lunes, 26 de mayo de 2025

FELIZ DÍA DE CANARIAS

COMPROMETIDOS CON NUESTRA GENTE Y NUESTRAS ISLAS

lunes, 5 de mayo de 2025

GENEALOGÍA Y EMIGRACIÓN EN EL SEÑORÍO DE FUERTEVENTURA

JUAN MANUEL RODRÍGUEZ RODRÍGUEZ

 

Betancuria, 1592

 
Antecedentes históricos y geográficos

En el capitulo setenta y uno de la versión B de Le Canarien (Aula de Cultura de Tenerife), en los episodios que describen como llegó Mons. de Bethencourt a la isla de Fuerteventura, llamada Erbania, se nombra el castillo de Valtarajal, donde se refugiaban Haníbal, hijo de Mons. Gadifer de la Salle compañero de Bethencourt en la expedición, - y no sabemos hasta que punto corresponsable, según las versiones de sus cronistas - con parte de una compañía a donde se dirigió Bethencourt con la suya tras abandonar “la fortaleza” de Rico-roque asediada por los aborígenes. En las notas de Cioranescu en este libro, localiza este último castillo de Baltarhayz, como se denomina en el manuscrito el primer asentamiento en la isla que tomaría el nombre como Betancuria en fechas posteriores en honor al conquistador, y que no debe confundirse con Gran Tarajal poblado que se situó posteriormente en el sur de la isla (Jean Le Verrier y Pierre Boutier, 1419?). La villa de Betancuria fue fundada sobre 1404, en una isla de señorío con privilegios feudales, fue cabecera del gobierno insular hasta su sustitución en esta función por la villa de La Oliva a mediados del Siglo XVIII. Se ubica precisamente en una pequeña colina que domina el cauce del barranco, quedando bajo su control el curso de agua y las vías naturales de comunicación con el exterior, incluido el paso hacia un puerto de mar. La elección situada hacia el interior de la isla se justifica por sus condiciones de salvaguarda y defensa de ataque piráticos de barberías y portugueses. Por ello se funda en un pequeño altozano situado en la ribera derecha del Barranco de Río de Palmas. Partiendo de este núcleo original, la villa crecerá ocupando ambos márgenes del curso de agua y siguiendo su recorrido como eje de desarrollo. Desde el punto de vista religioso la Villa de Betancuria es el centro religiosos y también la única pila bautismal de toda la Isla (1405-1711), y donde se concentra todo el poder político y militar, aparece como parroquia en el sentido eclesiástico y oficial del término en 1533 (Martínez Encina, 1980), y  fue constituida como sede del efímero obispado de Fuerteventura que realmente en primera instancia se situaba en El Rubicón, Lanzarote, entre 1424 y 1431 – Martín V nombró obispo de Fuerteventura a Martín de las Casas de la orden de los mínimos, “primero y último obispo” de esa diócesis (Cazorla y Sánchez, 1997), cuyo ámbito se reducía a los límites de la Isla (Aznar, E. y Larraz, 2006). En las proximidades de la villa se ubicó el primer convento franciscano de Canarias, el de San Buenaventura, que durante los tres primeros cuartos del siglo XV fue la sede canaria de la Vicaría Franciscana y base de las labores misionales en todo el Archipiélago, edificios hoy felizmente restaurados y recuperados del abandono secular hasta fechas recientes (Serra Ráfols, 1960). Cual era la condición social de Fuerteventura mientras fue Señorío de casas aristocráticas de procedencia de la nobleza peninsular: la explotación, despoblación, endogamia, hambruna y migración, factores que redunda e influyen decidamente en sus vertientes económicas y sociales con la quiebra de fuentes regulares de abastecimiento y de extensiones dedicadas al cereal y pérdida de la condición de granero de las Canarias. El sistema de asentamientos correspondiente a las islas de señorío es monofocal. Una entidad de población concentrará todas las funciones: de centro de la administración señorial (secuela de un régimen feudal), cabildo, escribanías, parroquia, etc., con ámbito insular. Este modelo centralizado intentó controlar la libre distribución del poblamiento; como ejemplo se cuenta con un acuerdo del cabildo majorero que ordena a todos los vecinos de Fuerteventura habitar en su capital (Betancuria). Esta tendencia, unida a las fuertes diferencias económicas que devendrán entre las islas de señorío y realengo (al incorporarse éstas), motivarán un trasvase migratorio del primer grupo de islas al segundo (López García, 1988).