viernes, 23 de diciembre de 2016

FOTOS DEL ACTO DE CLAUSURA DEL AÑO GENEALÓGICO

Javier Gil concejal de Agaete y Cristina López-Trejo de Genealogías Canarias

Miembros de la organización con el concejal de cultura y cronista oficial de Agaete



jueves, 15 de diciembre de 2016

FAMILIA PATERNA Y MATERNA DE SOR JUANA. HALLAZGOS DOCUMENTALES


FAMILIA PATERNA Y MATERNA DE SOR JUANA. 
HALLAZGOS DOCUMENTALES

Autores: Guillermo Smidhuber de la Mora y Olga Martha Peña Doria



Sor Juana Inés de la Cruz, nacida como Juana Inés de Asuaje, una de las grandes escritoras y primera mujer en publicar un libro en español. 
En el presente trabajo, arduo y riguroso, se constata su origen canario, como descendiente del genovés, asentado en las islas, Damián de Azuaje. Lo que hasta ahora era una hipótesis más o menos aceptada, en esta obra se presentan los documentos que lo confirman.

Asimismo, se dan respuestas a algunos interrogantes familiares sobre la religiosa mexicana, como la fecha exacta de su nacimiento, el 12 de noviembre 1648.

Interesantes aportaciones que Guillermo Shmidhuber y Olga Martha Peña nos desgranan en 110 páginas.


AGRADECIMIENTO POR EL AÑO GENEALÓGICO FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT

Con numerosos actos y escritos en homenaje a Francisco Fernández de Bethencourt (Lanzarote 1850-Madrid 1916), difundiendo y proyectando su figura, obra y su pasión, la genealogía.
Una efemérides que ha partido de personas y entidades culturales, sociales y genealógicas, a nivel nacional e internacional, así como ayuntamientos de Canarias.

Una conmemoración que ha sido posible por la suma del esfuerzo individual y colectivo, unidos para esta necesaria celebración. Esto ha hecho posible la celebración del Año Genealógico, sin ningún tipo de subvención de instituciones públicas.

El próximo jueves día 22, celebraremos la clausura del Año Fernández de Bethencourt, en la villa de Agaete (Gran Canaria). Aparte de celebrar varios actos en este municipio, fue en su puerto donde quedó configurado el Año Genealógico Francisco Fernández de Bethencourt, concretando la idea extraída del II Encuentro de Genealogía Gran Canaria.
¡Gracias a todos!















viernes, 2 de diciembre de 2016

PORTUGUESES REFLEJADOS EN LOS REGISTROS SACRAMENTALES DE TELDE (1503-1700)

AÑO GENEALÓGICO FRANCISCO FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT
JESÚS E. RODRÍGUEZ CALLEJA
Ponencia presentada en el III Encuentro de Genealogía Gran Canaria,
celebrado en Las Palmas de Gran Canaria, los días 15-17 noviembre de 2016,
Publicado en Ponencias del III Encuentro de Genealogía Gran Canaria, nº 3 (2016)
Depósito Legal: 368-2015

Fue destacada la presencia portuguesa  en Canarias, sobre todo en los momentos inmediatos a la conquista de las islas y que se prolongó durante los siglos XV, XVI y XVII. Su presencia ha quedado patente en los diferentes aspectos de la vida cotidiana, que se observa en diversas manifestaciones como el arte, la ganadería, la agricultura, la
toponimia, la climatología, la pesca  y diferentes actividades domésticas, y que se recuerda a través de un lenguaje, que antes de afirmar que fue imposición, debemos reconocer que se trató de una asimilación y aceptación por parte de la nueva sociedad y población que se estaba formando y consolidando en las islas.
Palabras como millo, bubango, ñame, masapés, sorriba o bosta  nos ponen en relación con un pasado agrícola y ganadero; burgao y liña, con la pesca; sorimba y enchumbarse con la lluvia. Diferentes árboles se nominan con el prefijo ero, por aportación portuguesa, como: almendrero, naranjero, manzanero y  castañero, además de otras plantas como viñátigo, acebiño, faya, follao y til, pero también son frecuentes palabras del desempeño cotidiano, que atienden a sentimientos, estados de ánimo, actividades comunes y elementos domésticos, entre las que podemos recordar a: aguachento, alongar, amularse, atillo, cambado, entullir, escarrancharse, fañoso, fechadura, fechar, ferruge, ferrugiento, fogalera, fonil, gaveta, geito, machucar, magua, mojo, o zafarse.
La pervivencia del lenguaje, no tiene otra explicación que la aceptación de una comunicación cotidiana y frecuente, dada la cantidad de portugueses y por ser más amable, suave, e incluso más descriptivo que el castellano, que acabó imponiéndose apoyado en el modelo administrativo impuesto desde Castilla. Es preciso no olvidar que algunas poblaciones estaban atendidas espiritualmente por clérigos portugueses, e incluso alguno de los primeros  escribanos eran de esta nacionalidad, por lo que no extraña que documentos del  S. XVI estén redactados en portugués, como algunos protocolos y registros bautismales, y pese al paso del tiempo,  aún se puede observar en los primeros bautismos recogidos en la parroquia de Moya.

jueves, 1 de diciembre de 2016

TOPONIMIA Y GENEALOGÍA

AÑO GENEALÓGICO FRANCISCO FERNÁNDEZ DE BETHENCOURT
HUMBERTO PÉREZ HIDALGO
Ponencia presentada en el III Encuentro de Genealogía Gran Canaria,
celebrado en Las Palmas de Gran Canaria, los días 15-17 noviembre de 2016,
Publicado en Ponencias del III Encuentro de Genealogía Gran Canaria, nº 3 (2016)
Depósito Legal: 368-2015

Entendiendo la toponimia como ciencia de naturaleza pluridisciplinaria, más allá de su contenido lingüístico, es en sí misma un instrumento útil para la geografía y geología, biología (antropología, zoología y botánica), historia, sociología y etnografía, y una interminable nómina de ciencias entre las que hemos de destacar la genealogía, que es
nuestro objetivo. Pero no es exclusivamente su naturaleza pluridisciplinar la que debe ocuparnos, sino también su naturaleza interdisciplinar, por las relaciones que en ambos sentidos se establecen.
Veamos primero de los paralelismos etimológicos atendiendo a las definiciones que nos aporta el DRAE. De la voz ‘toponimia’ recoge dos acepciones:
1. f. Conjunto de los nombres propios de lugar de un país o de una región.
2. f. Lingüística. Rama de la onomástica que estudia el origen de los nombres propios de lugar, así como el significado de sus étimos.
No ofreciendo dudas interpretativas la primera acepción, profundicemos algo más en la segunda, pues el sentido lingüístico la sitúa como rama de la ‘onomástica’, de la que el mismo diccionario define el sustantivo con dos acepciones:
2. f. Ciencia que trata de la catalogación y estudio de los nombres propios.
3. f. Conjunto de nombres propios de un lugar o de un país.
También la antes mencionada voz ‘étimo’ la recoge como: 1. m. Raíz o vocablo de que procede otro.
En esa naturaleza interdisciplinar que existe entre Toponimia y Genealogía, título de nuestra ponencia, veamos lo que el DRAE recoge para la segunda, tomando por su relación las siguientes acepciones:
1. f. Serie de progenitores y ascendientes de una persona.
2. f. Escrito que contiene la genealogía de una persona.
5. f. Disciplina que estudia la genealogía de las personas.
6. f. Origen y precedentes de algo.
Queda claro que alude a personas, de su origen y precedentes, de sus progenitores y ascendentes, y es en ese contexto en el que hemos de estudiar la toponimia de Gran Canaria, isla estudiada y en particular a la que nos referiremos en todo momento.
De forma más amplia, recurrimos a la mayor definición dada por uno de los grandes filólogos españoles, quien al estudiar la toponimia de Cataluña nos dice en su lengua vernácula, cita que traduce el profesor Joan Tort (Departament de Geografia Física. Universitat de Barcelona) como:
“El estudio de los nombres de lugar es una de las cosas que más ha desvelado la curiosidad de los eruditos e incluso la del pueblo en general. Es natural que sea así. Estos nombres se aplican a la heredad de la que somos propietarios, o a la montaña que limita nuestro horizonte, o al río de donde extraemos el agua para el riego, o al pueblo o la ciudad que nos ha visto nacer y que amamos por encima de cualquier otra, o a la comarca, el país o el estado donde está enmarcada nuestra vida colectiva.
¿Puede pensarse que el hombre, que desde que tiene uso de razón se pregunta el porqué de todas las cosas que ve y que siente, no se preguntaría sobre el porqué de estos nombres que todo el mundo tiene continuamente en los labios?” (COROMINES, 1965, I, p. 7).