; Libro I de Matrimonios de
Betancuria, p. 21, y, finalmente, el Expediente de Dispensa Matrimonial de Lorenzo
Manzano y María Candelaria.
Conforme a la documentación señalada,
comenzamos el origen de esta familia por la Princesa lanzaroteña, Teguise; he
aquí la filiación:
Teguise, hija de Luis Guadafría, Rey de
Lanzarote desde 1393 y de la Reina Aniagua, su mujer, casó con el que fuera Señor
de Lanzarote desde 1432 hasta 1448, Maciot de Bethencourt; señorío que heredó
de su tío, el conquistador Jean de Bethencourt. Una de sus hijas, Inés
Margarita de Bethencourt, que casó con Arriete Perdomo, Caballero francés que
acompañó a Jean de Béthencourt en la expedición a la conquista de las islas.
Fue hija de esta unión, Margarita de Bethencourt Perdomo, casada en Lanzarote con Juan Pérez de Munguía, infanzón vizcaíno, que
llegó a las islas acompañando a doña Inés de las Casas Peraza y a don Diego
García de Herrera y Ayala, su marido, para tomar efectiva posesión del señorío que ostentaban
sobre las mismas. De este
matrimonio nació Elvira Pérez de Munguía y Bethencourt, la cual casó con
Luis de León “el Viejo”, nieto del Señor de Marchena, descendiente de los Ponce
de León, Gobernador que fue de Lanzarote y Fuerteventura, a cuyas islas vino en
los tiempos de los ya mencionados, doña Inés de las Casas y su esposo. Por el
testamento de doña Elvira de 31 de octubre de 1560, se sabe que fue hijo suyo, Luis de León “el Valiente”, llamado así
con motivo de sus hazañas en Berbería, en la batalla de Tafaraute, elcual
ostentó los cargos de Gobernador y Maestre de Campo de Lanzarote. De su
matrimonio con Ana de Cabrera Solier, hija de Diego de Cabrera Solier Umpierrez,
llamado “el Bueno”, Gobernador y Capitán General de las islas de Lanzarote,
Fuerteventura, La Gomera y El Hierro; y de Catalina Luzardo de Franchy, nació
su hijo Diego de Cabrera y León,
Capitán de Caballos Corazas de la isla de Fuerteventura y Señor de Haría,
nacido en 1527 quien casó con Inés de Grimanesa Melián, nacida en Lanzarote en
1535, hija de Lucas Gutiérrez Perdomo y Catalina Perdomo Melián, vecinos de
Tahiche, y biznieta paterna del último Rey de Lanzarote, conocido después del bautismo
por don Pedro Gutiérrez, como todo ello consta de la genealogía y limpieza de
sangre que el matrimonio pasó ante el Tribunal del Santo Oficio de la
Inquisición en junio de 1585 (Archivo Acialcázar, leg. Cabrera). De entre los
hijos habidos en su matrimonio, nació Lucas
Gutiérrez de Cabrera, Capitán de la Infantería española y Gobernador de
Fuerteventura, que casó el 12 de
noviembre de 1604 con Isabel Hernández Perdomo, quienes procrearon, entre
otros, a su hija María Cabrera, casada con Blas Hernández Sanabria, hijo
de Melchor Hernández Sanabria y María Ruiz Umpiérrez; padres de Doña Florencia
Ruiz, primera esposa de nuestro principal personaje, Don Lorenzo Manzano de
León.
[16] Libro IV de Matrimonios de la iglesia
de Santa María de Betancuria, p. 138.
[17] Libro VI de Bautismos de la iglesia
de Santa María de Betancuria, p. 138.
[18] Libro IV de Matrimonios de la iglesia
de Santa María de Betancuria, p. 288 Vtª.
[19] Libro VI de Bautismos de la iglesia
de Santa María de Betancuria, p. 197.
[20] Libro V de Matrimonios de la iglesia
de Santa María de Betancuria, p. 77.
[21]AHPLP
Protocolo del Testamento de don Lorenzo Manzano. Folio 330v.
[22] Libro V de
Matrimonios de la iglesia de Santa María de Betancuria, p. 144.
[23] Ibídem, p. 58
Vtª.
[24]AHPLP.
Protocolo del Testamento de don Lorenzo Manzano. Folio330v.
[25] Libro II de
Defunciones de la iglesia de Santa María de Betancuria, pp. 200-201 y 207 Vtª.
[26] Libro VI de Bautismos de la iglesia
de Santa María de Betancuria, p. 6 Vtª.
[27] Archivo Histórico Diocesano de Canarias (AHDLP). Expediente Dispensa Matrimonial de
Betancuria, legajo 3. Lorenzo Manzano y Juana Cabrera.
[28]Su transcripción consta en el Libo
V de Matrimonios de la iglesia de Santa María de Betancuria, en dos páginas sin
numeración.
[29] Ibídem libro citado, (página si
numeración, a continuación del expresado Auto).
[30] Libro VIII de Bautismos de la iglesia
de Santa María de Betancuria, (Asiento 84).
[31] Libro V de
Matrimonios de la iglesia de Santa María de Betancuria, p. 135 Vtª.
[32] Libro V de Matrimonios de la iglesia
de Santa María de Betancuria, p. 209.
[33] Ibídem, p. 215 Vtª.
[34] Libro VIII de Bautismos de la iglesia
de Santa María de Betancuria, (asiento 790).
[35] Libro V de Matrimonios de la
Iglesia de Santa María de Betancuria, p.224.
[36]ROLDÁN VERDEJO,
R. y DELGADO GONZÁLEZ, C. (2008).
Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1701-1798) II. Puerto del Rosario:
Cabildo de Fuerteventura, Servicio de Publicaciones.PP. 13-21.
[37] Libro III de Defunciones de la iglesia
de Santa María de Betancuria, p. 99 Vtª.
[38] AHDLP Expediente Dispensa
Matrimonial de Betancuria, legajo 3. Lorenzo Manzano y María Candelaria.
[39] Libro VI de Bautismos de la iglesia
de Santa María de Betancuria, p.159.
[40] Libro V de Matrimonios de la iglesia
de Santa María de Betancuria, p. 65 Vtª.
[41] Libro VIII de Bautismos de la iglesia
de Santa María de Betancuria, (Asiento 1068).
[42]AHPLP
Protocolo del Testamento de don Lorenzo Manzano. Folio 334v.
[43] Libro VIII de Bautismos de la iglesia
de Santa María de Betancuria, (Asiento 1353).
[44]AHPLP Protocolo del Testamento de don Lorenzo
Manzano. Folio 334v.
[45] Libro V de Matrimonios de la iglesia
de Santa María de Betancuria, p. 15 Vtª.
[46]SORIA MESA, E. (2007).
La Nobleza en la España Moderna. Cambio y
Continuidad. Madrid: Marcial Pons, ediciones de historia S.A. PP. 134-135.
[47] Libro VIII de Bautismos de la iglesia
de Santa María de Betancuria, (Asiento 578).
[48] Ibídem, (Asiento 849).
[49] Revista digital Cuarto de Apero.
El Archivo de don Ildefonso Guerra Cabrera, p. 173, (referencia 2124).
Accesible en cuartodeapero.com.
[50] AHDLP Expediente Dispensa
Matrimonial de Betancuria, 1755/06/09. Lorenzo Pérez y Florencia Ruiz.
[51] AHDLP Expediente Dispensa
Matrimonial de Betancuria, 1766/09/05. Francisco Manzano y Andrea Cabrera.
[52] Libro VIII de Bautismos de la iglesia
de Santa María de Betancuria, (Asiento 1018).
[53]DE BÉTHENCOURT
MASSIEU, A.,y RODRÍGUEZ, A. (1992). Ataques
ingleses contra Fuerteventura: 1740. Puerto del Rosario: Cabildo de
Fuerteventura. Servicio de Publicaciones. (2ª edición).PP. 19-78.
[54] Ibídem, pp. 135-137.
[55] Ibídem, pp. 79-89.
[56] Libro V de matrimonios de la iglesia
de Santa María de Betancuria, p. 244 Vtª.
[57] AHPLP En
este archivo pueden consultarse, como ejemplos a lo dicho, el protocolo fechado
el 15 de febrero de 1715, realizado ante el escribano público de Fuerteventura
Diego Cabrera Betancor, (Legajo 3010), o el efectuado ante el escribano público
del mismo lugar, Nicolás Gerónimo García Leal, el 3 de octubre de 1739, (Legajo
3019).
[58]ROLDÁN VERDEJO, R. y DELGADO
GONZÁLEZ, C. (2008). Acuerdos del Cabildo
de Fuerteventura (1701-1798) II. Puerto del Rosario: Cabildo de
Fuerteventura, Servicio de Publicaciones. P. 25.
[59] Ibídem, p. 105.
[60] Libro III de Defunciones de la iglesia
de Santa María de Betancuria.
[61]AHPLP Protocolo del Testamento de don Lorenzo Manzano. Folio 329 v.
[62]ROLDÁN VERDEJO,
R., y DELGADO GONZÁLEZ, C. (2008).
Acuerdos del Cabildo de Fuerteventura (1701-1798) II. Puerto del Rosario:
Cabildo de Fuerteventura, Servicio de Publicaciones.PP. 136-137