domingo, 10 de febrero de 2013

ASCENDENCIA SEMIDÁN: LOS VEGA DE GRAN CANARIA

FANEQUE HERNÁNDEZ BAUTISTA
Profesor de Historia e Inspector Educativo

Continuación de una serie de artículos anteriormente publicados, que se inician en ALGUNAS CURIOSIDADES GENEALÓGICAS EN TORNO A UNA PROBADA ASCENDENCIA CANARIA DE CINCO SIGLOS (pinchar aquí)

Catalina Hernández  de Beatriz de Vega
Los siguientes artículos versarán sobre los ancestros en nuestro drago de familia que se corresponden con los Semidanes o guadartemes de Canaria. Empezamos la tanda con la descendencia de Catalina Hernández, hija de Fernando Guadarteme y Juana Hernández, y de su primer esposo Pedro de Vega, el rey. Dejamos atrás sin poder publicarlo, por el momento, el artículo IV sobre el linaje maternal J2a2 por faltarnos un entronque fundamental para garantizar la fiabilidad del trabajo.
V. Ascendencia Semidán: Los Vega de Gran Canaria.
En nuestro poemario La reina de Canaria así como en la obra escénica Romance de Abenchara hemos descrito literariamente las trágicas circunstancias del nacimiento de Catalina Hernández un 30 de septiembre de 1482 en el Alcázar de Córdoba. Su madre, Abenchara Chambeneder, la reina de Canaria, embarazada de varios meses, había sido apresada por las tropas castellanas en una de sus incursiones desde el fuerte de Agaete y posteriormente embarcada muy malherida, doliente a la muerte dicen las crónicas, con destino a la Península. En la corte cordobesa dará a luz a una niña a quien bautizan con el nombre de Catalina. En su bautizo estuvo presente el padre de la niña, Tenesor Semidán, que se había entregado a los invasores meses antes al haber perdido la legitimidad como rey o guadarteme tras la desaparición de su esposa.
Su primer viaje a la península se realiza en el verano de 1482 habiendo regresado a su isla a principios del otoño para ponerse al frente de tropas auxiliares indígenas que participan en la conquista de su propio reino. Es evidente que dicha participación está directamente relacionada con el rapto de su esposa y la extorsión a la que es sometido el rey canario que lo induce a colaborar con los ejércitos que invaden su isla.
En el mismo Alcázar de Córdoba, un año después de dichos acontecimientos, en agosto de 1483, su esposa y su hija le van a ser entregadas finalmente a don Fernando Guadarteme quien, en su segundo viaje, ha retornado a la ciudad califal después de la capitulación de Ansite en la que ha tenido un decisivo protagonismo al convencer a los suyos de la imposibilidad de la resistencia ante las superiores fuerzas castellanas.
Un tercer viaje de Fernando Guadarteme a la Corte se realiza en 1487. Esta vez va acompañado de sus hijas Margarita y Catalina para pedir la liberación de su madre, Abenchara o Juana Hernández. La que fue reina o guayarmina de Canaria y exesposa de Tenesor ha vuelto a ser capturada por el infame Pedro de Vera acusada de complicidad en la deserción de su nuevo marido. En esta ocasión ha sido encadenada como esclava y vendida a un mercader de Jerez. Con motivo de aquel viaje, Catalina, que contaba en aquel momento con cinco años, se va a quedar en palacio como menina al servicio de la infanta María, recibiendo allí la educación cortesana y religiosa de la familia de los Reyes Católicos.
Después de más de una década en la corte, tras el matrimonio de la infanta María con el rey de Portugal, Catalina regresa a las islas y se desposa con el conquistador leonés Pedro de Vega con quien tiene al menos dos hijos varones: Luis y Juan de Vega. Juan hace carrera religiosa y no tiene descendencia. Luis de Vega es pues el que continúa el exitoso linaje grancanario de los Vega a través de sus dos matrimonios:
- el primero con Leonor de Quintana, hija del conquistador Juan de Soria y de su esposa indígena María González, con quien tiene como hijos a Juan, Pedro, María y Antón de Vega Quintana.
- el segundo con Antonia Palomares Cerezo hija del genovés Pantaleón Palomar y de su esposa la portuguesa María Álvarez, con la que procrea a sus hijos Gaspar (que fue fraile), Luis, Catalina y Pantaleón.
Como pueden ver en el anexo final Pantaleón, que nace en torno a 1540, es el que sigue la línea que llega hasta el autor de este artículo a través de su casamiento con Inés de Montesdeoca, nieta del esclavista Vicente de Montesdeoca al que ya hemos dedicado los dos primeros artículos de esta serie de curiosidades genealógicas.
A partir de este matrimonio, la saga de los Vega se extiende por toda la geografía insular desde las medianías del norte en torno al Guiniguada, en cuyas riberas los recién casados cuentan con numerosas propiedades, no por derecho de conquista como ya hemos señalado, sino por inversión de las ganancias obtenidas en el comercio de esclavos por el primero de los Montesdeoca.
Gracias a la extraordinaria labor realizada por el genealogista Miguel Rodríguez Díaz de Quintana podemos completar a partir de aquí la descendencia de dicho matrimonio que propaga el apellido Vega en todas direcciones: Ana, Francisco, Juan, Luis, María (no Miguel como se introduce por error en la transcripción del testamento de su madre pues este es el nombre de su marido), Antonia y Blasina.
De Blasina, la más pequeña conservamos su partida de nacimiento en 1584 en la Iglesia de la Vega de Santa Brígida, y también su dote y su matrimonio con Alonso Rodríguez. Asimismo conservamos como ya hemos dicho una copia del testamento, fechado en 1581, de su madre Inés de Montesdeoca como parte del expediente 1578 de la Real Audiencia sobre un litigio por los derechos sobre una capellanía.
En la actualidad, según el Padrón de enero de 2011, nacidas en la provincia de Las Palmas hay unas dieciséis mil personas que tienen el Vega como primer o segundo apellido (solo 900 en la provincia de S/C de Tenerife). Hay que decir además que una parte importante de la población grancanaria actual (es difícil cuantificarlo) procede de Catalina Hernández y de sus siete hijos. En relación a Luis de Vega y los descendientes de su segundo matrimonio establecidos en La Vega podemos afirmar que prácticamente todas las familias con raíces en el Guiniguada, de cumbre a costa, enlazan en algún momento con los descendientes de Catalina Hernández aunque en la actualidad estos no porten dicho apellido.
En mi caso pueden comprobar cómo el apellido Vega más próximo lo porta mi padre, Lorenzo Hernández Vega, quien lo recibe de mi abuela Magdalena Vega Suárez cuya genealogía hemos podido analizar ampliamente en dos diferentes cuadros ya publicados en los artículos II y III de estas Curiosidades.
Bco. Guiniguada 1895. Foto Perestelo Daluz FEDAC
Pero es que, para mayor abundamiento, nos tropezamos con el apellido Vega en cuanto avanzamos por cualquiera de las líneas de mis ocho bisabuelos, en su mayoría por la saga del Guiniguada, aunque también, en algún caso, por la saga galdense que se deriva del primer matrimonio de Luis de Vega con Leonor de Quintana.
Hemos elegido para ilustrar este artículo una de las numerosas líneas de las orillas del Guiniguada que nos llevan hasta Catalina Hernández cuyos eventos están registrados a lo largo de la edad moderna en la Iglesia de la Vega de Santa Brígida y en época contemporánea en las Iglesias de San Mateo, valle arriba, o en alguna de las iglesias de Las Palmas, valle abajo.
Permítanme antes de presentar y comentar dicho cuadro intercalar unas octavas asonantes de mi propia cosecha, que tratan de emular al gran Cairasco, recogidas en El drago milenario (Cantos de mestizaje Ed. Cam-Pds):
Los Vega se comenta que provienen
de un hidalgo que vino a la guerra
y la segunda hija del Guadarteme,
Catalina Hernández por más señas,
nacida en el Alcázar de los Reyes
Cristianos, en la corte cordobesa.
Al infame y cruel esposo que le dieron
lo repudia muy pronto por pendejo.

Dos hijos antes han salido de su vientre
que quedan al cuidado de su padre;
innumerables son sus descendientes
que medran en las tierras más feraces
en torno al Guiniguada y sus afluentes.
Discurre por los Vega una sangre,
cuyos deudos debieran apreciar,
aflorada de regio manantial.

Del cuadro genealógico elegido como ilustración queremos destacar para culminar este artículo algunas curiosidades:

- En los tres primeros peldaños de la escala observamos como prueba de mestizaje que la sangre indígena canaria (Hernández y Guadarteme) se mezcla tras la conquista con sangre castellana y leonesa (Vega y Montesdeoca), y también con sangre genovesa (Palomares) y portuguesa (Álvarez).

- En el cuarto peldaño se produce el encuentro señalado entre los Vega y los Montesdeoca, dos linajes mesetarios que se ensamblan con un matrimonio ventajoso que convierte a Pantaleón de Vega Palomares en un poderoso propietario de tierras y aguas y en la cabeza de un próspero linaje.

- El nombre de este personaje se debe a su abuelo materno, el comerciante genovés PantaleónPalomar propietario de las feraces tierras de Agaete que su padre le había comprado a Alonso Fernández de Lugo. Recordemos la octava real de Cairasco de Figueroa que hace mención a estos hechos:

Una alta torre en sitio acomodado,
al occidente de Canaria veo,
obra del generoso Adelantado
que a los ilustres Lugo da trofeo.
No lejos della, junto al mar, fundado
se verá el soberano mausoleo
de aquellos caballeros militares,
que el nombre han de ilustrar de Palomares.

-A partir de ese peldaño observamos cómo los primogénitos reciben el nombre de su abuelo paterno, alternándose durante varias generaciones (siglo XVII y parte del XVIII) los Pantaleón de Vega con los Alonso Rodríguez, curiosa costumbre que aunque frecuente en la época resulta sorprendente en las mentalidades actuales.

-En el siglo XIX se produce el encuentro con el autóctono apellido Socorro que tiene su origen en la veneración de una familia de La Vega por la Virgen del Socorro de Tejeda de modo que sus descendientes cambian el apellido González por el de dicha advocación a la Virgen.

- En el siglo XX, arribados a Las Palmas, se produce el encuentro con el apellido Domínguez proveniente de Fuerteventura. Dedicaremos más adelante un capítulo a este apellido por proceder asimismo de linajes Semidán que fueron protagonistas en la conquista de Tenerife.

- En el siglo XX después de la fracasada aventura cubana de nuestros bisabuelos Manuel González y Agustina Domínguez donde nace mi abuela América, estos regresan a la isla y se establecen primero en la ciudad vieja (Vegueta y Triana) para después establecerse en los Arenales del istmo, donde iba a nacer, junto a la playa de Las Alcaravaneras, un buen día de julio de 1955 el autor de estas líneas.