martes, 23 de octubre de 2012

LOS OSCUROS ORÍGENES DE UN LINAJE: BARTOLOMÉ DE VILLANUEVA ¿PERSONAJE REAL O IMAGINARIO?

GUSTAVO A. TRUJILLO YÁNEZ
Historiador
Introducción:

Los Pérez de Villanueva han pasado a la historia de Gran Canaria, y particularmente a la de la Villa de Teror, por su condición de patronos de la capilla mayor del templo que acoge a la imagen de Ntra. Sra. del Pino, Patrona insular y de la Diócesis Canariense. Asimismo, se considera que se debe a uno de sus miembros ― Juan Pérez de Villanueva ― la traída o donación de la sobredicha imagen, en torno a la década de 1530[1]. Sin embargo, la importancia de esta familia contrasta con la escasez
Testamento de Juan Pérez de Villanueva
o ausencia de documentación histórica ― al menos, por lo que respecta a los últimos años del siglo XV y primeros del XVI ―  envolviendo entre brumas los orígenes de esta estirpe, y mezclándose en ocasiones la fantasía con la realidad histórica. Precisamente, los datos de los que disponemos sobre la ascendencia del mentado Juan Pérez de Villanueva ― al que consideramos como fundador del linaje ― se nos muestran un tanto oscuros e inciertos. De esta manera, sabemos que estuvo desposado con una tal María Sánchez y que ya figuraba como labrador y propietario de tierras en Teror, desde al menos la década de 1520. Además, también nos es posible ubicar su fallecimiento en torno a los meses de noviembre o diciembre del año 1551 ― quizás a principios de 1552 ― momento en que otorga testamento ante el escribano García Osorio, encontrándose «enfermo del cuerpo»[2]. Por el contrario ― ya lo hemos indicado ― sus orígenes se nos muestran un tanto difusos y oscuros, debido a la falta de documentación histórica o de referencias fiables.
No obstante, desde la primera noticia aportada por el genealogista Francisco Fernández de Béthencourt (1885), se ha considerado como precursor de este linaje a Bartolomé de Villanueva, «noble caballero» y «conquistador de la Gran Canaria en 1486»[3], referencia que, como se verá, repetirán autores posteriores. Añade Fernández de Béthencourt a un tal Diego Pérez de Villanueva, hijo del presunto noble caballero y conquistador, quien al parecer contrajo matrimonio con doña Juana de Campos, fruto del cual nace el mentado Juan Pérez de Villanueva, al que ya hemos venido haciendo referencia. Posteriormente, la unión de este último con la arriba referida María Sánchez, daría lugar al nacimiento de Isabel Pérez de Villanueva, de la que se anota su enlace matrimonial con Blas de Quintana, en 1582, en la iglesia parroquial de Teror. Dicha afirmación, según nos relata el citado genealogista, se sustenta sobre la base de la carta dotal que en 1580 otorgaron los padres de Isabel Pérez de Villanueva, ante el escribano Luis de Bethencourt. Sin embargo, si bien es posible afirmar la existencia real de Juan Pérez de Villanueva y de su esposa, así como la del matrimonio de su hija Isabel con Blas de Quintana, no sucede lo mismo con los supuestos padres y abuelo del que venimos considerando como tronco de este linaje, repetimos, Juan Pérez de Villanueva. En primer lugar, porque creemos improbable que fuesen los padres de la mentada Isabel Pérez de Villanueva, los que otorgasen su carta de dote en 1580. En esa fecha, Juan Pérez de Villanueva ya hacía mucho tiempo que había fallecido, recordemos, en torno a 1551 ó 1552. Mientras que por lo que respecta a su esposa, las referencias sobre su existencia no parecen ir más allá de los años 60 del siglo XVI, siendo bastante improbable que aún permaneciese viva en 1580[4]. Asimismo, dudamos de que Fernández de Bethencourt llegase a conocer o examinar la referida carta dotal, ya que un somero escrutinio de los protocolos notariales custodiados en el Archivo Histórico Provincial de Las Palmas, nos ha permitido comprobar que las escrituras del mentado Luis de Bethencourt están fechadas entre los años 1599 a 1602, siendo por tanto muy posteriores a la cifra señalada. Y si bien cabe la posibilidad de que dicha escritura fuese conocida por Fernández de Bethencourt, éste no nos ofrece ningún dato sobre su paradero, razón que nos lleva a dudar sobre su verdadera existencia. Las razones de este artificio no se nos escapan a los historiadores del siglo XXI, pues de todos es sabido el empleo de este tipo de «recursos» a la hora de dotar de un mayor lustre y esplendor los orígenes de una familia cualquiera. En este caso, se trataba de equiparar los comienzos de la familia Quintana ―a los que Fernández de Béthencourt dedica uno de sus capítulos en su Nobiliario― de la que realmente consta su condición de conquistadores de Gran Canaria, con los de la menos ilustre estirpe de los Pérez de Villanueva, quienes sin embargo, ocuparon puestos de privilegio en el Teror de finales del siglo XV y principios del XVI, lo que sin embargo no impidió el enlace de ambas familias, a raíz del mentado matrimonio entre Isabel Pérez de Villanueva con Blas de Quintana. Con todo, este dato sería transmitido y ampliado por autores como José García Ortega (1936) y más recientemente por Miguel Rodríguez Díaz de Quintana (1977) o José Antonio Cebrián Latasa (2003) entre otros. Afirmaciones a las que, tras un detenido examen de las fuentes, nos hemos propuesto poner en duda.
Ascendencia de Juan Pérez de Villanueva,
propuesta por Francisco Fernández de Bethencourt (1885)[5]


 Bartolomé de Villanueva según José García Ortega:
José García Ortega (1936) señala también al mentado Bartolomé como fundador de la familia Pérez de Villanueva, aunque aporta algunos datos novedosos. Así, sitúa como lugar de procedencia del conquistador, la isla de Fuerteventura, mientras que aumenta en uno el número de vástagos de los que fue progenitor, pues además de Diego Pérez de Villanueva, hace referencia a un tal Juan, quien al parecer embarcó rumbo a América, donde participó en la expedición de Jerónimo de Hortal[6]. Sobre Diego Pérez de Villanueva señala un primer matrimonio con Juana de Campos, con la que al parecer no tuvo descendencia. Por lo tanto, Juan Pérez de Villanueva sería el fruto de su segundo matrimonio con una «señora» cuya identidad se omite, perteneciente a la familia Marín de Cubas y procedente de la localidad grancanaria de Telde[7]. Todo esto se desprende ―tal como anota el propio García Ortega― de una información de hidalguía mandada a instruir en 1693, por Bartolomé Sánchez de Ortega, descendiente de los Pérez de Villanueva. Sin embargo, un detenido examen de dicho documento basta para comprobar que dichas afirmaciones tampoco se sustentan, ya que en dicha información no existe la más mínima referencia a la existencia de los referidos personajes.
Ascendencia de Juan Pérez de Villanueva,
según José García Ortega (1936)

Las noticias de Miguel Rodríguez-Díaz de Quintana:
Por su parte, Miguel Rodríguez Díaz de Quintana también coincide en designar a Bartolomé de Villanueva como precursor del linaje. Asimismo, alude a Diego y a Juan como hijos suyos, con quienes arribó a Gran Canaria, procedentes desde la isla de Fuerteventura. Añade como dato novedoso la participación de Bartolomé en la conquista de la isla de Tenerife, en la que al parecer recibe propiedades en premio por los servicios prestados[8]. Por lo que respecta a Juan de Villanueva, el mismo que participó en la mentada expedición de Jerónimo de Hortal, apunta su matrimonio con Juana de Campos ―en los casos anteriores se señala a su hermano Diego Pérez de Villanueva como esposo de ésta― con la que tuvo los siguientes hijos: Beatriz (1526), Leonor (1532), Jerónimo (1537), Lorenzo (1542), Úrsula (1549) y Basilio (1552)[9]. Por lo que respecta a Diego Pérez de Villanueva, descarta su unión con la referida Juana de Campos, así como estuviese desposado con la ignota «dama» teldense[10]. Asimismo, rechaza la posibilidad de que fuese éste el fundador del patronato de la iglesia parroquial de Teror, mientras que apunta la existencia de un tercer hermano llamado Sebastián, bautizado en Las Palmas el 20 de enero de 1535[11]. Finalmente, coincide con el resto de autores en mencionar e éste último en calidad de progenitor de Juan Pérez de Villanueva.
Ascendencia de Juan Pérez de Villanueva,
propuesta por Miguel Rodríguez Díaz de Quintana (1977)


Las últimas aportaciones de Cebrián Latasa:
Más recientemente, José Antonio Cebrián Latasa (2003) aporta datos novedosos, que lejos de aclarar el panorama, añaden ―aún más si cabe― más interrogantes y dudas sobre el origen de la familia Pérez de Villanueva. De esta manera y aunque pone en entredicho la existencia de Bartolomé de Villanueva, cita como hijos de éste ―además de a Diego Pérez de Villanueva (vecino de Las Palmas)― al propio Juan Pérez de Villanueva, que pasa ahora a convertirse en su hijo ― en las ocasiones anteriores se le señala como su nieto ― así como a dos hermanos más, Francisco y Alonso de Villanueva. Asimismo, a diferencia de lo planteado por los otros autores, identifica a Diego Pérez de Villanueva con Diego de Villanueva, personaje que ocupó el cargo de alguacil del obispo durante las primeras décadas del siglo XVI y del que existen referencias de su actividad en la compra y venta de productos textiles, así como de diversas transacciones comerciales relacionadas con la industria azucarera[12]. En referencia a este personaje, Cebrián Latasa aporta datos que prueban su filiación con los sobredichos Francisco y Alonso de Villanueva, mientras que no aporta pruebas que demuestren su condición de hermano de Juan Pérez de Villanueva. Finalmente, también pone en duda la posibilidad de que Diego de Villanueva fuese el esposo de la tantas veces referida Juana de Campos, de la que se sabe que fue esposa de un tal Juan de Villanueva, personaje ajeno a la familia que nos ocupa.
Ascendencia de Juan Pérez de Villanueva,
propuesta por José Antonio Cebrián Latasa (2003)




[1] HERNÁNDEZ SOCORRO, Mª de los Reyes y CONCEPCIÓN RODRÍGUEZ, José: El Patrimonio Histórico de la Basílica del Pino de Teror. Colección Cuadernos de Patrimonio Histórico nº 5. Cabildo de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 2005, pp. 132-136.
[2] A.H.P.L.P., escribanía de Antonio Miguel del Castillo, legajo 1847, ff. 195-200 (copia realizada el 29 de agosto de 1788).
[3] Para este trabajo hemos empleado la edición príncipe. Véase a, FERNÁNDEZ DE BÉTHENCOURT, Francisco: Nobiliario y Blasón de Canarias. Diccionario histórico, biográfico, genealógico y heráldico de la provincia. Establecimiento Tipográfico de M. Minuesa, Madrid, t. VI, 1885, p. 105. También hemos consultado la edición J. Régulo, La Laguna de Tenerife, t. II, 1954, p. 720.
[4] En enero de 1558, Andrés Castellanos reconoce deber a María Sánchez, viuda de Juan de Villanueva, y a Francisco Macías, 18 doblas de oro, por la venta que hizo al mentado Juan de Villanueva de un pedazo de tierra en Teror. Véase a PÉREZ HERRERO, Enrique: Alonso Hernández, escribano público de Las Palmas (1557-1560). Estudio diplomático, extractos e índices. Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria, Las Palmas de Gran Canaria, 1992, doc. 266, p. 239.
[5] Fernández de Bethencourt señala a Diego Pérez de Villanueva y Peñaranda como el autor de la traída de la imagen del Pino a Teror: «aquel piadoso caballero de quien supone la tradición que escondió en el pino de Teror la milagrosa imagen de la Virgen, que allí con dicha advocación se venera», FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT, Francisco: Nobiliario y blasón de Canarias, op. cit. p. 105.
[6] GARCÍA ORTEGA, José: Historia del culto a la venerada imagen de Nuestra Señora del Pino. Patrona de la Diócesis de Canarias. Librería y Tipografía Católica, Santa Cruz de Tenerife, 1936, pp. 17-18.
[7] Ídem.
[8] El autor señala el Libro de datas del Cabildo de Tenerife, pero no especifica de cuál se trata y tampoco menciona fecha o referencia alguna.
[9] Una vez más, el autor omite las referencias sobre el matrimonio y los nacimientos de los personajes que cita, si bien señala que sus bautizos tuvieron lugar en el antiguo Sagrario de la Catedral de Santa Ana.
[10] Creemos que la posibilidad apuntada por el autor, en la que identifica a Diego Pérez de Villanueva con un tal Diego Pérez, a quien se cita en el Libro de Repartimientos de Gran Canaria, solicitando la entrega de un solar el 8 de abril de 1538, nos parece, cuanto menos, bastante aventurada. Véase RONQUILLO, Manuela y AZNAR VALLEJO, Eduardo: Repartimientos de Gran Canaria. Estudio, transcripción y notas de Manuela Ronquillo y Eduardo Aznar Vallejo. Colección Ínsulas de la Fortuna, 6. Ediciones del Cabildo Insular de Gran Canaria-El Museo Canario, Las Palmas de Gran Canaria, 1998, documento nº 31, pp. 85-86.
[11] No anota el tomo ni el número de folio.
[12] CEBRIÁN LATASA, José Antonio: Ensayo para un diccionario biográfico de conquistadores de Canarias. Textos introductorios de María Rosa Alonso y Manuela Marrero Rodríguez.  Viceconsejería de Cultura y Deportes del Gobierno de Canarias, Islas Canarias, 2003, pp. 476-477.